domingo, 26 de mayo de 2013

¿Es el momento de protestas radicales y su mediatización alternativa en la lucha contra la crisis española?

 

¿Es el momento de protestas radicales y su mediatización alternativa en la lucha contra la crisis española?.por Anibal Garzón


Procesos de Cambio en diferentes estados han sido posibles mediante el inicio de acciones de lucha radical en un orden político y económico creciente en ilegitimidad llegando así a incentivar y fortalecer una conciencia colectiva para crear un nuevo modelo. ¿Es posible esta estrategia en España?
Hace dos años nació en Madrid, por causas de la acelerada crisis económica del sistema neoliberal español, el movimiento 15-M, una acción social espontánea que tuvo reconocimiento internacional con una protesta simple y directa, “Indignación”. Esta explosión llevó a conformar diferentes asambleas de indignados en todo el estado español para debatir y organizar diversas actuaciones sobre el creciente descontento social. Dos años después la situación de la crisis económica no ha mejorado sino que se ha extendido ampliándose estadísticas como los desahucios, el récord de 526 diarios en el segundo trimestre de 2012[1],  la marca histórica de 6,2 millones de desempleados, el 27,16% de la población activa y el 57,22% en menores de 25 años[2], y el dato escalofriante de 200 personas que diariamente se intentan suicidar a causa de la crisis[3]. Además, creció la represión de las fuerzas policiales en todas las manifestaciones como denunció la organización internacional Amnistía Internacional.[4] A pesar de definir la Constitución Española el derecho a vivienda digna y adecuada (artículo 47), el derecho a un trabajo (artículo 35), el derecho a la vida (artículo 15), y el derecho a reunirse y a manifestarse (artículo 21), estos cuatro principios están siendo violados por las mismas autoridades gubernamentales desenmascarando el sistema español su carácter demagógico antidemocrático.
De todo esto nacen dos cuestiones esenciales. Como primera pregunta, si el estado es el principal sujeto que incumple la Constitución en estos conflictos sociales que se acentúan ¿por qué la sociedad civil no actúa al máximo grado, incluso fuera del marco legal, en defensa de sus derechos con acciones más masivas y radicales?, y como segunda cuestión, si en dos años de lucha pacífica del 15-M no se han conseguido mejorar las condiciones económicas y sociales, presionando al gobierno para aprobar ciertas reformas adecuadas, sino que además han empeorado con planes de austeridad, ¿los movimientos sociales no deben cambiar sus estrategias de lucha?
Mecanismos ideológicos
En más de 30 años de monarquía parlamentaria la élite política y económica española por diferentes mecanismos ideológicos que controlan, como los medios de comunicación o el sistema educativo, han impuesto a la mayoría de la población española unos valores políticos disfrazándolos de superiores, neutrales y objetivos en beneficio de todos y todas, pero ocultando sus intereses de clase social. Cualquier acción con un nivel de impacto social que sea contraria a estos intereses de los apoderados del sistema español rápidamente es criminalizada por los medios de comunicación como acción terrorista, vandalismo, gamberrismo o barbarie. En definitiva, todo este juego dicotómico de lo que es bueno y malo, el orden y desorden, lo cívico e incívico,… acaba siendo impuesto por la clase social adinerada, quien posee esos medios de comunicación para controlar ideológicamente a las clases desfavorecidas.
