Por un Frente de Izquierdas para derrotar a la derecha en las próximas municipales y generales
Las elecciones europeas del pasado 25 de
mayo en el Estado español marcan un importante punto de inflexión en la
situación política. Por una parte, han puesto de manifiesto la profunda
crisis del sistema capitalista y de todos sus engranajes políticos y,
por otra, un profundo y extendido rechazo social a la política dictada
por los banqueros y los empresarios junto con el colapso de la autoridad
política y moral de todos aquellos que la ejecutan. La calle Génova
desierta, envolviendo el dispositivo festivo que el PP tenía preparado
para la noche del domingo en un clima fantasmagórico, y el anuncio de
Rubalcaba, el lunes 26, de su inmediata retirada de la dirección del
PSOE, simbolizan mucho más que un estrepitoso fracaso electoral: son
señales del resquebrajamiento del esquema de dominación capitalista
imperante en las últimas tres décadas en el Estado español.
La movilización, clave del éxito de la izquierda
Los resultados electorales del domingo,
que han arrojado un fuerte crecimiento de Izquierda Unida y Podemos
—reflejando el ascenso de la lucha de clases y los grandes movimientos
de protesta que se han sucedido en estos años— ha situado claramente en
el horizonte la posibilidad de infringir una derrota electoral decisiva a
la derecha en las próximas elecciones municipales, autonómicas y
generales de 2015.
La
intensa movilización social de los últimos años, desde el15-M, el
surgimiento de la PAH, la Marea Verde, la Marea Blanca, la marcha
minera, la lucha del barrio de Gamonal, las huelgas generales, las
huelgas obreras de gran impacto con la de la recogida de basura viaria,
Panrico o Coca Cola, las marchas de la dignidad del 22-M, la lucha
estudiantil y un largo etcétera, han sido clave para crear, sostener y
alimentar un clima político favorable entre amplios sectores de la
juventud, de la clase obrera e incluso de las capas medias empobrecidas
por la crisis, hacia las opciones de izquierdas comprometidas con la
lucha. Ha sido esta movilización permanente en la calle (muy a pesar de
la escandalosa actitud de los máximos dirigentes de CCOO y UGT,
completamente divorciados del sentir de la base sindical y de los
trabajadores) lo que ha facilitado la movilización electoral que ha dado
como resultado el tremendo avance de IU y la espectacular irrupción de
Podemos. Ahora, este avance de la izquierda, que ha sido recibido con
entusiasmo por parte de millones de jóvenes y trabajadores, será a su
vez un estímulo para que la lucha social haga frente, con más fuerza
todavía, a los nuevos recortes sociales que ya discute el PP.
La derecha y la socialdemocracia están rabiosas
Los banqueros, los grandes empresarios,
los estrategas serios del capital, todos los amos del PP, pero también
los elementos que la burguesía tiene en el seno de la dirección del
PSOE, han visto estas elecciones con gran preocupación. Les inquieta,
precisamente, que la movilización social y los avances de la izquierda
en el plano electoral se puedan retroalimentar en los próximos meses,
convirtiendo la futura e inevitable caída del PP en el inicio de un fase
en la que la lucha de los trabajadores y los jóvenes por su futuro
alcance un grado superior, poniendo en peligro la supervivencia del
propio sistema capitalista. Saben, perfectamente, que la situación en el
Estado español puede desembocar en una crisis prerrevolucionaria como
en Grecia.
Con el fin de tratar de minimizar el
impacto político que han tenido los resultados de las elecciones muchos
“analistas” están planteando la idea de que la “gente”, debido a que han
sido unas elecciones europeas, ha tenido un comportamiento muy
“alegre”. Felipe González está rabioso, como demuestran sus bochornosas
declaraciones en las que ironiza con que “la revolución bolivariana está
de moda” en el Estado español. ¡Y lo dice un millonario que trabaja a
sueldo de las grandes multinacionales y que traiciona día sí y día
también a los militante socialistas, y al que le importa un bledo el
sufrimiento de la gente! También en la derecha hay mucho nerviosismo.
