domingo, 19 de mayo de 2013

Por un proceso constituyente desde abajo, es decir, participativo de todos los ciudadanos, las personas sean las que decidan que es lo más importante y prioritario para la vida digna de todo ser humano viviente, y sean los que dirijan los principios esenciales de la política económica y social, y no sean las minorías que viven sin trabajar ni producir a costa de la gente, como los bancos, los oligarcas, los terratenientes, los capitalistas, los ricos, la iglesia católica, quiénes precisamente decidan por todos los ciudadanos sin tan siquiera preguntarnos, y así nos roban nuestros derechos fundamentales de las personas para que ellos vivan divinamente y opinen y decidan en contra nuestra como reyes con lujos infames, yates, mansiones, aviones, coches, palacios etc. etc. mientras la gente que trabaja y suda sangre no tengan ni que comer, ni medicinaas, ni estudios, ni casa y se tengan que suicidar por desesperación de sus deudas abusivas, mientras los sátrapas inmorales sacan burla de esas tragedias etc. etc. Eso es inaceptable, ni un segundo más se les puede permitir esa dictadura criminal del régimen político económico capitalista, hay que exigir la apertura de un proceso constituyente de inmediato y poner los principios de la organización de la justicia, de la economía, en manos de los ciudadanos de forma directa e inmediata, y exigir todas las responsabilidades de todos esos crímenes a todos los ladrones de los ciudadanos.



Por un proceso constituyente desde abajo.



Seis años de crisis dan para mucho especialmente para aquellos que han aprovechado las circunstancias de empobrecimiento generalizado de la inmensa mayoría para ganar, de nuevo, como nunca. Y no hay duda de que las políticas aplicadas por los gobiernos conservadores del PP y CiU no son las adecuadas. El propio Ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, lo verbalizaba hace pocos días al afirmar que "esto no funciona", después de que el propio Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tirase definitivamente la toalla al afirmar en el Congreso que no se creará empleo en nuestro país hasta el año 2016. Y meses después de que el President Artur Mas se comiese sus propias palabras de hace casi dos años, cuando daba lecciones desde Catalunya al propio PP de lo bien que se recortaba aquí, apremiando al Gobierno Central a seguir por esta línea. Ya han cesado las loas públicas a los Planes de Austeridad de la Comisión Europea, e incluso tanto al PSOE como al PP (pero menos) les parece lejano ese acuerdo entre Zapatero y Rajoy que amputó nuestra Constitución introduciendo en su artículo 135 el límite de déficit y por ello la constitucionalidad de los recortes salvajes y generalizados. Pues si eso es así, ¿por qué siguen erre que erre? La respuesta no es sencilla: en primer lugar porque creen -o nos quieren hacer creer- que no hay alternativa, que los "antisistema" -como PP, PSOE y CiU nos califican- somos incapaces de articular una alternativa política que los pueda derrotar en la calle y en las instituciones. En segundo lugar, porque no han acabado el trabajo sucio de desmantelar el Estado del Bienestar, Sanidad, Educación, Dependencia, pensiones, Sector Público en general… No es suficiente y además hay que afianzar la Ley Hipotecaria y la Reforma Laboral, a la que aún se le puede dar alguna que otra vuelta de tuerca. Tampoco se olvidan de consolidar el rescate del sector financiero, o sea, que todos paguemos su bacanal especulativa inmobiliaria y que la deuda nos tenga bien cogidos durante un par o tres de lustros para consolidar su Golpe de Estado de Mercado. La suerte está echada y el final de la película ya está escrito, sólo les falla un pequeño detalle: la gente. Tenían previsto que la ciudadanía jugasen el papel de extras masivos, moviéndose como conejos u ovejas de reparto, y resulta que no funciona. La fuerza de la gente puede romper el guión, puede retornar el protagonismo a las personas desposeídas masivamente en los últimos años. Sin duda el 15M, las plataformas antirecortes y contra los desahucios y el sindicalismo combativo han movido personas y conciencias en los últimos años y han ayudado a entender la política de otra forma. Todo ello puede tomar nuevas formas, movimientos políticos nuevos, con regeneración de antiguas ideas y conceptos. En ello estamos y hay que afirmar que es posible: la movilización, la crítica a la estafa colectiva de la que hemos sido objeto está construyendo nuevos sujetos que superarán al viejo bipartidismo y el marco constitucional donde todo estaba atado y bien atado. A eso le llamamos algunos Proceso Constituyente. No significa modificar la Constitución en el Estado ni el Estatut en Catalunya o apelar a otra Europa posible fuera de la oligarquía que domina las instituciones europeas. Es muchísimo más. Es proceder a una ruptura democrática del orden establecido en tres vertientes que se alimentan: Un nuevo estado social, donde la garantía de los derechos no se resuelva con un no o con un tal vez, sino que sea el centro de la acción política. Una nueva democracia, que mejore y supere la democracia representativa; ya no es suficiente con votar cada cuatro años, queremos una regeneración de la política con transparencia y participación. Y un nuevo modelo de Estado, donde el proyecto común se construye con diálogo entre pueblos iguales y libres y no se impone ni con ejércitos ni con constituciones monárquicas. Ya no estamos en tiempos de cambios estéticos ni lampedusianos para que todo siga igual, necesitamos el empoderamiento de la gente. Y una vez que se produce ya no tiene marcha atrás. La necesidad de una nueva política con nuevos sujetos que recompongan lo existente es urgente ya que, como hemos comprobado en otros países europeos, pueden aparecer opciones milagrosas ligadas al populismo, el fascismo y la demagogia, o todas ellas a la vez, ya que los partidos del sistema necesitan chivos expiatorios que reconduzcan la indignación de la gente hacia la nada para poder seguir controlando el cotarro. La izquierda política, los movimientos y organizaciones sociales y las personas comprometidas tenemos que estar a la altura de los nuevos tiempos. Son tiempos de audacia y no de esperar a que caiga por si solo el régimen. Son tiempos de cambio con la gente y para la gente. En nuevos espacios donde lo importante no es quienes somos ni de donde venimos, sino cuales son nuestros objetivos comunes y cómo democráticamente los construimos con nuestros pueblos.



Joan Josep Nuet i Pujals es Diputado por Barcelona del grupo de La Izquierda Plural y coordinador general de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA).

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