Francia nunca ha sido tan rica con tantos pobres. Por Patricia Pérezpor La pupila insomne |
Los he visto cerrando el paso en las
rotondas, peleando contra las medidas de Macrón y contra el frío
invernal de 2 o 3 grados y hasta menos, bloqueando las salidas de las
autopistas (que ahora hacen pagar más caros sus servicios)
o echándole leña al fuego que calienta sus cabañas de poca fortuna para
recabar sus derechos frente a zonas comerciales donde exhibe indolente
su ganancia el capital monopolista.
Los llamados « Chalecos amarillos » pagan
caro el precio de su indignación: combustibles en alza a pesar de la
disminución del precio del barril de petróleo, salarios suspendidos por
los días de huelga, 17 ojos sacados por balas
de caucho policiales, huesos y dientes partidos, obreros y obreras
gasificados impune e injustamente con bombas lacrimógenas, detenciones
arbitrarias, trancazos por solo por manifestar su desacuerdo con las
medidas antipopulares que asfixian a las grandes
mayorías.
He podido rescatar con mi cámara o mi
teléfono celular imágenes que dan fe de su perseverancia en esta
provincia del noroeste francés (La Vendée), en una lucha que parece no
querer dar tregua a las políticas neoliberales por más
tiempo, deseando mantener la presión sobre el gobierno a pesar de las
difíciles circunstancias. Su objetivo es continuar la batalla hasta el
fin de lo que el eufemísticamamente llaman ahora el «gran debate
nacional», cuando ya la imposibilidad del diálogo
parece imponerse mientras sigan siendo los bancos y no los estados los
que gobiernen. Y es justo decir que desde las primeras barricadas, no
les ha faltado ni el coraje de Georges Clémenceau ni la imaginación de
François Rabelais (dos célebres vandeanos).
Rotonda
bloqueda por los Chalecos
amarillos de la Roche sur Yon, provincia de Vendée con paletas de
madera y basureros plásticos, el primer sábado de sus manifestaciones
(17 de noviembre de 2018).
«Laisse-moi mes plumes » («déjame las plumas») dice este joven con su simbólico disfraz de « gallo francés » exasperado.
Tampoco
olvidaron sus sofás,
su bandera ni su árbol de Navidad decorado en la rotonda donde
permanecieron varias semanas. En la señal de tránsito, que significa
‘sens interdit’ (paso prohibido), escribieron con tiza blanca ‘sans
interdit’, que quiere decir « sin prohibiciones ». Fotos
tomadas el 14 de diciembre, en La Roche sur Yon, Vendée, con 5 grados
de temperatura, frente a la zona comercial Les Flâneries.
En el momento en que el moviemento llega a
su decimosexta semana, algunos diarios y otros confesos surrealistas del
Ministerio del Interior francés, insisten en hacernos creer que se ha
apagado el impulso inicial y que casi no han
habido manifestantes en las calles, aunque muchos han sido los que han
protestado en París, Burdeos, Lille, Lyon, Nantes y otras grandes y
pequeñas ciudades de este hexágono, en que « el rey » sigue « estando en
su trono », como machaca aun la canción del
gran cantautor francés de canciones protesta Renaud. Sigo persuadida de
lo inverso al ver crecer, como flores que anuncian la próxima estación,
los carteles que clavan los Chalecos amarillos y que la policía retira
una y mil veces, antes de verlos resurgir
cada vez más en las rotondas.
Grand
Débat national
= enfumage (Gran debate nacional = a sacarnos de aquí), Rotonda de la
Clínica San Charles, La Roche sur Yon, Foto del viernes 1/03/2019.
