La columna de Murcia-Pais Valencià entra en tierra madrileña y ya vislumbra el final del camino
“Senyor pirotecnic pot començar
la mascletà”, con esta arenga acabó la noche de ayer. Miembros de la
columna valenciana celebraron en tierras conquenses su fiesta más
popular. Cartones y peculiares ninots ardieron en segundos, pero al día
siguiente [por hoy] había que seguir con el camino.
A las nueve de la mañana la columna del País Valencià y Murcia han
comenzado la décima etapa, el objetivo era llegar a la Comunidad de
Madrid. Doscientas personas han trazado los 20 kilómetros que separan
Tarancón de Fuentidueña de Tajo.
El cansancio era evidente en sus caras a primera hora, tampoco podían disimularlo porque muchos de ellos han recorrido casi 300 kilómetros. El entusiasmo y el convencimiento de la lucha justa que están desarrollando eclipsan el más mínimo ápice de debilidad. El primer tramo de la marcha ha transcurrido por un carril de servicio sin asfaltar. Las quejas han aflorado entre las personas caminantes al sentir que el trayecto que les estaban indicando era una forma de invisibilizar la protesta.
La horquilla de las edades de las personas que forman parte de las marchas es tan amplia como las reivindicaciones que lleva cada uno en su mochila. “No encuentro ningún argumento para no estar aquí”, así ha enfatizado una manifestante la importancia, resignación y cúmulo de reivindicaciones que hacen necesario acudir a estas marchas. Esta manifestante ha utilizado días de vacaciones para poder estar en las últimas seis etapas, y no es la única. Cada una se ha incorporado en función de sus posibilidades.
Jesús llegó el 18 de marzo a La Roda. Al enterarse de las reivindicaciones y las marchas decidió llenarse la mochila con lo imprescindible y partir solo hasta el punto de encuentro con las columnas del Mediterráneo. Está en paro y no quiere formar parte de la comodidad de la no participación social.
“Ha habido algunos momentos de tensión, como lo ocurrido en Caudete, pero en general todo se está desarrollando con normalidad”, ha comentado una activista que desde hace diez días forma parte de la columna que salió desde Alicante. No solo han andado por arcenes y caminos secundarios. Han realizado acciones de concienciación y reivindicación como acudir entidades bancarias en La Roda, o de denuncia de monumentos franquistas en la misma localidad. Finalmente, los últimos nueve kilómetros los han realizado por la autovía A-3, en filas de tres personas y escoltados por vehículos de apoyo y patrullas de la Guardia Civil. Muchos coches hacían sonar el claxon a modo de apoyo. “Cualquier detalle sube el ánimo y recarga un poco las fuerzas”, ha comentado otra caminante. Pero no todo eran saludos y muestras de cariño, también han recibido alguna que otra recriminación. “Nos han hecho una peineta, pero no le damos importancia”, ha indicado otra marchante.
Después de más de cinco horas, los vecinos y vecinas de Fuentidueña les han guiado hasta una vieja plaza de toros, donde el Ayuntamiento les ha mostrado su apoyo haciéndose cargo de la comida de todos los caminantes, detalle que ha sido agradecido entre aplausos y vítores.
En este punto cabe destacar como dato curioso la configuración del Ayuntamiento de Fuentidueña. La corporación municipal está compuesta por cinco concejales de Izquierda Unida apoyados por uno del Partido Popular que no tiene competencias de gobierno, frente a la oposición de cinco concejales del PSOE. No es preceptivo aquí y ahora hablar de la política interna del pueblo anfitrión ya que lo importante en esta cobertura son las Marchas, pero para muchos hoy no ha pasado desapercibido este detalle, comentado con sorna por una representante del mismo gobierno local por lo infrecuente de la combinación política.
Después de la revitalizadora comida (con su agua y su pieza de fruta), la mayoría de los marchantes se han desplazado al polideportivo municipal para asearse, tender sus esterillas y colchonetas y descansar de la dura jornada de hoy y coger fuerzas para la maratón de mañana, aproximadamente 30 kilómetros de etapa entre Fuentidueña del Tajo y Perales de Tajuña. Media docena de pares de pies han descansado en zafas con agua y sal. Los masajes en las piernas, presentes todo el camino, han vuelto a producirse y se seguirán produciendo.
“Cómo me alegro de haberme puesto polvos de talco en los pies”
Pero no todos han querido disfrutar de una merecida siesta y/o momento de asueto en el pabellón deportivo. Una decena de activistas han decidido remojar sus pies en el Tajo, que abraza al pueblo en sus meandros, e incluso uno de ellos ha tenido valor para bañarse. Entre ellos un pequeño grupo de jóvenes de la columna de Valencia ha estado discutiendo sobre la conveniencia de llevar a cabo acciones reactivas o proactivas, sobre si la violencia deslegitima o no la lucha. 15M. Gamonal. Una más de esas eternas discusiones que se encuentran en este tipo de eventos y que los enriquecen. Pero han dado las cinco de la tarde, hora de ponerse las zapatillas y acudir a la asamblea. “Me alegro de haberme puesto polvos de talco en los pies”, ha acabado apostillando uno de ellos calzándose para empezar a moverse.
La columna de Valencia se caracteriza por su metodismo y por seguir dinámicas que recuerdan a las del 15M y que han usado siempre la mayoría de colectivos de izquierda (asambleas frecuentes, portavocías electas, trabajo coordinado por comisiones…). Así mismo, Murcia y Alicante también han celebrado sus respectivas asambleas. Tras debatir distintos temas organizativos de cara al día siguiente, se ha comunicado la celebración esta noche de una cervezada conjunta con las columnas de Alicante y Murcia a fin de favorecer la unión de la Marcha Mediterránea. Todo el mundo a favor.
