lunes, 25 de febrero de 2019

"LE DIÓ UNA BRUTAL PALIZA AL MARROQUÍ Y LUEGO LE DESCERRAJÓ UN TIRO EN EL CRÁNEO" El guardia civil estaba de baja por "ideación delirante" pero continuaba usando su arma reglamentaria

VIDEO:TESTIMONIO DE LA VIUDA DE SLINANI


C-S
Lunes, 25 de Febrero de 2019

Condenado a catorce años de prisión

"LE DIÓ UNA BRUTAL PALIZA AL MARROQUÍ Y LUEGO LE DESCERRAJÓ UN TIRO EN EL CRÁNEO"

Un guardia civil que pese a estar dado de baja por una psicosis de "ideación delirante" antiterrorista, continuaba teniendo en su poder su arma reglamentaria

"Le alcanzaron hasta seis balas. Cayó desplomado al suelo. El guardia civil Angel Luis Viana se acercó al marroquí Younes Slinanni, lo levantó ligeramente y comenzó a darle puñetazos hasta la inhumanida Luego el guardia civil soltó a su víctima, se separó unos pasos, le apuntó a la sien a un metro y medio de distancia, y le disparó la última bala del cargador atravesándole la cabeza".

REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL

     "Le alcanzaron hasta seis balas. Cayó desplomado al suelo. El guardia civil  Angel Luis Viana se acercó al  marroquí Younes Slinanni, lo levantó ligeramente y comenzó a darle puñetazos en la cara con la mano en la que tenía la pistola, incrementando innecesariamente su dolor. Tras acabar de propinarle una  paliza inhumana, el guardia civil soltó a su víctima, se separó unos pasos, le apuntó a la sien a un metro y medio de distancia, y le disparó la última bala del cargador atravesándole la cabeza".


     Este es el relato que hace la sentencia del Tribunal Supremo por la que se condena a este número de la guardia civil a 14 años de cárcel. Los hechos se  produjeron  el 25 de abril de 2016. Se trata de un extraño suceso del que de acuerdo con el relato de la prensa  se desprenden varias incoherencias evidentes.

     El guardia civil protagonista  del crimen se encontraba en el momento en el que comete el delito de baja médica. Según se consigna,  la baja se debia a estar afectado por  un estado psiquico de "ideación delirante". Sin embargo, mientras conduce su automóvil,  el agente va pertrechado con un machete de 45,5 centímetros de hoja atado a su espalda, y en posesión de su arma reglamentaria.


     Circula por la A-3, sentido Valencia. En un momento determinado del trayecto, se produce un roce entre el automóvil del guardia civil y el que conduce el marroquí  Slinanni. Según relata la misma sentencia, el guardia civil “al ver que se trataba de una persona de rasgos magrebíes e inducido por "su delirio",  pensó que se "trataba de un terrorista", y comenzó una persecución que concluyó cuando acabó con la vida de Slinanni.


     De acuerdo con el contenido del relato de los hechos, luego de que se produjera el roce entre ambos automóviles, el  guardia civil Ángel Luis Viana trató de parar  a toda costa el automóvil  que conducía su  víctima . Sacó su arma reglamentaria y  dice  haber disparado en dos ocasiones al aire, con la finalidad de  intimidarle. Al no lograr que Slinanni detuviera su vehículo, el agente lo embistió con su coche hasta que consiguió hacer que perdiera el control del mismo.  Slinanni  se apercibió   de la anormalidad  y de la situación y de que esta se  escapaba de su control. Se bajó rapidamente de su coche e intentó huir a pie. Al no alcanzarlo, el agente comenzó a dispararle y consiguió apretar el gatillo hasta 11 veces. Seis de ellas alcanzaron a Slinanni.


     Cuando el guardia civil logró detenerlo se ensañó con él, y comenzó a darle una  brutal paliza pese a que ni siquiera habia intentado defenderse. Finalmente,  Viana soltó a su víctima, separándose unos pasos de él. A continuación le apuntó a la sien a un metro y medio de distancia,  y  descargó la  última bala  que le quedaba en el cargador de su pistola. La bala atravesó de lado a lado el cráneo de Slinanni .   «Miradle. - le dijo a sus compañeros del Cuerpo cuando llegaron a lugar, después de una llamada suya-  Es un tipo raro»,

     Younes Slinanni tenía 39 años, y era padre de familia de dos niños de 7 y 4 años.


    Atendiendo al relato de los medios, en este caso se producen varias incoherencias notorias que suscitan las siguientes interrogantes:

 
   A) Si el guardia civil en cuestión  sufría  realmente una grave perturbación mental, tal y como se describe en la sentencia, lo que  le correspondería sería el ingreso en un hospital psiquiátrico, no en una prisión.

    B) ¿Cómo es posible que un guardia civil afectado por un diagnóstico tan peligroso como el de "ideación delirante", continuara teniendo a su disposición su arma reglamentaria?

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