Las opiniones del principal asesor electoral del PP, diciendo que el
voto a Podemos era un voto “friqui”, o las manifestaciones del portavoz
Carlos Floriano, comparando el apoyo electoral a Podemos con un voto por
“Venezuela y Cuba” revela también la mezcla de desconcierto e
histerismo con la que la derecha está encajando los resultados
electorales.
Pero la realidad es que los aspectos
relevantes que salieron a la superficie el 25 de mayo tienen una base
muy sólida; reflejan tendencias fundamentales, y pueden repetirse de
forma ampliada en futuras elecciones.
Batacazo del PP
Los
tres aspectos más reseñables de los resultados electorales han sido: 1)
el durísimo varapalo a las políticas reaccionarias del PP en todos los
ámbitos, especialmente por los recortes en los gastos sociales, la
contrarreforma laboral, la LOMCE, por los ataques a los derechos y
libertades democráticas, y por su defensa del nacionalismo españolista;
2) la pronunciada caída del PSOE, por su política conciliadora con la
derecha y su asunción, en la práctica, de las medidas de austeridad
dictadas por la banca y los grandes empresarios 3) el gran incremento
del apoyo a Izquierda Unida, que ha triplicado sus votos, y la fuerte
irrupción de Podemos, identificadas claramente como opciones a la
izquierda de la socialdemocracia.
El PP obtiene el peor resultado de su
historia, perdiendo más de 2,6 millones de votos (40% menos que los
votos obtenidos en 2009). La mayoría absoluta que obtuvo la derecha en
2012 estuvo asociada al desgaste y la pérdida de credibilidad del
gobierno Zapatero, y a la expectativa de un amplio sector de las capas
medias de que la vuelta del PP al gobierno sería también la vuelta al
periodo de boom económico que antecedió a la crisis. El PP alimentó
conscientemente esta expectativa, añadiendo el compromiso de que no
habría recortes. Al día siguiente de las elecciones se desdijo de todo y
empezó, hasta hoy, su salvaje política de destrucción de todas las
conquistas sociales, y de ataques a los derechos democráticos. Y la
crisis capitalista no hizo más que empeorar la situación para millones
de personas, afectando de lleno a la clase obrera pero también a una
parte considerable de las capas medias, que se han empobrecido y
proletarizado en estos años.
Un hecho que resalta la profundidad de
este proceso es el gran batacazo del PP, tanto en sus “feudos”
tradicionales como en las comunidades donde está en la oposición, o en
las nacionalidades históricas donde al rechazo a su política social se
suma el rechazo a su españolismo reaccionario. En Valencia y Madrid,
claves para la derecha en los últimos lustros, el desplome ha sido
descomunal. Sólo en el País Valencià pierde 476.789 votos respecto a las
europeas de 2009, una caída del 48%, nueve puntos por encima de la
media estatal. En Valencia ciudad la caída es de más del 50%. En la
Comunidad de Madrid pierde más de 450.000 votos, también por encima de
la media. En Murcia, otro antiguo “feudo” de la derecha, pierde el 45%
de los votos. En Catalunya, el PP pierde 100.000 votos (-28%) y queda
relegado a la quinta fuerza política. En la Comunidad Autónoma Vasca
pierde 40.000 (-34%). En Galicia pierde más de 200.000 votos (-37%). En
las dos comunidades donde están en la oposición la tendencia es la
misma: en Andalucía, donde tenían grandes expectativas, el PP pierde
350.000 votos (-33%) y en Asturias pierde 90.000 (-50%).
El completo descrédito de la política de
recortes del PP, el rechazo frontal a sus medidas represivas y a su
actitud reaccionaria frente la cuestión nacional ha sido rotunda. Las
condiciones en las que Rajoy tendrá que afrontar nuevos ataques contra
la mayoría de la población se darán en un escenario en el que la
deslegitimación de la derecha, a la que sólo ha apoyado el 11,5% del
censo con derecho a voto, ha quedado al desnudo. De hecho, la fuga de
votos de la derecha a UPyD y Ciudadanos no compensa esta brutal caída,
que obviamente no es una tendencia coyuntural sino de fondo.
