La derecha golpista no tuvo su "día D" en Venezuela
A pesar de la alta tensión de este sábado en la frontera con Colombia, y en menor medida Brasil, los objetivos que se había planteado la derecha golpista de Guaidó se vieron frustrados, al menos por ahora.
Domingo 24 de febrero
El show injerencista montado por el imperialismo estadounidense y la derecha regional, que estuvo disfrazado de “ayuda humanitaria” tenía un objetivo bien definido y era quebrar a un sector de las Fuerzas Armadas venezolanas para forzar un golpe contra Maduro y abrir el paso para un gobierno de la derecha títere de Trump.
Para este objetivo Guaidó hizo un llamado claro durante toda la semana que consistía en movilizar una “marea humana” a los cuarteles, para presionar a los militares, al mismo tiempo que concentrar los esfuerzos en la frontera con Colombia para intentar mostrar una imagen internacional de caos y eventualmente lograr que el Ejército y la Guardia Nacional dejaran entrar los camiones con insumos, lo que implicaría una fractura del mando con el gobierno de Maduro.
Sin embargo tanto la derecha golpista como el imperialismo que alentó esta aventura injerencista se inflingieron una autoderrota y no consiguieron ni una movilización masiva a los cuarteles, ni quebrar a un sector significativo del Ejército que muestre insubordinación en la frontera.
A primera hora de la mañana la derecha trató de viralizar un video en el que se mostraba a una tanqueta de la Guardia Nacional con tres efectivos que desertaban rompiendo las vayas fronterizas y cruzando a Colombia en el cruce del puente Simon Bolivar. En ese puente se habían concentrado los principales referentes políticos de la oposición, que en el video aparecen gritando “son de los nuestros” en lo que parece un montaje donde los militares colombianos dejan pasar la situación sin inmutarse.
Este hecho no surtió efecto y la oposición solo pudo mostrar la deserción de seis militares en total a lo largo de la jornada, a pesar del ridículo llamado que lanzó Guaidó desde las redes sociales diciendo ”En mi condición de Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, dadas las circunstancias excepcionales que vive la República, dejo sin efecto la calificación de Traidores a la Patria, para efectivos militares que crucen la frontera”. Un mensaje desesperado de último momento que resultó un fracaso absoluto.
El segundo paso de la operación mediática y política era mostrar el respaldo internacional. Pasado el mediodía Guaidó apareció dando una conferencia de prensa junto Ivan Duque, Sebastian Piñera, Mario Abdo y Luis Almagro, como abanderados de la derecha regional. A esa altura el objetivo fue lanzar un nuevo ultimátum a los militares e intentar que dejen pasar algunos camiones para mostrar al menos un triunfo parcial.
Sin embargo tras la conferencia de prensa y una foto de Guaidó subido a un camión con provisiones, las fronteras permanecieron cerradas, y la derecha solo pudo anotarse el ingreso de un camión en la frontera con Brasil. Algo que Guaidó, ya en un estado de desesperación, consideró “un gran logro”.
Ya cuando Guaidó estaba dando por finalizada la jornada anunció un supuesto ingreso de camiones por el paso de Ureña que en realidad terminó con la Guardia Nacional tirando gases para frenar su paso y con dos camiones quemados, lo que fue aprovechado por los medios de la derecha para decir que era una acción de guerra contra Colombia.
Más allá de la propaganda que pueda hacer la derecha, magnificando su acción de este sábado, la verdad es que se trató de un fracaso de lo que consideraban su “día D” para avanzar en una dinámica golpista que contaba con un injerencismo abierto y desbocado de Estados Unidos, la derecha regional, los principales países de la Unión Europea y que hasta fue bendecido por el Papa Francisco.
Por su parte Maduro convocó a una movilización en Caracas en la que hizo un discurso rechazando el intento golpista y rompió todo tipo de relaciones con Colombia.
Si bien el gobierno de Maduro quiso adjudicarse la derrota golpista como un triunfo propio, esa lectura está lejos de la realidad. La derecha pudo utilizar demagógicamente el ingreso de “ayuda humanitaria” apoyándose en la catástrofe social que vive el país. Por su parte los llamados a los militares se basan en el hecho de que las Fuerzas Armadas son hoy el árbitro de la situación política. Maduro depende de ellas para mantenerse en el gobierno tanto como Guaidó para forzar un golpe y hacerse del poder.
Ante este escenario, que aún no se ha cerrado, es necesario enfrentar en primer lugar estos intento golpistas y la ofensiva imperialista, lo que no implica el más mínimo apoyo político a Maduro.
Es imperioso que los trabajadores y explotados de América latina se movilicen contra este intento de avanzada imperialista en Venezuela que no harán más que fortalecer a las derechas regionales y los ataques que llevan adelante en cada país como Macri en Argentina, Bolsonaro en Brasil, Duque en Colombia o Piñera en Chile.
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