martes, 4 de abril de 2017

Otro mundo es posible, al capitalismo corrupto y criminal que conculca la dignidad de las personas que es la primera condición de la humanidad

No pretendo que lo que escribo a continuación no tenga fallas, sobre todo en el detalle. Lo que solamente deseo es que el lector encuentre aquí sugerencias, y que salga persuadido de que hay algo de verdad en este asunto.1
SCHUMPETER Joseph, [1911] Théorie de l'évolution économique. Recherches sur le profit, le crédit, l'intérêt et le cycle de la conjoncture, Editions Dalloz, 1983,  p. viii
¿Otro mundo es posible? ¿Es iluso pensar en eliminar las grandes desigualdades socio-económicas, existentes durante miles de años, entre un ínfimo número de personas y la gran mayoría de la población?
John Maynard Keynes, en 1936, precisó que “los dos vicios horrendos del mundo económico en el que vivimos son: primero, el desempleo; segundo, la arbitrariedad y ausencia de equidad en la repartición de la fortuna y de las remuneraciones.”2 A lo dicho por Keynes, hay que agregar lo que sufren los países del Sur: un atraso de miles de años en las formas de trabajar.
Sin olvidar otros efectos perversos del actual sistema socio-económico, tal como “el caso más notable de corrupción generalizada de un gobierno en los últimos años en América Latina, [el que se dio] en el Perú, durante los años 90s, […] gobierno que presidió el Sr. Alberto Fujimori […],”3 lo señalan los profesores Tierry Baudassé y Adolfo Hinojoza Pérez.
En el 2016, Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam International, afirmó: “Simplemente no podemos aceptar que la mitad más pobre de la población mundial posea la misma riqueza que un puñado de personas ricas que cabrían sin problemas en un autobús”4.
Que 62 personas sean más ricas que la suma de riquezas de 3.6 mil millones de personas, es más que escandaloso. Y que de esas 62 personas más ricas del mundo, 59 sean hombres y sólo 3 sean mujeres, nos muestra juntas todas las aberraciones de la “civilización occidental”.
Una civilización que bajo la bandera de la “preservación de la democracia” continúa miles de años de dominación, exterminio, rapiña, esclavitud, servilismo, gamonalismo, y apropiación total de los bienes duramente producidos y construidos por los pueblos del mundo. Con el pretexto de “erradicar el terrorismo” o “impedir la invasión de inmigrantes” se pretende ocultar las grandes desigualdades socio-económicas generadas durante estos miles de años de oprobio y humillación.
Sobre el particular, existe algo substancial a precisar de inmediato. Una cosa son las desigualdades y otra, muy distinta, son las diferencias.

Las diferencias entre personas, como entre los dedos de una misma mano, son de orden físico, intelectual, e incluso psíquico. Las diferencias tienen relación directa con las particularidades de cada ser humano. En cambio, las desigualdades tienen una naturaleza muy distinta.
Que la mayoría de la población mundial nazca pobre y muera extremadamente pobre, o que unas cuantas personas nazcan ricas y mueran inmensamente ricas, no tiene ninguna relación con la naturaleza propia del ser humano. Este fenómeno obedece a una forma de organización socio-económica impuesta a sangre y fuego. Además, este modus vivendi bien interiorizado en nuestro comportamiento, es relativamente reciente en la Historia de la Humanidad.
Este es el tema central de este libro: mostrar la causa fundamental de estas grandes desigualdades socio-económicas así como su alternativa de solución, en la teoría y en la práctica. Otro mundo es posible.
Como lo dice Aníbal Quijano, “Ya no es suficiente resistir a la globalización neoliberal. Las conquistas que nos han sido robadas en los últimos 40 años no serán restauradas. Ahora es necesario, urgente en verdad, pasar de la resistencia a la alternativa.”5 Ello supone, en primer lugar, movilizar a todos los habitantes del Perú, grandes y chicos, cobrizos, negros y blancos, y a todas las religiones y nacionalidades, sin diferencia de género.
Para lo cual se requiere precisar un gran objetivo nacional que contenga un programa mínimo en el cual todos se vean reflejados. Un programa que consista en la eliminación de estos tres grandes males: desempleo, pobreza y atraso en las formas de trabajar.
Ya no más trabajadores en búsqueda de un trabajo que nunca llega, niños en búsqueda de un mendrugo de pan para adormecer su hambre, hermanos que viven todavía de la recolección, caza y pesca, o campesinos que siguen labrando la tierra con la chaquitajlla o el buey, como en los albores de la Humanidad. ¡Basta ya! Construyamos un nuevo país que albergue una sociedad con nuevos comportamientos dentro de un nuevo cuadro de vida. Todos debemos compartir este sueño y estar dispuestos a dar lo mejor de uno mismo para conseguirlo. Si es así, nada nos detendrá. Somos la mayoría. Despertemos. Salgamos del conformismo y servilismo. Y porque, además, todo existe para alcanzar este sueño.
Contamos con una fuerza de trabajo capaz de mover montañas como lo hicieron nuestros antepasados. Todos a trabajar. Contamos con un financiamiento ilimitado para realizar obras descomunales y en el plazo más breve. Mil obras con mil caños de financiamiento. Nada de centralismo. Aumento acelerado del salario mínimo de los trabajadores de las empresas de nuevo tipo, hasta alcanzar el estándar internacional de salarios mínimos. Una vida decente dentro de un mundo de abundancia. Disminuir drásticamente la brecha entre los que ganan mucho y los que no ganan nada. Somos hermanos, seámoslo en la vida diaria.
Desde el inicio de las acciones debe sentirse como una onda de shock que remueva todas nuestras entrañas. Nada de pequeñeces. El futuro es nuestro. Todo cambio implica zozobras. No nos debe asustar, porque seremos nosotros quienes conduciremos el carro de la Historia.
Debemos pensar en grande, porque la tarea a realizar es igualmente grande. Es un gran reto. Es el reto de nuestra generación. Para lograrlo, contamos con la capacidad humana y los medios necesarios para que, al final del primer año, ya se vea la diferencia. Y esto, porque nada será casual, nada será imprevisto. La construcción del mañana ya lo debemos tener diseñado en nuestro cerebro y en nuestros corazones.
Para mostrar que este sueño es factible, utilizaré algunos nuevos conceptos, se redefinirán otros, así como nos serviremos de una nueva visión de la economía y de la sociedad que, en su conjunto, constituye lo que se podría llamar una Teoría del Cambio.6 “Schumpeter nos propone una definición clara de lo que es una ‘Visión’ – ‘la cosa que viene primero, […] en cada aventura científica. […] Antes de embarcarnos en un trabajo de análisis de cualquier tipo, primero debemos precisar el fenómeno que deseamos investigar, y adquirir ‘instintivamente’ una noción preliminar de cómo se muestra en conjunto. O en otras palabras, según nuestro punto de vista, qué es lo que aparece como sus propiedades fundamentales’.”7 De igual modo, en la línea del profesor Yoland Bresson, “tomemos a la sociedad y tratemos de representarla, no comenzando por dividirla o fragmentarla en categorías, sino buscando primero lo que hace relación y unidad.”8 Esta idea está en la base de nuestra reflexión, la misma que nos ha permitido presentar una visión de conjunto.
Asimismo, sociedad y comunidad tienen el mismo contenido, pero como lo dijera el sociólogo Ferdinand Tonnies (1887), el primero es producto de una voluntad reflexionada mientras que el segundo es la consecuencia de una voluntad orgánica.9 Más adelante apreciaremos que la sociedad es el producto de la Repartición Individualista, una voluntad reflexionada.
Los primeros cinco capítulos, que constituyen la Primera Parte del libro, se orientan a presentar el Modelo Alternativo de solución al Capitalismo, a largo plazo, de la problemática actual. Es el objetivo que debe orientar cada una de nuestras acciones diarias. En verdad, “no es difícil fabricar modelos a partir de un conjunto de hipótesis. La dificultad es, lo afirma la economista Joan Robinson, de encontrar las hipótesis que tengan una relación con la realidad.”10 Una vez que se haya fabricado un modelo sobre hipótesis que trasciendan lo sustancial del tema tratado, es de esperar una secuencia lógica en su argumentación. Por ello, concuerdo plenamente con John Richard Hicks, Premio Nobel de Economía 1972, cuando nos dice: “Ahora estoy convencido, de que se puede construir un sistema de economía de bienestar que tenga el mismo grado de rigor lógico que la economía del equilibrio general.”11 Sólo así estaremos en medida de poder levantar la interpelación que Friedrich Hayek nos lo hace en estos términos: “El ‘objetivo social’, o el ‘propósito común’, para lo cual la sociedad está organizada, usualmente es descrita de una forma vaga como el ‘bien común’ o el ‘bienestar general’ o el ‘interés general’. No se necesita mucha reflexión para ver que estos términos no tienen suficiente precisión como para señalar una determinada acción,”12 En la Segunda Parte se presentan los Resortes del Gran Cambio. Con ellos se pone en tensión todas las variables de la actividad socio-económica a fin de facilitar la aplicación del modelo alternativo al Capitalismo. Es el caso, por ejemplo, de reavivar todos los elementos de la Fuerza de Trabajo, la creadora de riquezas, y que no quede cantonada como sinónimo de trabajadores ocupados.
Otro gran resorte para el Cambio será, indudablemente, las fuentes de financiamiento para la ejecución de las grandes obras. Se expondrán esencialmente dos fuentes de financiamiento: aquella que tiene relación con la emisión monetaria (financiamiento ilimitado y gratuito) y, la otra, que proviene de una mejor gestión del Presupuesto Público.
Recogiendo la experiencia del presente como del pasado, la instalación del modelo alternativo al Capitalismo exige una adecuada estrategia para tener mayores posibilidades de éxito. Y ésta, no puede ser otra que “un movimiento endógeno en una economía abierta”.
En los cinco capítulos siguientes, que constituyen la Tercera Parte de este libro, se presentan las Medidas de Acompañamiento a implementar en el corto y mediano plazo para lograr, lo más rápidamente posible, el objetivo de largo plazo: una nueva sociedad, con nuevos comportamientos, basada en una nueva economía.

Una de ellas consiste en orientar la inversión y el gasto público hacia las empresas de propiedad colectiva. De igual modo, se reducirá la abismal desigualdad en Remuneraciones y en Capital, así como se cortará el drenaje del Valor Agregado hacia el exterior. El Gran Cambio exige, también, una nueva dinámica del Servicio Civil, con una total transparencia y una ejemplar sanción para los infractore

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