La socialdemocracia sigue avanzando hacia el abismo
Si
el PP se mantiene como partido más votado es porque la debacle del PSOE
es aún mayor, si tenemos en cuenta que es un partido que no gobierna.
La crisis de la socialdemocracia, que se ha ido gestando a lo largo de
años, ha experimentado otro salto hacia el abismo. En un contexto en el
que el PSOE tiene el menor “poder institucional” desde la caída de la
dictadura, el 25M ha sido una nueva derrota sin paliativos: pierde más
de 2,5 millones de votos, un 40% menos que lo obtenido en 2009. Es un
proceso que no tiene precedentes, y es consecuencia de la sumisión de
los dirigentes de PSOE ante los grandes poderes económicos, la gran
banca y las multinacionales, del uso y abuso que han hecho apelando
demagógicamente al voto “útil para frenar a la derecha” para luego
acabar haciendo una política que en poco se diferencia de la del PP en
los asunto fundamentales. Es la dirección del PSOE la que asfaltó la
vuelta del PP al gobierno, aplicando severos recortes sociales, y fue la
dirección del PSOE la que acordó con Rajoy la reforma de la
Constitución para garantizar los sacrosantos intereses de la banca.
La dirección del PSOE perdió dos
ocasiones históricas para encabezar un proceso de profunda
transformación social, en 1982 y en 2004. En ambas ocasiones la clase
obrera, la juventud y grandes sectores de las capas medias depositaron
masivamente su confianza en la socialdemocracia, pensando que haría una
política económica y social diametralmente opuesta a la derecha. Pero la
socialdemocracia defraudó las ansias de un cambio económico, social y
político profundo de la mayoría de la población. La derechización de los
dirigentes del PSOE obedece en último término a su falta de alternativa
al sistema capitalista. Si se acepta el capitalismo como único sistema
posible, se acaba defendiendo una política capitalista con todas las
consecuencias. La crisis ha estrechado todavía más el margen de la
socialdemocracia para diferenciarse de la derecha, hasta el punto de que
el eje fundamental de la “oposición” de Rubalcaba en los dos años de
gobierno del PP ha sido el ofrecimiento de constantes “Pactos de Estado”
en todos los terrenos. La dirección del PSOE ha intentado tapar esta
lamentable trayectoria en la campaña electoral tratando de convencernos
de que son diferentes a la derecha, pero su credibilidad está por los
suelos. De nuevo han recibido un duro golpe, cosechando el peor
resultado jamás obtenido por el PSOE desde la caída de la dictadura.
La caída del PSOE es profunda y amplia,
afectando a todas las comunidades, incluso en aquellas donde el
descontento y la movilización social contra la derecha son muy
acentuados. Es muy sintomático de la incapacidad de la socialdemocracia
de conectar con este sentimiento de rebelión social, el hecho de que en
Madrid (epicentro de movilizaciones tan importantes como el 15-M, la
Marea Verde, la lucha contra la privatización de la sanidad, etc) se
haya llevado un batacazo mayor aún del que ha recibido el PP: en Madrid
el PSOE pierde casi 400.000 votos, el 48,6% de los que obtuvo en 2009.
En Valencia, otro polo de la lucha de masas (primavera valenciana,
indignación por el accidente del Metro y toda la manipulación posterior,
lucha contra el cierre de Canal Nou, corrupción generalizada de la
derecha) el PSOE pierde 331.569 votos, con una caída del 46,8%.
