jueves, 29 de diciembre de 2016

Fidel Castro, el más grande estadista de la historia por más que les pese a los tiranos con sus mediáticos poderes tiránicos y a sus acólítos abrazafarolas estúpidos e ignorantes. Un hombre que actúo siempre en sus hechos y sus palabras en pos del bien de toda la humanidad del planeta, en todas sus vertientes, económicas, sociales y medios ambientales, en contra de lo que hacen sus enemigos, que sólo actúan para enriquecerse, sea como sea, a costa de asesinar millones de personas, fomentando las guerras militares, las guerras "económicas", las guerras de "competitividad", las guerras de "mercado", y encima alardean de "democracias"(sic) cuando son unos viles criminales en todos sus ámbitos.



Un comandante del Oriente Medio. Por Iroel Sánchez





Los gobiernos de Irán y Qatar son adversarios en los extendidos conflictos de Oriente Medio. Sin embargo, altos representantes de esos estados -el Vicepresidente iraní y el Emir padre de Qatar- estuvieron presentes, y hablaron, en el homenaje póstumo a Fidel Castro en la Plaza de la Revolución de La Habana, donde el Vicepresidente de Argelia, otra nación de enorme mayoría musulmana pero, a diferencia de Irán y Qatar, mucho más secularizada, también intervino, resaltando las virtudes del líder de la Revolución cubana.
Entre tanto escrito sobre Fidel en los grandes medios, desde finales de noviembre, a pocos ha llamado la atención que en una región tan distinta culturalmente de Cuba y donde está presente la influencia estadounidense de manera relevante en las últimas décadas, el líder cubano alcance la admiración desde escenarios muchas veces contrapuestos, donde probablemente la relación de respeto con Cuba sea de las pocas coincidencias.
El Emir padre de Qatar daba en sus palabras una causa, con matices, también común a todos esos países: el histórico apoyo de la Revolución cubana a las reivindicaciones del pueblo palestino para construir su propio Estado dentro de las fronteras anteriores a 1967 con capital en Jerusalén oriental. Esa postura no ha variado luego del proceso abierto el 17 de diciembre de 2014, lo que ha sucedido es que lejos de hacer concesiones para congraciarse con Estados Unidos y su principal aliado en Oriente medio, Israel, Cuba ha reiterado en todos los foros internacionales la lealtad fundada por Fidel en relación con este tema.
Palestinian leader Yasser Arafat, left, with Fidel Castro.
Muchos son, además, los palestinos que han recibido formación profesional en Cuba, como también sucede con otros jóvenes procedentes de países árabes, en especial los de la República Árabe Saharaui Democrática, hecho que ha dado lugar a un nuvo gentilicio: cubarahui.
saharauisEn los campamentos de refugiados saharauis siempre han contado con médicos cubanos. Una colaboración presente en otros territorios de la región, como antes se hizo enviando médicos a Argelia para iniciar la hoy legendaria ayuda de la medicibna cubana a países del Tercer Mundo. Cuando la mitad de los profesionales de la salud existentes en Cuba habían emigrado al triunfo de la Revolución, alentados por Estados Unidos, desde La Habana llegaron a Argel los médicos cubanos para ocuparse del pueblo argelino cuya atención sanitaria había sido abandonada por los derrotados colonialistas franceses.
Pero hay más razones. Cuando estalló el conflicto entre Irán e Iraq, en que Estados Unidos atizó el fuego con el animó de derrocar la Revolución islámica que sacó del poder a su amigo el Sha en Teherán, Fidel se involucró todo el tiempo en la búsqueda de una salida pacífica. Igualmente, lo prestigió cuando en 1991 Cuba condenó en la ONU la invasión y la anexión de Kuwait por Irak y también el bloqueo y la intervención militar liderados por Estados Unidos que tomaron como pretexto la irresponsable acción iraquí. 
Ante los atentados del 11 de septiembre de 2001, que terminarían, en nombre de la  llamada “guerra contra el terror”, transfomando el Oriente Medio y el Norte de África en un infierno de violencia y caos humanitario, Fidel alertó que la guerra no era la respuesta. En la tarde de ese fatídico día,  afirmó:
“Creo que este hecho tan insólito debiera servir para crear la lucha internacional contra el terrorismo; pero la lucha internacional contra el terrorismo no se resuelve eliminando a un terrorista por aquí y otro por allá; matando aquí y allá, usando métodos similares y sacrificando vidas inocentes. Se resuelve poniendo fin, entre otras cosas, al terrorismo de Estado y otras formas repulsivas de matar”
Muchas muertes se hubieran evitado de hacerle caso a tan visionaria recomendación pero más pudieron las ambiciones norteamericanas por controlar las fuentes energéticas estratégicas situadas en Oriente Medio.
Lo cierto es que en una zona tan compleja, diversa y convulsa, pocas figuras han gozado y gozan del consenso de Fidel Castro y es precisamente porque lo ha unido a sus pueblos aquella universalidad del José Martí que fue su maestro y lo enseñó a sentir como propia cualquier causa justa por distante que estuviera de la geografía cubana:
“Escasos, como los montes, son los hombres que saben mirar desde ellos, y sienten con entrañas de nación, o de humanidad.”

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