Tragedia humana por accidente ferroviario en Galicia Escrito por Sindicato de Estudiantes Jueves, 25 de Julio de 2013.
Ayer, 24 de julio,
víspera del Día de Galicia, la tragedia golpeó a esta comunidad. Un tren Alvia
que hacía el trayecto Madrid-Ferrol, descarrilaba brutalmente a la entrada de
Santiago de Compostela. En este momento son 80 las víctimas mortales
contabilizadas. Las imágenes de decenas de heridos siendo rescatados entre los
amasijos de metal en los que se trasformaron muchos vagones del tren, quedarán
grabadas en nuestra memoria. Todos hemos sentido la angustia de los familiares
y amigos buscando a sus allegados. Desde el Sindicato de Estudiantes queremos
enviar todo nuestro cariño y solidaridad a estas personas.
El Pueblo en
acción
En todo el Estado,
pero muy especialmente en Galicia y en Compostela, se palpa el desasosiego de
la gente. Pero esa sensación convive con otra: el orgullo por la respuesta del
pueblo ante esta tragedia. Los ejemplos de entrega y solidaridad son muchos,
empezando por la actuación de los vecinos de Angrois, la zona en la que
descarriló el tren. Angrois es una parroquia de la periferia de Compostela. Una
zona humilde. La reacción de los jóvenes y trabajadores del barrio, rescatando
con sus propios medios a muchos heridos, fue inmediata. Rápidamente los vecinos
llevaron mantas y agua al lugar del accidente. Incluso palés de madera para ser
usados como camillas improvisadas. Sin duda su rápida actuación, interviniendo antes
de la llegada de los servicios de rescate, habrá salvado más de una vida.
Pero los ejemplos
de entrega solidaria no acaban ahí. Desde el mismo momento en el que se hizo
pública la necesidad de sangre para atender a las víctimas, miles de personas
se dirigieron a los centros hospitalarios para donar. En pocas horas todas las
necesidades estaban completamente cubiertas y los servicios sanitarios tuvieron
que pedir a la población que dejase de acudir.
La clase
trabajadora jugó también un papel esencial. Los bomberos de la provincia, en
huelga precisamente para exigir más medios humanos con los que poder cumplir su
trabajo, desconvocaron inmediatamente el paro y acudieron en masa al lugar del
accidente. Los trabajadores del sector sanitario fueron también un ejemplo
extraordinario. Multitud de médicos y enfermeros fuera de servicio o incluso
desempleados, se volcaron en atender a las víctimas. Todos doblaron turno.
Esta actitud
abnegada por parte de la población, contrasta vivamente con la del Gobierno del
PP que, más allá de las fotos, no fue capaz ni de redactar correctamente un
comunicado de condolencia, al añadir por error en el mismo, aunque parezca
increíble, una párrafo sobre el terremoto en China.
¿Qué ocurrió?
Pasado el primer
impacto por lo sucedido, una pregunta va abriéndose camino: ¿cómo fue posible
que ocurriese una catástrofe así? La prensa burguesa ya señala a un culpable:
el conductor del tren, que excedió la velocidad permitida. Los errores humanos
pueden ocurrir, pero desde luego existen multitud de condicionantes que los
pueden favorecer o dificultar (condiciones laborales, formación, medios
técnicos, infraestructuras…). En este caso, además, hablamos de un conductor
experimentado, con una larga experiencia laboral, tal y como acredita el sindicato
de maquinistas (Semaf).
Todavía no han
pasado siquiera 24 horas y hay muy poca información; todas las hipótesis son
aproximaciones condicionales. Pero la escasa información publicada señala otros
factores además del posible error humano.
