Las conceptualizaciones teóricas y las
acciones prácticas, que deben ser dialécticamente coherentes y
concordantes en el organismo social, tienden a confirmarse con cierta
relatividad en la realidad para la que están concebidas, conduciendo a
la interpretación diversa, omisión (in)-voluntaria, evasión y distorsión
de los contendidos y formas de las proyecciones programadas, al variar
su pronosticada aplicación en la praxis concreta, sin importar en
demasía las líneas estratégicas, tácticas e intenciones establecidas de
antemano, ni siquiera aquellas que conlleven ideas de re-creación y
renovación de probables mejoras públicas y designios positivos de la
voluntad de los decisores políticos con el apoyo democrático de las
masas populares.
Porque en el terreno de lo
social, las teorías y prácticas si no son sistémicas estructuralmente, y
aun siéndolas, suelen adentrarse en complejas contradicciones, dudas y
perplejidades como consecuencia de las heterogéneas interacciones de la
vida real, que no solamente son económicas y sociales, sino que abarcan
todo el abanico multicolor de la realidad societaria: el ser humano
individual y colectivo, en conjunto armónico con la naturaleza, además
de las convenciones reglamentadas y normadas, jurídicas, estéticas,
morales, éticas, axiológicas, normativas, simbólicas; así como las
costumbres, hábitos, mitos, ritos, creencias y las formas
representativas que asumen los imaginarios sociales tan variados.
Además, las irregularidades y los caos casuales y casuales, que no
estaban pronosticados.
Incluso, algunas
intersubjetividades, comprendiendo que lo objetivo no está ubicado como
un ente aparte o exterior como lo explican algunos textos filosóficos
vulgares, actúan dentro y fuera de las institucionalidades establecidas,
porque no todo puede ser abarcable desde el ángulo institucional por la
rigidez y pesadez que estas asumen (las instituciones), ya que la
sociedad también funciona con lo que se autoconstruye en su
propio seno, y cuando la disfuncionalidad sucede, regularmente, no debe
considerarse como un error de la política elaborada, sino como un
insuficiente diálogo entre las ciencias sociales y los decisores
políticos, y una limitación de la política si no ha reparado que la vida
social transcurre de ese modo, en los bordes y vórtices de los marcos
institucionales establecidos.
Por supuesto, si las instituciones y
organizaciones, no sólo las estatales y públicas, sino las privadas,
mixtas, cooperativas, comunales, sindicales, personales, formales e
informales, entre otras, no estuvieran caracterizadas por la presencia
del burocratismo, instrumentalismo y el formalismo sería más fácil
precisar esos movimientos reales y usuales del cuerpo societario, en sus
partes y en su conjunto, sin fracturas, porque algunos son visibles,
otros lamentablemente no tanto, pero también suelen ser invisibilizados,
y porque demás en algunas ocasiones no son valorados en toda su
multidimensión.
De igual forma, la nunca
directa correlación acontece entre teoría y práctica por la posible
absorción crítica o acrítica en el entorno sociocultural acumulado y el
que se reconstruye por las propias prácticas revolucionarias, acertadas y
deformadas, por el explotador y opresor del capitalismo interno/externo
y un socialismo en construcción, aun defectuoso, (1) aunque este último debe tratar de fomentar sin mutilaciones las libertades físicas e intelectuales, ya que posee una indiscutible potencialidad para el pleno desarrollo humano.
La direccionalidad inducida se
entreteje asimismo, con los factores internos / externos, previstos e
imprevistos, como la explosión de inevitables y no calculadas crisis
capitalistas económicas mundiales con su enorme repercusión, (2) los
vaivenes de las bolsas de valores internacionales, las baja en la tasa y
rentabilidad media de las ganancias de las transnacionales, las
cambiantes regulaciones del cambio del dólar (moneda fuerte
internacionalmente), la especulación en los mercados bursátiles, la
ambigüedad constante de los precios de los productos-mercancías en el
mercado global, los ciclones, las sequías, el cambio de los patrones
climáticos, entre otros tantos fenómenos recurrentes, al que se suma en
el caso cubano, la enemistad del establishment de los EE.UU., y las
ambigüedades de quienes asumen la presidencia en ese vecino
imperialista.
Al unísono, se entrelazan con
las múltiples subjetividades de los diversos viejos y nuevos actores
sociales, incluidas las clases sociales y las copiosas estratificaciones
que asumen y sus heterogéneos propósitos; las siempre presentes
indeterminaciones, las bifurcaciones y los procesos emergentes, por lo
que acontecen disímiles apropiaciones de tales pensamientos y accionares
de acuerdo a los intereses, posibilidades y las capacidades culturales
adquiridas por los agentes del cambio, produciéndose una alteración, a
veces sustancial, de la planificación indicada. (3) En tal caso, el plan
preestablecido, su conceptualización e implementación se debe
reamoldar, rectificar y modificar de manera inteligente, sentipensante y
urgente, para que no prosigan las desarticulaciones e incongruencias,
con el fin de evitar traumatismos y efectos indeseados.
Tal parece suceder al proceso
de implementación de las políticas de actualización del modelo económico
y social cubano, (4) cuyo fin es conducir hacia un socialismo próspero y
sostenible, además de independiente, soberano, democrático, a lo que se
ha de sumar el carácter antimperialista del proyecto.
Aunque pensado para
llevarse a cabo sin prisa, pero sin pausa, los derroteros de las mismas
han encontrado innumerables retos y ritmos menos acelerados que los
ambicionados. Los enormes esfuerzos en el terreno de solucionar las
problemáticas económicas no se han traducido en los resultados
esperados. Porque, “…en las condiciones de nuestro socialismo
imperfecto, [afirmó Raúl Castro] a causa de insuficiencias propias,
muchas veces dos más dos da como resultado tres.” (5)
En algunas instancias públicas, ya sean
partidistas, laborales, institucionales, estudiantiles, juveniles y
barriales, donde se discutieron amplia y profundamente los documentos,
existió la sana preocupación que no se expusiera diáfanamente hasta
dónde había llegado el proceso revolucionario socialista cubano en más
de medio siglo, tal como lo realizado en los Informes que el Comandante
en Jefe Fidel Castro rendía a los congresos, en el Programa del Partido
Comunista de Cuba confeccionado 1986, cuyo antecedente fue la Plataforma
Programática de 1975, (6) que por decisiones, quizás no bien razonadas,
tales programas dejaron de funcionar, a pesar de poseer una interesante
perspectiva holística para su tiempo y los venideros.
Aunque, esos documentos están nombrados en
la introducción de los documentos de la actualización, como también ‘La
historia me absolverá’, se conoce que no ha sido posible reeditarlos por
lo que parte de la población no los tiene, no los domina y, otra parte
de la misma, no los recuerda.
Desde otro ángulo del asunto y
su análisis, la militancia partidista, sindical, la de los barrios,
desconoció qué planteamientos se habían realizado por los militantes que
pertenecían a otros núcleos y colectivos, por lo tanto, no se pudo
realizar una comparación cuantitativa y cualitativa de cuales ideas,
diagnósticos, proposiciones, criterios se reiteraron y manejaron a nivel
local, municipal, provincial y nacional.