En Catalunya, uno de los bastiones
históricos del PSOE-PSC, la socialdemocracia pierde la mitad de los
votos que tenía en 2009, pasando de 700.000 a 350.000, pagando un precio
extra por su incapacidad de ofrecer una alternativa de clase y
socialista a la cuestión nacional, debido a su sumisión al nacionalismo
españolista del PP, y por su oposición de terciopleo a CiU frente a sus
reiterados ataques al gasto y a los derechos sociales. En Navarra el
PSOE cosecha una de las pérdidas porcentuales más altas de todo el
Estado, un 52% de los votos, como consecuencia de su política de
sostenimiento del gobierno de la derecha de Unión del Pueblo Navarro
(UPN), a pesar de las masivas protestas en la calle y teniendo en sus
manos la llave para propiciar su caída. Igualmente, en la Comunidad
Autónoma Vasca la debacle del PSOE es mayúscula, perdiendo 100.000
votos, prácticamente la mitad de su electorado, y quedando reducido a un
miserable 13,7%. En Asturias, una de las dos comunidades en las que
gobierna, el descenso es fortísimo, también de un 50%. En Andalucía,
cuyos resultados son presentados como un éxito por la dirección del
PSOE, a pesar de ser la formación más votada por el gran descenso del
PP, pierde también 330.000 votos y cae un 26%.
El batacazo del PSOE ha profundizado la
crisis interna del partido. El anuncio de retirada de Rubalcaba y la
convocatoria de un congreso extraordinario no ha calmado la tensión
interna en el aparato. De hecho, varios dirigentes han reclamado
públicamente la celebración de primarias antes que un congreso. En todo
caso, la única manera que tendría el PSOE de revertir su declive es con
un giro de 180 grados de su política, lo que parece bastante poco
probable que se produzca. La base de apoyo electoral y social del PSOE
ha sido históricamente trabajadora y de izquierdas, pero su dirección
después de más de tres décadas de derechización está profundamente
comprometida con el sistema capitalista, con su estabilidad y
preservación. El propio partido ha ido perdiendo toda autoridad y
contacto con los sectores de la clase obrera y de la juventud más
comprometidos con la lucha. Gestos retóricos tendrán muy poco efecto
para detener, en el actual contexto, el menguante apoyo del partido. Y
un giro lo suficientemente profundo hacia la izquierda, tendría un
impacto político que la mayoría de los dirigentes fundamentales del
partido no están dispuestos a asumir.
Un sector del partido, como el
representado por Felipe González, aboga claramente por un futuro
gobierno PP-PSOE para tratar de garantizar la continuidad de la política
de recortes sociales en beneficio del voraz sector financiero. Este
sería el último servicio del PSOE antes de perecer a la griega. Otros
sectores del aparato quizás se inclinen, con el mismo propósito de
preservar la estabilidad del sistema, por atar a Izquierda Unida en un
compromiso “realista”, y tratar de evitar así el “efecto Syriza” que
podría provocar un eventual Frente de Izquierdas. Ambas opciones
entrañan enormes riesgos incluso desde el punto de vista de los
intereses de la burguesía y en todo caso no detendrán el proceso de
radicalización a la izquierda de amplias capas de trabajadores y
jóvenes.
El enorme potencial de una política de izquierdas de verdad
Como
señalábamos el avance de IU y la irrupción de Podemos, que reflejan con
toda claridad la creciente búsqueda de una alternativa revolucionaria a
la crisis del sistema capitalista y a sus destructivas consecuencias
sociales y políticas, ha sido espectacular. Los votos de Izquierda Unida
y Podemos sumados representan el 18% del total, ya de por sí muy
importante. Pero ni siquiera esta cifra revela plenamente la magnitud de
lo sucedido y el recorrido real que esta tendencia puede alcanzar.
En muchas comunidades autónomas y
localidades clave, el voto sumado de IU y Podemos supera esta media e
iguala, o queda muy poco por debajo, del obtenido por el PSOE. En la
Comunidad de Madrid, IU y Podemos obtienen casi el 22% por ciento de los
votos, frente al 19% del PSOE. En Valencia, IU y Podemos casi igualan
al PSOE, pero si sumamos el voto a Compromís, se supera ampliamente (26%
frente a 21%). En Asturias se supera ligeramente al PSOE (26%); en
Avilés, IU más Podemos sacan el 30%, superando ampliamente al PSOE (25%)
y al PP (23,7%); en Gijón se produce una situación similar; en las
cuencas, donde en cifras redondas IU obtiene el 20% de los votos y
Podemos el 15%, la superación al PSOE y al PP es todavía más abultada.
