ECUADOR. Entrevista a Rafael Correa: “No voy a permitir que esta gente arrase con todo lo logrado”
Alianza País y Ecuador viven tiempos complicados. Rafael Correa dejó de presidir la patria de Alfaro. Se fue dejando el mando de la misma a quien fuera su vicepresidente, a Lenin Moreno. Pero, al parecer, desde su llegada a la presidencia éste dedica buena parte de su tiempo a complacer a la rancia derecha que durante muchísimos años arruinó al país, siempre en detrimento del pueblo. En aras de una “reconciliación” tan absurda como contraproducente y ninguneando a la gente que le votó para continuar con lo hasta ahora realizado, Moreno no ha dudado en comenzar a desmontar lo anteriormente construido.
Este hecho ha sido repetidamente denunciado por Correa, que se siente traicionado. Y Lenin Moreno, para justificar su deriva, no ha dudado en arremeter contra el ex presidente. Y lo hace —¡qué desfachatez— criticando duramente su gestión, como si él no hubiese sido parte importante en el equipo gobernante de Correa.
En esta entrevista, Rafael Correa responde con suma claridad a todas las preguntas. Y anuncia que no permitirá que arrasen con todo lo logrado.
¿Cómo es su propuesta de convocar una constituyente?
El problema es que la situación en Ecuador es incomprensible. Hemos ganado las elecciones, pero es peor de que si las hubiéramos perdido porque se está aplicando todo el programa de la oposición, están persiguiendo a nuestra gente, y están convocando una consulta popular en la que no sabemos que van a preguntar. Presumimos que van a descabezar las autoridades de control, lo cual sería terrible para el Estado de Derecho. Entonces, si quieren cambiar tanto, si quieren gobernar con el programa que perdió, si están persiguiendo la gente… bueno, vamos a una asamblea Constituyente, vamos nuevamente a elecciones.
Usted comenzó su mandato con una Asamblea Constituyente ¿cree que hay normas de esa Constitución que apenas 10 años después, hay que cambiar?
Usted tiene toda la razón, suena hasta ridículo cada 10 años tener una asamblea Constituyente, porque tuvimos una en el 98, otra en el 2007-2008. Esta es una propuesta frente a la coyuntura gravísima que estamos viviendo, que puede sonar hasta ridícula, pero igual de ridículo es que hayamos ganado las elecciones y que ahora gobierne la oposición y se aplique el programa de la oposición. Y a quienes ganamos las elecciones -lo dijo el presidente actual- nos odia, estamos perseguidos, insultados, calumniados. La Constitución que tenemos es muy buena pero la constituyente sería una alternativa para parar esto, porque la relación de fuerza está totalmente rota a nivel comunicacional,
¿Cómo explicar lo que ha ocurrido presidente? ¿Usted se lo imaginó alguna vez?
Jamás. Ya lo podría explicar parcialmente, pero jamás nos imaginamos esto después de la generosidad y lealtad con que apoyamos a este gobierno. Nos dimos por entero en la campaña, para que ahora digan que odia a los que votaron: así lo dijo (el presidente Lenin Moreno). Para analizar la política ecuatoriana, no puede uno limitarse al eje ideológico izquierda-derecha. Hay otro eje. Si hacemos un plano cartesiano, el eje de las equis horizontal izquierda y en otro extremo derecha, hay también un eje vertical: sierra-costa porque Ecuador es un país muy marcado regionalmente. Yo tengo un temperamento que no le gusta la Sierra, y puede que haya un temperamento en la sierra que no guste en la costa. Pero más allá de eso, siempre ha habido un grupo muy centralista que nos trata despectivamente como monos ladrones, ignorantes, que cree que todo debe dominarse desde Quito. Que está muy resentido, porque desde hace 10 años un costeño estaba en la presidencia y créame que esa dimensión regional es más importante que la dimensión ideológica y esto se agravó ahora.
Cuando mi vicepresidente Lenin Moreno, después de 6 años dice “yo no quiero participar” -él es de la Sierra, nació en la Amazonia, pero toda la vida ha vivido en Quito- yo propongo como candidato a la vicepresidencia a Jorge Glass, que también era de la costa aunque los dos vivíamos en Quito, no sé imagina la presión que tuve. Que se rompía el equilibrio regional, decían. Desconocían que somos un solo país. Por eso al inicio odiaron a Jorge Glas, -ya me odiaban a mí- pero no tenían justificaciones.
