[Vídeo] Me matan si no trabajo y si trabajo me matan
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- Publicado en Domingo, 18 Mayo 2014 08:54
- Escrito por Juan Ciucci
Película
testimonial filmada en 1974 basada en un conflicto obrero en la
fabrica Insud: los trabajadores tienen plomo en la sangre por las
deplorables condiciones laborales. Saturnismo, se llama esta enfermedad
grave que va matando lentamente: es impotencia sexual, dolor de cabeza
insoportable, dolor en los huesos, mareos, hormigueos en los pies,
acidez estomacal, debilidad general. La ropa esta contaminada, y al
lavarla en las casas, se intoxican también las mujeres y los hijos. Los
obreros se organizan para reclamar mejoras en las condiciones
laborales. Ollas populares, pasacalles y carteles, marchas.
Organización, resistencia.
Me matan comienza con una voz en 'off'
que nos relata el conflicto, y su solución en favor de los
trabajadores. Nos introduce en la historia a partir de su resolución
favorable, a partir de la lucha obrera, y luego nos hará testigos del
proceso. No trabaja el suspenso, no intenta construir un relato; por el
contrario, lo que pretende es que comprendamos y analicemos este echo
puntual, en el marco de una lucha general. A partir de allí le sede la
palabra a los obreros, y los interrumpirá solo para acotar y encuadrar
el relato. Son ellos los que nos cuentan sus problemas, cómo el medico
de la fabrica les mentía sobre su salud, cómo fueron muriendo
compañeros, cómo empezaron a comprender lo que sucedía. Pero a su vez
se lo están contando entre ellos en asamblea, no a nosotros como
espectadores. Participamos de la asamblea, no están dando testimonio
ante las cámaras. Democracia directa, democracia obrera.
La cámara se interna en esta olla
popular, comenzamos a escuchar sus voces, sus relatos, su historia.
Algunos planos ayudan a reforzar el relato de los obreros ('travelling'
por las inmediaciones de la fabrica para constatar que ya no quedan
perros en la zona, toma desde un auto en movimiento con sonido en off
de metralla para apoyar el relato del tiroteo de un trabajador por la
burocracia), sirven como conectivos de los sucesos. También se juega
con la alegoría del cementerio cercano, con los pasacalles colgados en
su puerta. La muerte esta presente, son estas amenazas, estas
ausencias; y también está en el cuerpo. “Vos estas podrido”, le dice el
medico del sindicato a uno de ellos: la explotación se ha evidenciado
en su cuerpo, la lleva con él permanentemente. Se empieza a convivir
con la muerte. En una época en que la muerte estaba presente de muchas
maneras para todo el campo popular (veremos luego a Ortega Peña), esta
película hoy nos resuena con el espesor diario de esa tragedia.
Al mismo tiempo que Cine de la Base
relata los sucesos, los analiza; también los interviene. Es
significativa la presentación de la película: pintadas callejeras sirven
de títulos. Allí podemos ver en la puerta de entrada de la fabrica
Insud el titulo de la película pintado con aerosol. El espacio del
conflicto se ve así transformado, complejizado. Esta obra esta en el
aquí y ahora del conflicto, interviene virtualmente con su cámara y su
presencia; pero a la vez físicamente también con su cámara, su
presencia, y sus pintadas. Aquello que será el relato de estos sucesos,
está presente como anuncio desde las propias paredes de la fábrica.
Logra de esta manera confundir los tiempos del relato y de la realidad
filmada, potenciando el momento del registro. Cómo no tomar conciencia
de lo que significa este registro (tanto por parte de los trabajadores
como del grupo cinematográfico), a partir de su inscripción concreta en
esta realidad filmada.
Asistimos a la decisión de marchar hacia
el congreso para exigir las mejoras. Vemos los preparativos,
participamos de la marcha, oímos las canciones, las proclamas. Una
cámara que marcha, junto a nosotros.
