Diez ideas sobre capitalismo e indignación,
1. No sólo estamos ante una crisis económica, financiera, social y ecológica, sino que nos encontramos fundamentalmente ante la crisis sistémica del capitalismo, un modelo cuya única razón de ser es el crecimiento económico ilimitado y el consumo social en masa que lo alimenta. Somos seres finitos que vivimos en un planeta finito. Rescatar la lógica de nuestra finitud acomodando nuestras acciones a las leyes de la termodinámica y a la biosfera en la que habitamos significará -más pronto que tarde- romper con el predador sistema que hemos engendrado.
2. Hoy el poder ya no reside en el pueblo sino en la esfera del gran capital, dominada por los intereses de enormes corporaciones financieras y amparada por el consentimiento de la clase política dominante, que encuentra en esta alianza una suculenta fuente de intereses ilícitos.
3. Dicen que cuando le otorgas poder a un grupo de individuos, este, tarde o temprano, acaba por ejercer un uso abusivo de dicho poder en detrimento del resto de individuos. Dicen también que la codicia es una característica intrínseca a la especie humana. Me niego a pensar que así sea. Al menos, me niego a creer que aun siendo así hoy, deba ser también así mañana.
4. Estas dos peculiaridades humanas, sin embargo, y sean ciertas o no, han estado muy presentes en la realidad política española de los últimos lustros, donde los dos grandes partidos (PP y PSOE) han manejado a su antojo el poder prestado por los ciudadanos corrompiendo todas las instituciones públicas, apropiándose de recursos para intereses privados, haciendo uso de influencias en beneficio particular y extendiendo dicha podredumbre al resto de rincones y ámbitos del estado.
5. Exigir a nuestros gobernantes acciones solidarias en pro de la equidad de su pueblo bajo un sistema económico que -movido por la codicia, la corrupción y la acumulación- alienta a todo lo contrario quizás sea más irreal que esperar la dimisión de un político. El cambio sólo puede llegar si es el pueblo el que lo lidera y hace suyo.
6. Urge más que nunca antes en la historia reciente de España dinamizar una profunda regeneración democrática a través (para empezar) de un cambio de tendencia, dejando de votar a los dos grandes partidos que nos están hundiendo en la mierda. Las alternativas existentes son muchas y todas (a priori) igualmente respetables.
7. Si aprendemos de los errores (quizás sea mucho suponer), lo sensato sería no volver a permitir la perpetuidad política alternada de las dos grandes formaciones de turno, que estando al servicio de los intereses de los más poderosos acaban por desvincularse de la realidad social de su propio pueblo.
8. No se puede ser de un partido político como quien es del Real Madrid o del Barcelona. La política no es un juego. Nuestras vidas, en gran medida, dependen del buen hacer de nuestros gobernantes. Por ello, reconocerse hoy votante fiel y perpetuo de una u otra opción política es un craso error. Ciudadanos críticos y exigentes y no votantes comprometidos con éste o aquel es lo que necesitamos.
9. El pueblo español reúne hoy los ingredientes de indignación suficientes como para iniciar una nueva transición post-capitalista hacia un sistema más justo y sostenible.
10. Aunque nuestro enemigo tiene muchas caras sigue siendo uno sólo y se llama capitalismo. Está más débil que nunca y debe ser ejecutado por los mismos que lo crearon: nosotros, los seres humanos. Si fracasamos y el capitalismo se acaba recuperando de su actual crisis polivalente quizás la humanidad jamás se recupere de la vuelta a la normalidad del capitalismo. No podemos correr ese riesgo. Romper para volver a construir es hoy más urgente que nunca. De nosotros depende.
Mateo Aguado. Investigador del Laboratorio de Socio-Ecosistemas de la Universidad Autónoma de Madrid
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