Como otro dispositivo de control, el modelo del “multipartidismo” español termina solamente aceptando a todos los partidos que cumplan las reglas del juego llamado “democrático”. Un partido institucional, por ejemplo Izquierda Unida, puede estar en contra de estructuras del sistema español, como el caso de autoetiquetarse de republicano pero más allá de sus lemas no puede actuar incumpliendo en sus prácticas políticas los límites del modelo político monárquico. Recordemos los dos jóvenes catalanes que fueron detenidos por quemar una foto del Rey Juan Carlos I como protesta de su visita a la ciudad de Girona, y tuvieron una sentencia de 15 meses de prisión que fue sustituida con la multa de 2730 euros por “atacar a las instituciones básicas del estado” [5]
Otras acciones prácticas de protesta iniciadas por el parlamentario de Izquierda Unida, Juan Manuel Sánchez Gordillo, que ponían en cuestión el modelo neoliberal español de gestionar empresas privadas, como Mercadona, los alimentos del pueblo, llevaron a que Gordillo fuese criminalizado de ladrón por los medios de comunicación[6], a pesar de que actuar contra la hambruna es actuar por un Derecho Humano. El objetivo de esta estrategia comunicativa es simplemente seguir reproduciendo constantemente a la opinión pública valores dominantes sobre lo que es racional e irracional en una sociedad, y en la española “robar” a una empresa, aunque sea para dar de comer a los pobres, es irracional, mientras que el propietario de la empresa robe a los trabajadores explotándoles o despidiéndoles es parte de lo racional y lo “políticamente correcto”. El valor del individualismo por encima el colectivismo es parte de la cultura del capitalismo, y con este trabajo los medios de comunicación siguen incentivado la ética antisocialista de prohibir sacar a unos pocos para dar a unos muchos, sino que cada cual tiene lo que se gana en el sistema, y no cada cual lo que necesita[7]. Llegando a un nivel de no ver las injusticias generadas por las desigualdades de clases sociales existentes (marxismo) sino por las situaciones individualistas competitivas (darwinismo social). “Si no triunfas no es porque no puedes sino porque no vales”. La pregunta es, ¿han conseguido los medios de comunicación criminalizar a Gordillo intentando reproducir los valores del capitalismo, o ese mecanismo no ha tenido el impacto buscado, sino justo al revés, una amplia parte de la población afectada por la crisis consideró esta acción totalmente legítima como herramienta de lucha?
En estos 30 años, todos los partidos con presencia electoral estatal han acabado aceptando las normas del juego español y por eso culturalmente se ha conseguido imponer un mismo patrón. Afirmaciones en el sentido común como “todos los políticos son iguales” es un indicador de ello. El problema de todo esto es que meter en un mismo saco a todos los políticos hace que también el sector partidista extraparlamentario, principalmente fuerzas de izquierdas revolucionarias, también sean insertados en el grupo e indirectamente no cuajen en el pueblo. La población acaba incluyendo en sus mentes políticas una desconfianza total a cualquier partido o movimiento social. Por lo tanto, finalmente los partidos gobernantes, creadores del sistema político, son lo que salen aprovechados de esta cultura política que ellos han impulsado suprimiendo en la sociedad toda propuesta alternativa. En definitiva, la realidad política se convierte en una realidad en si misma y no es identificada como una realidad que es construida por una élite social, y como toda construcción social puede ser derrumbada y reconstruida. Con esta apabullante y creciente crisis económica todavía no se ha producido una crisis política en su totalidad, y en consecuencia la caída del actual sistema capitalista español. ¿Pero es una reproducción continúa y jamás existirán amplias resistencias sociales que hagan caer el sistema?  
La violencia como capacitación de lucha social
 La creciente desconfianza de la población española al sistema político ha pasado del 5% y 7% en 2005 a más del 30% a finales de 2012[8], pero, a pesar de este incremento que indica un sentimiento u opinión, paralelamente no ha crecido la acción política cualitativa contra el sistema capitalista. Parece ser que existe un elevado sentimiento personal de repulsa al sistema español en una parte destacada de la población española, pero no se ha generado un sentimiento social y coordinado. Entrevistar persona por persona mediante un cuestionario no quiere decir que esa suma de respuestas construya una nueva conciencia colectiva. ¿Pero que es necesario para ello? 