A partir de aquí lo que queda de día es para descansar, socializar y cargarse las pilas para seguir avanzando hasta la capital. Ojalá fuera más fácil describir la exteriorización de la emoción por participar en la Marcha y su mezcla con el cansancio del camino. En realidad sí hay una palabra con las connotaciones adecuadas a aplicar en este caso: Sueño.
El cansancio era evidente en sus caras a primera hora, tampoco podían disimularlo porque muchos de ellos han recorrido casi 300 kilómetros. El entusiasmo y el convencimiento de la lucha justa que están desarrollando eclipsan el más mínimo ápice de debilidad. El primer tramo de la marcha ha transcurrido por un carril de servicio sin asfaltar. Las quejas han aflorado entre las personas caminantes al sentir que el trayecto que les estaban indicando era una forma de invisibilizar la protesta.
La horquilla de las edades de las personas que forman parte de las marchas es tan amplia como las reivindicaciones que lleva cada uno en su mochila. “No encuentro ningún argumento para no estar aquí”, así ha enfatizado una manifestante la importancia, resignación y cúmulo de reivindicaciones que hacen necesario acudir a estas marchas. Esta manifestante ha utilizado días de vacaciones para poder estar en las últimas seis etapas, y no es la única. Cada una se ha incorporado en función de sus posibilidades.
Jesús llegó el 18 de marzo a La Roda. Al enterarse de las reivindicaciones y las marchas decidió llenarse la mochila con lo imprescindible y partir solo hasta el punto de encuentro con las columnas del Mediterráneo. Está en paro y no quiere formar parte de la comodidad de la no participación social.
“Ha habido algunos momentos de tensión, como lo ocurrido en Caudete, pero en general todo se está desarrollando con normalidad”, ha comentado una activista que desde hace diez días forma parte de la columna que salió desde Alicante. No solo han andado por arcenes y caminos secundarios. Han realizado acciones de concienciación y reivindicación como acudir entidades bancarias en La Roda, o de denuncia de monumentos franquistas en la misma localidad. Finalmente, los últimos nueve kilómetros los han realizado por la autovía A-3, en filas de tres personas y escoltados por vehículos de apoyo y patrullas de la Guardia Civil. Muchos coches hacían sonar el claxon a modo de apoyo. “Cualquier detalle sube el ánimo y recarga un poco las fuerzas”, ha comentado otra caminante. Pero no todo eran saludos y muestras de cariño, también han recibido alguna que otra recriminación. “Nos han hecho una peineta, pero no le damos importancia”, ha indicado otra marchante.
Después de más de cinco horas, los vecinos y vecinas de Fuentidueña les han guiado hasta una vieja plaza de toros, donde el Ayuntamiento les ha mostrado su apoyo haciéndose cargo de la comida de todos los caminantes, detalle que ha sido agradecido entre aplausos y vítores.
En este punto cabe destacar como dato curioso la configuración del Ayuntamiento de Fuentidueña. La corporación municipal está compuesta por cinco concejales de Izquierda Unida apoyados por uno del Partido Popular que no tiene competencias de gobierno, frente a la oposición de cinco concejales del PSOE. No es preceptivo aquí y ahora hablar de la política interna del pueblo anfitrión ya que lo importante en esta cobertura son las Marchas, pero para muchos hoy no ha pasado desapercibido este detalle, comentado con sorna por una representante del mismo gobierno local por lo infrecuente de la combinación política.
Después de la revitalizadora comida (con su agua y su pieza de fruta), la mayoría de los marchantes se han desplazado al polideportivo municipal para asearse, tender sus esterillas y colchonetas y descansar de la dura jornada de hoy y coger fuerzas para la maratón de mañana, aproximadamente 30 kilómetros de etapa entre Fuentidueña del Tajo y Perales de Tajuña. Media docena de pares de pies han descansado en zafas con agua y sal. Los masajes en las piernas, presentes todo el camino, han vuelto a producirse y se seguirán produciendo.
“Cómo me alegro de haberme puesto polvos de talco en los pies”
Pero no todos han querido disfrutar de una merecida siesta y/o momento de asueto en el pabellón deportivo. Una decena de activistas han decidido remojar sus pies en el Tajo, que abraza al pueblo en sus meandros, e incluso uno de ellos ha tenido valor para bañarse. Entre ellos un pequeño grupo de jóvenes de la columna de Valencia ha estado discutiendo sobre la conveniencia de llevar a cabo acciones reactivas o proactivas, sobre si la violencia deslegitima o no la lucha. 15M. Gamonal. Una más de esas eternas discusiones que se encuentran en este tipo de eventos y que los enriquecen. Pero han dado las cinco de la tarde, hora de ponerse las zapatillas y acudir a la asamblea. “Me alegro de haberme puesto polvos de talco en los pies”, ha acabado apostillando uno de ellos calzándose para empezar a moverse.
La columna de Valencia se caracteriza por su metodismo y por seguir dinámicas que recuerdan a las del 15M y que han usado siempre la mayoría de colectivos de izquierda (asambleas frecuentes, portavocías electas, trabajo coordinado por comisiones…). Así mismo, Murcia y Alicante también han celebrado sus respectivas asambleas. Tras debatir distintos temas organizativos de cara al día siguiente, se ha comunicado la celebración esta noche de una cervezada conjunta con las columnas de Alicante y Murcia a fin de favorecer la unión de la Marcha Mediterránea. Todo el mundo a favor.
A partir de aquí lo que queda de día es para descansar, socializar y cargarse las pilas para seguir avanzando hasta la capital. Ojalá fuera más fácil describir la exteriorización de la emoción por participar en la Marcha y su mezcla con el cansancio del camino. En realidad sí hay una palabra con las connotaciones adecuadas a aplicar en este caso: Sueño.
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