Saldo de la represión federal en Acapulco. Un muerto, cuatro violadas, 11 desaparecidos, 106 detenidos y cientos de lesionados. Gerardo Peláez Ramos. Rebelión
La
represión de ayer contra los profesores que demandaban sus pagos es
intolerable y refleja la verdadera cara del gobierno asesino. A los
maestros, prácticamente desmayados, los apilaron como costales en
camionetas de la policía. El compañero Claudio Castillo Peña, profesor
jubilado, de la tercera edad, enfermo de poliomielitis, en muletas, fue
molido a palos hasta causarle la muerte. No seremos indiferentes ante
tanta brutalidad.
Asamblea estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM
Con
una reforma laboral-administrativa que, en el colmo de la estulticia
política, los agentes de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos y de los criminales de guerra y genocidas de
Estados Unidos llaman “educativa”, sin el mínimo conocimiento de cuántos
trabajan, cuántos son “comisionados sindicales” y cuántos pertenecen a
la fuerza aérea de la Secretaría de Educación Pública, compraron
el boleto de centralizar el pago a los trabajadores de la enseñanza de
todo el país. Los resultados están a la vista: decenas de miles de
maestros no reciben sus salarios desde hace algunas quincenas en
Guerrero y decenas de estados más. Con justeza, en consecuencia, se han
movilizado.
Incapaces de resolver satisfactoriamente los
asesinatos y desapariciones forzadas del 26 y 27 de septiembre de 2014
en Iguala de la Independencia, de lograr la seguridad de los habitantes
de la patria chica de Ignacio Manuel Altamirano y de contener el ascenso
y predominio del crimen organizado y el narcotráfico, el gobierno
federal y el “gobierno” local de Salvador Rogelio Ortega Martínez
recurren al fácil expediente de ofrecer “orden” a los grandes
capitalistas y de amenazar con “imponer la ley” a los estudiantes,
profesores, campesinos, indígenas y sindicalistas que exigen, legítima y
masivamente, solución a sus demandas. De las amenazas, los neoliberales
han pasado y pasan a los hechos.
Represión premeditada, no enfrentamiento
En
México, los neoliberales, al seguir a pie juntillas las elaboraciones
de los monopolistas de Estados Unidos, Europa, Japón e Israel, designan a
hechos y fenómenos con palabras propias de los tergiversadores de la
realidad. Así, son sólo secuestros y asesinatos comunes y no
desapariciones forzadas y crímenes de Estado los hechos ocurridos en la
región norte de la entidad guerrerense. Pese a las evidencias en
contrario, se excluye de la responsabilidad criminal, por comisión u
omisión, del Ejército, la Policía Federal, el Centro de Inteligencia y
Seguridad Nacional y la Procuraduría General de la República, que es un
secreto a voces, cuentan con dependencias y elementos propios en Iguala.
El responsable de los asesinatos y desapariciones forzadas del 26 y 27
de septiembre es el Estado mexicano, es decir, de los gobiernos
municipales de Iguala y Cocula, del gobierno del estado de Guerrero y
del gobierno de la Federación.
No hay por qué hacerse bolas.
Está aclarado que, el 24 de febrero pasado, el chofer que lanzó el
camión sobre los policías federales estaba en connivencia con éstos y
que no tenía relación alguna con los miembros y líderes de la CETEG y el
SUSPEG. Sin embargo, las autoridades --de la Secretaría de Gobernación y
de la PGR-- siguen hablando de una embestida de los manifestantes, lo
cual es una invención. La acción del conductor formó parte, en forma
clara, de una provocación para emprender una represión planificada,
premeditada y no surgida al calor de los acontecimientos de la protesta
social. Se buscaba amedrentar a los trabajadores de la educación, y se
actuó de acuerdo a este propósito.
El asesinato de Claudio Castillo Peña
Con una saña típica de la derecha, los policías federales agredieron el
24 de febrero con gran violencia a los integrantes de la CETEG y el
Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG),
que iban acompañados de sus familiares, incluidos niños. Las fotos en
las redes sociales, que han recorrido y recorren el mundo entero, ponen
en claro que la represión fue armada con mucha antelación, y que no fue,
naturalmente, en respuesta a una acción agresiva de los manifestantes.