En Galicia, Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), la suma de Anova y de
IU, más Podemos prácticamente iguala al PSOE. En ciudades como Vigo los
votos de AGE y Podemos superan al PSOE y al PP. En Ferrol superan al
PSOE y quedan a pocos votos del PP. En Catalunya, IU y Podemos (15%)
superan al PSC (14%), sin contar el hecho de las CUP no se han
presentado.
Aunque los medios de comunicación de la
burguesía han tratado de eclipsarlo, el avance de Izquierda Unida ha
sido tremendo, pasando de medio millón de votos a más de un millón y
medio en cifras redondas. Pero el recorrido potencial de IU es mucho
mayor, y estas elecciones también han mostrado sus puntos débiles. Es
significativo que el incremento de IU en Extremadura (que lógicamente no
está al margen de la tendencia política general) sea bastante menos
pronunciado que la media general. En esta comunidad se duplica el voto
(alcanzando el 6% del electorado), pero en el resto del Estado
prácticamente se triplica. La aberrante postura de la dirección
extremeña de IU de sostener al PP en la comunidad tiene la virtud de
beneficiar a la derecha (lavándole la cara con un barniz progre) y al
PSOE que, aunque también cae, lo hace en menor medida (30%) que en el
resto del Estado (más de 40%). Un efecto similar tiene la Junta del
PSOE-IU en Andalucía, también implicada en los recortes. El incremento
de IU está más atenuado aquí que en el resto del Estado y una parte de
voto potencial de IU se ha inclinado hacia Podemos donde en Sevilla
ciudad supera, aunque por poco, a IU y lo hace mucho más ampliamente en
Cádiz (16% Podemos y 11% IU).
Dicho lo anterior, IU ha recogido un
fuerte y merecido apoyo, pues sus activistas han aparecido hombro con
hombro con miles de trabajadores y jóvenes en las luchas más importantes
de estos dos años, incluyendo la gran marcha de la dignidad a Madrid
del pasado 22 de marzo que reunió a más de un millón de personas. De lo
que se trata, por tanto, es de profundizar en este camino. Si Izquierda
Unida adoptara de forma clara y consecuente un programa socialista
revolucionario, si se opusiera pública y contundentemente a las
políticas de pacto social que defienden las cúpulas de CCOO y UGT, y
organizase a los militantes de base de los sindicatos para luchar
contra ellas; si se desmarcara claramente de los recortes en Andalucía y
se corrigiese la lamentable posición de IU en Extremadura…Si Izquierda
Unida defendiera con claridad y rotundidad una alternativa de clase y
socialista al capitalismo, su apoyo podría incrementarse muchísimo más,
convirtiéndose en una fuerza de masas imparable. Esta es la lucha que
debemos emprender todos los militantes y activistas de Izquierda Unida:
lograr imponer una orientación revolucionaria, lo que significa también
sacudirse del lastre de muchos profesionales de la política
institucional que hay en su seno, y promover a los militantes y
activistas más comprometidos con la lucha social y con las posiciones
políticas más coherentes..
Por
otra parte, la irrupción de Podemos, que obtiene 1.214.156 votos
(7,97%), situándose como cuarta fuerza política, refleja también con
contundencia ese giro a la izquierda y la búsqueda, no solo por parte de
los trabajadores, sino de amplios sectores de las capas medias y de la
juventud, de una alternativa contrapuesta a la putrefacción de la
política oficial burguesa. La clave de su éxito ha sido aparecer como
una bandera limpia, radicalmente separada y opuesta a la política
oficial burguesa, a su hipocresía, a su corrupción generalizada. Ha sido
especialmente alto el voto en Asturias (13,68%), Madrid (11,82%) y
Baleares (10,31%) situándose en los tres casos como tercera fuerza, por
delante de IU. En las localidades obreras de Madrid el voto de Podemos
ha sido muy alto: Parla 15%, Fuenlabrada 15%, Colsada 15,23%, Leganés
15,2%, Móstoles 14%, Alcorcón 12%, situándose en todos los casos
ligeramente por encima de IU, que obtiene también buenos resultados.
