El País inventa censura
de película seleccionada por festival de cine cubano y que será exhibida ante
miles de personas
Basado en una idea y texto de Vincenzo Basile (1)
José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- Un
axioma periodístico es que en Cuba existe censura, en sus medios de
comunicación y en su industria cultural. Por eso, cuando es imposible
encontrarla, sencillamente se inventa.
El diario español El País, en su dossier cultural “El
Espectador”, publicaba una nota sobre la película “Princesas rojas”, de la
directora costarricense Laura Astorga, que ha sido seleccionada para participar
en el próximo Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, a celebrar
en La Habana en diciembre (2).
Este festival es conocido por la enorme convocatoria popular
que consigue cada año (3): hasta medio millón de personas acuden a los cines y
salas de conferencias de la capital cubana (4). Pero El País transforma lo que
será la exhibición multitudinaria de la citada película en un sutil intento de
censura. El periodista José Meléndez nos dice que “Princesas rojas”, ambientada
en la Nicaragua sandinista de los años 80, “enfrentó trabas para participar” en
el festival habanero, y que, finalmente, “Cuba ha permitido la exhibición del
filme, auque con reservas”.
Pero ¿cuáles son estas “reservas”? El País nos asegura que
“los cubanos rechazaron la participación del filme en las categorías de Guión y
de Primera Copia, aunque (sí) le permitieron competir en (el apartado de) Ópera
Prima”. No se entiende qué retorcido fin político puede existir en esta
decisión del festival cubano, que finalmente ha seleccionado la película, tanto
para su exhibición en los cines como para optar a premios. Pero lo que aún se
entiende menos –desde la ética periodística- es que El País no mencione que esa
misma decisión fue tomada, también, por el Festival Internacional de Cine
Latino de Los Ángeles, y por el Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño de
Margarita (5). En ambos certámenes la cinta “Princesas rojas” compitió en el
apartado de Ópera Prima, igual que en Cuba, consiguiendo en ambos casos el
primer premio.
Es decir, que lo que en cualquier festival de cine del mundo
es un dictamen técnico autónomo y soberano de un equipo de críticos y
cineastas, en Cuba se convierte en una decisión del “régimen comunista”.
No es la primera vez que la fantasía cargada de prejuicios
contra Cuba elucubra sobre lo proyectado en el Festival Internacional del Nuevo
Cine Latinoamericano de La Habana. Películas como “Good By Lenin”, o “La vida
de los otros”, que recogen los últimos años de la antigua Alemania socialista,
también dispararon todo tipo de rumores y misterios acerca de su selección, a
pesar de que fueron exhibidas, sin el menor contratiempo, en los cines más céntricos
de la capital cubana (6).
Pero ¿cuál es -para el diario El País- la razón de los
supuestos “reparos” del festival cubano
para la exhibición de filme “Princesas rojas”? Que uno de sus personajes es “un
agente cubano”, encargado en los años 80 de “espiar las operaciones militares
de la contra nicaragüense”, un “tema –según el diario- (que) es complicado para
el régimen comunista cubano”. Sencillamente absurdo: el Gobierno cubano jamás
ha ocultado –al contrario, lo ha reconocido con orgullo- su apoyo sanitario,
educativo, militar y de inteligencia a la Revolución sandinista, sometida en
aquel tiempo a la guerra sucia de la contra y del Gobierno de EEUU (7).
Pero lo verdaderamente indignante del artículo es que, sin
venir a cuento y realizando una colosal pirueta histórica, asocia el citado
personaje cubano del film con el caso de los cinco cubanos encarcelados en
EEUU, conocidos en la Isla como los Cinco Héroes. Estas personas, que se
infiltraron en los años 90 en grupos violentos “anticastristas” de Miami,
llegaron a evitar hasta 170 acciones armadas en Cuba. Pero El País repite la
versión de la ultraderecha cubanoamericana de que eran “parte de un refinado
aparato de inteligencia (...) para penetrar en áreas militares de Estados
Unidos”. Algo desmintido en el proceso judicial por varios militares
norteamericanos citados por la defensa, e incluso por Amnistía Internacional,
que afirmó en un comunicado que "durante el juicio no se presentó ninguna
prueba que demostrase que los acusados hubieran manejado o transmitido
información clasificada" (8).
Un detalle curioso. En el año 2011, el documental “Baracoa
500 años después”, dirigido por quien fuera corresponsal del diario El País
Mauricio Vicent, fue seleccionado también para el Festival Internacional del
Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (9). La película se produjo, incluso,
con apoyo del ICAIC, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.
Todo ello a pesar de que la cinta refleja con crudeza las carencias económicas
de la localidad cubana de Baracoa, que el propio diario El País –al presentar
la película en su sección cultural- caricaturizara como “miseria
tercermundista” (10). Lo extraño es que este diario no acusara entonces al
citado Festival por no haber otorgado
ningún premio al documental de su corresponsal Mauricio Vicent, pues –en la
misma línea argumental- trataba también un tema “complicado para el régimen
comunista cubano”.
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