viernes, 21 de febrero de 2014

Venezuela: ¿no es urgente aplicar severamente la ley a los medios internacionales implicados en el actual `golpe suave´?



Venezuela: ¿no es urgente aplicar severamente la ley a los medios internacionales implicados en el actual `golpe suave´?

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José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- En Venezuela existe un gobierno elegido democráticamente hace apenas 10 meses (1). Las formaciones políticas que lo sustentan aumentaron incluso su ventaja electoral en las posteriores elecciones municipales, celebradas hace menos de tres meses (2). Pero un sector de la oposición, mediante una estrategia que denomina “La salida”, propone quebrar el orden constitucional y derrocar al ejecutivo por la fuerza (3). Su líder, Leopoldo López, lo decía con claridad hace unos días. “¿Cuándo termina esto?”, le preguntó una periodista. López le respondió: “Cuando logremos sacar a quienes nos están gobernando” (4).

Para ello, en la última semana, este sector ha movilizado a sus seguidores entre el estudiantado de clase media y entre grupos violentos de ultraderecha, en municipios –coincidencialmente- gobernados por la oposición. El resultado: seis personas muertas, decenas de heridas e incontables destrozos en bienes púbicos (5).

Curiosamente, lo que sería inaceptable en otro país, en Venezuela es legitimado y apoyado por la línea informativa de los grandes medios internacionales. Un editorial del diario español El País, por ejemplo, describía a Leopoldo López no como un líder que trata de quebrar por la fuerza a un gobierno electo, sino como un “economista educado en EEUU (...) (que) abandera (..) la presión contra el régimen en la calle”. Mientras, acusaba a Nicolás Maduro de encabezar un “heredado régimen socialista unipersonal”, como si su cargo hubiera sido heredado, y no electo hace apenas 10 meses (6).

Y es que los medios no son un observador imparcial.

Son la pieza clave de un intento de “golpe suave”, estrategia elaborada por el sociólogo y colaborador de la CIA Gene Sharpes (7). Un método puesto en práctica en las llamadas “revoluciones de colores”, todas desarrolladas -curiosamente- en países que enfrentan los intereses geoestratégicos de EEUU y la Unión Europea (8).

Repasemos. La primera fase del “golpe suave” es la denominada “ablandamiento” del gobierno, en este caso mediante la guerra económica. En 1970, el presidente de EEUU Richard Nixon pidió “hacer chirriar la economía” de Chile para tumbar a Salvador Allende (9). Exactamente igual que hoy en  Venezuela: desabastecimiento por acaparamiento, fuga de divisas, sabotajes a la distribución eléctrica e inflación inducida han conducido a un claro deterioro de las condiciones de vida (10). Y, como en Chile, en Venezuela los medios presentan estos problemas como un caos económico y social, cuyo único culpable es el gobierno de Nicolás Maduro (11).

La segunda fase del golpe suave es la “deslegitimación” del gobierno, por supuestas violaciones de los derechos humanos o de la libertad de prensa y expresión. En los últimos días, el mensaje repetido hasta la saciedad en los medios internacionales ha sido el de la supuesta represión policial de las protestas (12).

En este sentido, medios y oposición no han dudado en utilizar las armas más groseras de manipulación. La periodista venezolana del diario español ABC Ludmila Vinogradoff incluía en la web del diario una fotografía de la represión policial en Egipto, haciéndola pasar por una instantánea tomada en Caracas (13). Una anécdota, realmente, si tomamos en cuenta la trayectoria de propagandista del golpismo de esta periodista (14). En abril de 2002, legitimaba con absoluta impunidad el golpe de estado de Pedro Carmona en las páginas de El País (15).

En esta fase de “deslegitimación” del gobierno por supuesta represión, una herramienta clave han sido las redes sociales de Internet, en especial Twitter, donde la manipulación de fotografías ha alcanzado cotas inéditas (16).

Hemos visto imágenes de supuesta brutalidad policial y torturas de la policía de Venezuela que realmente eran de Brasil, de Chile, de Siria, de Ucrania, de Egipto, de Turquía (17), del País Vasco, y hasta sacadas de una película porno (18); o imágenes del rostro agredido de un joven supuestamente opositor que realmente eran de un estudiante chavista golpeado por la oposición el pasado año (19); o imágenes de grandes concentraciones opositoras que correspondían realmente a una procesión religiosa, o a una manifestación independentista en Cataluña (20).

La tercera fase del golpe suave es el llamado “calentamiento de calle”, con la generalización de todo tipo de protestas y la toma de instituciones públicas a las que no se reconoce.

Los medios internacionales han realizado un vergonzoso acompañamiento propagandístico de este violento “calentamiento” de calle. Todo, además, acompañado de la criminalización de los partidarios del Gobierno (21). Por ejemplo, los llamados “colectivos”, con implantación en barrios populares, a quienes los medios endosan la responsabilidad de la violencia, con términos como “bandas paramilitares” (22), “parapoliciales chavistas” (23) o “milicias progubernamentales” (24). A la vez, estos medios silencian los reiterados ataques de francotiradores de ultraderecha contra pacíficas marchas del chavismo (25). Los mismos medios internacionales que han colocado en titulares el asesinato, por ejemplo, de una opositora ganadora de un concurso de belleza (26), jamás han publicado una línea sobre los 175 campesinos muertos por sicarios pagados por terratenientes en Venezuela desde el año 2001 (27).

A la vez que se magnifican las protestas de la oposición, las de apoyo a la Revolución, mucho más multitudinarias, apenas tienen espacio informativo (28). La marcha de cerca de 100 mil personas, el pasado martes (29), era ridiculizada en el diario El País, bajo el titular “El chavismo arenga a sus seguidores”, con una fotografía no de dicha marcha masiva, sino de una protesta de la oposición (30).

Hay datos importantes para entender esta estrategia de “golpe suave”, y el fortalecimiento organizativo de ciertos grupos de la juventud opositora, que los medios ocultan deliberadamente. Por ejemplo, que el Gobierno de Estados Unidos ha destinado en los últimos 3 años más de 100 millones de dólares para financiar a todo tipo de grupos de oposición en Venezuela (31).

Los medios internacionales, tan sensibles –en teoría- a los ataques contra la  libertad de prensa, se han olvidado –curiosamente- de la violencia ejercida por jóvenes opositores contra numerosos periodistas de medios comunitarios y públicos de Venezuela (32). Los trabajadores de Venezolana de Televisión, por ejemplo, fueron asediados durante 6 días en sus instalaciones (33).

Las siguientes fases de la estrategia de “golpe suave” aún no han llegado. El Gobierno y los sectores populares que lo apoyan deberán tomar las medidas adecuadas para evitarlo, teniendo en cuenta que los medios, lejos de ser informadores neutrales, son el principal peón de una guerra contra el orden constitucional de Venezuela. Para ello están las leyes que regulan sus excesos, cuya aplicación contundente está hoy más justificada que nunca.

(30) El País, edición impresa, 19 de febrero de 2014, pag. 3.

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