Alan Woods es un teórico político marxista, nacido en Gales en 1944. Catedrático de filologías rusa y eslava por las universidades de Sussex (Reino Unido), Sofía (Bulgaria) y Estatal de Moscú (URSS),
participó en la lucha contra la dictadura franquista en España durante
los años 70, y en el desarrollo de una corriente trotskista en el seno
del movimiento obrero hasta finales de los años 1980.
Woods participó en la formación de la Corriente Marxista
Internacional (CMI). Asimismo es editor en la Gran Bretaña de "Socialist
Appeal". También es el editor político de la página web Marxist.com que
ha conseguido un seguimiento notable en todo el mundo.
ALAN Woods ha impartido, igualmente, infinitud de conferencias,
participado en foros internacionales de debate de la izquierda, y
publicado numerosos artículos y libros, algunos en colaboración con el
ya fallecido Ted Grant, entre los pueden encontrarse en castellano
títulos tales como "Lenin y Trotsky, qué defendieron realmente" (1969),
"Razón y Revolución: filosofía marxista y ciencia moderna" (1995) ; El
marxismo y la cuestión nacional (2000); La revolución bolivariana, un
análisis marxista (2005). Su último libro, "Reformismo o Revolución",
es una detallada respuesta a las tesis de Heinz Dieterich, autor éste
que tuvo hasta hace relativamente poco tiempo una cierta ascendencia en
ámbitos intelectuales latinoamericanos.
A nivel político ha tenido reuniones con Hugo Chávez en varias
ocasiones y defiende la idea de que la Revolución Bolivariana es el
germen de la Revolución Mundial, aunque también viaja y apoya otros
procesos revolucionarios en Bolivia o Cuba. El texto que les
ofrecemos esta extraído de un extenso artículo titulado "¿A dónde va Ucrania?"
"...Es el deber de los marxistas analizar la naturaleza de un
movimiento, determinar su carácter de clase, cuáles son los intereses
que yacen detrás de las consignas, y separar lo que es progresista de
lo que es reaccionario. No todo movimiento de masas es revolucionario o
de carácter progresista. Y aun cuando el pueblo consiga por medios
revolucionarios derrocar un régimen tiránico y opresivo, no es de
ninguna manera inevitable que lo que lo sustituya, será mejor. Los
resultados de las acciones de los hombres y mujeres pueden ser muy
diferentes de lo que se proponían.
En noviembre de 2013, los manifestantes salieron a las calles para
tratar de obligar al presidente a revertir su decisión. Inicialmente,
las protestas - que eran pacíficas - pueden haber sido vistas con
simpatía por muchos ucranianos comunes y corrientes. La gran mayoría del
pueblo de Ucrania está enojado por el estado lamentable al que ha sido
reducido por sus gobernantes un país potencialmente próspero. El odio
hacia los oligarcas corruptos no es menor en la parte oriental del país,
de lo que es en el occidente. Tanto los ucranianohablantes como los
rusohablantes maldicen por igual a los parásitos ricos que drenan las
riquezas de la nación y se las llevan lejos para atesorarlas en bancos
extranjeros, mientras viven una vida de playboys en casas caras de
Londres.
Una masa de personas salió a las calles de Kiev. Esta vez la gente
no esperó a que el Ayuntamiento de la ciudad abriera sus puertas
voluntariamente. En lugar de eso, irrumpieron en el edificio, rompieron
algunas ventanas y ocuparon la planta baja. Aparentemente, presa del
pánico por las manifestaciones, Yanukovich recurrió a la represión. Pero
esto fue mal manejado. La policía antidisturbios los rodeó con porras y
los golpeó de manera salvaje. Al menos cinco personas murieron. Pero,
lejos de intimidar a los manifestantes, esta brutal exhibición de
violencia sólo los enfureció.
El presidente alternó entre intentar despejar a los manifestantes
por la fuerza y ofrecerles concesiones. Sin embargo, las concesiones
eran demasiado pequeñas para satisfacer a los manifestantes, y la
represión era demasiado débil para acobardarlos. En unas semanas las
protestas barrieron Ucrania y rápidamente se convirtieron en un ataque
frontal contra Yanukovich, donde los manifestantes exigían la
destitución del presidente y del grupo de su entorno. Los levantamientos
continuaron a lo largo de diciembre y enero, creciendo en tamaño y
volviéndose cada vez más violentos. Los edificios del gobierno en todo
el país fueron ocupados.
Al parecer, los números reales en la Plaza de la Independencia
oscilaban entre 2.000 y 20.000 personas. Las "tropas de choque" fueron
reclutadas de las filas de los hinchas de fútbol del Dínamo de Kiev. La
mayoría de la gente de Kiev estaba tratando simplemente de mantener s es
un británico u rutina diaria. Los observadores extranjeros han señalado
que sólo un número relativamente pequeño de activistas están
involucrados en los combates, y que la "vida normal", continúa en el
resto de la capital. Sin embargo, esta cifra no da una verdadera idea de
la magnitud de la oposición potencial. Sus principales reservas se
encuentran entre los residentes del oeste de Ucrania.
El llamado movimiento Euromaidan en Kiev tuvo el apoyo de la clase
media: no sólo de los intelectuales, sino de la pequeña burguesía
tradicional. Su principal base social son los pequeños y medianos
empresarios arruinados (muy numerosos en Ucrania) y también el
lumpenproletariado - las capas de desclasados ??que viven en los
márgenes de la sociedad: los mendigos, ladrones y otros elementos
desmoralizados siempre dispuestos a participar en disturbios, saquear y
quemar. Son el ejército de alborotadores que siempre aparece en medio de
cualquier movimiento de masas importante y sirven para empujarlo más
allá del filo. Pero la clase obrera se ha mantenido en gran parte
pasiva.
A pesar de varios enfrentamientos con la policía, que dejaron
decenas de heridos, el estado de ánimo general de los manifestantes era
bastante tranquilo al comienzo.
Algunos son partidos legales que se ubican en la derecha del
espectro político, como Udar (El Golpe) el Partido de Vitali Klitschko,
ex campeón mundial de boxeo que ha estado viviendo en Alemania desde
hace años. Este partido de centro-derecha, que está presente en el
Parlamento (Rada) fue fundado en Berlín en torno a la idea de la
integración europea. El propio Klitschko es un títere de Merkel y sigue
servilmente los dictados de sus jefes de Berlín.
Luego está Batykivshchina ("Patria", en ucraniano). Este es el
partido de Yulia Tymoshenko, quien junto con Viktor Yushchenko,
desempeñó un papel destacado en la "Revolución Naranja" de 2004, pero
estaba en la cárcel hasta que salió el otro día. La UE estaba exigiendo
su liberación como parte del acuerdo con Yanukovich, pero esto fue
rechazado. Ella fue sustituida como líder del Batkivschyna por Arseniy
Yatsenyuk.
A Occidente al parecer le gusta Yatsenyuk. Él habla inglés bastante
bien y está dispuesto a repetir todas las frases que sean agradables
para los oídos occidentales. La célebre conversación telefónica entre la
Subsecretaria de Estado de EEUU, Victoria Nuland, y el embajador de
EEUU en Ucrania, Geoffrey Pyatt, sugiere que el líder de Batkivschyna
era de hecho el hombre por el que Washington estaba apostando, mientras
que el menos experimentado Klitshko parece ser el favorito de Merkel ...
Ninguno de los partidos moderados de la oposición parece disfrutar de la plena confianza de los manifestantes.
EL FASCISMO EN UCRANIA
Estas son las caras "respetables" de la oposición ucraniana, los que
son favorecidos por Washington y Berlín. Pero detrás de los partidos de
derechas legales, fuerzas mucho más siniestras están al acecho. El
partido llamado cómicamente Svoboda ("Libertad") está dirigido por Oleg
Tyagnybok y es un partido de ultra-derecha y neo-nazi que trata de
hacerse pasar por un tipo de fascismo "moderado". A diferencia de los
fascistas "extremos" y abiertamente nazis, que también están presentes
en cantidades significativas. Entre estos últimos se encuentra el
"Sector Derecho" (UNA-UNSO), dirigido por Dimitri Jaros.
La presencia entre los manifestantes de los nacionalistas
extremistas era visible: los partidos nacionalistas y de extrema
derecha, y grupos abiertamente fascistas, desplegando insignias Nazis de
los años de la Guerra. La BBC News informó: "En las calles de Kiev,
jóvenes de extrema derecha con pasamontañas negro instruyen a
voluntarios para resistir a la policía antidisturbios, y organizan
turnos de seguridad en la Plaza de la Independencia con barricadas". Los
grupos nazis han surgido como setas venenosas después de una tormenta:
"Patriotas de Ucrania", el "Martillo Blanco" y "Tridente", un movimiento
que sigue las ideas del fascista ucraniano de los años de la Guerra,
Stepan Bandera.
Estos son nazis extremos cuyo odio a Rusia alcanza el punto de
abogar por la guerra contra Rusia como un elemento clave de su
ideología. Cuando Hitler atacó a la Unión Soviética en 1941 una pequeña
minoría de ucranianos estuvieron dispuestos a colaborar con los nazis,
en particular, el movimiento nacionalista ucraniano mencionado, dirigido
por Stepan Bandera. Él trató de ganar el apoyo alemán para su idea de
una Ucrania independiente. El carácter abiertamente fascista y racista
de su programa era muy claro y explícito. En el apartado de "Política
hacia las Minorías" de la organización de Bandera, la Organización de
Nacionalistas Ucranianos (OUN-B), leemos lo siguiente:
"Moskali (rusos), Polacos y Judíos son hostiles a nosotros y deben
ser exterminados en esta lucha, sobre todo aquellos que resistan a
nuestro régimen: deportarlos a sus propias tierras, lo más importante:
destruir su intelectualidad que pueda estar en puestos de poder. .. Los
Judíos deben ser aislados, alejados de las posiciones gubernamentales
con el fin de prevenir el sabotaje, los que se consideren necesarios
sólo podrán trabajar bajo un supervisor ... la asimilación de los judíos
no es posible".
Estas palabras fueron traducidas a hechos. A finales de 1942 la
OUN-B llevó a cabo una campaña de limpieza étnica en Volhynia, y a
principios de 1944, estas campañas comenzaron a incluir el este de
Galitzia. Se estimó en cerca de 70.000 polacos, en su mayoría mujeres y
niños, junto con hombres desarmados, los que fueron asesinados durante
la campaña de la primavera y el verano de 1943 en Volhynia por la
OUN-Bandera que fue la principal responsable de las matanzas.
Los nazis utilizaron a los Banderistas para conquistar Ucrania, pero
más tarde los aplastaron. ¡Naturalmente! Para Hitler sólo podía haber
una raza superior, y todos los pueblos eslavos (incluidos los
ucranianos) eran para él una raza inferior aptos sólo para servir a sus
amos arios. Los nazis trataron a los ucranianos como esclavos, y a su
país como un granero enorme para satisfacer las necesidades de Alemania
de productos agrícolas. La pesadilla terminó finalmente cuando el
Ejército Rojo liberó a Ucrania de la barbarie fascista.
Hoy en día algunos tratan de negar la verdad histórica e incluso de
recrear al criminal fascista Bandera como a una especie de héroe
nacional. En 2010, el supuesto demócrata y amado de Occidente, Viktor
Yushchenko, concedió póstumamente a Bandera el título de Héroe de
Ucrania. Ese premio vergonzoso fue condenado por las organizaciones
rusas, polacas y judías, y fue anulado oficialmente en enero de 2011.
Ahora, los retratos de Bandera son exhibidos descaradamente en la Plaza
de la Independencia, un comentario elocuente de la naturaleza de, al
menos, una parte significativa de los activistas que luchan por el poder
en Ucrania.
El carácter reaccionario de estos "activistas" fue subrayado por
la destrucción del monumento a Lenin en Kiev y las palizas salvajes
sufridas por activistas de izquierda y sindicales. Al principio, el QSPA
(Confederación de Sindicatos Libres de Ucrania) adoptó una posición de
apoyo incondicional a la protesta de Maidan. Aquí no había ninguna traza
de contenido de izquierda o comunista en absoluto. Sin embargo, cuando
Miroshnichenko, un diputado del partido de la extrema derecha "Svoboda"
tomó un folleto de ellos, de inmediato declaró que se trataba de
"activistas de izquierda" y anunció desde el escenario que debían ser
expulsados. Los activistas sindicales fueron atacados y uno de ellos
terminó con el rostro destrozado. Esta violencia contrarrevolucionaria
nunca aparece en las pantallas de televisión occidentales, que se
concentran exclusivamente en la violencia (también innegable) de las
fuerzas del Estado.
Los partidos y demagogos fascistas prosperan en una situación de
caos social y económico que ha llevado a la locura a un gran número de
pequeñoburgueses. Estos elementos desesperados, impulsados en la misma
medida por los sentimientos de desprecio hacia la clase obrera y de
envidia hacia el tren de vida de los ricos, a veces son capaces de actos
de valentía desesperada, pero no tienen ningún programa o perspectiva
clara que no sea un ardiente odio a la autoridad y un deseo de derribar
el orden existente que ellos ven como la fuente de todos sus problemas.
Tales personas son fáciles de manipular por la demagogia fascista que
les dice que ellos están, en realidad, en una lucha de la raza superior
por una Noble Causa, que es la salvación de la Nación Ucraniana contra
los oligarcas judíos, los comunistas y los rusos. Los humos nocivos del
chovinismo se mezclan con los olores embriagadores del incienso y del
canto de los sacerdotes fanáticos.
Lo que menos sospecha la gente que está en las calles es que detrás
de esta espesa cortina de humo de demagogia pseudopatriótica se
encuentra, precisamente, la mano oculta de esos oligarcas privilegiados
contra los que se supone que están rebelándose, y que aún manejan los
hilos. Y detrás de todos los llamamientos para restaurar la grandeza
histórica de Ucrania descansa una amenaza mortal para destruir Ucrania
como una nación unida, para destrozarla y convertirla en dos trozos
sangrantes para ser entregados al imperialismo alemán, uno de ellos, y a
la camarilla rapaz del Kremlin, el otro. Como siempre, la gente común
será quien pierda.
LA UE Y LOS EEUU
Ahora, por más que a la UE le guste atraer a Ucrania a su esfera de
intereses, los políticos de Bruselas y Berlín no tienen ningún interés
en permitir que los levantamientos violentos en ese país conduzcan a una
espiral fuera de control, que termine Dios sabe dónde. Los
estadounidenses pueden permitirse el lujo de ser optimistas, pero la
canciller alemana tiene bastantes problemas para lidiar con los déficits
de Grecia y España, y no debe estar muy entusiasmada con la idea de
pagar las facturas del gobierno de Kiev. Tampoco debe estar muy contenta
ante la perspectiva de una avalancha de refugiados que llamen a su
puerta.
Por otro lado, Alemania tiene excelentes relaciones con Rusia y su
presidente Vladimir Putin que suministra grandes cantidades de gas para
mantener los hogares y las fábricas alemanas cálidas y bien iluminadas.
Alarmado por estos acontecimientos inesperados, Angela Merkel, llamó por
teléfono el presidente Putin para pedirle que desactivara la crisis y
presionara a favor de un "diálogo constructivo" entre la oposición y el
gobierno. A raíz de una llamada telefónica con el señor Putin, ella dijo
que "todas las partes deben aceptar su responsabilidad de estabilizar
el país".
Esta conducta excesivamente razonable causó claramente una cierta
irritación en Washington, que esperaba una respuesta más sólida a los
acontecimientos de Kiev. La Casa Blanca inmediatamente señaló con el
dedo a Moscú después de que emergiera la filtración de las grabaciones
de sus altos diplomáticos discutiendo sobre Ucrania. Los conflictos y
contradicciones entre los imperialistas, a menudo pueden tener un lado
divertido, como muestra el siguiente incidente.
En un clip de audio publicado en YouTube, se podía escuchar a la
Subsecretaria de Estado de EEUU, Victoria Nuland, y al embajador de EEUU
en Ucrania, Geoffrey Pyatt, hablando por teléfono, sugiriendo la receta
perfecta para la solución de los problemas de Ucrania (perfecto, es
decir, desde el punto de vista de Washington): Arseni Yatseniuk, un
líder de la oposición y ex ministro de relaciones exteriores, debe estar
en un nuevo gobierno en Kiev. Pero Vitali Klitschko, un ex boxeador de
peso pesado conocido por estar favorecido por Merkel, es descrito como
inexperto junto con la necesidad de que "haga sus deberes políticos".
La señora Nuland se refiere a estos dos hombres como "Yats" y
"Klitsch". Las dos voces se lamentan de cómo la actitud de la UE en
Ucrania es vista como "suave" por los EEUU, lo que es claramente verdad.
En un momento, al expresar su frustración con la UE y su incapacidad
para unirse a los EEUU en la amenaza de sanciones contra los dirigentes
de Ucrania, la señora Nuland exclama: "A la mierda con la UE". Una
portavoz del Departamento de Estado, dijo que los EEUU no quisieron
comentar la autenticidad de la grabación, pero dijo que la señora Nuland
había pedido disculpas a los funcionarios de la UE por las
declaraciones recogidas.
Esto no tiene ni pies ni cabeza. Si las voces implicadas no eran de
dos diplomáticos de Estados Unidos, sino de dos actores o de algunas
otras personas accidentales, ¿por qué se disculpa de nada la señora
Nuland? Pero tales son las sutilezas bizantinas de la diplomacia
burguesa.
Por nuestra parte, no tenemos la menor duda de que la voz en
cuestión era en realidad de la señora Nuland, y que ese lenguaje
impropio de una dama expresa con una claridad exquisita la verdadera
actitud de Washington hacia sus amigos y aliados del otro lado del
Atlántico.
El hecho es que tanto a Berlín como Washington les gustaría
instalar un gobierno títere en Ucrania, aunque su elección de los
títeres es diferente. Merkel quiere evitar un baño de sangre a gran
escala, que provocaría una avalancha de refugiados hacia la UE. Ahora
que siente que ha reforzado su control sobre Ucrania, habla públicamente
de un "compromiso" - es decir, de un compromiso que deje a la UE y a
los norteamericanos el control, y relegue a Rusia a una posición de
insignificancia. Ese es el verdadero significado de una coalición de
gobierno de transición, un "gobierno de unidad nacional". Pero esto es
más fácil decirlo que hacerlo".