El caracazo y el derrumbe del golpe fascista
Hace 25
años Caracas y otras ciudades venezolanas protagonizaron la primera gran
insurrección popular contra el neoliberalismo. No sólo a escala de América Latina y el Caribe, sino planetaria.
En un país petrolero, la pobreza alcanzaba a un 80 por ciento.
Espontánea, la
protesta estalló en Guarenas, al este de la capital, cuando estudiantes ytrabajadores rechazaron el alza estratosférica del
transporte público. La chispa se extendió y comenzaron los asaltos a mercados
donde el pueblo tomaba algo de lo que siempre le había sido negado. El caracazotuvo el enorme
mérito de que las masas venezolanas rompieran colectivamente con el sacrosanto
mito burgués de la propiedad privada.
Pero el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez(CAP) impuso
la ley marcial y autorizó a los cuerpos armados a disparar con munición de
guerra contra los civiles. El ministerio público cifró el número de fallecidos
en 600, aunque cálculos de investigadores establecen la cifra entre 3500 y
5000, además de miles de heridos. Un crimen de lesa humanidad.
Compárense la
bárbara respuesta gubernamental a aquellas justísimas protestas de todos los
barrios populares del país con la contenida y mesurada que reciben de la Guardia Nacional
Bolivariana las esmirriadas marchas actuales de enajenados y enfermos de odio
en unas cuantas urbanizaciones de clase media acomodada. Obsérvese la actitud
pacífica de las decenas y cientos de miles de chavistas que desde comienzos de
febrero inundan las calles de Caracas en apoyo al presidente Maduro.
El que sí ha
practicado la violencia feroz ha sido como siempre el sector fascista de la
oposición. Su único propósito es derrocar a Maduro, que para eso Washington
manda carretadas de dólares(http://www.cepr.net/index.php/other-languages/spanish-op-eds/el-apoyo-de-eeuu-a-un-cambio-de-gobierno-en-venezuela-es-un-error ). No importa si ese derrocamiento
implica un baño de sangre ni que hace dos meses el chavismo ganara por 10
puntos las elecciones municipales.
El último año ha
sido difícil para el pueblo venezolano. La inflación ha superado el 50 por
ciento y ha habido desabasto de productos esenciales, pero tanto los
chavistas como muchos que no lo son, comprenden que la causa principal ha sido
la guerra económica desatada por Estados Unidos y la oligarquía contra Caracas. No
olvidan además las conquistas y derechos conseguidos desde 1999.
El pueblo apoya las medidas del gobierno contra la guerra
económica y aplaude que los funcionarios corruptos enriquecidos con la
especulación sean llevados ante la justicia. Los sectores populares no se ven
representados por los acaudalados líderes opositores y desconfían de ellos
porque quieren la paz y conocen su trayectoria golpista desde 2002.
El pueblo aprecia
que después de Chávez es
poder y que ha sido con la Revolución Bolivariana que ha podido acceder,
como nunca antes, a derechos universales como la educación, la salud, la
vivienda, la seguridad social y las libertades políticas.
Las jornadas del caracazo foguearon a las masas para los
combates por venir y galvanizaron a los oficiales patriotas que bajo el
liderazgo del entonces teniente coronel Hugo Chávez ya conspiraban para cambiar
aquel estado de cosas. Ese pueblo aguerrido fue el que apoyó el
levantamiento del comandante tres años después(1992), el que lo llevó a la
presidencia y el que ha mantenido viva la Revolución Bolivariana
con su fuerza en las calles y en 18 consultas electorales. Gracias a ese pueblo
con alta conciencia política y a su dirección revolucionaria encabezada por el
presidente Maduro es que no ha habido más muertos y que el denominado golpe
blando se desinfla pese a la falsa visión que ofrece la mafia mediática
internacional.
En una actitud de
genuflexión ante Estados Unidos el socialdemócrata CAP aplicó las medidas
neoliberales que condujeron al caracazo y
acabaron con el ya magro poder adquisitivo de los pobres y de la clase media.
Desencadenó una escalada desenfrenada de precios que llevó en horas a 200 por
ciento el del transporte público y otras medidas intolerables en un contexto de
deterioro acelerado de las condiciones de vida. El abandono por el Estado a su
suerte de las grandes mayorías era la regla.
Fue a partir de
Chávez(1999) y, sobre todo, de la derrota del golpe petrolero de 2002-2003 que
por primera vez la renta petrolera se dedicó al bienestar del pueblo. De allí
los extraordinarios logros sociales que reconocen a Venezuela todas las
agencias de la ONU y
hasta el Banco Mundial.
Twitter:
@aguerraguerra
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