Un frente cívico que devuelva el poder a la ciudadanía
JOSÉ LUIS LÓPEZ-MESAS COLOMINA Los datos son escalofriantes: seis
millones de parados, 8.500 despidos diarios, 57% de paro juvenil, 517
desahucios diarios, 900.000 millones de euros de deuda impagable, que
representa el 90% de nuestro patrimonio, 21% de la población por debajo del
umbral de la pobreza. Todo esto con la consiguiente pérdida de derechos
fundamentales a la educación, la sanidad, la vivienda y demás condiciones
sociales dignas y básicas.
Los responsables son ampliamente conocidos. Por un lado el poder financiero, los bancos. Un poder financiero puramente especulativo. Por el otro la elite política al servicio de los anteriores. Y esto con la inestimable ayuda de la gran mayoría de los medios de comunicación, que actúan como altavoz de un sistema que ha invertido los valores humanos y sirve de adormidera para cualquier atisbo de rebeldía.
Los afectados desgraciadamente somos casi todos: trabajadores en general, desahuciados, amas de casa, estudiantes, personas en paro, jubilados, investigadores, funcionarios, familias, bomberos, periodistasÉ Es necesario recuperar la ética y volver al origen de los conceptos. Con la actual legislación y los actuales ocupantes del poder, tanto Gobierno como oposición, eso es imposible. De ahí que se necesiten una serie de medidas para salir de esta situación, que no sean cambios para que todo siga igual.
El primer paso a dar para ser eficaces es reunir en torno a la misma mesa a todos los que estén por esta tarea de establecer una estrategia de acción. Y sin preguntar de donde viene cada uno. En esa mesa, a pesar de los errores que se hayan podido cometer, no pueden estar ausentes los sindicatos ni Izquierda Unida. No se puede concebir una transformación de la situación sin los trabajadores y sus representantes. Otra cosa es que de esa mesa tenga que surgir una nueva forma de hacer sindicalismo en una situación diferente. Tampoco se entiende sin Izquierda Unida, el único grupo de ámbito estatal, actualmente en el Parlamento, con posibilidades de unirse a esta tarea. E inmediatamente después hacer confluir todas las propuestas que se vienen realizando desde diversos ámbitos en un programa aceptado por todos (cosa no difícil dada la similitud de la mayoría de ellas). Se trata de sacar el mínimo denominador común. Y marcar las fórmulas para llevar a cabo ese programa.
El problema es que gran parte de la población ha sido despojada, por una propaganda implacable, de su capacidad de entender cuál es su terrible situación y la de su alrededor. Con este panorama somos muchos los que entendemos que hay que hacer algo. De hecho hay un cierto movimiento social en todos los ámbitos que intentan cambiar todo esto.
Pero se está empezando a producir un fenómeno por el que todos estamos en todas partes y al final cualquier manifestación social se convierte en un núcleo siempre con las mismas personas. Pero pequeños grupos al margen de la mayoría de la población nunca llegarán a realizar las transformaciones que todos queremos y necesitamos. Insisto en que hay que reunir a toda persona que sufre la actual situación y articularla en torno a un poder ciudadano con un programa de mínimos que organizadamente trabaje en pro de un período constituyente que finalice en una auténtica democracia regenerando por completo la vida pública. En esta tarea pueden y deben participar también todos aquellos, vengan de donde vengan, que no se sientan representados por ningún partido ni organización.
Teniendo en cuenta esta situación descrita es como nace el Frente Cívico Somos Mayoría. Porque efectivamente somos mayoría los que estamos sufriendo la llamada crisis, que no es sino el expolio de un pequeño grupo hacia el resto de la población. Pero esa mayoría en el mejor de los casos está desorganizada y en general ni siquiera sabe el poder que puede llegar a tener. Y de eso se trata, de organizar un poder ciudadano que se enfrente al poder político-financiero que nos domina y nos amenaza. Y que empuje a los grupos políticos que no forman parte del chiringuito a tomar en cuenta el poder ciudadano para enfrentarse de una forma más eficaz a esta situación
El Frente Cívico tiene como función organizar ese poder ciudadano, conjuntamente con otros grupos que están por la tarea. Es difícil, muy difícil porque los medios de que los ciudadanos disponemos son escasos respecto a los que tienen los que están enfrente. Pero si somos capaces de arrebatar a la inmensa mayoría del alelamiento en que intentan mantenerlos tenemos precisamente la fuerza de esa mayoría.
