¿Operación mediática de la Casa Blanca la carta
de exaltos cargos que pide un cambio de política hacia Cuba?
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José
Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- El diario español País será “una
pieza fundamental para empujar la transición a la democracia (...) en países
como Cuba o Venezuela" (1). Con semejante arrogancia neocolonial se
estrenaba en su cargo el nuevo director de El País, Antonio Caño. El mismo que,
siendo corresponsal en Washington, afirmó que “EEUU es probablemente la
democracia más perfecta del mundo” (2).
Pero
la “transición” que “empuja” El País para Cuba –el paso a un modelo de
democracia formal representativa, de corte liberal capitalista- está cada día
un poco más lejos. La
Revolución cubana, antes aislada y asediada, hoy cuenta con
importantes aliados estratégicos, como Brasil, China o Rusia; y se encuentra
reconocida y arropada por entidades latinoamericanas supranacionales como la CELAC o el ALBA (3).
Este
cambio de escenario, más las transformaciones económicas internas en Cuba y,
por encima de todo, las nuevas facilidades para la inversión en la Isla (4), han desencadenado
movimientos súbitos dentro de las potencias beligerantes con la Revolución: la Unión Europea y EEUU.
El último de ellos: la carta dirigida al presidente Barack Obama por 44 exaltos
cargos, empresarios y académicos de EEUU, en la que piden un cambio inmediato
en la política hacia Cuba (5).
La
carta reconoce el fracaso del bloqueo económico a la Isla. Y advierte que EEUU
“se está quedando cada vez más solo internacionalmente en su política hacia
Cuba”. Y es que empresas de Brasil o China están tomando la delantera al
invertir en importantes sectores económicos de la Isla (6). Incluso la Unión Europea ha
reconocido el fracaso de 18 años de sanciones a Cuba, y se ha sentado a
negociar con La Habana
(7).
La
citada carta a Obama contiene, además, peticiones realizadas por el propio
Gobierno cubano: el levantamiento de la restricción de viajes y de envío de
dinero a Cuba desde EEUU, o el inicio de un diálogo “sobre cuestiones
humanitarias”, en referencia a un posible canje de prisioneros (8).
Pero
la supuesta buena voluntad de los firmantes llega hasta ahí. Porque lo que los
medios presentan como una propuesta para “aliviar” (9) o “acelerar el fin del
embargo” (10), poco tiene que ver con librar al pueblo cubano de las penurias
que provoca. Más bien plantean un mero cambio de estrategia para el mismo
objetivo: la derrota de la
Revolución cubana mediante la injerencia externa en el país.
El
nuevo rumbo que proponen a Obama consistiría en “empoderar” al incipiente
sector privado cubano (11), buscando el "catalizador para un cambio
significativo en Cuba" (12). Las reformas económicas de la Isla serían una "ventana
de oportunidad", ya que “alrededor de medio millón de empresarios –nos
dicen- están empezando a reescribir la historia de su país iniciando su propio
negocio, creando empleos” al margen del Estado. Levantar la “restricción al
envío de remesas económicas desde EEUU a emprendedores independientes cubanos”
ayudaría a "apoyar a un amplio espectro de la sociedad civil e
independiente".
Otra
cosa no se podría esperar de estrategas profesionales del poder imperial.
Firman la carta, por ejemplo: el exDirector de Inteligencia Nacional en la
administración Bush John Negroponte; el excomandante supremo de la OTAN James Stavridis;
el exministro venezolano Moisés Naím; o el multimillonario David Rockefeller.
Pero,
¿qué papel cumple El País en este nuevo plan de injerencia? Este diario,
primero que publicó en idioma español la citada carta, conocía ya su contenido
desde hace más de un mes. De hecho, en abril publicó un reportaje titulado “Una
nueva organización de cubanos pide a Obama más flexibilidad con La Habana”, para presentar a
CubaNow, un grupo de presión nacido de las filas del propio Partido Demócrata
de EEUU (13). En ese texto comprobamos que CubaNow se creó, básicamente, con el
objetivo de presentar en sociedad la plataforma de cuatro peticiones que contiene
dicha carta. Lo que hace sospechar que nos encontramos ante una operación
creada desde los círculos más cercanos al Gobierno de Obama, y en la que El
País actuaría, una vez más, como uno de sus órganos internacionales de
relaciones públicas.
De
hecho, El País publicaba hace unos días un nuevo reportaje propagandístico
sobre dicha organización CubaNow (14). Bajo el elocuente título de “Los
emprendedores como catalizador democrático en Cuba”, leíamos el mismo mensaje:
el Gobierno de Obama debería relajar las sanciones a Cuba para impulsar “la
autonomía empresarial” que “derive en un mayor aperturismo del régimen”, porque
“la autonomía económica (será finalmente) autonomía política (en la Isla)”.
Y
es que el Grupo Prisa está, desde hace años, en el centro de la estrategia de
injerencia en Cuba y Venezuela diseñada desde Washington (15). Así –al parecer-
intenta su director Antonio Caño convertir a El País en “pieza fundamental para
empujar la transición” en ambos países, y así defender los intereses geoestratégicos
del Gobierno con la “democracia más perfecta del mundo”.
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