Su
importancia se acrecienta al tener lugar en un contexto mundial
extraordinariamente complejo y peligroso al que se ha llegado como
resultado de las deformaciones del capitalismo tardío y de las
pretensiones hegemónicas de las potencias imperialistas, y en una región
en la que está en marcha una ofensiva derechista contra todos los
procesos populares de la América Nuestra, incluyendo en primer lugar a
la revolución cubana, ofensiva digitada por los centros de poder del
Estado norteamericano.
Se entonan
viejos y nuevos cantos de sirena, se provoca la duda, se fomenta la
división, a la vez que se denigra la experiencia socialista vivida por
nuestro pueblo durante más de medio siglo, mientras se ofrece el viejo
capitalismo como única alternativa. Estamos en medio de la batalla de
ideas que vaticinó Fidel.
De ahí que
cobre una mayor significación el debate de estos documentos, que debe
verse como proceso decisivo en el fortalecimiento de la cohesión
nacional. Su elaboración transcurrió por diferentes versiones y recogió
valiosas opiniones de personas con gran experiencia y preparación. Son
documentos cuidadosamente elaborados, en los que se puede ver la
intención de lograr integridad, armonía, sustantividad y economía de
palabras en sus enfoques y definiciones; pero como toda obra humana son
mejorables, algo que seguramente ocurrirá como resultado de su
valoración en esta amplia convocatoria a la militancia y la ciudadanía.
Ciertamente,
los plazos establecidos son muy estrechos, sobre todo si se tiene en
cuenta que desde fines de julio y todo el mes de agosto, así como el
inicio de septiembre, transcurre el merecido descanso de las vacaciones
escolares que muchas familias hacen coincidir con el descanso laboral.
Ambos documentos tienen una considerable densidad conceptual y
programática y se corre el peligro de la formalización del proceso de su
discusión y aprobación si no se hace una preparación previa que recoja
las ideas esenciales que contiene y si no se hace sobre ellas un
eficiente ejercicio analítico crítico. Lo que debe procurarse como
finalidad esencial es precisamente su enriquecimiento.
Tampoco debe
esperarse la unanimidad, si bien no hay que excluirla si ella se
produce. Por más que unos y otros estén de acuerdo con sus contenidos y
que haya confianza política e intelectual en quienes los prepararon, hay
que verlos ante todo como documentos en consulta, no como documentos
normativos.
El texto
acerca de la conceptualización del modelo económico y social cubano de
desarrollo socialista, no debe entenderse como algo acabado, menos como
“la teoría” de la construcción del socialismo en Cuba, sino que esboza
las líneas generales del desarrollo integral deseable de la sociedad
cubana en el mediano y largo plazos, y en ese tenor contribuirá al
propósito de trabajar ese proceso en el plano teórico. Considero
importante esta aclaración, ya que es a partir de esas ideas -una vez
enriquecidas por el debate- y de su puesta en práctica, que continuará
el proceso de teorización acerca de la construcción de una sociedad de
orientación socialista en las condiciones cubanas.
El texto
acerca del plan nacional de desarrollo económico y social contiene una
propuesta de visión de nación y un conjunto de ejes estratégicos cuyos
contenidos y objetivos generales y específicos se explicitan en cada
caso. Es la oportunidad de proponer ideas que aporten a todo lo pensado
en materia de estrategia de desarrollo.
Nuestra cultura política
La
revolución nos ha educado en el derecho a opinar sobre las políticas
fundamentales del país, hemos tenido experiencias brillantes y únicas en
el mundo en esta materia, baste recordar el debate del Llamamiento al
IV Congreso del Partido y los importantísimos parlamentos obreros, ambos
procesos en medio de las mayores dificultades económicas que ha vivido
Cuba y cuyos resultados fueron decisivos para el fortalecimiento del
consenso político de la revolución socialista.
No por el
poco tiempo que tenemos para desarrollar estos análisis según los plazos
que han sido previstos por el partido, sino por su incalculable
trascendencia social y política, se impone que en todo el país se cree
un ambiente de discusión y se estimule una vasta participación social en
la más amplia democracia, algo que solo será posible si se logra que
interactúen eficientemente tres factores fundamentales: la movilización
social, la intervención directa de los dirigentes políticos del país en
el esclarecimiento, tú a tú, de los contenidos y finalidades de las
políticas propuestas, y si se logra que los medios de comunicación
social del país, los tradicionales y los nuevos, reflejen fielmente la
riqueza de las ideas que genere la discusión colectiva y contribuyan así
a motivar y a fertilizar el debate en el país.
Hoy es
necesario un proceso que reverdezca las fibras revolucionarias de la
sociedad cubana, que conmueva el patriotismo y el civismo de la
ciudadanía, que estimule a todos, en especial a nuestra juventud a una
activa y comprometida participación y para ello los tres factores antes
mencionados son decisivos.
Algunos criterios prácticos
El documento
referido al plan nacional de desarrollo económico y social hasta el
2030, contentivo de los ejes y sectores estratégicos de la construcción
económica y social, así como una propuesta de visión de nación, está en
plena consonancia con el relativo a la conceptualización del modelo. Al
final del tabloide que se ha publicado con ambos textos hay una relación
de términos fundamentales empleados en esos documentos. Considero un
buen procedimiento para el debate, conocer primero esos contenidos.
Naturalmente, como toda definición, las 33 que se recogen en el tabloide
pueden ser todas modificadas, sin embargo, lo fundamental para entender
ambas propuestas: la conceptualización y el plan nacional, es conocer
cómo han sido entendidos los conceptos fundamentales que se recogen en
el glosario.
El mundo nos observa
No exagero
si afirmo que los cambios que están teniendo lugar en la sociedad cubana
son seguidos por muchos en el planeta. Cuba se ha convertido una vez
más en el fiel del equilibrio del mundo.
La batalla
que estamos librando pone sobre el tapete nuevamente el dilema de ¿quién
vence a quién? De un lado están las pretensiones de reinstalar en Cuba
el capitalismo dependiente, del otro la salvación de la Revolución, de
nuestra independencia y soberanía nacional. De eso trata este debate.
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