Tampoco se supo cuáles fueron los criterios
para que no fueran tenidos en cuenta, salvo aquellos que se manifestaron
por una tendencia procapitalista y contrarrevolucionaria. Aunque esa
información la acumuló la máxima dirección de la Revolución, por el
procesamiento realizado por el Centro de Estudios Sociopolíticos de
Opinión (CESPO), no fue del conocimiento público, tampoco de la
militancia.
Habría que volver a revisar esa
documentación para poder encontrar, si existe, argumentos que pudiendo
haber sido desechados en ese instante podrían recuperarse si su madurez y
validez son viables y factibles.
A pesar, de no ser
concebidas como una transformación estructural integral -entiéndase
reestructuración profunda- (7) y si como una serie de reformas, aunque
el término no se utilice en el discurso político, contienen si mismas
una racional y radical reformulación con respecto a lo que se estaba
realizando con anterioridad. Algunos antecedentes de los actuales
cambios estuvieron experimentándose en la década de los 90 y principios
del siglo XXI, aunque las ‘marchas’ y ‘contramarchas’ en su devenir, no
lo dejaron alcanzar su consolidación como programas políticos y
socioeconómicos estables. (8) Sin olvidar que, la economía, una
ciencia humana e inexacta, tiene relación biunívoca, aunque directa, con
la sociedad, las estructuras clasistas, las relaciones de poder, la
política y un vínculo inequívoco con valores y concepciones del mundo en
general, y con un espíritu de nación en particular. (9)
Y no se trata de empezar
siempre de nuevo, que es un pensamiento típico de la mentalidad propia
del subdesarrollo, sino que hay que introducir en el reto de las
estrategias políticas la recuperación de la memoria histórica, el
conocimiento científico que pueden aportar las ciencias sociales
transdisciplinariamente, pero complementarlo con otros conocimientos de
la ciencia formal, léase las manifestaciones artístico-culturales, el
arte y la literatura, los saberes experienciales populares, los saberes
asociados a la praxis, la oralidad y la cotidianidad del sentido común
del ciudadano, (10) así como los imaginarios, la comunicación, la
cultura y lo simbólico. (11)
Todas con sus errores y aciertos, pero
analizando críticamente cuáles son las experiencias positivas que se han
extraviado en el tiempo, en una desatención que está dada,
erróneamente, por una falta de sistematización y subestimación de lo que
se ha hecho, a veces por la forma improvisada y empírica, hasta
pragmática, en que se ha acometido, pero que es un pensamiento y
quehacer acumulativo que no se podrá menospreciar.
Por lo que es necesario recobrar la teoría
marxista y el pensamiento crítico, no sólo en su valor cognoscitivo,
sino en su imbricación natural con la práctica, las cuales acompañan los
procesos de transformación y están en el centro de ellos, sin
intervenciones impositivas, sino bebiendo de las enseñanzas y
experiencias que surgen en su entorno.
En este sentido, las
transformaciones actuales enmarcadas en el terreno socioeconómico
esencialmente, desafían, en no menor grado, las viejas prácticas de un
‘socialismo de Estado’ que predominó, y continúa haciéndolo, por el
relativo mimetismo subyacente, del referente histórico prosoviético y
este europeo, el cual no ha sido sometido a una crítica rigurosa y
examen de conciencia en el discurso político, en más de cincuenta años
de proceso transicional socialista, con la introducción de las nuevas
propuestas descentralizadoras, entre otras muchas, en un complicado
entorno nacional, regional e internacional. (12)
Al decir de la socióloga cubana Mayra
Espina, la orientación fundamental hacia la recuperación de la
sustentabilidad económica del proyecto socialista es una meta pertinente
y decisiva, porque sin sustentabilidad económica no hay proyecto
social.
Sin embargo, agrega, que
no parece conveniente violentar el carácter sistémico de lo social y
asumir una lógica de intervención-transformación por etapas o esferas
fragmentadas, donde primero se actúa sobre lo económico y después sobre
lo demás, donde lo social queda como preservación de conquistas y lo
político más bien pareciera que no está urgido de cambios, cuando es
todo lo contrario, sin mellar las bases del socialismo nacional. (13)
El politólogo Juan Valdés Paz, por su parte
asevera que, “…uno de los grandes retos que tenemos para superar la
sociedad actual, es el tema de plantearnos no solamente reformas
económicas, sino reformas en todas las esferas, que den lugar a un mayor
desarrollo democrático.” (14) Porque, según este autor, no se trata
solamente de enunciar la consigna acerca de un ‘socialismo próspero y
sostenible’, sino que esta se concientice y forme parte, a través de un
debate serio y minucioso, en una cultura de masas, en un discurso
hegemónico ya que, al final, en “…todas las esferas nosotros tenemos que
asegurar la hegemonía de la cultura socialista, o si no habremos
perdido; la oposición y el disenso tienden a agruparse donde
precisamente la hegemonía socialista es más débil.” (15)
Lo que presupone un cotidiano proceso de
re-formación y reeducación ética-política y cultural, también económica,
ideológica y jurídica de los hombres y mujeres que deben repensar y
rehacer el socialismo no sólo desde el ángulo individual, sino desde una
arista consciente colectivista y solidaria.
Entonces, si el socialismo está lejos de
haber sido transitado o construido en Cuba, más bien se reinicia o
continúa en circunstancias históricas más complejas, tal empeño
constituye por fuerza un HOY, aunque los tiempos para su afirmación sean
de mediana y larga duración. No obstante, no se puede dejar al libre
quehacer del desarrollo de las fuerzas productivas, bajo una visión
economicista, con el signo inexorable del mercado que debe ser regulado
por el pueblo, no sólo por el Estado, con el fin de robustecer y hacer
más eficiente al país desde el punto de vista económico, con el fin de
alcanzar el bienestar común, para luego retornar y repensar ideopolítica
y culturalmente el socialismo. (16)
Los peligros relacionados ante estas
tardanzas, como los comportamientos desideologizadores y de
conservatizaciones latentes en la sociedad, nos compulsan a relanzar la
persuasión y seducción de una teoría filosófica, política, ética y
estética marxista y de otras escuelas de pensamiento que puedan aportar
al empeño, (17) para la reconstrucción de la práctica socialista en el
cuerpo societal desde otras perspectivas, con novedosos códigos
informativos-comunicacionales y métodos democráticos de masas,
esencialmente participativos desde abajo, con una impronta
cultural-civilizatoria de liberación socialista y comunista,
contrahegemónica y antistemica al capitalismo.
Por lo que, la construcción socialista es un proceso ad infinitum
de construcción/desconstrucción de conocimientos (científicos),
teorizaciones y conceptualizaciones tan necesarias como la constante
práctica revolucionaria transformadora que se constituye en el criterio
de la verdad, siempre aproximada y nunca completamente reflejada o
captada.