Simplemente pedimos a todos que reflexionen sobre las cifras expuestas al principio. Y que sepan que somos todos los que estamos en riesgo. Nadie está libre de pasar al amplio grupo de los parados, de los desahuciados o de la pobreza. Se trata de luchar por la supervivencia. Y en esas estamos.
Los responsables son ampliamente conocidos. Por un lado el poder financiero, los bancos. Un poder financiero puramente especulativo. Por el otro la elite política al servicio de los anteriores. Y esto con la inestimable ayuda de la gran mayoría de los medios de comunicación, que actúan como altavoz de un sistema que ha invertido los valores humanos y sirve de adormidera para cualquier atisbo de rebeldía.
Los afectados desgraciadamente somos casi todos: trabajadores en general, desahuciados, amas de casa, estudiantes, personas en paro, jubilados, investigadores, funcionarios, familias, bomberos, periodistasÉ Es necesario recuperar la ética y volver al origen de los conceptos. Con la actual legislación y los actuales ocupantes del poder, tanto Gobierno como oposición, eso es imposible. De ahí que se necesiten una serie de medidas para salir de esta situación, que no sean cambios para que todo siga igual.
El primer paso a dar para ser eficaces es reunir en torno a la misma mesa a todos los que estén por esta tarea de establecer una estrategia de acción. Y sin preguntar de donde viene cada uno. En esa mesa, a pesar de los errores que se hayan podido cometer, no pueden estar ausentes los sindicatos ni Izquierda Unida. No se puede concebir una transformación de la situación sin los trabajadores y sus representantes. Otra cosa es que de esa mesa tenga que surgir una nueva forma de hacer sindicalismo en una situación diferente. Tampoco se entiende sin Izquierda Unida, el único grupo de ámbito estatal, actualmente en el Parlamento, con posibilidades de unirse a esta tarea. E inmediatamente después hacer confluir todas las propuestas que se vienen realizando desde diversos ámbitos en un programa aceptado por todos (cosa no difícil dada la similitud de la mayoría de ellas). Se trata de sacar el mínimo denominador común. Y marcar las fórmulas para llevar a cabo ese programa.
El problema es que gran parte de la población ha sido despojada, por una propaganda implacable, de su capacidad de entender cuál es su terrible situación y la de su alrededor. Con este panorama somos muchos los que entendemos que hay que hacer algo. De hecho hay un cierto movimiento social en todos los ámbitos que intentan cambiar todo esto.
Pero se está empezando a producir un fenómeno por el que todos estamos en todas partes y al final cualquier manifestación social se convierte en un núcleo siempre con las mismas personas. Pero pequeños grupos al margen de la mayoría de la población nunca llegarán a realizar las transformaciones que todos queremos y necesitamos. Insisto en que hay que reunir a toda persona que sufre la actual situación y articularla en torno a un poder ciudadano con un programa de mínimos que organizadamente trabaje en pro de un período constituyente que finalice en una auténtica democracia regenerando por completo la vida pública. En esta tarea pueden y deben participar también todos aquellos, vengan de donde vengan, que no se sientan representados por ningún partido ni organización.
Teniendo en cuenta esta situación descrita es como nace el Frente Cívico Somos Mayoría. Porque efectivamente somos mayoría los que estamos sufriendo la llamada crisis, que no es sino el expolio de un pequeño grupo hacia el resto de la población. Pero esa mayoría en el mejor de los casos está desorganizada y en general ni siquiera sabe el poder que puede llegar a tener. Y de eso se trata, de organizar un poder ciudadano que se enfrente al poder político-financiero que nos domina y nos amenaza. Y que empuje a los grupos políticos que no forman parte del chiringuito a tomar en cuenta el poder ciudadano para enfrentarse de una forma más eficaz a esta situación
El Frente Cívico tiene como función organizar ese poder ciudadano, conjuntamente con otros grupos que están por la tarea. Es difícil, muy difícil porque los medios de que los ciudadanos disponemos son escasos respecto a los que tienen los que están enfrente. Pero si somos capaces de arrebatar a la inmensa mayoría del alelamiento en que intentan mantenerlos tenemos precisamente la fuerza de esa mayoría.
Simplemente pedimos a todos que reflexionen sobre las cifras expuestas al principio. Y que sepan que somos todos los que estamos en riesgo. Nadie está libre de pasar al amplio grupo de los parados, de los desahuciados o de la pobreza. Se trata de luchar por la supervivencia. Y en esas estamos.
El próximo día 15
a las 19:00 celebraremos en el edificio Moneo de Murcia
nuestra presentación pública en la Región. Esperamos poder estar a la altura de las
circunstancias.
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