Ansias de beneficios
e insuficiente inversión
La curva de A
Grandeira donde descarriló el tren es muy pronunciada y “complicada” según
el propio ADIF. Que se trataba de un punto negro para un tren de alta
velocidad no podía ser una sorpresa para nadie. El periódico El País relata
un incidente revelador. “Los usuarios de ese convoy, que recorre la distancia
entre Madrid y Ferrol, conocen bien esa curva. El día de la inauguración de ese
trazado —el 10 de diciembre de 2011—, al llegar a la misma, el tren dio un
bandazo que provocó el desequilibrio de algunos de los usuarios. Hubo, ese día,
un murmullo general sobre lo dura que era esa curva después de más de 80 kilómetros de
línea casi recta de AVE desde Ourense” (http://politica.elpais.com/politica/2013/07/24/actualidad/1374701732_356780.html).
Por su parte, el
Sindicato Ferroviario denuncia que la curva corresponde a “un trazado antiguo,
de vía convencional, que no está preparado para que circule por él un tren de
alta velocidad, sobre todo en una curva tan cerrada. El maquinista se ve
obligado a frenar de forma brusca, cuando viene de una velocidad media de 250 kilómetros por
hora, y en sistema de segundos debe pasar a 80”
(ccaa.elpais.com/ccaa/2013/07/25/galicia/1374754693_288688.html).
El trazado de la
vía implicaba una curva tan pronunciada y potencialmente peligrosa porque se
quiso ahorrar en expropiaciones de tierras. Pero además, y sabiendo que esa
curva era complicada, resulta indignante conocer que ese tramo de vía no estaba
dotado de un correcto sistema de seguridad.
Según el sindicato
de maquinistas Semaf, el accidente se “hubiera podido evitar” de haber
dispuesto del sistema ERTMS (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/07/25/galicia/1374754693_288688.html)
Hasta cuatro
kilómetros antes de llegar a ese punto, la vía estaba dotada del sistema
ERTMS[i], que frena automáticamente el tren sin necesidad de que lo haga el
conductor. Sin embargo, el tramo de la curva de A Grandeira sólo
dispone del sistema ASFA (Anuncio de Señales y Frenado Automático), mucho menos
eficaz que el anterior porque, si la señal está en verde, sólo frena
automáticamente cuando el tren supera los 200 kilómetros/hora.
La información aun
es incompleta. Pero ocurra lo que ocurra todo parece indicar que el racaneo,
la falta de inversión suficiente (tanto en las expropiaciones como en los
sistemas de seguridad) jugaron un papel clave en el accidente. Esta explicación
es aun más creíble cuando observamos los continuos recortes en el sistema
ferroviario denunciados por el colectivo gallego “Salva o tren” (del que forma
parte el Sindicato de Estudiantes). Toda la política del gobierno consiste en
entregar a manos llenas dinero a los grandes banqueros, a costa de recortar el
gasto sanitario, en educación y sí, también en infraestructuras y seguridad.
Exigimos
responsabilidades
En el año 2006, un
terrible accidente de metro en Valencia causó la muerte de 43 personas. En ese
momento el gobierno valenciano, también del PP, acusó al conductor –fallecido
en el accidente- por exceso de velocidad. Las pruebas de que esta
explicación era completamente insuficiente eran abundantes. La Generalitat pretendía
desviar la atención sobre su responsabilidad en la falta de inversiones y en el
abandono del metro. Siete años después, el tesón de los familiares, exigiendo
responsabilidades, ha provocado que el caso se vuelva a abrir.
En Galicia podemos
enfrentarnos a un escenario similar. Es decir, que el Gobierno central y la Xunta traten de culpar al
conductor y eludir cualquier responsabilidad. Desde el Sindicato de Estudiantes
exigimos una investigación independiente y que se esclarezca toda la verdad.
Para eso la presión social va a ser importante. Pensamos que es necesario que
desde ya las organizaciones sindicales y políticas de la izquierda preparen el
terreno de la movilización para dirimir todas las responsabilidades.
-Solidaridad
con todas las víctimas, familiares y amigos
-Por una
investigación independiente y hasta el final
-Exigimos
responsabilidades
-Basta
de recortes sociales que ponen en peligro nuestra seguridad
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