I
La experiencia de siete años, desde el 2011 hasta el 2018, ha demostrado que la
implantación de un nuevo sistema de dirección social, económica,
política y jurídica en el infinito tránsito socialista es una tarea
sumamente complicada cuando se trata de mantener una dirección política,
socioeconómica y cultural óptima, cuando menos eficiente, ya que no se
puede dar por terminado un nuevo sistema si no se ha dado cuenta crítica
del anterior, que conllevaba al análisis
histórico-político explícito y comprensible de lo logrado, ya fuera
satisfactorio, regular e impropio, así como tampoco se realizaron los
balances adecuados acerca de los puntos de partida, algunos negativos,
que precedían al actual modelo, los que continuaron agravándose -como el
panorama de crisis social, económica y de valores-, y los que lograron
consensualmente la estabilidad-gobernabilidad política, entiéndase la
Unidad en la Revolución, en el levantisco espacio tiempo del Período
Especial. (18)
De igual forma, debían
extraerse críticamente las lecciones y experiencias que podían
retomarse, aquellas que debían abandonarse y las nuevas vías para
solucionar las contradicciones socioeconómicas, políticas y culturales
que se fueron acumulando: envejecimiento de la población, bajas tasas de
fecundidad y natalidad, la movilidad social, por ende, la laboral, el
crecimiento del movimiento migratorio, el aumento de las desigualdades e
inequidades sociales (de género, raciales, etáreas, sectoriales,
ramales, territoriales, etc.), entre otras, que crearon un escenario
nacional, que se conformó de manera completamente diferente al de las
décadas precedentes; asimismo debe diseñarse el cronograma, la
gráfica, con cierta exactitud, de los componentes, con los rótulos y la
función de cada uno de ellos en un orden establecido, pero con una
dialéctica de síntesis integral y totalidad. (19)
La fragmentación y las deficiencias en la
integralidad no son buenas consejeras para llevar a cabo el cambio
propuesto, con el fin de que no se creen shoks innecesarios y
predecibles que vayan en contra de la necesaria unidad nacional y
social, por lo que debe diseñarse un cronograma, la
gráfica, con cierta exactitud, de los componentes, ramales y
sectoriales, territoriales, con los rótulos y la función de cada uno de
ellos en un orden establecido, pero con una dialéctica de síntesis,
coherencia, información, comunicación transparente y oportuna.
El camino engorroso y de difícil elaboración
de diversas políticas económicas, las cuales se basan en concepciones
de una economía política del socialismo, en ciernes, pero mal utilizada
de acuerdo a las experiencias socialistas, y no solo cubana; al igual
que los procesos de planificación y su relación con el mercado, tienen
un acumulado teórico, político y socioeconómico importante que debe
valorarse en los estudios e investigaciones de las ciencias sociales
actuales, como por los decisores políticos, para la reelaboración de una
economía política del socialismo que, aunque incompleta y cuestionada
en los diferentes períodos históricos desde 1959 hasta la fecha, por
haber sufrido de yuxtaposiciones e incapacidades de realizar un despegue
estable, muestran ensayos de disímiles tipos, además de tanteos
heterogéneos a veces hasta eclécticos, que conllevaron a ciertas
elaboraciones conceptuales e implementaciones prácticas que pueden
ofrecer algunos juicios, no necesariamente conclusorios, sino
balanceadamente positivos y negativos, que redundarían en el obligatorio
desaprendizaje y el reaprendizaje contemporáneo.
Ninguna lección
histórica, socioeconómica y política, de la índole que sea, puede ser
menospreciada de antemano, sin someterla a un análisis profundo y
concienzudo. (20)
Algunos puntos abordados
por el V Pleno coinciden con las numerosas ideas que se debaten hoy en
el cuerpo societario a nivel general, específicamente, en los sectores
de los obreros, campesinos, cooperativos y los intelectuales orgánicos,
(24) intelectuales revolucionarios que no pueden ser, al decir del Ernesto Che Guevara, indiferentes a la realidad social, y otras
opiniones ampliamente expresadas en debates públicos que,
inesperadamente, no están en el resumen publicado, y que apostamos que
de seguro fueron objeto de suma atención por el Buró Político y el
propio Pleno partidista, pues son realidades visibles que no pueden
obviarse en un análisis profundo y riguroso del proceso de actualización
del Modelo Económico y Social.
Nos referimos, enfáticamente, a
los efectos dañinos de la burocratización que tiende a la hipertrofia
de los sistemas de dirección democráticos socialistas, (25) la presencia
(inevitable) de los tecnócratas con una visión dogmática, pragmática -
economicista, así como de la corrupción, delitos e ilegalidades que
ponen en peligro al socialismo; los privilegios, prebendas y el
enriquecimiento (legal e ilegal) desmedido de algunas personas en el
país -entiéndase en la acrecentada lucha socioclasista e ideológica que
se despliega, no sólo por la aparición de los nuevos agentes sociales
como consecuencia de las formas no estatales de propiedad y gestión-, y
que urge al imprescindible involucramiento popular, el acrecentamiento
del rol de la democracia directa y protagónica, en la
regulación-control, decisión de políticas micros/macros sociales y de su
posible participación en la solución de las problemáticas abordadas,
(26) lo que no menosprecia el papel del Estado, el Poder Popular y el
Partido de vanguardia.
La combinación del
despotismo burocrático (el burócrata no puede ser sino déspota) y la
anarquía de mercado -que no es el caso de la actualización socialista
cubana- no puede, bajo ningún concepto, ser considerada como una
alternativa válida para transitar el socialismo, tal como sucedió en los
“socialismos reales” y en el modelo yugoslavo de autogestión en sus
años finales, (27) que abrazaron junto a los dogmas marxistas vulgares,
al liberalismo burgués, el reformismo pasivo y el socialdemócrata. (28)
En fechas tempranas del proceso revolucionario socialista cubano, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, aseveró que, “…El
método burocrático implica el riesgo, incluso, de sacrificar una serie
de principios que son fundamentales para la revolución. Y, sobre todo,
hacerle perder -renunciar- a lo que es tan fundamental en la revolución:
la iniciativa, el espíritu creador y el entusiasmo de las masas. Porque
una revolución es, sencillamente, una tarea de pueblo, no es una tarea
de funcionarios administrativos, no es una tarea de dirigentes
revolucionarios. Una revolución es una tarea de pueblo. Y el método
burocrático está en contradicción absoluta con el principio de la
revolución socialista.” (29)
Por su parte, el sociólogo y filósofo, Darío
L. Machado, en un interesante artículo de finales de 2017, exponía:
“…Para afirmar que Cuba tiene que desechar la planificación y aspirar a
ser atendido con la seriedad necesaria, es preciso, primero, referirse
al contenido de esa categoría y no simplemente presentarla como una
categoría dogmática, rígida, que no admite flexibilidad, sin aportar
argumento alguno. A tal interpretación ciertamente ayuda la palabra
“centralizada” que se ha instalado con un significado de “verticalismo”,
“imposición”. La centralización no necesariamente tiene que convertirse
en verticalismo, rigidez o imposición. Una de las funciones principales
del partido y del Estado revolucionarios es impedirlo, a través del
combate permanente contra las tendencias al burocratismo, el
acomodamiento y la corrupción (…) La planificación no es solo economía,
es también política y es ideología. Cuba no tendría oportunidad alguna
en el mundo de hoy si no es capaz de organizar, articular y orientar el
aprovechamiento de sus recursos naturales, materiales y humanos de modo
eficiente, protegiéndolos de la avidez del capital foráneo. Y tal cosa
es posible solamente si predomina la propiedad de todo el pueblo sobre
los medios fundamentales de producción de bienes y servicios, si hay
planificación socialista y si se mantiene el poder político del pueblo
trabajador." (30)
Para culminar con el análisis del Pleno, en una de sus partes del resumen publicado plantea que: “…Finalmente,
el V Pleno del Comité Central aprobó el informe evaluativo y las
acciones futuras que aseguran la continuidad de la actualización del
modelo económico y social mediante una mayor participación y
responsabilidad de los Organismos de la Administración Central del
Estado, las entidades nacionales y demás órganos.”
