Estados Unidos va a una escalada de sus
acciones neofascistas, subversivas, antipopulares y colonialistas contra
Cuba y Venezuela. Pese al rotundo fracaso el 23F del traslado a
Venezuela de la llamada ayuda humanitaria y de la comprobada
falsedad de todos los anuncios sobre importantes deserciones en la FANB
o ruptura de su cadena de mando, continuó la arremetida golpista contra
el presidente constitucional de Venezuela Nicolás Maduro, y el intento
de remplazarlo por un payaso vulgar, nombrado
por y desde la Casa Blanca. Es cierto, Guaidó se autoproclamó, pero en
cumplimiento de una orden de Washington. Como parte de su extraordinario
esfuerzo golpista, el Departamento de Estado organizó una gira del
payaso por Suramérica, en la que visitó a varios
de sus pares neoliberales e igualmente títeres, llevado literalmente de
la mano en el caso de Brasil y Paraguay por Kimberly Breier, secretaria
adjunta para asuntos hemisféricos de esa dependencia, quien años atrás
ocupó nada menos que el beligerante cargo
de directora de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional.
El regreso de Guaidó a Venezuela no merece
mayores comentarios puesto que contrariamente al montaje mediático ha
resultado un nuevo revés, entre otras razones porque el sabio chavismo,
no tomó ninguna medida contra el autoproclamado
como las que deseaban los voceros de los medios hegemónicos. Hay
pláticas entre el canciller Arreaza y el cuestionado Elliot Abrams,
enviado especial de Trump para Venezuela. El presidente Maduro está
siempre abierto al diálogo y la negociación y tal vez Washington
en cualquier momento lo necesite mucho, cuando su última criatura en
Venezuela, con esa grisura y mediocridad inocultables que arrastra, meta
a la diplomacia yanqui en un callejón sin otra salida airosa que
negociar.
Respecto a Cuba, el Departamento de Estado
anunció la aplicación parcial del capítulo III de la infame Ley
Helms-Burton. A partir del 19 de marzo la Casa Blanca permitirá que se
presenten demandas judiciales en tribunales de Estados
Unidos únicamente contra empresas cubanas incluidas en la Lista de
Entidades Cubanas Restringidas elaborada por ese departamento en
noviembre de 2017 y actualizada un año después. El objetivo de la lista
es recrudecer el bloqueo al prohibir a los estadounidenses
realizar transacciones financieras con las entidades enlistadas.
El anuncio del Departamento de Estado
también indicó que suspendería por solo 30 días la posibilidad de
iniciar acciones judiciales por igual concepto en contra de otras
entidades cubanas o extranjeras con vínculos comerciales o
económicos en Cuba. Hasta ahora los plazos de suspensión eran de 6
meses, pero funcionarios estadounidenses han dicho que continúan
estudiando medidas contra Cuba, ahora no solo por la cantinela de que el
gobierno reprime a los opositores y viola los derechos
humanos sino, según el consejero de seguridad nacional John Bolton: por
su “papel en la usurpación de la democracia y el fomento de la
represión en Venezuela. Por eso Estados Unidos continuará ajustando las
restricciones financieras a los servicios militares y
de inteligencia de Cuba”. Mentiroso compulsivo, Bolton ha llegado a
afirmar que Cuba mantiene un ejército de 25 mil efectivos en Venezuela y
cuando era embajador en la ONU se atrevió, aunque sin éxito alguno, a
acusar a la isla de producir y exportar armas
biológicas.
Bajo esta norma, los cubanos estarían
obligados a devolver, o pagar a reclamantes de Estados Unidos por la
casa donde viven, el terreno donde se levantan sus comunidades, la
tierra que cultivan, la escuela donde acuden sus hijos,
los establecimientos donde reciben atención médica, donde está su
centro de trabajo, donde tienen un negocio particular, además de por los
servicios de electricidad, agua y comunicaciones subsidiados que hoy
disfrutan. Como afirma la reciente declaración de
la cancillería cubana “Es una pretensión solo concebible en las mentes
de quienes identifican a Cuba como una posesión colonial”. La ley
Helms-Burton es mucho más intervencionista que la tristemente célebre
Enmienda Platt. La aplicación de parte de este capítulo,
hasta ahora suspendido a través de los años, puede ahuyentar inversores
extranjeros y atemorizar a otros que desean hacer negocios con Cuba.
La relación de Estados Unidos con América
Latina nunca ha sido ni siquiera cordial, pero será crecientemente tensa
y conflictiva mientras permanezca en la conducción de la política hacia
la región, el grupo colonialista y neofascista
formado por Mike Pence, John Bolton, Pompeo, Claver Carone, Marco Rubio
y Elliot Abrams. Bolton y Abrams vienen de los peores escenarios de la
guerra fría y la guerra contra Irak, Pence y Pompeo proceden del Tea
Party, Carone y Rubio quisieran borrar a Cuba
del mapa. Ninguno de ellos acepta que un país al sur del río Bravo sea
independiente. Por suerte, una mayoría de estadounidenses no piensa como
ellos.
Twitter:@aguerraguerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario