jueves, 22 de diciembre de 2016

Venezuela · Dólar paralelo, inflación y nuevos billete




Hace un par de meses, comenzamos a ver como aparecían “mágicamente” productos importados en los anaqueles: arroz o papel higiénico, a precios de mercado negro por supuesto, que podíamos comprar de manera legal (factura fiscal y todo). Pero la cantidad de productos aún no satisfacía la demanda y presionaba al alza sus precios y sin duda la especulación con estos productos aumentó de igual manera, desde el simple mortal que se traía una maleta de Cúcuta o Maicao para revender hasta los importadores que llenaron galpones con alimentos importados. Y es que no era para menos, con el dólar a mil bolívares, no existía país en el mundo donde se pudiera obtener una mejor ganancia por la venta de mercancías. Estamos hablando de precios de azúcar o arroz superiores a los de cualquier país en el planeta (3 o 4 dólares el kilo, calculados en el momento a mil bolívares).
Como toda burbuja especulativa, ésta también tiene su tope. Tarde o temprano las burbujas se desinflan y el caos que queda es aún peor que cuando comenzó. El problema estuvo en que las mercancías subieron tanto de precio, comparadas incluso con el mercado internacional, que el mercado venezolano no pudo pagarlas, así que comenzaron a enfriarse en los anaqueles (http://www.el-nacional.com/noticias/economia/bajan-precios-algunos-productos-pese-crisis_22621). Así que invertir en productos importados dejo de ser rentable para todo un sector, mucho mayor si incluimos a los pequeños vendedores que invirtieron en pequeñas cantidades de azúcar, arroz, etc. (brasileros o colombianos) para luego intentar venderlo.
El objetivo de los capitalistas es obtener los mayores ingresos posibles y si esto se puede conseguir sin producir mucho mejor. Los pesos pesados de la importación de alimentos huyeron asustados por temor a perder sus mercancías e inversiones, rematando lo que pudieron y volviendo a un mercado muy bien conocido por muchos: la venta de dólares, usando el mecanismo denominado por otro burgués adinerado (Carlos Dorado) como “centrifuga de dinero”, http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/mercados/infografia---asi-se-mueven-el-dolar-y-el-bolivar-e.aspx. El jugoso cambio que deja la transformación de dólares a pesos colombianos, luego a bolívares y finalmente de nuevo a dólares, dejaba muy por detrás la ganancia (cada vez menor) que pudiera dejar la importación de alimentos. Pero la especulación y el parasitismo no conocen de límites. El hambre de dinero y la especulación llevaron el precio del dólar en menos de dos semanas a un incremento de un 400%, dando otro duro golpe a la economía, que quedó en shock por el aumento brusco
Como la divisa estadounidense funciona de marcador para los precios, nadie esperó para ajustar los precios en bolívares que correspondieran con este aumento. Pero, aunque las mercancías aumenten a un ritmo más lento que el valor del dólar, luego de aumentar su precio, éste difícilmente baja.
El presidente Maduro y todos sus asesores, viendo la imperiosa necesidad de controlar unos precios que estaban llevando la situación entre las masas a un nivel insostenible, anuncian la medida de dejar fuera de circulación el billete de mayor denominación hasta el momento (100 Bs) combinándolo con un cierre temporal de las fronteras con Brasil y Colombia http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/politicas-publicas/extienden-cierre-de-frontera-venezolana-con-brasil.aspx con el objetivo de dejar “inactivo” el mercado de divisas, que tiene su sede principal de funcionamiento en las fronteras. El coletazo inmediato de esta restricción de liquidez en la calle, y el cierre ya comentado, da un golpe al componente especulativo del dólar, dejando su precio de venta en menos de 2.500 Bs/$ pero no resuelve ninguna de las contradicciones de fondo
Cabe hacernos la pregunta: ¿Qué pasó con los precios si el dólar bajó a esos niveles? En primer lugar el dólar no ha bajado de una forma real, recordemos que venimos de un periodo (este mismo año) de un valor del dólar paralelo, y por ende de las mercancías del mercado negro, de 1000 Bs/ $; así que, si su nuevo precio es de 2500 /$, hay un aumento efectivo de 150%. Por otra parte, aunque el valor en “página” es el mencionado, luego del salto a los 4.500, el ajuste de precios de las mercancías no va a la baja sino al contrario: se mantienen o siguen aumentando. La inflación sigue su paso, sin prestarle atención a nada.