Tales conclusiones, aparentan distar del
replanteamiento sobre el rol esencial democrático de los colectivos
laborales, sindicales, los barriales - comunitarios, de la inmensa red
de organizaciones de masas y sociales, más la heterogénea sociedad civil
cubana en esta batalla -que, si está presente en varios de los
discursos del Primer Secretario del PCC, Presidente del Consejo de
Estado y Ministros, el General de Ejército Raúl Castro Ruz-, (31) que no
sólo se ganará con los atributos, ya establecidos, y los que se
establecerán, por los aparatos de la dirección / administración del
Estado, el gobierno y el Partido, menos únicamente con normas y
decretos, aunque estos sean necesarios.
Entonces, los caminos están llenos de
emboscadas, acechanzas que hay que desalambrar la ruta con el papel
conductor del Partido y las masas populares.
Otro factor a tener en cuenta, es que el
socialismo evoluciona, crece y vive en medio de imprevistos, objetivos /
subjetivos, endógenos y exógenos, dadas por las invariantes constantes
del acoso capitalista, las catástrofes naturales y la alta profesión de
fe internacionalista praxiológica que realiza, es decir, la de ofrecer
desinteresadamente no lo que le sobra sino lo que tiene en su ya perenne
escasez.
En todos los casos, muchos planes internos
de desarrollo de la Cuba revolucionaria tuvieron, tienen y tendrán que
ser reacomodados y readaptados por las circunstancias de las múltiples
agresiones de los EE.UU., los fenómenos naturales que conllevaron
catástrofes nacionales y la invariable ayuda solidaria hacia los cinco
continentes, que desde los inicios del proceso revolucionario tuvieron
costos económicos que nunca se han valorado cuantitativamente, o por lo
menos no han sido publicados, y que tienen que haber afectado de una
manera u otra el desarrollo interno del país.
La resilencia en el proceso de crecimiento y
desarrollo cubano debió, y debe ser, natural ante esa ayuda que no se
proclama, ni se agita como una bandera, pero se ejecuta sin titubeos.
Y que, en los años 1975-1991, alcanzaron una
envergadura mayor con las misiones internacionalistas militares en
Angola y Etiopia, que venían antecedidas y compartidas con el apoyo
incondicional a las fuerzas revolucionarias y antimperialistas
nuestramericanas, los movimientos de liberación nacional africanos,
asesoramiento militar y la logística desplegada en Vietnam -la
colaboración militar y civil en la construcción del ‘Camino de la
Victoria’ que enlazó al Norte con el Sur permitiendo la ofensiva final
del ejército socialista norteño hacia el sur y con ello la victoria-,
entre otros apoyo y misiones civiles que fueron desplegadas en otras
latitudes geográficas sin que los países apoyados tuvieran que pagar por
ello.
No se puede ignorar en
cualquier análisis que, la proyección internacional de la Revolución
Cubana se convirtió, desde los inicios de su victoria, en un potente
agente dinámico y original que reprodujo constantemente su proceso
revolucionario interno y el espacio autónomo de Cuba en la palestra
mundial, en especial, en Latinoamérica y el Caribe con el fin de lograr
la supervivencia del país, consolidar las conquistas revolucionarias y
socialistas, salvaguardar la independencia, la soberanía y preservar su
seguridad nacional.
Esa ha sido una de las grandes virtudes de
la Revolución Cubana, ser internacionalista y solidaria con todas las
causas justas del mundo.
II
En el empeño transicional procede imperioso
el recurrir en la recuperación, reconstrucción y recreación de novedosos
epistemes (teorías, metodologías y prácticas) transdisciplinarios,
síntesis críticas del acumulado histórico de pueblos originarios y los
saberes - conocimientos contemporáneos, (32) capaces de captar e
interpretar científica y multidimensionalmente, con apta sabiduría
política, los momentos trascendentales, los coyunturales y las
contingencias para ponerlas a tono con la realidad presente, y renunciar
a los “ajustes” que, accionando como camisas de fuerzas, remiten a
modelos preconfigurados por presupuestos de un pasado que muestra
indiscutidas obsolescencias. (33)
Pero las herencias y los legados, ya sean históricos, políticos, teóricos y prácticos, no se reciben con una mirada de vigencia a priori,
sino que necesitan de la mediación crítica por los contemporáneos para
apropiarse, por propia convicción y decisión, lo que consideran
meritorio y qué no, de acuerdo a los nuevos contextos históricos.
Porque, “…la especial confianza que otorga el pueblo al líder fundador
de una Revolución, no se transmite, como si se tratara de una herencia, a
quienes ocupen en el futuro los principales cargos de dirección del
país.” (34)
Si los marxistas y comunistas manifiestan en
sus programas políticos, tanto mínimos como máximos (que no están
segmentados), la pretensión de poder brindar más de lo que pueden
cumplir, además de ser constantemente inexactos y poco discretos,
surgirá la sospecha de que tales elaboraciones pecan de fantasía, de
estar rezagadas del movimiento real y las necesidades prácticas de la
gente, perdiéndose la terrenalidad seductiva de las propuestas y se
corre el riesgo de provocar desencantos, muchas veces por falta de
previsión, entre el ideal y la realidad socialista que se edifica. (35)
Ello no significa que renuncien a la utopía,
aquella que ilumina e impulsa la acción, porque las revoluciones
socialistas llevan consigo la obsesión de la mística revolucionaria que
cursa impaciente frente a todo contratiempo, la fe en el ser humano
mejorado, el cultivo de la individualidad en la entrega colectivista
solidaria del proyecto que nace, por lo que constituye un estado de
consciencia y de espíritu, ‘cuando lo que parece insólito’, al decir de
Ernesto Che Guevara, ‘se convierte en cotidiano’, en algo común. Ese
territorio político cultural, en donde las victorias y derrotas no son
definitivas, sino puntos de recomienzos.
Esa percepción es correcta y no menoscaba
los enormes esfuerzos en los intentos de construir y estabilizar el
socialismo en un país o grupo de ellos, teniendo que lograr una corta y
mediana perdurabilidad a costa de grandes sacrificios materiales y
espirituales de quienes lo emprenden, lo que es aún insuficiente para su
éxito como proceso emancipatorio humano y de justicia social. Para
ello, le es imprescindible el apoyo solidario e internacionalista de
otros procesos revolucionarios y socialistas o de países-pueblos que
comiencen a enrumbarse hacia ese fin, partiendo de otras premisas y
desarrollos. La «construcción del socialismo» en un solo país es, por
tanto, un imposible (esperanza utópica posible y realizable), y sólo se
hará factible cuando el proceso histórico hacia el comunismo tienda a
ser un proceso universal.
Se trata, ante todo, que la clase proletaria
-no como hecho físico sociológico, sino como proceso político-,
trabajadora (asalariada) y el pueblo activado, tome el poder social y
político, liberando de la explotación y la opresión al resto de la
sociedad, y trate de imponer su modo de apropiación de la realidad,
aboliendo todo modo de apropiación existente hasta nuestros días y
construir otro esencialmente nuevo.
Lenin expresaría, al hallarse inmerso en la
experiencia ruso-soviética que, “…quien espera la revolución social
“pura” no la verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no
comprende la verdadera revolución”. (36) Por su parte, el
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en su alegato de defensa “La
historia me absolverá”, proclamaría, “…nosotros llamamos pueblo si de
lucha se trata”, como concepto y artífice práctico de la Revolución
Cubana. (37)
Lo que se perseveraba, en síntesis, era la consumación del ‘no-Estado’, que Engels (38) y luego Lenin, (39)
percibieran en la Comuna de París de 1871, la primera experiencia de
destrucción de la vieja maquinaria estatal burguesa, y que gracias a la
capacidad, autonomía e iniciativa democrática sustitutiva de un poder
ejercido directa y orgánicamente por el pueblo - ‘la dictadura del
proletariado’ -, ya no constituía propiamente un Estado, sino que
establecía las bases de la transición hacia su ocaso. (40)
En la mayoría de las ocasiones, el tránsito
socialista recurre al test experimental del éxito y el error, por lo que
debe estar dispuesto a rectificar y corregir de inmediato la marcha,
incluyendo dar pasos hacia atrás para luego, relanzar el proyecto hacia
adelante, con mucha invención y audacia. (41) Para que ello
ocurra, sin teoricismos divorciados de la práctica y sin practicismos
ausentes de teorizaciones, el dirigente de la gran revolución socialista
triunfante, en la Rusia de los Zares, en 1917, advirtió que, “…quien
aborde los problemas particulares sin antes resolver lo generales,
fatalmente “tropezará” a cada paso con estos problemas, sin tener
conciencia de ello. Y tropezar ciegamente en cada caso particular
equivale a condenar la política propia a las peores vacilaciones y falta
de principio”. (42)
Lo que significa que la teoría
transformadora no puede quedar detrás, tampoco ir tan hacia delante de
la misma práctica, aunque puede y debe anticiparla, antecederla (prever
evita errores eludibles), sino que debe ajustarse a través de una
dialéctica bien concebida hacia la realidad y las subjetividades
existentes, pero sin subordinarse a esa realidad de forma pasiva o
reactiva, sino proactivamente.
El máximo líder de la Revolución Cubana,
Fidel Castro Ruz, expresaría al respecto: “…Hay que procurar que la
ideología no sufra derrotas, porque las derrotas en la ideología se
pagan con retrocesos en el camino de las revoluciones. Marchemos tan
lejos como podamos, tan rápido como podamos, pero no más allá de donde
podamos, para preservar la ideología de derrotas.” (43)
En síntesis, el tránsito socialista
constituye un camino inexplorado, ignoto, colmado de dificultades,
acertijos, enigmas y dudas, en el plano objetivo y subjetivo, por lo
cual cada país debe construirlo de acuerdo a sus peculiaridades
(particularidades y singularidades) siempre específicas, aunque utilice
algunas leyes y regularidades trazadas de forma general.
Dr. en Ciencias Históricas Orlando Cruz
Capote. Investigador Auxiliar. Instituto de Filosofía. Citma-Cuba. La
Habana, 26 de junio de 2018.
Notas y Referencias:
(1) Carlos
Marx asentía que la práctica revolucionaria era un elemento
consustancial para el despliegue de una nueva sociedad comunista, en su
transición socialista, porque consistía en que el ser humano podía
cambiar, material y espiritualmente (mentalidad y cultura), al mismo
tiempo que se transformaban sus circunstancias, interaccionando sobre
estas en medio de un difícil proceso de concientización de auto-cambio,
como fruto de sus experiencias, actividades y habilidades, más las
propias luchas (o la carencia de ellas), por lo que el desarrollo de las
capacidades humanas no sólo se basan en el trabajo, sino a través de
las causas-consecuencias de todas las relaciones sociales en las cuales
realiza su experiencia praxiológica, en las que se reproduce e
interactúa de forma (in)-directa y protagónica (o no), en los procesos
de producción, distribución y consumo, inmerso en un sistema socialista
que debe constituirse orgánicamente, que en el caso del sujeto múltiple
del cambio hereda, sin embargo, las deformaciones del capitalismo.
Lebowitz, Michael A. (2015): Las contradicciones del “socialismo real”. El dirigente y los dirigidos, Ruth Editorial e Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana.
(2) Ahora las crisis estructurales del sistema-mundo capitalista son múltiples:
de sobreproducción, socioeconómicas, comerciales, financieras,
energéticas, ecológicas, crediticias e inmobiliarias. Crisis endémica,
acumulativa, crónica y permanente, le llama Ricardo Antunes e,
interconexión de las crisis, le denomina Eric Toussaint. Toussaint, Eric
(2008): Interconexión de las crisis capitalistas, Rebelión, 13 de octubre, http://www.cadtm.org/spip.php?article3780; Antunes, Ricardo (2009): La sustancia de la crisis, Revista Herramienta, Nº 41, Julio, Buenos Aires.
(3) Morin, Edgar (1999): Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO, París.
(4) “Lineamientos de la Política del Partido y la Revolución para el período 2016-2020”, “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” y la “Acepción
de algunos términos utilizados en la Conceptualización del Modelo
Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y en las Bases del
Pan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030”, El “Plan Nacional de desarrollo económico y social hasta 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estratégicos”, Granma digital, 2017; Tabloide, 2017.
(5) Castro Ruz, Raúl (2009): Discurso
pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros, en el Tercer Período Ordinario de
Sesiones de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, 1ro de agosto, La Habana.
(6) Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba (1978): Editorial de Ciencias Sociales, La Habana; Programa del Partido Comunista de Cuba (1986): Editora Política, La Habana.
(7) Monreal González, Pedro (2008): El problema económico de Cuba, Espacio Laical, 2/2008; 14 de junio de 2009; http://miscelaneasdecuba.net/media/Pdf1/ElProblemaEconomico.pdf.
(8) El General de Ejército Raúl Castro planteó en el 2008: “…En
los primeros 15 años de la Revolución, se fueron ajustando desde la
marcha las estructuras estatales heredadas del capitalismo para asumir
las tareas que imponían los radicales cambios económicos, políticos y
sociales (…) El proceso de institucionalización de los años setenta, con
sus imperfecciones, permitió estructurar un sistema coherente y
ajustado a aquellas circunstancias, alcanzándose cierta equiparación con
el de los países socialistas, incluidas las buenas y también las malas
experiencias (…) Por último, en 1994, en el momento más agudo del
período especial, se hicieron considerables ajustes que conllevaron
reducciones y fusiones de organismos, así como redistribución de las
tareas de algunos de ellos. No obstante, fueron realizados con la
premura impuesta por la necesidad de adecuarnos de manera rápida a un
escenario radicalmente distinto, muy hostil y sumamente peligroso (…) En
resumen, tenemos que hacer más eficiente la gestión de nuestro
Gobierno.” Castro Ruz, Raúl (2008): Discurso
pronunciado el 24 de febrero de 2008, por el Presidente de los Consejos
de Estado y de Ministros, en las conclusiones de la sesión constitutiva
de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, La Habana.