Rodrigo Pardo: ¿Hay algún asunto de fondo, algún tema ideológico, alguna diferencia profunda?
No. Es básicamente este tema regional y de estilo. Lo ideológico, es que Lenín Moreno es alguien de centro derecha, es una persona sin convicciones pero nunca creíamos que iba a tener tal grado de deslealtad y de perversidad. Cada semana monta un escándalo, que hay una cámara que yo manejo con un celular…
La historia de la cámara ¿se aclaró?
Es una ridiculez. Es una cámara de vigilancia, no de espionaje, que se instaló en el 2009 cuando se remodela el despacho presidencial. Pero que me filmaba a mí también. Yo pedí que la desconectaran, se la sacó, se puso un tape en la que estaba en la pared. Nunca funcionó eso.
El presidente Moreno dice que la ley de plusvalía, desestimula la inversión y sobre todo la inversión extranjera.
Lastimosamente el presidente Moreno no entiende ciertas cosas, está muy mal asesorado. El argumento que dio es que la construcción ha decrecido un 7 por ciento. Pero construcción es otra cosa. Ha decrecido porque bajamos 6 puntos en inversión pública, el mayor impulso para la construcción era la inversión pública, carreteras, multipropósito, hidroeléctricas. Hace dos años hay graves dificultades económicas: nos despreciaron más de 80 por ciento el peso y no teníamos cómo responder -porque tenemos dólar fijo-, tuvimos terremoto, 10000 millones de exportaciones que se perdieron… fue el ajuste más grande de América Latina. Entonces el principal afectado ha sido la construcción, pero no es que tenga que ver con la plusvalía.
¿Se siente traicionado?
Totalmente. ¿Cuándo me iba a esperar esto? Yo quería retirarme totalmente de la política. Se lo dije al país antes de saber quiénes eran los candidatos. Yo me había retirado de la política para vivir con mi familia en Bélgica -porque mi esposa es belga-. Me iba tranquilo a tener una vida lo más privada posible. ¡Qué ingenuo que fui!
¿Ahora está dispuesto a regresar al Ecuador?
No voy a permitir que esta gente arrase con todo lo logrado. No voy a permitir que se juegue con nuestra reputación. Somos gente honesta, íntegra.
¿Cree que en el Ecuador podría ocurrir algo parecido a lo que ha pasado en Colombia entre Santos y Uribe?
Es un caso totalmente distinto. Uribe se fue contra Santos por la paz. En Ecuador, yo he tenido que participar nuevamente en política porque empezaron a destruir todo lo que habíamos hecho, a decir que el manejo económico había sido equivocado a legitimar el neoliberalismo, y a decir que todos éramos unos corruptos y a destruir a Correa.
¿Se podría evitar una polarización? ¿Usted estaría dispuesto hablar con el presidente Moreno?
No, las cosas han ido muy lejos. Podríamos hablar, pero que (el presidente Moreno) pare este show y ya empiece a trabajar. Pero si continúan con este show, con esta traición, con tanta inmoralidad, falta de verdad, tendremos que defendernos.
Usted ayudó a la iniciación de los diálogos entre el gobierno de Colombia y el ELN en Quito. Pero estamos un poco pesimistas sobre el resultado de ese proceso…
Yo creo que el proceso es irreversible, a los elenos no les queda más remedio que llegar a un acuerdo después de que las FARC llegaron a un acuerdo.
En su contacto con delegación de paz del ELN ¿se llevó la impresión de que hay voluntad de negociar?
Sí. Estuve en un desayuno de trabajo con las dos delegaciones y se veía voluntad para llegar a un acuerdo.
Bueno y hay un cese al fuego.
Cambiemos de tema… ¿cómo ve a América Latina en un momento tan distinto al que había cuando Usted llegó a la Presidencia, porque ahora la derecha gobierna en mayoría?
Eso depende del punto de referencia. Sí compara con el 2009, cuando de los diez países latinoamericanos (no cuento a Guyana y Surinam) ocho tenían gobiernos de izquierda -salvo Colombia y Perú-, por supuesto hemos retrocedido. Pero sí compara con los noventa cuando no había ni un solo gobierno de izquierda entonces hemos avanzado. Estamos en tiempos difíciles pero no terribles: ya no somos la izquierda del 3 por ciento. Somos una izquierda con vocación de gobierno, con proyectos y con procesos exitosos. Les encanta sacar el ejemplo de Venezuela, pero veamos el ejemplo de Uruguay el país más desarrollado de América Latina, que lleva diez años manejado por el frente amplio de izquierda. Veamos a Bolivia: lo que ha hecho Evo Morales es un milagro. O la transformación de Ecuador en los últimos 10 años. Pero obviamente estamos menos bien que el 2010: son tiempos duros pero no terribles.