Haciendo unas breves pinceladas históricas de procesos de cambios sociales  producidos por una creciente conciencia colectiva, las acciones armadas han estado presentes. Todos los procesos de independencia en América Latina y África han llevado luchas armadas. Incluso en Asia, Mahatma Gandhi que se ha vendido como una figura ultrapacífica creció su imagen y apoyo del pueblo de la colonia inglesa de la India tras la intensidad del conflicto armado por la independencia que lideró en su momento el Ejército Nacional Indio. Igualmente muchos pueden decir que los procesos latinoamericanos actuales, más allá del modelo armado de la revolución cubana en 1959, que han llevado avances contra el modelo capitalista y el imperialismo estadounidense, como Venezuela, Ecuador, o Bolivia, se han instaurado mediante mecanismos pacíficos, pero subrayo que todos estos nuevos gobiernos han tenido que hacer uso violento del apoyo de su fuerza social para vencer a intentos de golpes de estado; en la Venezuela Bolivariana las fuerzas populares salieron armadas a las calles en abril de 2002 contra el golpe de estado, y tanto en Bolivia (2008) como Ecuador (2010) los movimientos indígenas estaban preparándose para luchar violentamente contra los intentos de golpes de estado de las fuerzas reaccionarias. Además el crecimiento de sus conciencias colectivas surgió por fenómenos represivos y violentos como El Caracazo (1989), la represión a cocaleros en los años 90 en Bolivia, o la Rebelión de los Fojariados en Ecuador en 2005.
Pero, sin salirnos del contexto español, justamente la historia ha vendido una media verdad del lema referente a cuando se instauró la II República Española en 1931 con un proyecto de izquierdas y elevadamente progresista, “España se acostó monárquica y se levantó republicana”. El cambio no surgió por voluntad divina de un día a otro sino, en una parte, por una suma de protestas y acciones de meses y años, entre ellas las acciones armadas que lideraron militantes y organizaciones obreras, principalmente anarquistas, contra autoridades monárquicas del gobierno español, entre ellas el asesinato del presidente de gobierno José Canalejas por parte del anarquista Manuel Pardiñas en 1912 o el atentando en 1921 contra el presidente del congreso Eduardo Dato. Todas estos movimientos de lucha armada radicalizaron la correlación de fuerzas, mientras el estado español instauraba la dictadura fascista de Primo de Rivera el pueblo español se organizaba y se capacitaba políticamente mediante acciones armadas y de protestas radicales, entre otras estrategias, para lograr instaurar un nuevo sistema popular. La duda es,  ¿se hubiese generado esa cultura de cambio de sistema sin la sumatoria de protestas violentas que ayudaron a desenmascarar el sistema español represivo mediante la intensificación del conflicto? Posiblemente no.
Otro caso a tener en cuenta en la realidad del estado español, concretamente en la nación vasca, es ¿por qué a pesar de hacer un trabajo ideológico los medios de comunicación oficiales del sistema, durante más de 50 años, contra el movimiento de la izquierda independentista vasca acusándolos de terroristas e incluso de ilegalizar y reprimir sus estructuras políticas durante periodos, en las últimas elecciones vascas las segunda fuerza electoral fue la organización de la izquierda abertzale, BILDU, con el 25% de los votos? ¿Posiblemente las mismas acciones armadas de ETA y de lucha callejera de los colectivos independentistas vascos, como Kale Borroka, a pesar de algunas críticas en la misma izquierda independentista sobre estas estrategias y tácticas, fortalecieron  la conciencia colectiva de la lucha por la independencia haciendo frente la represión del estado español?   
A todo esto, la hipótesis que podemos subrayar es que para conseguir generar una conciencia colectiva férrea, que haga frente al individualismo cultural impuesto, contra el sistema político y económico de la monarquía española, y posteriormente crear organización con metas de cambio definidas (potenciar las condiciones subjetivas) en un momento de gran crisis económica y aumento de desconfianza política (condiciones objetivas) puede ser actualmente un momento clave de pasar a acciones rebeldes, de dar un cambio cualitativo de movimiento social pacífico, como fue el 15-M, a movimiento social radical.
