viernes, 27 de enero de 2017

La cuestión nacional; Rosa Luxemburgo. Si hubiese que elegir un rasgo distintivo del pensamiento y la vida de Rosa Luxemburg, lo que deberíamos priorizar sería su humanismo revolucionario. Ya sea en su crítica del capitalismo como un sistema inhumano, en su lucha contra el militarismo, el colonialismo, el imperialismo, o en su visión de una sociedad emancipada, su utopía de un mundo sin explotación, sin alienación y sin fronteras, este humanismo socialista atraviesa, como un hilo rojo, el conjunto de sus escritos políticos; también su correspondencia, sus emotivas cartas de prisión, que han leído y releído sucesivas generaciones de jóvenes militantes del movimiento obrero. ¿Por qué esta figura de mujer –judía y polaca, marxista y revolucionaria, tierna e intransigente, militante e intelectual– siempre nos interpela? ¿Cómo es que 80 años después de su muerte nos sigue siendo tan próxima? ¿En qué consiste la asombrosa actualidad de su pensamiento, precisamente hoy, en el comienzo del siglo XXI?

La cuestión nacionalRosa Luxemburg. Actualidad y clasicismoRosa Luxemburg (1871-1918) luchó toda su vida contra el capitalismo salvaje y su secuela de hambre, explotación y pobreza. Previó y denunció los gérmenes de la sociedad de consumo y previó y denunció el nacional socialismo (o social patriotismo, como ella lo llamaba); y previó y advirtió contra la deriva autoritaria de la Revolución de Octubre. Pero, ¿quién fue realmente Rosa Luxemburg? ¿Por qué la conocemos tan poco y tan mal? ¿Por qué su obra, y especialmente sus escritos sobre la “Cuestión Nacional” han llegado al público a cuentagotas, de forma fragmentada y terriblemente mutilada? La respuesta es que fue una revolucionaria sumamente crítica, sagaz, valiente y honesta y, por ello, incómoda. Incómoda para poderosos y patronos, que la enviaron una y otra vez a la cárcel; incómoda para “socialistas de Estado”, que propiciaron su asesinato; e incómoda para el estalinismo, que tejió un velo de silencio sobre su persona y su obra. Hoy, en cambio, nos damos cuenta de que su pensamiento es quizá, de entre los marxistas de su generación, el más moderno.

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