¿Cuál ha sido el legado de esa izquierda?
Hemos avanzado mucho. La década pasada fue la década ganada (para América Latina). En Ecuador hemos sacado dos millones de personas de la pobreza. Hay estudios internacionales que dicen que Ecuador fue el mejor el país, el que mejor aprovechó el boom del petróleo a nivel mundial: Se ha logrado disminuir la desigualdad, disminuir muchísimo la pobreza, tuvimos crecimiento económico, la economía ecuatoriana se duplicó en tamaño.
Lo que sí parece más difícil en este momento es la integración ¿como ve al Alba al cual usted le apostó?
Eso suena eso de eso como si fuera excluyente y en realidad era otra opción, y de diferente naturaleza, de integración. Éramos un grupo importante en la OEA y en Naciones Unidas, articulando nuestras decisiones. Teníamos peso y eso funcionó. No era una integración como UNASUR con un banco de desarrollo, buscando armonizar políticas, planificación regional cosas así…
Ya que hablamos del ALBA, en todas partes la preocupación principal en la región es Venezuela ¿Cómo ve la situación del presidente Maduro?
Pues yo también estoy preocupado por Brasil, por ejemplo. Es que hay un sesgo en los análisis. Lo que sucedió en Brasil es impresentable y estamos hablando de la economía más grande de América Latina y de las 5 más grandes del mundo. Botaron una presidenta por parte de un parlamento acusado de corrupción, iniciaron juicio y ahora está inocente de todo, pero ya perdió la presidencia. ¿Sabe lo que significa aquello? y ¿qué dice América Latina? ¿Qué dice el mundo? Yo sí creo que hay un doble estándar. Venezuela por supuesto nos preocupa, pero siempre nos mantendremos en el principio de que eso lo tendrán que resolver los venezolanos en democracia y en paz.
¿Cree en el diálogo entre el gobierno y la oposición en Venezuela?
Sí. Yo creo que el presidente Nicolás Maduro cree en el diálogo, pero hay una derecha tremendamente violenta en Venezuela.
¿Por qué dice que hay un sesgo y una mayor atención sobre Venezuela?
Por motivos ideológicos. ¿Por qué dicen que Chile es el país más avanzado de América Latina? Porque es un modelo neoliberal. Pero el país más avanzado de América Latina se llama Uruguay, que es un modelo de izquierda. ¡Mire México! Con todo respeto -y nuestra solidaridad por el terremoto- a diario se asesinan policías, desaparece gente… Perdón, periodistas, ¿es noticia? Pero en Venezuela hay una marcha violenta y la contiene la policía y es primera página de todos los diarios.
Pero en Venezuela sí hay un deterioro, hay gente en la calle, mucha violencia, ha habido más de 200 muertos este año en manifestaciones…
Porque ha estado bajo un ataque y una agresión terrible, no podemos hacer abstracción del contexto. Es como cuando hablan de Cuba. Usted no puede hacer abstracción de un bloqueo de medio siglo que ningún país de América Latina hubiera resistido. En el caso venezolano, pedir una democracia normal, formal con lecciones a cada rato, cuando está bajo un bombardeo mediático, bloqueo, boicot económico, injerencia externa etcétera, es hacer abstracción del contexto.
¿Qué debe hacer la comunidad internacional? ¿Qué podemos hacer los pueblos latinoamericanos?
Respetar que se solucione el problema como lo están haciendo, internamente en paz, en democracia. Pero no quererle resolverle el problema desde afuera y amenazando hasta con intervención e invasión.
Ya que habla de intervención ¿cómo ve el efecto del presidente Trump sobre la región?
Hay que agradecerle…porque es tan primario que va a generar una reacción, en conjunto de toda la región. La mayoría de gobiernos de izquierda en América Latina, llegamos en la época Bush, como una reacción a sus políticas tan elementales. Este es más elemental todavía, Bush era un premio Nobel al lado de Trump. Yo creo que va a generar una reacción en América Latina que nos puede unir. Por supuesto puede haber efectos ambiguos, políticas que nos hagan mucho daño, pero puede darse también el efecto que ya se dio con Bush.
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