Impacto mediático de la violencia
Volviendo a la dicotomía de reproducción (pesimismo) y resistencia (optimismo), es decir, si los mecanismos ideológicos del poder controlan totalmente a la sociedad o pueden existir grietas, es de destacar que no toda acción mediática consigue tener el impacto buscado según el momento. En la situación actual de la crisis española posiblemente ciertas acciones sociales no sean etiquetadas despectivamente como lo serían en un periodo de estabilidad. Por ejemplo, las noticias de amplias represiones de policías en las manifestaciones de indignados, incluso recibiendo ataques los mismos periodistas, posiblemente en un momento de estabilidad económica podrían conseguir implementar en la conciencia colectiva que los manifestantes son los “bárbaros” y la policía los “agentes de la civilización”, pero hoy día esas imágenes en plena crisis económica han ganado peso en descalificar parte de las sociedad a las fuerzas como represivas y no como de seguridad que coaccionan a la población con su uso excesivo del monopolio de la violencia. La difusión del máximo de imágenes de las represiones en diferentes medios de comunicación alternativos consigue peso en el desenmascaramiento de la policía para que actualmente si una acción individual o social ataca a los policías no sea vista como una gamberrada sino como una protesta legítima. Un policía pierde aceptación social sobre el monopolio de la violencia, cuando las informaciones constantes en las redes sociales anuncian que ellos mismos violan los derechos constitucionales, y esta acción de denuncia puede dar mayor legitimidad al ejercicio de acciones violentas autónomas de los movimientos sociales como defensa y lucha. Entonces, ¿hasta que nivel puede ser utilizada como estrategia de lucha la violencia y otros actos radicales e ilegales para hacer frente a la creciente represión ilegítima de la policía sin recibir ningún rechazo de gran parte de la opinión popular que contiene todavía ciertos valores sociales impuestos por la cultura dominante?
Otro aspecto esencial es la creciente crítica a la clase banquera española. Culturalmente ha sido una clase social ocultada en la vida política, y más bien etiquetados como gestores de grandes sumas de dinero, sin perder nunca sus intereses personales, pero algo cotidiano y legítimo en la cultura del  modelo capitalista. En la actualidad con elevadas cifras de desalojos en España que demandan judicialmente los bancos, y el impacto de los suicidios, e incluso con la creciente desconfianza de los bajos pero únicos ahorros de la población en sus cuentas bancarias por posibles “corralitos”, ha crecido la crítica por el desenmascaramiento de la opinión pública sobre el verdadero rol lucrativo de los banqueros. Los medios de comunicación oficiales, cambiaron su estrategia de censurar a generar una sobreinformación[9] para que la opinión pública acabe normalizando ciertos abusos sociales y económicos, como las noticias de corrupción en España, pero, ¿es posible con los mismos medios de comunicación romper con esa posible normalidad? Seguramente acciones más mediáticas, e incluso de violencia simbólica, con su posterior difusión, pueden llegar a contener una gran eficiencia en el objetivo buscado, ilegitimar el rol de los banqueros. No hablamos de acciones que pongan en peligro ninguna vida humana, sino que desenmascaren la realidad de la clase financiera, como actos, y no solamente concentraciones, en centrales y sedes bancarias. ¿Es posible qué el impacto mediático de estas acciones generen una multiplicación de conciencia social crítica con crecimiento de protestas en defensa de la derechos de los españoles violados por el sistema capitalista?