Profesores con heridas sangrantes y con golpes brutales aparecen en
Internet y la prensa impresa. Pero la cosa no queda allí. En el caso del
profesor Claudio Castillo Peña, de 65 años de edad, poliomielítico y
diabético, la crueldad quedó evidenciada pues fue ejecutado a toletazos.
Posteriormente, para completar el cuadro, Monte Alejandro Rubido,
comisionado nacional de Seguridad, expresó que los integrantes de la
manifestación lanzaron un camión a los elementos policíacos, y después
pasaron a manejar en reversa hacia donde se hallaban algunos de los
maestros. De esta manera, los agredidos se transformaron, por la magia
gubernamental, en agresores. Es la lógica de los reaccionarios.
Claudio no era un miembro más de la CETEG y la CNTE. No, en ningún
sentido. Como sostiene el conocido comunicador Raúl Sendic García
Estrada en La Jornada Guerrero : “ El maestro jubilado Claudio
Castillo Peña fue asesinado a golpes por las hordas asesinas de la
Policía Federal; el profesor es considerado un símbolo de la
resistencia, siempre presente en las marchas de la Coordinadora Estatal
de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), activo en la lucha
social y revolucionaria desde hace más de 40 años, luchador social
incansable, comprometido con las causas más justas y nobles del pueblo,
participó en todos los movimientos magisteriales democráticos de los
últimos 40 años, en el movimiento urbano popular en la década de1980 en
Acapulco y en la defensa de la autonomía de la Universidad Autónoma de
Guerrero (UAG) desde los tiempos de la guerra sucia.
“Orador
implacable, siempre vistiendo su traje sastre verde olivo, portando su
bastón y que viene desde las luchas, desde el Movimiento Revolucionario
del Magisterio que se proponía democratizar su sindicato, hablando
siempre con el corazón. Sus problemas de locomoción y la diabetes
agresiva que lo aquejaba nunca le impidieron pronunciar sus arengas y
consignas y los discursos en el sonido de la avanzada de las
manifestaciones, hablaba pues, siempre con el corazón.
“Lo
recuerdo como vecino en la Unidad Habitacional Módulo Social Fovissste,
enseñándole a sus pequeños vecinos poesía, oratoria y declamación, e
impartiendo cursos de regularización, gratuitos, a niños que cursaban la
educación primaria y secundaria.
“Se le recuerda también como
maestro de la escuela primaria en el Kilómetro 30 y en la secundaria
federal número 8, de Ciudad Renacimiento, y que hoy, es asesinado en un
acto criminal y salvaje que no debió de suceder”.
Por su parte,
Horacio Bahena Bustamante, veterano militante sindical y político,
apunta en una carta dirigida a Caludio: “Me arde la cara de vergüenza y
de dolor por no haber estado a tu lado, el día en que tus asesinos,
levantaron sus armas para sacrificarte.
“Juntos construimos
caminos y andamios a lo largo y ancho de nuestro estado y fuera de él;
fueron más de cuatro décadas de luchas desiguales, por tratar de
heredarles a nuestros hijos un pedazo de Patria más libre, justa y con
esperanza. “Recuerdo aquella tarde de los años setenta, en que llegué a
verte al Kilómetro Treinta, localidad en la que servías como maestro de
aquel pueblo; había ido junto con Eduardo Rubio, a invitarte a
participar en apoyo al paro que convocaba el Movimiento Revolucionario
del Magisterio, en aquellos tiempos; y, tú, sentado a la orilla de tu
cama, me escuchabas, pues las sillas nos las habías cedido a nosotros,
en aquella habitación que te servía de dormitorio, sala y biblioteca con
tus libros apilados en un rincón; nos contestaste que poco podías hacer
por tu impedimento físico para caminar; hablamos del Che Guevara, de aquella obra de Nikolai Ostrovski, Así se templó el acero
y finalmente nos dijiste, que podríamos contar contigo, en la lucha por
democratizar nuestro sindicato y reivindicar nuestra labor como
maestros, ligándonos a las causas más nobles de nuestro pueblo.