(9) Dacal Díaz, Ariel (2017): Contrapunteo de la economía y la democracia: otra pelea cubana contra los demonios, Cuba Posible, 2 de enero.
(10) Cruz Coutiño, Antonio (2014): Ciencia, experiencia y oralidad, Archipiélago, No. 86, octubre-diciembre, México.
(11) Williams, Raymond (1980): Marxismo y Literatura, Editorial Península, Barcelona; (1980): Problems in Materialism and Culture, London; (1984): Keywords, Oxford University Press, New York; (1989): The Politics of Modernism, Pinkney, T. ed., London; (1989): “The Idea of Common Culture”, en Resources of Hope, London; (1994): Sociología de la Cultura, Editorial Paidós, Barcelona.
(12)
“...Nos percatamos de que una parte de los problemas que teníamos era
como consecuencia de la copia de experiencias de los países socialistas,
puesto que fueron los primeros y los que alcanzaron un enorme
prestigio, no todo malo ni mucho menos, sería injusto decir eso. Siempre
hay experiencias útiles en muchos campos que pueden utilizarse, pero
desgraciadamente en nuestro país se cayó en una tendencia a la copia
mecánica; todo lo que de allí venía era sagrado (…) era incuestionable
(…) lo que estaba en un librito era indiscutible. Esa tendencia se
desarrolló con notable fuerza y lo digo sinceramente no con poco
desagrado por parte de algunos de nuestros compatriotas”. Castro Ruz, Fidel (1991): Discurso pronunciado en la inauguración del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, en IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, Santiago de Cuba, 10-14 de octubre de 1991, Discursos y documentos, Editora Política, La Habana, p. 43.
(13) Espina, Mayra Paula (2015): Reforma económica y política social de equidad en Cuba, en Cuba: los correlatos socioculturales del cambio socioeconómico, Coordinado por Mayra Paula Espina y Dayma Echevarría, Editorial Ciencias Sociales y Ruth Casa Editorial, La Habana, p. 219.
(14) Valdes Paz, Juan (2016): El socialismo no puede posponer la democracia que ha prometido, entrevista concedida a Carolina García Salas y Fernando Luis Rojas, Catalejo, digital, La Habana, 15 de abril.
(15) Ídem.
(16) Cruz Capote, Orlando (2015): “Pensar es prever: Posibles escenarios de la guerra de pensamiento en Cuba, Revista Cubana de Ciencias Sociales, filosofi@.cu editorial, Instituto de Filosofía, La Habana, 146-147.
(17) El
marxismo se desarrolla en contradictorios diálogos críticos con otras
escuelas y corrientes de pensamiento, incluso burguesas, por lo que
debemos apropiarnos
críticamente de algunas pistas teórica-prácticas de la Teología de la
Liberación, la Pedagogía Popular, la Filosofía de la Liberación, al
Pensamiento Crítico, los saberes de los pueblos originales (indígenas) y
de los movimientos populares, sociales, políticos, partidos políticos
tradicionales y nuevos, que están presentes en Nuestra América, en el
Sur geopolítico y en los movimientos antisistémicos, o no, del Norte
capitalista desarrollado.
(18) El denominado ‘Periodo Especial en Tiempos de Paz’
-comenzado en septiembre de 1990, cuando Fidel conmemoraba un
aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR)- fue el
intento, logrado, de mantener las conquistas de independencia y
soberanía nacional, equidad, justicia y dignificación alcanzadas en esos
años de transformaciones socialistas en Cuba. Se llevó a cabo en medio
de situaciones adversas de sobrevivencia con la afectación inevitable en
el sistema de valores y conductas morales de la población, y con una
oportunista agresividad del establishment estadounidense (‘Ley
Torricelli’, ‘Ley Helms-Burton’, el ‘Plan Bush contra Cuba’, entre otros
planes de subversión, a la que se sumó la Unión Europea con la
“Posición Común”), lo que conllevó un alto gasto para el fortalecer el
sistema defensivo del país: construcción de túneles populares,
hospitales bajo tierra, unidades militares en cuevas y en excavaciones
realizadas para esconderlas ante un golpe sorpresivo, modernización
propia del armamento soviético, la preparación del pueblo en las
Milicias de Tropas Territoriales para llevar a cabo, en caso de agresión
militar directa, la concepción de la Guerra de Todo el Pueblo, grandes
movilizaciones militares, estudios de las evacuaciones de la población
civil en caso de ataque aéreo e invasión directa, entre otros. El costo
social y político, no solo el económico, de las difíciles condiciones
del Período Especial se arrastran, sin lugar a dudas hasta el presente.
Sin embargo, es justo reconocer que el mérito de la resistencia
proactiva en nuestra sociedad hizo posible la propia existencia de la
Revolución Cubana en medio de aquellas crisis, lo cual implicó un
estímulo y su inserción en el acumulado de las luchas y resistencias
populares, indígenas y afrodescendientes que emergieron a lo largo de
toda América Latina y el Caribe para enfrentar la embestida de
recolonización neoliberal imperialista, a partir de 1992. Cruz Capote,
Orlando (2000): El Proceso de Institucionalización, rectificación y perfeccionamiento de la Revolución Cubana. 1975-1990, Resultado de Investigación, Archivo del Instituto de Historia de Cuba, Inédito.
(19) García Oliveras, Julio A. (2016): Algunas reflexiones sobre la implementación de los Lineamientos, Cubadebate, 18 diciembre, La Habana.
(20) Álvarez Rom, Luis (1963): El contenido político y económico del presupuesto estatal, en revista Trimestre, No. 6., La Habana; Baran, Paul (1963): Reflections on the Cuban Revolution, Nueva York, USA; Mandel, Ernest (1964): Las categorías mercantiles en el período de transición, revista Nuestra Industria Económica, No. 7., La Habana; (1969): Tratado de economía marxista, T. II., Instituto Cubano del Libro, La Habana; Figueras, Miguel (1964-1965): Aspectos y problemas del desarrollo económico cubano, en Nuestra Industria Económica, Nos. 9 y 11, La Habana; Lataste, Alban (1963): El próximo quinquenio económico 1966-1970, revista Comercio Exterior, La Habana; Lange, Oskar y otros (1966): Problemas de la economía política del socialismo, Edit. Publicaciones Económicas, La Habana; Pollitt, Brian (1967): Estudios acerca del nivel de vida rural en la Cuba revolucionaria, en revista Teoría y Práctica, Nos. 42-43, La Habana; (1971): Problemas de empleo y desarrollo económico de Cuba, revista Comercio Exterior, No. 5, México; Aranda, Sergio (1968): La revolución agraria en Cuba, Editorial siglo XXI, México; Kycsynsky, J. (1968): El camino cubano de la construcción del socialismo, en Ensayos Económicos, Instituto Cubano del Libro, La Habana; Preobrajensky, E. (1969): La nueva economía, Instituto Cubano del Libro, La Habana; Huberman, Leo y Sweezy, Paul M. (1969): El socialismo en Cuba, Instituto Cubano del Libro, La Habana; Dorticos Torrado, Osvaldo (1972): La teoría, instrumento indispensable de la práctica revolucionaria, Discurso en el Activo de Educación Interna (noviembre 1971), en Economía y Desarrollo, No. 11., La Habana; Sánchez Linares, Felipe (1989): Algunas reflexiones sobre el período de tránsito del capitalismo al comunismo, Cuba Socialista, No. 40., La Habana; Figueras Albelo, Víctor (1995): El sector mixto en la reforma económica cubana, Editorial Félix Varela, La Habana; González, Alfredo (1997): La economía política de una economía mixta es un capítulo inédito de la teoría marxista, revista Temas, No. 11, La Habana, 1998.