En referencia a la élite política española ha crecido su desprestigio en la opinión pública como causantes de la crisis económica y sin proporcionar una solución, desde autoridades fijas como el Rey Juan Carlos I, hasta el Presidente del Estado, Mariano Rajoy, ministros y ministras, o altos cargos de la oposición principal, el Partido “Socialista” Obrero” Español. A pesar de este desprestigio puede llegar a normalizarse como ha sucedido en muchos países de alta corrupción internacional, como el caso de Silvio Berlusconi en Italia. ¿Cómo puede ser que en lugar de cotidianizarse este mal social se pueda acelerar en la conciencia social que debe ser solucionado en beneficio de toda la comunidad? Haciendo un análisis sobre impactos sociales respecto a acciones violentas contra autoridades en el estado español, una experiencia conocida, fueron los ataques a figuras locales, como alcaldes o gobiernos autonómicos, o de asuntos económicos particulares, como pueden ser empresarios que no son figuras de reconocimiento mediático nacional, las que no generaron conciencia colectiva estatal de cambio, sino todo al contrario, una pérdida de apoyo social en la lucha, mientras que puede no ocurrir lo mismo si el sujeto son representantes nacionales que constantemente salen en los medios de comunicación y son parte de la cultura política nacional. Analizando un caso concreto, la banda armada ETA tuvo grandes repercusiones políticas al cambiar sus estrategias de lucha contra élites políticas nacionales y altos cargos a actores municipales de medio rango. Recordemos que tras el asesinato del joven concejal del municipio de Ermua, Miguel Ángel Blanco en 1997, aumentaron no sólo acciones de protesta contra ETA en la oposición política estatal que arrastró opinión pública, una gran parte de de la izquierda estatal, acuñándose organizaciones como el llamado Espíritu de Ermua, sino que incluso existieron rupturas dentro de la izquierda abertzale, como la creación del nuevo partido Aralar. Mientras que este debate interno y repulsa social no sucedió con las acciones de ETA contra altos cargos vistos como agentes propios del fascismo español. En definitiva, sociológicamente una acción armada contra un alto cargo con elevado desprestigio no suele tener el mismo impacto positivo en una población indignada que un ataque a una figura desconocida. Por ello, y desde una óptica científica, en una lucha social hay que saber elegir el sujeto atacado sabiendo que la acción deberá tener legitimidad social, aunque muchas personas no ven válida esta estrategia radical. Seguramente mucha gente no estaría de acuerdo con la lucha armada durante el franquismo pero aseguro que la mayoría de la población antifranquista celebró el asesinato del sucesor de Francisco Franco, Luis Carrero Blanco en diciembre de 1973. ¿Entonces hasta dónde llega en la población la legitimidad de las acciones radicales y armadas? ¿Solo es posible en una dictadura tradicional y unipartidista como la franquista o es posible en lo que podemos llamar una dictadura capitalista pluripartidista del modelo español actual que no cumple ni con principios constitucionales?
Dado que la conciencia colectiva española no se ubica actualmente en un modelo dictatorial como si lo hacía cuando el franquismo, seguramente no sean aceptables métodos de lucha como asesinatos personales, pero en la nueva sociedad de la comunicación, las armas principales puede que no sean las pistolas, sino los celulares, Internet o las redes sociales, y los actos de rebelión. Las acciones de protesta contra edificios oficiales identificados con la crisis, sin perjudicar vidas humanas, que representan el modelo español, desde el Banco Central, Las Cortes, y sedes ministeriales, entre otras, con su posterior difusión mediática de gran impacto seguido de un mensaje político, pueden despertar en las conciencias individuales la iniciativa de no claudicar y de apostar por la rebelión, eso si, nada es camino de rosas, y el crecimiento de la represión es y será constante, siendo un factor que la misma represión con respuesta acabe potenciando una retroalimentación de más conciencia, solidaridad de clase, y en definitiva mayor rebelión social, cambiando finalmente la correlación de fuerzas.
Esta reflexión sociológica simplemente pretende incentivar y ser parte de un debate nacional sobre qué hacer para acelerar un cambio político y económico en beneficio de las clases populares afectadas duramente por la crisis española. Espero que todo conocimiento que intenta romper con el sentido común generado por los poderes dominantes no sea atacado como sufrió en la época de la Inquisición Española.  


[3] El suicido es un acto social investigado por el sociólogo reconocido Emile Durkheim en su obra “El Suicidio” http://actualidad.rt.com/sociedad/view/84705-espa%C3%B1a-crisis-suicidio-alcohol-drogas
[7] Inspirada en la frase Karl Marx en el Manifiesto Comunista: “De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”
[9] “La Tiranía de la Comunicación” Ignacio Ramonet

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