Comunicado tras el juicio en la Audiencia Nacional
por Pablo Hasel
Domingo, 16 de Marzo de 2014 13:06
Tras 2 años y medio esperando juicio por la detención acusado de
“apología al terrorismo” por escribir y hacer canciones, llegaba la hora
de pasar por la Audiencia Nacional otra vez, ese tribunal herencia del
Tribunal de Orden Público franquista cuyo fin es la represión contra el antifascismo.
A las 9 de la mañana algunxs solidarios
ya estaban a las puertas de la Audiencia dispuestos a mostrar su rechazo
ante tal atropello a la libertad de expresión y criminalización de las
ideas comunistas. El juicio lo pusieron en la Audiencia más lejana de
las que tienen, así se evitaban que la concentración fuera por el centro
de Madrid y que los transeuntes se preguntaran qué pasaba o por qué
quieren condenar a 2 años de cárcel a alguien por escribir. Impidieron
que la gente de la calle escuchara lo que las solidarias gritaban:
“¡Libertad de expresión, Pablo Hasél absolución!” o “¡Vosotros,
fascistas, sois los terroristas!”. Tampoco era casualidad que el juicio
fuera el día antes del aniversario del 11 M, pues querían dejarme como
un monstruo que apoya masacres que acaban sirviendo a los intereses del
Estado, cuando nada más lejos de la realidad.
Ya con alrededor de 50 solidarios fuera,
alguna pegatina nazi que habían dejado días antes por los alrededores
algunos descerebrados y casi más policías, entré al juicio con el
malestar de que sólo dejaran entrar a 6 acompañantes porque pusieron una
sala pequeña para evitarse más apoyos y más testigos del juicio-farsa.
Rodeado de policías y de funcionarias nerviosas por el carácter del
juez, empezó el juicio justo al llegar este, aunque no hubieran entrado
aún los acompañantes a la sala. Mientras, en la sala de al lado,
juzgaban a numerosos vascos por el tema de las “herriko tabernas”. La
Audiencia Nazi-onal haciendo honor a su herencia franquista luciéndose
con más juicios-farsa.
El juez me hizo levantar para responder a
las preguntas de la fiscal mientras algún medio de manipulación echaba
fotos. Preguntado por si las canciones eran mías, evidentemente respondí
que sí. En resumidas cuentas, las preguntas de la fiscal giraron
entorno a posicionarme o no a favor de la lucha armada. Me preguntó una y
otra vez que si seguía pensando lo mismo que en aquellas viejas
canciones, si seguía celebrando las acciones contra los capitalistas,
que por qué decía que el camarada Arenas es un héroe, etc. Le respondí
que no tienen que decirme a quien debo admirar o no y que puedo celebrar
lo que quiera, que si mañana me matan a mi y ella lo quiere celebrar,
no habría ningún problema ni le pedirían prisión por ello, que las
emociones no se pueden imponer ni controlar. Le recordé que la violencia
revolucionaria de la que hablo en mis letras también viene en los
libros de Marx, Lenin, el Che, etc, y que no por ello los ilegalizan,
que como comunista que soy hablo de esta. Declaré que las acusaciones de
apoyo a Al Qaeda eran falsas y una manipulación total, que
evidentemente no apoyo a una organización anticomunista que asesina a
inocentes y que fue impulsada por la CIA porque servía a sus intereses
imperialistas, que tengo una canción dedicada a sus víctimas y que,
preguntado por mi abogado, la de “Obama Bin Laden” mezcla a Obama y a
Bin Laden porque ambos han servido para los macabros planes
imperialistas y sus guerras de rapiña.
Me negué a responder alguna pregunta de
la fiscal sobre lucha armada por la provocación en toda regla que
suponía. Quiso llevarme a la condena pero jamás condenaré una acción
contra los culpables y no tenemos porque permitir que nos obliguen a que
algo nos parezca mal o bien. Esta mentía sobre la edad que tenía cuando
se hicieron esas canciones, pues aseguraba que se hicieron a los 23,
cosa imposible si fui detenido a los 23 y estas ya tenían varios años.
Tuve que recordarle, como declaré ante el juez tras ser detenido, que
mis ideas no las pueden cambiar. La fiscal repetía las numerosas visitas
que tenían mis canciones y la ofensa que eso supone para las “víctimas
del terrorismo” y ahí desnudó el motivo de mi detención: no soportan que
llegue a bastante gente mi denuncia contra su terrorismo de Estado.
Luego vino alguna pregunta del abogado y
su defensa, que se basó en defender la libertad de expresión y en
denunciar que habían cogido sólo las frases que les interesaban sin
analizar el significado completo de la canción por su propia
conveniencia. También dijo que carecía de sentido que dijeran que las
“víctimas del terrorismo” se sentían ofendidas si en la sala no había
una sola denunciando mis canciones. Cosa que vuelve a desenmascarar el
verdadero motivo de la detención: crear conciencia y hablar de cosas que
quieren ocultar, como los presos políticos antifascistas.
Escasos minutos después tomaron
declaración los policías encargados de mi detención y de la
investigación de las canciones, protegidos por un biombo, como si no me
acordara de sus caras, como si fuera una peligrosa mafia que les pudiera
hacer algo luego, ridículo. Contaron cómo habían escuchado todas mis
canciones y que escogieron algunas que les parecieron constituyentes de
delito. Lo que no contaron es que se llevaron camisetas, libros, etc.
Después vino mi último turno de palabra
en el que dije que quedaba de sobras demostrado que la fiscal mentía con
mi edad, con la acusación de apoyo a Al Qaeda, etc. El juez me gritó
que no iba a tolerarme que insultara a la fiscal y es que ellos pueden
llamarme terrorista pero yo no tengo derecho a llamarles mentirosos pese
a quedar demostrado que lo son. Defendí que por su regla de tres,
también quedaría detenido el director de la película sobre el Che por
“apología a la lucha armada” y tantos más. ¿Cuántas expresiones
artísticas serían apología a la lucha armada? Además ellos mismos
practican la lucha armada cuando mandan a la policía que nos abra la
cabeza por protestar por nuestros derechos, su hipocresía y doble moral
no tiene límites. También apunté que de haberme detenido sólo por mis
canciones no hubieran entrado en mi domicilio poniéndolo patas arriba
porque hubiera bastado con descargarlas de la red, es decir, que había
otros intereses como el de crear miedo, etc. Añadí que es curioso que
siempre hablen de las mismas “víctimas” y que los que se alegran cuando
se asesinan inmigrantes o llaman en sus escritos a asesinar más, jamás
son juzgados. Que puestos a hablar de víctimas, yo fui una víctima de su
represión y de sus falsas acusaciones para manipular, como el supuesto
apoyo a Al Qaeda que tuvo el fin de intoxicar a la gente para que les
pareciera bien mi detención.
Tras mi última palabra el juicio quedó
visto para sentencia y en teoría, en dos semanas, han de decir qué
condena me cae. Informaré en cuánto lo sepa. Muchas gracias a todas y a
todos quienes habéis denunciado esta injusticia. No ha sido un juicio
contra Pablo Hasel, ha sido un juicio contra la juventud combativa,
contra la libertad de expresión.
SIGUE LA RESISTENCIA.
Pablo Hasel
Pablo Hasel
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