Solo el pueblo salvara al pueblo
Y en el medio del conflicto, la historia
se complejiza. Y aparece el homenaje al intelectual revolucionario:
Rodolfo Ortega Peña [militaba en el Peronismo de Base]. El único
diputado que se acerco a escuchar a estos trabajadores, que se implicó
con ellos. Un referente en esta época de compromiso y militancia. La
marcha al congreso es el 29 de Marzo de 1974. Menos de 5 meses después,
el 1 de Agosto, será asesinado en la vía pública, al bajar de un taxi,
en una zona liberada del centro porteño, por la organización
parapolicial La Triple A. Es por eso que es un homenaje doblemente
significativo: por la importancia y el riesgo de denunciar claramente
su asesinato y a sus ejecutores tan cerca del echo; y por las
diferencias políticas que tenían con este referente del “peronismo
revolucionario”, que sin embargo los unían en el enemigo a enfrentar.
La filmación de esa plaza, en la que Ortega Peña arenga a los
trabajadores para que continúen con la pelea y no esperen que el
congreso les solucione el problema, demuestra la honestidad y el respeto
con que tratan a este abogado revolucionario.
Aquí podemos encontrar un rasgo común a varias de las películas del grupo o de Gleyzer ('México, la revolución congelada';
'Los Traidores'; 'Ni olvido ni perdón'): incluir en el análisis al
peronismo revolucionario, confrontarlo criticamente, entablar un dialogo
superador de dicotomias. Estos intentos son cercanos a la propuesta
del FAS (Frente Antiimperialista por el Socialismo), que era el frente
del PRT-ERP que intentaba la unidad con otros sectores políticos. Se lo
muestra a Ortega Peña participando justamente del VI Congreso del FAS,
y son las únicas siglas políticas que aparecen en la película. Dice la
voz en 'off': “Diputado del pueblo. Apoyó siempre a los obreros en
conflicto, buscó continuamente la unidad entre la izquierda combativa y
los sectores revolucionarios del peronismo”. Podemos diferenciar estas
películas de alcance un poco mayor, con los comunicados del PRT-ERP
filmados por el grupo (Swift, BND), claramente ligados al desarrollo del
partido, a un sentido más propagandístico. Es diferente el enfoque y
el análisis, el punto sobre el que se decide incidir.
Ortega Peña expone el problema, y
entrega el petitorio a los diputados que se han comprometido a asumir
el problema “dentro de este marco limitado como saben ustedes que es el
parlamento”, dice el diputado. “Pero una vez más queremos recordarles:
la lucha no se libra en el congreso sino que la libran los propios
trabajadores. Solo el pueblo salvara al pueblo, no debemos olvidar
esto”, remata.
“Por una ley que favorezca a la clase obrera en general”
Los trabajadores logran un primer
triunfo en Insud: consiguen que la empresa reconozca la existencia de
Saturnismo, y que les pague las seis quincenas adeudadas. En el
Congreso, la cámara dialoga con el obrero orador, lo sigue. Lo retrata.
Ambos están testimoniando, denunciando. “Prácticamente somos hombres
inútiles”, dirá él. Por la explotación de los monopolios, de este
sistema. Es el gran protagonista de la película: un dirigente obrero de
base, al que la cámara le permite explayarse, lo acompaña en sus
discursos tan cinematográficamente expresivos. Es un hallazgo, y
Gleyzer se da cuenta inmediatamente. Son los momentos más ricos, cuando
este obrero se abisma en su mismo discurso al intentar exponer lo que
les pasa, lo que sienten. Y la cámara acompaña, no intenta embellecer
su relato, su testimonio. Interpreta el valor de esa puesta, de ese
discurso. “Y al trabajador no lo atajan paredes, ni ametralladoras, ni
tanques”, dice, montado luego del homenaje a Ortega Peña, a la imagen
de su ataúd. Y nos conmueve, nos moviliza, logra impelernos a continuar
nuestro accionar, a no desistir.