(21) Martínez Hernández, Leticia y Puig Meneses, Yaima (2018): Analizó V Pleno del Comité Central del Partido importantes temas de la actualización del modelo económico y social cubano, internet@granma.cu, 26 de marzo, La Habana.
(22) “…Entre
las causas y condiciones generales que influyeron en los resultados
desfavorables se señaló que no siempre la Comisión de Implementación
logró involucrar a los órganos, organismos, organizaciones y entidades
para que desde la base fueran capaces de orientar, capacitar, apoyar,
controlar y rendir cuentas de su gestión (…) Al mismo tiempo se ha
manifestado una insuficiente integralidad, visión limitada sobre los
niveles de riesgos e incompleta apreciación de los costos y beneficios
(…) En algunos casos ha sido deficiente el seguimiento y control de las
políticas, varias de las cuales se fueron desviando de sus objetivos,
sin una oportuna corrección (…) En el Pleno se valoró que la
actualización del modelo económico y social ha evidenciado ser un asunto
de gran complejidad. A ello se une el firme propósito de no dejar a
ningún cubano desamparado, lo que ha incidido en el ritmo de las
transformaciones (…) En la actualidad se revisan todos los procesos y
entre las prioridades están el ordenamiento monetario, en particular los
estudios sobre la unificación monetaria y cambiaria; la elaboración del
Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030; así como
el examen integral y el perfeccionamiento de las medidas que lo
requieran, con las correspondientes propuestas (…) Sobre este último
asunto se ejemplificó con la política para el trabajo por cuenta propia,
de la cual ya han sido firmadas las normas jurídicas de mayor rango y
debe desplegarse a continuación un proceso de capacitación que incluirá a
los 580 000 trabajadores por cuenta propia y a más de 30 000
funcionarios públicos (...) Los miembros del Comité Central se
refirieron también a la carencia de una cultura tributaria en el país;
al aún deficiente empleo de la contabilidad como herramienta fundamental
para cualquier análisis económico; y a las dificultades en la
comunicación de las políticas, que en ocasiones no permitieron una
comprensión a fondo por la población de estos difíciles temas y
generaron malas interpretaciones debido a vacíos informativos (…).”
Ídem.
(23) Ante
la “inminente” unificación monetaria, que fue magnificada por las
radios de Miami, y otros rumores que se propalaron entre la población,
trajo como consecuencia que muchos ciudadanos comenzaran a cambiar los
CUC (convertibles) por los CUC, (no convertibles), en las Casas de
Cambio (CADECA).
(24) La
misión del intelectual orgánico, que no es la única conciencia crítica
de la sociedad, aunque simboliza una parte no despreciable de la misma,
presupone ser un humilde constructor de la hegemonía política, ética,
cultural-socialista. Por lo que ejerce una actividad revolucionaria
orgánica crítica, profunda y activa más allá de lo acaecido en los
caducos esquemas teóricos, persistentemente abstractos, positivistas y
escépticos, derivados de una forma de no ponderar el rol de las
teorizaciones, las filosóficas y de las diversas ciencias sociales en
toda su dimensión, hoy inmersas en un proceso de transdisciplinaridad,
extinguiendo parcelas y segmentaciones. De tal modo, la intelligentsia
revolucionaria apoya, complementa, pero no puede ser escudera de todo
lo que se dice y se hace, porque no comparte completamente la política
‘oficialista’ apologética, tampoco la oficial. Sus contradicciones con
el poder brotan de la carencia de un análisis serio, complejo y profundo
acerca del papel del intelectual en el socialismo. Es cierto que su
conformación no es homogénea: algunos
están incorporados con plenitud al proceso revolucionario y socialista
con el pensamiento y la acción, otros deciden medrar en el mercado ahora
con las oportunidades del trabajo privado y ciertos nichos comerciales;
los hay quienes optan por permanecer inactivos, hasta apolíticos, como
si no tuvieran una ‘deuda’ ética y de compromiso militante con el país,
mientras, los menos, deciden desempeñar un rol ambiguo, dubitativo y
contra la obra revolucionaria. Sin embargo, la inculpación
generalizadora acerca de esa actitud es contraproducente cuando se
dirige contra el intelectual, generalizadoramente, porque deviene en
cuestionamiento y ‘preocupación’, como si la visión que subyace en
algunos compañer@s,
sea una simple y ramplona percepción caricaturesca acerca de los
llamados, peyorativamente, “culturosos” e “intelectualoides”, etc. La
política y los intelectuales orgánicos, necesitan reencontrarse y
hallar códigos de lenguajes y comunicacionales comunes, reconociendo los
diferentes ritmos y las formas de asimilar las realidades por los
ejecutores y decisores políticos y la intelectualidad de vanguardia, que
ninguna de las dos conforma una élite alejada o divorciada de las masas
populares y de su buen sentido. Acanda, Jorge Luis (2002): El malestar de los intelectuales, revista Temas, La Habana, biblioteca.filosofia.cu/php/export.php2…=http…30; Prieto, Abel (2014): La Cigarra y la hormiga: un remake al final del milenio, Cubadebate, 27 de agosto, Calviño, Manuel (2014): Cambiando la mentalidad… empezando por los jefes, Editorial Academia, La Habana; Concepción, José Raúl y Doimeadiós Guerrero, Dianet (2017): Diálogo sobre sistema político cubano: ¿La democracia es el poder de los partidos o del pueblo?, Podcast con los doctores en ciencias Daniel Rafuls Pineda y José Luis Toledo Santander, Cubadebate, 31 de marzo.
(25) A decir de Ernest Mandel hay dos fuentes objetivas de la burocratización, por una parte, la supervivencia de un proceso económico de reproducción del capital que se reproduce espontáneamente, es decir, la persistencia de
las normas de distribución mercantil y de elementos de la economía
mercantil, supervivencia de la división del trabajo, los privilegios del acceso a la Cultura -con mayúsculas, por lo que incluye a la cultura política- y de las preeminencias de las delegaciones del poder, que llevan a los aparatos a volverse autónomos, transformándose de servidores en la sociedad y, al
unísono, de disponer libremente de éste, dada la centralización del
sobreproducto social y el derecho burgués, al propio aparato de
dirección y gestión. Por lo tanto, el proceso de desalienación tiene una doble solución: la desaparición progresiva de la economía mercantil y de la desigualdad social y la sustitución del sistema de gestión estatalizante de la economía por un sistema de autogestión obrera, aunque democráticamente centralizado, pero con visos de autonomía y auto-administración. Entonces, sólo en estas condiciones la acción subjetiva del partido, único pero plural, y la ampliación de la democracia socialista en el plano político, puede emanciparse de las cadenas burocráticas que lo subyugan. Mandel, Ernest (1969): La burocracia, Marxists Internet Archive, sección en español, octobre; La economía en el período de transición (1975): Problemas básicos de la transición del capitalismo al socialismo, Editorial Anagrama, Barcelona, Revolta Global. Digital.