“Te
recuerdo en el autobús que nos llevó aquella noche de 1989 al DF, a
sumarnos por primera vez al plantón, con los demás estados de la
república, que luchábamos por mejores salarios y la democratización del
SNTE; aún no nacía la CETEG, que siempre fue tan tuya; te pusiste de pie
antes de llegar a la central de Taxqueña y les hablaste a los pasajeros
más que con palabras, con ese corazón tan grande que tenías,
pidiéndoles su apoyo y comprensión, fueron tus palabras las que nos
dieron de comer aquellos primeros días de lucha; durmiendo en las frías y
mojadas calles del DF, en el suelo, sobre pedazos de cartón y a la
intemperie. “Te recuerdo al frente de los contingentes en lucha,
llamando a todos a defender sus derechos y la educación pública.
“Hermano,
cuánto odio, cuánto temor, cuánto miedo arrancaron tus palabras ayer, a
las almas de tus asesinos, que tuvieron que asesinarte para callar tu
voz, que, a pesar de todo se seguirá escuchando, una voz tuya que jamás
silenciarán, porque es la voz de la dignidad de los hombres y mujeres,
que aún creen que es posible construir un México más justo y humano, un
México con esperanza y solidario. “Hermano, compañero, la muerte es
olvido y tú jamás morirás para nosotros, que te llevaremos por siempre
en el corazón”.
De permitirlo, en el futuro aquí estarán los yanquis
La
ineptitud, el entreguismo, la debilidad y la desvergüenza del grupo
antinacional y pro gringo de Enrique Peña Nieto lo conducen, día a día, a
dejar la seguridad nacional en manos de los mayores explotadores,
intervencionistas y guerreristas del mundo, los imperialistas al norte
del río Bravo. Por eso, en fechas recientes el presidente impuesto por
Televisa envió al Senado una iniciativa para permitir a los agentes
policíacos de los monopolios y el gobierno de Estados Unidos, a actuar
armados en territorio nacional. Este entreguismo sólo es equiparable al
cipayismo del panameño Guillermo Endara Galimany, el colombiano Álvaro
Uribe Vélez, el guatemalteco Carlos Castillo Armas, el survietnamita
Nguyen Cao Ky, el surcoreano Syngman Rhee, el afgano Abd El Hamid Karzai
y el “mexicano” Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
En función de
la situación creada por los vendepatrias en el poder, el pueblo debe
desarrollar una enorme y gloriosa lucha por derrotar a los émulos de
Antonio López de Santa Anna: reconquistar la soberanía nacional;
renacionalizar los ferrocarriles, Petróleos Mexicanos, Comisión Federal
de Electricidad y otras empresas paraestatales y de participación
estatal mayoritaria; formar parte activa en el gran torrente
latinoamericano por el desarrollo nacional independiente, y militar en
contra del intervencionismo norteamericano.
El gobierno del
“nuevo” Partido Revolucionario Institucional comienza a aislarse de gran
parte del mundo. Gobernantes como Barack H. Obama, de EU; José Mujica,
de Uruguay, y Evo Morales, de Bolivia; parlamentarios de Europa, Costa
Rica y otros países; la Organización de las Naciones Unidas, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional y otras
instituciones; el Papa Francisco; partidos, sindicatos, asociaciones
campesinas y otras organizaciones sociales denuncian o critican la
política criminal del gobierno mexicano en materia de seguridad, el
ascenso vertiginoso de la delincuencia organizada, la utilización del
Ejército en funciones policiales y la violencia contra los movimientos
sociales, y repudian, asimismo, la enorme corrupción del primer círculo
de la Presidencia de la República y de los administradores de Pemex,
CFE, Instituto Mexicano del Seguro Social, Instituto de Seguridad y
Servicios Sociales de Trabajadores del Estado y la Secretaría de
Hacienda.
Gustavo Díaz Ordaz y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa
aparecen como politicastros que eran queridos en el mundo si se
comparan con la situación que viven Enrique Peña Nieto y sus allegados.
Avanzan
las movilizaciones de masas en México. Los estudiantes normalistas,
universitarios y técnicos; los trabajadores de la educación; los
campesinos e indígenas; los sindicalistas de la Unión Nacional de
Trabajadores, la Nueva Central de Trabajadores y el Sindicato Nacional
de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la
República Mexicana; la intelectualidad avanzada, y otros sectores
sociales protagonizan un ascenso de la lucha política contra el
neoliberalismo, que, con toda seguridad, generará un giro decisivo hacia
la democratización del régimen político y la adopción de una política
que ponga en el centro el bienestar popular y el desarrollo democrático,
progresivo, independiente y más equitativo de la sociedad mexicana. Al
tiempo.
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