Protestar con arte, en lenguaje
de Chalecos amarillos ; fachada de casa cercana a la estación de trenes de La Roche sur Yon, Foto del 1/03/2019
Cartel de la rotonda de
Les Flaneries, cercana al Mc Donald’s de La Roche sur Yon, 2/03/19: "Francia nunca ha sido tan rica con tantos pobres"
Esta última fotografía la tomé hoy al
mediodia, en la misma rotonda de la zona comercial de La Roche sur Yon,
donde la policía estaba protegiendo no a los trabajadores, sino la
entrada y los alrededores del Mc Donald’s, sitio en
que mis hijos nacidos en Francia saben –y no entienden por qué– no
podría entrar si se acataran al pie de la letra, y a unos cuantos miles
de kilómetros, las leyes extraterritioriales estadounidenses.
De todos los carteles que he visto desde el
inicio de las manifestaciones este último, por su sencillez y su belleza
« a ras del suelo », me pareció hoy un
« coup de maître » de su autor desconocido. Con una frase
lapidaria, llena de contraste y casi a modo de sucinto epitafio, se
revelan a quien quiere verlas –mal que le pese a los gobernantes– las
causas y consecuencias del desastre actual francés,
asi como la de un sistema que se desmorona y cuyos días podrían, ante
el tremebundo empuje social de los Chalecos amarillos, estar cada vez
más contados en un país donde la
Libertad sigue aun guiando al pueblo.
Anexo:
Otras acciones del día de hoy (según el periódico
Ouest France):
- En Burdeos, las fuerzas del orden hicieron uso del cañón de agua.
« El 16 de marzo, Aquitania invade París, ultimátum temporada 2 »,
proclamaba una gran banderola colgada sobre un anadamiaje en Burdeos
donde 4.000 Chalecos amarillos manifestaron. Los manifestantes se
reunieron a primera hora de la tarde en la Plaza
de la Bolsa. Se pararon delante de la estación San Juan, y los
comerciantes bajaban sus cortinas de hierro a su paso. Al final de la
tarde las fuerzas del orden tiraron granadas lacrimógenas en la Plaza de
la Comedia. El Cara-cara se prosiguió en la Plaza
Pey-Berland, donde las fuerzas del orden hicieron uso de un cañón de
agua.
- En Colmar, los Chalecos amarillos pusieron una chaqueta fluorescente gigante sobre la réplica de la estatua de la Libertad.
- En Brest, 300 Chalecos
amarillos manifestaron durante la tarde provocando bloqueos en el
tráfico y particularmente a nivel del centro comercial
Europa. A última hora de la tarde, ocupaban la rotonda de Pen-ar-C'hleuz.
- En Marsella, una
información judicial ha sido abierta después de la muerte de una
octogenaria en el hospital, en diciembre de 2018, tocada en su casa el
día anterior por un tiro de granada lacrimógena, estando
al margen de manifestaciones. Un chaleco amarillo hizo una denuncia
en París por "impedimento a la libertad de manifestar " y "privación
ilegal de libertad", después de haber sido colocado en detención
provisional antes de la manifestación del 26 de enero.
- En Caen, un millar de
personas manifestó. Después de un desfile « en calma », los Chalecos
amarillos forzaron los grandes comercios a cerrar sus puertas, una a
una. A las seis de la tarde las fuerzas del orden
entraron en acción.
- En Nantes, 2 000 personas manifestaron. Heridos ligeros entre fuerzas del orden y manifestantes.
Según el rotativo Libération, en Lille,
el llamado europeo a manifiestar de los Chalecos amarillos se tornó en
manifestación franco-belga con cruz de Lorraine y martillo con hoz.
« Un poco más de personas
que el último sábado, por lo menos 2 000. Debemos rozar los 3 mil »,
dijo un manifestante, quien distribuyó a un máximo de Chalecos amarillos
una pequeña pegatina, justamente para contarlos. Pero no había tenido
tiempo para ver lo que faltaba. Un buen grupo
de belgas, "una centena", estima otro Chaleco de 45 años, atravesaron
la frontera, para venir a engrosar las filas de los manifestantes de
Lille, al llamado de los organizadores.
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