(26)
La participación popular no es sinónimo de democracia directa, ni la
presencia obligada de cualquier ciudadano en cada una de las múltiples
polémicas acerca de la dirección y gestión de gobierno y demás órganos
directivos de la nación. Asimismo, tampoco puede considerarse como la
panacea de la solución de los conflictos socioeconómicos y políticos,
porque resultaría caricaturesco suponer que la democracia en la
transición socialista significa que ‘todos discuten de todo, en todo
momento’, en un sinfín de ‘clubes de discusiones’ sin límites,
responsabilidades, ni compromisos críticos. Por ello, hay que encontrar
las formas de deliberaciones patrióticas, revolucionarias y socialistas,
que otorguen mayor igualdad efectiva y mayor posibilidad de expresión
al conjunto de la ciudadanía, siempre pensando en el sentido
colectivista, que no excluye lo individual, y ajustado con lo aprobado
popularmente en forma mayoritaria, pero estando preparados para cambiar
si los resultados están siendo adversos al proceso en curso. Katz,
Claudio (2004): Comunismo, socialismo y transición. Metas y fundamentos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
(27) Alhama Belamaric, Rafael (2015): Prefacio para una visión retrospectiva crítica del proceso yugoslavo de trasformación socialista. Enseñanzas necesarias, noviembre, La Habana, http://www.nodo50.org.cubasigloxxi/.../alhama.301015.pdf.
(28) Weber, Max (1958): Essays in Sociology, Oxford University Press, Nueva York, 1958; Machado, Darío L. (1990): Burocracia y Burocratismo, Editora Política, La Habana, 1990; Deutscher, Isaac (2011): Las raíces de la burocracia (1960), Marxists Internet Archive, noviembre; Cruz Capote, Orlando (2016): Sobre el burocratismo en el socialismo. Unas breves notas, 16 de junio, http://www.nodo50.org/cubasigloxxi; Dávila, Agustín Lage (2017): Burocracia: paradigmas y realidades, Granma, 13-05, La Habana; http://www.granma.cu/cuba/2017-05-09/burocracia-paradigmas-y-realidades-09-05-2017-17-05-01.
(29) Castro Ruz, Fidel (1961): Palabras pronunciadas en la reunión con los trabajadores bancarios, 16 de octubre, Ediciones Obra Revolucionaria, No. 39, La Habana, p. 8.
(30) Machado Rodríguez, Darío (2017): La planificación no es solo economía…, Cubadebate, La Habana, 29 septiembre; Rodríguez, José Luis (2016): La planificación en el socialismo: su importancia y actualidad para nuestra economía (I, II y III), Cubadebate, La Habana, 29 septiembre, 17 octubre y 12 diciembre.
(31) “…Si
hemos escogido soberanamente, con la participación y respaldo del
pueblo, la opción martiana del partido único, lo que nos corresponde es
promover la mayor democracia en nuestra sociedad, empezando por dar el
ejemplo dentro de las filas del Partido, lo que presupone fomentar un
clima de máxima confianza y la creación de las condiciones requeridas en
todos los niveles para el más amplio y sincero intercambio de
opiniones, tanto en el seno de la organización, como en sus vínculos con
los trabajadores y la población, favoreciendo que las discrepancias
sean asumidas con naturalidad y respeto, incluyendo a los medios de
comunicación masiva, mencionados varias veces en los Objetivos aprobados
en esta Conferencia, los que deberán involucrarse con responsabilidad y
la más estricta veracidad en este empeño, no al estilo burgués, lleno
de sensacionalismo y mentiras, sino con comprobada objetividad y sin el
secretismo inútil.” Castro Ruz, Raúl (2012): Discurso
del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité
Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros, en la clausura de la Primera Conferencia Nacional
del Partido, 29 de enero”. (Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado).
(32)
Debemos y podemos apropiarnos críticamente de algunas aportes de la
Teología de la Liberación, la Pedagogía Popular, la Filosofía de la
Liberación, al Pensamiento Crítico, los saberes de los pueblos
originales (indígenas) y de los movimientos populares, sociales,
políticos, partidos políticos tradicionales y nuevos, las experiencias y
acumulados, positivos y negativos, de los procesos progresistas,
populares y de izquierda que están presentes en Nuestra América –a pesar
de la ola restauradora capitalista conservadora y neoliberal. Al igual
que en el resto del Sur geopolítico y los movimientos antisistémicos, o
no, del Norte desarrollado. En este sentido, el legado histórico y
político del Comandante Ernesto Che Guevara y del líder máximo de la
Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, resultan imprescindibles, siempre
que no se reciban como una letra muerta, o sea, tal cuales, sino que
admiten una reflexión crítica repensada, reactualizada y la firme
decisión sobre qué considerar ventajoso y qué no.
(33) Valdés Gutiérrez, Gilberto (2017): Soñar y pensar en Cuba, filosofi@.cu Editorial, Instituto de Filosofía, La Habana.
(34) Castro Ruz, Raúl (2006): Discurso en el acto por el aniversario 45 de la fundación del Ejército Occidental, San José de las Lajas, Mayabeque, 14 de junio. (Versiones taquígrafas del Consejo de Estado).
(35) Tonet, Ivo (2013): Sobre el socialismo, Instituto Lukács, São Paolo, Brasil; Nove, Alex (1987): La economía del socialismo flexible, tercera parte, Editorial Siglo XXI, Madrid.
(36) Lenin, V. I. (1985): Balance de la discusión sobre la autodeterminación, O. C., Ob. Cit., T. 30, p. 56.
(37) Castro Ruz, Fidel (1993): La historia me absolverá. Edición anotada, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, pp. 53-55.
(38) Engels, Federico “Introducción” de 1891, en Marx, Carlos (1965): La Guerra Civil en Francia (1871), Marx y Engels (1965): Obras Escogidas, en dos tomos, T. I., Editorial Progreso, Moscú, pp. 453-465.
(39) Lenin apuntó: “…La
Comuna no era ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra” (y
¿qué era, pues? por lo visto, ¡una forma de transición del Estado al
no-Estado!)”. Lenin, V. I. (1986): Materiales preparatorios para el libro “El Estado y la Revolución”, O. C., Ob. Cit., T. 33, p. 171.
(40)
“…Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar. 1) que la
existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas
de producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la
dictadura del proletariado; 3) que esa misma dictadura no es de por sí
más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una
sociedad sin clases...” Marx. Carlos (1965): Carta de Marx a Joseph Weydemeyer (1852), O. E., en dos tomos, Tomo II, Ob. Cit., p. 453.
(41) Cruz Capote, Orlando (2017): Las complejas problemáticas en la transición socialista, La pupila insomne, 18 diciembre, https://lapupilainsomne.wordpress.com/.
(42) Lenin, V. I. (1985): Actitud hacia los partidos burgueses, Obras completas (O. C.), tomo 15, Editorial Progreso, Moscú, p. 387.
(43) Castro Ruz, Fidel (1973): Discurso por el Día Internacional de los Trabajadores, La Habana, 1ro de mayo. Ediciones COR [3]. La Habana, p. 40.
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