Está claro que un amplio sector de la
juventud que ha participado activamente en el movimiento de protesta de
estos años, especialmente la juventud universitaria que puso su sello en
el 15M, pero también jóvenes trabajadores en precario y desempleados
han visto en el voto a Podemos la mejor opción para dejar constancia,
con más claridad y rotundidad, de su rechazo a la derecha, a los
recortes, a la represión y a la podredumbre institucional burguesa. Y
todo eso a pesar de que, junto a ideas claras y concretas, que han
conectado con el sentimiento y la experiencia de cientos de miles,
también se ha esgrimido por muchos dirigentes de Podemos un lenguaje
confuso e interclasista, lleno de fórmulas como “ni izquierda ni
derecha, sino los de abajo contra los de arriba”, o apelaciones al
“patriotismo de europeos del sur”. Algo que, lejos de ser un punto
fuerte, como piensan algunos de sus ideólogos, es un punto débil que
puede pasar factura en el futuro.
¡Por el Frente de Izquierdas! ¡Por la transformación socialista de la sociedad
Estas elecciones son un triunfo de la
izquierda que lucha y, sobre todo, indica el tremendo potencial que hay
para levantar una auténtica alternativa socialista y anticapitalista de
masas. Desde la Corriente Marxista El Militante defendemos que el camino
para derrotar a la derecha, para cambiar completamente la situación en
beneficio de la población está abierto gracias a la tremenda
movilización social ¡Y hay que aprovecharlo! Es la hora de construir un
gran FRENTE DE IZQUIERDAS, que integre a Izquierda Unida, a Podemos, a
los movimientos sociales, a la izquierda de las nacionalidades
históricas. Una unidad de la izquierda, no para disolvernos en los
mecanismos de esas instituciones que están completamente alejadas de
nuestros intereses, sino para representar a la mayoría explotada y
defender un programa en su beneficio. Un programa que debe tener como
ejes los que el propio movimiento ha demandado en las grandes luchas:
- Derecho a una vivienda digna: fin de los desahucios, por ley, y
expropiación de los millones de casas que los bancos han robado,
para crear un gran parque público de viviendas en alquiler social
- Derogar la LOMCE Defensa y mejora de la educación pública.
Desde la escuela infantil hasta la universidad, enseñanza pública
gratuita, de calidad, democrática y laica
- Sanidad pública de calidad y para todos. Derogación de todos
los decretos aprobados por el PP, y por el PSOE, que abren la
puerta a la privatización sanitaria. Sanidad pública sin excluir a
nadie, reintegrando todos los derechos sanitarios a nuestros
hermanos de clase inmigrantes
- Defensa intransigente de los derechos democráticos. Derogación
de la reforma de la Ley del aborto, de la Ley Mordaza, de todos los
ataques a la libertad de expresión, manifestación, y huelga
- Derecho de autodeterminación para las nacionalidades históricas
- Por el empleo digno con derechos. Derogar inmediatamente las
reformas laborales que se han aprobado y las ETT’s. Reducción de
la jornada laboral a 35 horas sin reducción salarial. Subsidio
indefinido para los desempleados. Reducción de la edad de
jubilación a los 60 años
- Nacionalización de la banca, de las eléctricas, de todos los
monopolios que antes eran públicos y se privatizaron para beneficio
de una minoría, y hacer esta nacionalización bajo control de los
trabajadores para dedicar esos recursos a combatir el paro y elevar
el bienestar de la mayoría
En los últimos años, los efectos de la
crisis capitalista, la ofensiva salvaje de la burguesía contra los
derechos sociales conquistados y la experiencia de la lucha de masas,
han provocado un profundo cambio en la conciencia de millones de
trabajadores, de jóvenes, de desempleados, de sectores de las capas
medias empobrecidas. Estas elecciones reflejan que la posibilidad de
derrotar a la derecha y detener su ofensiva, tanto en la calle como en
las urnas, es perfectamente real, y que esta derrota sería un paso
decisivo en la transformación socialista de la sociedad y la conquista
de la auténtica democracia con justicia social.
¡Únete a la Corriente Marxista Revolucionaria!
|