De este caso particular sacamos la
enseñanza del funcionamiento general del sistema. “En Insud el
capitalismo no ha reparado en hacer peligrar la vida de los obreros. Es
que el capitalismo solo puede obtener su ganancia explotando a los
trabajadores, robándoles la parte de las utilidades que les
corresponde”, nos aclara la voz en 'off'. Y allí les da voz a los
capitalistas para que nos expliquen como han llegado a ser los dueños
de las máquinas: acumulación originaria, dirá Marx. Aquí nos
encontramos con uno de los aportes fundamentales de Cine de la Base al
cine político-militante (revolucionario): la utilización de la
animación, y con ella, del humor. Dentro de la película, este breve
corto de animación sirve para producir un extrañamiento, una ruptura en
su discurso. Algo inesperado sucede: vemos una animación en la que se
ridiculiza al capitalista, a la vez que se nos muestra la injusticia
capital de este sistema. Su explicación, su discurso, es tan ridículo
como ficcional. Solo la violencia puede sostenerlo; la violencia
diaria, cotidiana, imperceptible de tan naturalizada. Aquí el humor
permite retratarla en su verdad, que es completamente falsa. Y permite
al espectador experimentar una suerte de “extrañamiento brechtiano”,
una ruptura en el canon documental con este relato ficcional y
humorístico. Se hace palpable el aquí y ahora de la proyección, del
discurso. Lo testimonial abre paso al análisis, que desde el humor se
nos impone.
El extrañamiento también se refuerza en
la utilización de la música. Este cantor popular (la leyenda nos cuenta
que fue Gleyzer quien se lo cruzo, y quiso incluirlo en la película)
también maneja el humor y la ironía. Sus canciones de protesta son
absolutamente contrapuestas a lo esperable, son consignas simples y
directas, que denuncian y proponen respuestas directas. Su versión de
los versos de Guillen que dan título al film, es tan original como
disruptiva; exquisitamente desprolija. Y en el final, rematara sobre
imágenes del Cordobazo un “Los vamo a reventar, los vamo a reventar”,
tan apoteótico como genuino, profundamente popular. El recorrido de las
canciones permite pasar de un primer momento de ruptura humorística, a
este final que nos convoca a la lucha, de un modo original y sincero.
Para el cierre queda la reflexión de un
trabajador en la olla popular de la fabrica, sobre las elecciones del
11 de marzo (del ´73), y la liberación que han votado y de la que no se
ha dado nada. Las últimas imágenes retoman el Cordobazo, la
movilización obrero- estudiantil, el pueblo en las calles, buscando esa
liberación. Profunda reflexión sobre esta democracia burguesa,
conflicto ineludible con los “peronistas revolucionarios”, apuesta y
convocatoria al pueblo, a la clase obrera. Ultima película dirigida por
Raymundo Gleyzer, es una clara exhortación a no caer en la trampa de
la democracia representativa burguesa, a no perder todos estos años de
lucha y de organización, a no dejar caer las banderas. Le llevó la vida
este planteo, este ideal. Como a tantos otros.
“Esta película es nuestro homenaje. Compañero Ortega Peña, Presente. Hasta la Victoria Siempre”.
Coda: Fragmentos recuperados
De la copia que circula en la Argentina, ha reaparecido un faltante que se recuperó en Italia, y que aparece en 'Un arma cargada de futuro',
la película de Mascaró Cine sobre la política cultural del PRT-ERP y
su frente cultural, el FATRAC. Allí aparece el secuestro del director
de la Empresa de Industrialización del Plomo INSUD, Enrique Mendelsohn,
realizado por el ERP. Quienes lo cuentan son los trabajadores, en al
olla popular. Recuerdan cuando no les pagaba, cuando los amenazaba con
pegarles con un látigo para que trabajen. La acción es así presentada
desde las bases, y apoyadas por éstas. Por comprender que esa acción
violenta se suma a sus luchas, en búsqueda del triunfo de la clase
obrera. Un faltante en la copia que recupera parte de esa historia, y de
esas luchas.
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