Por un proceso constituyente desde abajo.
Seis años de crisis dan para mucho especialmente para
aquellos que han aprovechado las circunstancias de empobrecimiento generalizado
de la inmensa mayoría para ganar, de nuevo, como nunca. Y no hay duda de que
las políticas aplicadas por los gobiernos conservadores del PP y CiU no son las
adecuadas. El propio Ministro de
Exteriores, José Manuel García-Margallo, lo verbalizaba hace pocos días al
afirmar que "esto no funciona", después de que el propio Presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy, tirase definitivamente la toalla al afirmar en el
Congreso que no se creará empleo en nuestro país hasta el año 2016. Y meses
después de que el President Artur Mas se comiese sus propias palabras de hace
casi dos años, cuando daba lecciones desde Catalunya al propio PP de lo bien
que se recortaba aquí, apremiando al Gobierno Central a seguir por esta línea. Ya
han cesado las loas públicas a los Planes de Austeridad de la Comisión Europea,
e incluso tanto al PSOE como al PP (pero menos) les parece lejano ese acuerdo
entre Zapatero y Rajoy que amputó nuestra Constitución introduciendo en su
artículo 135 el límite de déficit y por ello la constitucionalidad de los
recortes salvajes y generalizados. Pues si eso es así, ¿por qué siguen erre que
erre? La respuesta no es sencilla: en primer lugar porque creen -o nos quieren
hacer creer- que no hay alternativa, que los "antisistema" -como PP,
PSOE y CiU nos califican- somos incapaces de articular una alternativa política
que los pueda derrotar en la calle y en las instituciones. En segundo lugar,
porque no han acabado el trabajo sucio de desmantelar el Estado del Bienestar,
Sanidad, Educación, Dependencia, pensiones, Sector Público en general… No es
suficiente y además hay que afianzar la Ley Hipotecaria y la Reforma Laboral, a
la que aún se le puede dar alguna que otra vuelta de tuerca. Tampoco se olvidan
de consolidar el rescate del sector financiero, o sea, que todos paguemos su
bacanal especulativa inmobiliaria y que la deuda nos tenga bien cogidos durante
un par o tres de lustros para consolidar su Golpe de Estado de Mercado. La
suerte está echada y el final de la película ya está escrito, sólo les falla un
pequeño detalle: la gente. Tenían previsto que la ciudadanía jugasen el papel
de extras masivos, moviéndose como conejos u ovejas de reparto, y resulta que
no funciona. La fuerza de la gente puede romper el guión, puede retornar el
protagonismo a las personas desposeídas masivamente en los últimos años. Sin
duda el 15M, las plataformas antirecortes y contra los desahucios y el
sindicalismo combativo han movido personas y conciencias en los últimos años y
han ayudado a entender la política de otra forma. Todo ello puede tomar nuevas
formas, movimientos políticos nuevos, con regeneración de antiguas ideas y
conceptos. En ello estamos y hay que afirmar que es posible: la movilización,
la crítica a la estafa colectiva de la que hemos sido objeto está construyendo
nuevos sujetos que superarán al viejo bipartidismo y el marco constitucional
donde todo estaba atado y bien atado. A eso le llamamos algunos Proceso
Constituyente. No significa modificar la Constitución en el
Estado ni el Estatut en Catalunya o apelar a otra Europa posible fuera de la
oligarquía que domina las instituciones europeas. Es muchísimo más. Es proceder
a una ruptura democrática del orden establecido en tres vertientes que se
alimentan: Un nuevo estado social, donde la garantía de los derechos no se
resuelva con un no o con un tal vez, sino que sea el centro de la acción
política. Una nueva democracia, que mejore y supere la democracia
representativa; ya no es suficiente con votar cada cuatro años, queremos una
regeneración de la política con transparencia y participación. Y un nuevo
modelo de Estado, donde el proyecto común se construye con diálogo entre
pueblos iguales y libres y no se impone ni con ejércitos ni con constituciones
monárquicas. Ya no estamos en tiempos de cambios estéticos ni lampedusianos
para que todo siga igual, necesitamos el empoderamiento de la gente. Y una vez
que se produce ya no tiene marcha atrás. La necesidad de una nueva política con
nuevos sujetos que recompongan lo existente es urgente ya que, como hemos
comprobado en otros países europeos, pueden aparecer opciones milagrosas
ligadas al populismo, el fascismo y la demagogia, o todas ellas a la vez, ya
que los partidos del sistema necesitan chivos expiatorios que reconduzcan la
indignación de la gente hacia la nada para poder seguir controlando el cotarro.
La izquierda política, los movimientos y organizaciones sociales y las personas
comprometidas tenemos que estar a la altura de los nuevos tiempos. Son tiempos
de audacia y no de esperar a que caiga por si solo el régimen. Son tiempos de
cambio con la gente y para la gente. En nuevos espacios donde lo importante no
es quienes somos ni de donde venimos, sino cuales son nuestros objetivos
comunes y cómo democráticamente los construimos con nuestros pueblos.
Joan Josep Nuet i Pujals es Diputado por Barcelona
del grupo de La
Izquierda Plural y coordinador general de Esquerra Unida i
Alternativa (EUiA).
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