Si los venezolanos estamos pagando productos a precios de dólar paralelo, ¿a quién beneficia el control de cambio?, ¿Quiénes reciben dólares a Bs. 670,00? ¿Quiénes los reciben a Bs. 10,00? No es, ni mucho menos, nuestra intención plantear la eliminación del control de cambios tal como lo hace la derecha opositora y saboteadora venezolana. Pero sí queremos dejar claro que una medida de control capitalista, en una economía capitalista en la que la propiedad de los bancos y las empresas sigue en manos de los empresarios y estos funcionan buscando el máximo beneficio, no sirve para impedir la especulación y está siendo utilizada por los empresarios para atacar a la clase trabajadora y al pueblo y desprestigiar a la revolución. Los empresarios buscan la forma de sacarles el jugo a todas las regulaciones y controles y hacer dinero. Un verdadero control de cambio revolucionario debe formar parte de un plan concreto para acabar con la propiedad capitalista en la economía y la dirección del Estado y de muchas empresas públicas por parte de la burocracia. En primer lugar debe garantizar no solo un monopolio de la divisa, sino también de la propia negociación de las mercancías en el mercado internacional y nacional, pasando por un genuino control de la clase trabajadora de lo que se importa y de la manera en que se utilicen las divisas y la venta de las mercancías en el país.
El monopolio estatal del comercio exterior bajo control de la clase obrera y el pueblo es la única manera de impedir el sabotaje y la especulación. Esta medida debe ir unida a una expropiación de la burguesía que arranque los bancos, la tierra y las principales empresas de manos de los capitalistas. Y no para poner al frente de ellas a funcionarios del estado a quien nadie controla sino para que sean administradas, tal como planteó el comandante Chávez, por la clase obrera y el pueblo. Esto sólo es posible mediante delegados elegibles y revocables en todo momento que no cobren un salario superior al de un trabajador calificado.
La situación actual del control de cambio se aleja cada vez más de las intenciones del Comandante Chávez a la hora de regular el mercado de divisas en 2003. La burguesía y la quinta columna burocrática, cada vez más corrupta, que sabotea desde dentro la revolución han hecho un gran negocio de los dólares regulados, mientras los venezolanos no podemos acceder ni al 10% de los productos que se supone entran en el país a precio oficial del dólar, ya que la mayoría de nuestras compras las pagamos a otra tasa exageradamente superior a la del mercado oficial.
La crisis capitalista no puede ser resuelta con medidas capitalistas. De hecho si el gobierno continúa aplicando medidas de este tipo para hacer frente a la crisis (empujado por la negociación con el imperialismo, su búsqueda de un pacto con una inexistente “burguesía productiva” o los consejos de supuestos aliados burgueses como China, Rusia, Irán, etc.,) el resultado será seguir golpeando los derechos y condiciones de vida de los trabajadores y la derrota de la revolución.
La espera como caimán en boca de caño, por parte de los especuladores, de la entrada en circulación de los nuevos billetes, los tiene babeándose de placer, aunque según ellos “llegó tarde la medida pero es correcta” http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/slider/fedecamaras-nuevo-cono-monetario-una-medida-correcta/ La denuncia que se ha hecho en el Canal 8 sobre las mafias con el billete de 100Bs, se puede repetir a una escala mucho peor con los billetes de 500Bs o los de 20.000 Bs, ya que no se ha tomado ninguna medida estructural que pueda enfrentar la situación. El cáncer no se cura con un té de tilo, tal vez te relaje por un rato, pero seguidamente, el sufrimiento seguirá
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