martes, 27 de mayo de 2014

Pudimos y podremos.

El brillo de un acto heroico
tan extraña iluminación
la lenta mecha de lo Posible encendida
por la imaginación
Emily Dickinson

No se trata de haber obtenido un millón y cuarto de votos y cinco parlamentarios, no se trata de ese acto heroico iluminador conseguido en apenas cuatro meses, no se trata, ni siquiera, del despliegue de esas dosis de imaginación más allá de todo lo esperable, no, no se trata de eso siendo todo lo dicho tremendamente esperanzador, se trata, como dice tan bellamente la Dickinson de haber encendido “la lenta mecha de lo Posible”. 
Porque lo primero que la ciudadanía necesita romper es con la droga inoculada en las conciencias de la ciudadanía del pensamiento único y de la no existencia de más alternativa que lo que hay; y eso es lo que más daño hace al capitalismo y a su sistema “democrático” legitimador anexo. Por eso, el triunfo que ha resultado inesperado para el establishment, sí que era previsible para muchos de nosotros, para ese millón y cuarto de votantes del domingo.
“Podemos”, en el contexto en que nos movemos, no se refiere a la conquista del Poder y a su implantación jerárquica, se refiere a la posibilidad de conquistar la democracia radical en connivencia con la gente para ir, ahora sí, implantando la justicia social, las igualdades básicas, la erradicación de las pobrezas extremas por medio de la renta mínima garantizada, la desaparición de las cúpulas burocráticas ensillonadas, la erradicación de la guerra y la congruencia con los ecosistemas. Se trata de una lucha claramente anticapitalista y de una orientación ecosocialista, feminista y libertaria. 
En “Podemos” subyace una antropología y una cosmovisión que cree en las posibilidades del homo sapiens y de su constituyente sociabilidad. Es una cosmovisión y una antropología heredada de los bonobos, esos parientes nuestros más cercanos que hacen el amor y no la guerra, en donde las hembras tienen mucho peso y en donde el alegre juego ilumina los trabajos y los días de sus individuos. Es la cosmovisión de la reverencia a la Madre Tierra y de la buena vida para todos. Es la creencia en la vida comunitaria y cooperativa frente a la competencia y el individualismo egoísta; es el mundo del apoyo mutuo y es la economía de los bienes de uso y de la reciprocidad. Es la creencia documentada en la simbiosis, en el desarrollo de las neuronas espejo de la empatía, en las teorías que conciben los aspectos más fundamentales de la comunicación humana como adaptaciones biológicas para la cooperación y la interacción social. Como dice el reputado primatólogo Frans de Waal “la antigüedad evolutiva de la empatía hace que me sienta extremadamente optimista (…). Es un universal humano. (…) De hecho yo diría que la biología constituye nuestra mayor esperanza”. 
“Podemos” se asienta en esa mecha encendida de lo Posible, de ese otro mundo posible que tanto hemos proclamado, más allá del sistema de podredumbre en que estamos asentados y que se proclama como única alternativa, pero es también un mundo pragmático, un mundo material no solo ideal. Hay que conseguir todo aquello que es posible y eso es mucho, por ello ese descontento aparente después de la victoria del domingo no es tal, es sencillamente que queremos poder llevar a cabo lo Posible. No queremos ser como el esforzado Sísifo que podía elevar la roca hasta la cima de la montaña pero que una vez allí estaba condenado a volver a empezar, en un esfuerzo inútil, aunque aún así, como diría Camus, era posible imaginar a Sísifo alegre; no, se trata de la alegría de evitar el inmenso sufrimiento humano y el disparadero apocalíptico a que nos aboca el capitalismo consiguiendo los objetivos prácticos que nos hemos propuesto.
La tarea es inmensa. Hay que navegar por un estrecho desfiladero entre dos grandes peligros, el Escila del capitalismo y su glamour y el Caribdis de los atajos dictatoriales, pero como Ulises es Posible regresar a la Tierra que nos ha dado la vida y hacer justicia.
Podremos

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