25 años de AVE, nada que celebrar
En los 25 años que han pasado desde que se inauguró la línea AVE Madrid-Sevilla, el Estado español se ha situado como el segundo país del mundo en número de kilómetros de alta velocidad, aventajado solo por China. Un despliegue inaudito (2.500 kilómetros) que solo ha sido posible a costa de miles de millones invertidos cada año y de enormes impactos ambientales para la construcción de las vías.
Esta inversión pública ha servido para disponer de una red de trenes accesibles solo a las personas con mayor poder adquisitivo y para conectar entre sí solo a unas pocas y grandes ciudades. La red ferroviaria del AVE traslada además a muy poca gente si se compara con los otros países de referencia en este tipo de trenes: unos seis pasajeros menos por kilómetro que Francia y 11 veces menos que Japón o Corea del Sur. Una infrautilización que hace dudar de que la enorme deuda pública que engrosa todo este despliegue pueda amortizarse algún día.
Parece por tanto demostrado que los grandes mitos que justificaron la expansión del AVE, tales como ‘modernidad, ‘velocidad’, ‘crecimiento económico’, ‘sostenibilidad ambiental’ o ‘generación de empleo’, no fueron más que una cortina humo tras la que se ocultaron la corrupción o la deuda pública. Esta expansión generó además el deterioro del resto de la red ferroviaria, a la que se abandonó en términos de inversión y priorización política.
Los privilegios del AVE los sufrieron el resto de trenes mediante recortes en servicios, cierre de líneas (entre ellas los trenes nocturnos) y estaciones, y pérdida de empleo. Una de las consecuencias ha sido la expulsión de una buena parte de las personas usuarias hacia la carretera, al no disponer de alternativa ferroviaria atractiva y/o accesible económicamente, lo cual ha aumentado la insostenibilidad ambiental de nuestro sistema de transportes.
Sin embargo, basándose en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y los comentarios del actual Ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, parece que se mantiene la misma línea de actuación. Así, en los PGE de 2016 se destinaron todavía 3.500 millones para la construcción de nuevas líneas AVE y apenas 150 millones para nuevas líneas de trenes cercanías.
A pesar de que los trenes de cercanías mueven a lo largo del año 15 veces más personas viajeras que el AVE, todo el presupuesto de Renfe es de solo 600 millones al año, es decir, cinco veces menos que la inversión destinada a las nuevas líneas del AVE.
Estas medidas van en detrimento de los beneficios sociales y de los compromisos ambientales; entre ellos, el del Acuerdo de París y la necesidad urgente de reducir las emisiones causadas por el transporte. Encaminarnos hacia estos objetivos tendría que pasar por tener más y mejores trenes, no por su deterioro premeditado. Un deterioro que a su vez desconecta el mundo rural y desvertebra el territorio del medio de transporte más sostenible que existe en la actualidad.
El mal estado de la red ferroviaria y la amenaza de nuevos recortes está también levantando protestas sociales en todo el Estado español. Diversas plataformas ciudadanas y organizaciones sociales están demandando la mejora de los servicios públicos ferroviarios por sus enormes ventajas ambientales, económicas y sociales. Reclaman la necesidad de un tren de calidad, accesible, asequible y de titularidad pública, cuyo objetivo primordial sea el de dar un buen servicio a personas usuarias y ser una alternativa a la carretera.
Por todo ello, Ecologistas en Acción, CGT, el Movimiento por el Tren Ruta de la Plata de Plasencia, la Plataforma en Defensa del Ferrocarril Público y Social de Cuenca, la Plataforma Cantabria por lo Público y las Mesas de Movilidad de la Bahía y del Besaya convocan dos días de acciones reivindicativas para exigir una nueva política ferroviaria, centrada en la reducción de recursos para el AVE y en la recuperación de la red pública de trenes de corta, media, larga distancia y nocturnos.
Fuente: http://www.ecologistasenaccion.org/article34132.html
Esta inversión pública ha servido para disponer de una red de trenes accesibles solo a las personas con mayor poder adquisitivo y para conectar entre sí solo a unas pocas y grandes ciudades. La red ferroviaria del AVE traslada además a muy poca gente si se compara con los otros países de referencia en este tipo de trenes: unos seis pasajeros menos por kilómetro que Francia y 11 veces menos que Japón o Corea del Sur. Una infrautilización que hace dudar de que la enorme deuda pública que engrosa todo este despliegue pueda amortizarse algún día.
Parece por tanto demostrado que los grandes mitos que justificaron la expansión del AVE, tales como ‘modernidad, ‘velocidad’, ‘crecimiento económico’, ‘sostenibilidad ambiental’ o ‘generación de empleo’, no fueron más que una cortina humo tras la que se ocultaron la corrupción o la deuda pública. Esta expansión generó además el deterioro del resto de la red ferroviaria, a la que se abandonó en términos de inversión y priorización política.
Los privilegios del AVE los sufrieron el resto de trenes mediante recortes en servicios, cierre de líneas (entre ellas los trenes nocturnos) y estaciones, y pérdida de empleo. Una de las consecuencias ha sido la expulsión de una buena parte de las personas usuarias hacia la carretera, al no disponer de alternativa ferroviaria atractiva y/o accesible económicamente, lo cual ha aumentado la insostenibilidad ambiental de nuestro sistema de transportes.
Sin embargo, basándose en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y los comentarios del actual Ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, parece que se mantiene la misma línea de actuación. Así, en los PGE de 2016 se destinaron todavía 3.500 millones para la construcción de nuevas líneas AVE y apenas 150 millones para nuevas líneas de trenes cercanías.
A pesar de que los trenes de cercanías mueven a lo largo del año 15 veces más personas viajeras que el AVE, todo el presupuesto de Renfe es de solo 600 millones al año, es decir, cinco veces menos que la inversión destinada a las nuevas líneas del AVE.
Estas medidas van en detrimento de los beneficios sociales y de los compromisos ambientales; entre ellos, el del Acuerdo de París y la necesidad urgente de reducir las emisiones causadas por el transporte. Encaminarnos hacia estos objetivos tendría que pasar por tener más y mejores trenes, no por su deterioro premeditado. Un deterioro que a su vez desconecta el mundo rural y desvertebra el territorio del medio de transporte más sostenible que existe en la actualidad.
El mal estado de la red ferroviaria y la amenaza de nuevos recortes está también levantando protestas sociales en todo el Estado español. Diversas plataformas ciudadanas y organizaciones sociales están demandando la mejora de los servicios públicos ferroviarios por sus enormes ventajas ambientales, económicas y sociales. Reclaman la necesidad de un tren de calidad, accesible, asequible y de titularidad pública, cuyo objetivo primordial sea el de dar un buen servicio a personas usuarias y ser una alternativa a la carretera.
Por todo ello, Ecologistas en Acción, CGT, el Movimiento por el Tren Ruta de la Plata de Plasencia, la Plataforma en Defensa del Ferrocarril Público y Social de Cuenca, la Plataforma Cantabria por lo Público y las Mesas de Movilidad de la Bahía y del Besaya convocan dos días de acciones reivindicativas para exigir una nueva política ferroviaria, centrada en la reducción de recursos para el AVE y en la recuperación de la red pública de trenes de corta, media, larga distancia y nocturnos.
Fuente: http://www.ecologistasenaccion.org/article34132.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario