Follow the money: de la postverdad a la plusmentira..*. Por Carlos Luque Zayas Bazán
Los acontecimientos de los últimos meses en Venezuela, el inicio de las funciones de la Asamblea Constituyente, la continuación y la agudización del terrorismo mediático contra la revolución bolivariana, el entreguismo a los intereses imperialistas de algunas diplomacias regionales que se alinean en estos días con EEUU no reconociendo los resultados de las recientes votaciones venezolanas, y el artículo contra su presidente, ese proceso y su democracia que se publica recientemente en esa plataforma de cooptación y subversión que se denomina Cuba Posible, me han motivado a revisitar el libro de Eva Golinger, El Código Chávez, subtitulado Descifrando la intervención de los Estados Unidos en Venezuela.
Con respecto al artículo de Cuba Posible, en las oraciones finales de Venezuela: claves para una crisis, su autor declara, totalmente alineado con los intereses de una injerencia terrorista que está profusamente documentada por la abogada Golinger en el mencionado libro, que “Maduro no ha aprendido la lección que dio Hugo Chávez en 2002 cuando abandonó Miraflores para evitar derramamiento de sangre. Demorar su salida solo servirá para acrecentar la violencia.”
Ante juicios como este, el atónito lector debe conservar una racional sangre fría para que la indignación ceda y se aplaque ante la reflexión. Lo primero que viene a las mentes, es que una alusión tan escandalosamente tendenciosa a los hechos acaecidos durante el golpe de estado del 2002 en Venezuela y que corona un texto de sesgo tan evidente al referirse a personajes y eventos, deberían llevar a una responsable reflexión a todos aquellos que, teniendo una obra valiosa y declarándose alineados con los proyectos revolucionarios en Cuba y en Latinoamérica, y al menos se cuestionen y argumenten si pueden ocupar sin sonrojo, prestigiando con su presencia, espacios como el de ese laboratorio de ideas que publicita un texto cuya direccionalidad crítica es tan evidentemente distorsionadora de la verdad en cada una de sus afirmaciones.
La manipulación de una verdad a medias es mucho más venenosa que una descarada mentira. A fin de cuentas, las mentiras evidentes cunden hoy sin ningún pudor los noticiarios, y los que no se informan en los medios alternativos nadan como zombies en el caldo cálido de las manipulaciones. Pero torcer el significado de la decisión de Chávez, empleando sin ninguna otra referencia a los hechos la palabra “abandonó” Miraflores, todavía podría permitir que el lector intentara ajustarse al significado literal del término – (aunque Chávez sale de Miraflores detenido y apresado por los golpistas y no simplemente “abandonó” en huida o rendición) -, si su objetivo connotativo no se hiciera tan evidente con la última oración: afirmar que es responsabilidad de Maduro al demorar su salida lo que puede acrecentar la violencia, llega al colmo de lo que la tolerancia intelectiva y la decencia puede soportar.
(Golinger prueba y comprueba sin ninguna duda razonable, por declaraciones de sus mismos promotores y cómplices que manipularon imágenes televisivas, que los complotados no sólo le dispararon inicialmente mediante fuego amigo a personas que iban en su misma procesión hacia palacio para provocar la violencia, sino que francotiradores golpistas provocaron la mayor cantidad de muertes entre el mismo pueblo). Sin embargo, según la advertencia de ese texto que, recordando a Jorge Luis Borges, debiera ocupar un lugar destacado en los anales de la infamia, cada intento revolucionario, socialista, o meramente progresista que sea víctima de toda la tecnología de la subversión y la consecuente provocada polarización de la lucha de clases, tendría que renunciar y sí entonces “abandonar” para no “acrecentar”una violencia que tiene una génesis tan clara. Nada humano ya me es ajeno, pero llegar a este colmo realmente no me lo esperaba.
Ya en calma relativa el escándalo de la razón, y visto que su sueño engendra estos moustruos, después de releer anoche y revivir en el Capítulo SEIS del libro El Código Chávez, titulado “Un golpe con cualquier otro nombre”, seguí la relectura en el SIETE, “Una oficina para un gobierno de transición”. No recordaba casi nada de esa introdución, pero en la inevitable lectura de los hechos recientes a la luz de los pasados que allí se abordan, motivó mi deseo de compartir estas notas con mis posibles lectores, que, así sean pocos, la tarea que tenemos por delante necesita de cada uno que se pueda sumar a la defensa de la verdad, aunque los difamadores cuenten con plataformas mejor diseñadas, como que reciben dineros y apoyos de los que tienen el control de las tecnlogías de la información en sus manos.
Para que esta nota sea lo más breve posible, me limito a invitar a su lectura o relectura. Pero permítanme un comentario. La autora introduce el capítulo con una cita de Tarek William Saab:
“No necesitamos una Oficina de Iniciativas para la Transición porque este no es un gobierno de transición “
A qué se refería el entonces miembro de la Asamble Nacional por el partido MVR? A que se estaba creando una OTI (Oficina de Iniciativas para la Transición) en la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica en Caracas.
Es muy aleccionador leer o releer este libro, pero con respecto a Cuba, todo lo referente a estas oficinas, dispersas por todo el mundo, allí donde, con la justicación o no de crisis económicas o políticas, tengan que intervenir para acompañar procesos de transición, algo que ya sabemos muy bien de qué va el asunto. Como ellos mismos se califican, son entidades de respuesta rápida (culturales, intelectuales): “La OTI valora, diseña y ejecuta programas que se caracterizan por ser expeditos, flexibles, innovadores, tangibles, dirigidos, catalizadores y abiertamente políticos, que atacan las causas raigales de las crisis.” (citado por la autora de la propia descripción de antecedentes de la OTI de la USAID en un contrato…ver p. 101).
De la lectura el lector podrá hacer sus propias valoraciones y consideraciones. Las mías se resumen en que, aunque pueda parecer que en Cuba no hay condiciones para que se despliegue una injerencia subversiva del tipo puro OTI – (“la USAID orienta que sus OTI establezcan sobre el terreno relaciones con organizaciones políticas, medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales y que brinden el financiamiento y el entrenamiento necesarios para obtener los resultados deseados”, nos explica Eva Golinger – bien puede estar sucediendo que asistamos a algunas de sus metamorfosis y ramificaciones para adaptarse a la realidad cubana: las becas de formación de líderes, el estímulo, y la recepción entusiasta, a los medios digitales del periodismo “independiente”, la reunión de personalidades europeas con determinadas y selecionadas personas, la invitación a discutir soluciones en foros relacionados con sutiles o no sutiles procedimientos subversivos…A fin de cuentas las palabras no son meros soportes inocentes y entre nosotros algunos “líderes” hablan y prometen trabajar por objetivos caros a estos misiles culturales, políticos e ideológicos que son las OTI, y es que, como Venezuela, la cubana no es una revolución en ese tipo de “tránsito” que desean los intereses imperiales aunque algunos sigan soñando y trabajando por ello.