jueves, 17 de enero de 2013

En respuesta al artículo de Ramón Cotarelo, "Por qué no hay una revolución", en España, claro está.

En respuesta al artículo de Ramón Cotarelo, "¿Por que no hay una revolución?". Escrito por 


 
Emilio Delgado, militante de Izquierda Castellana.- Me gustaría matizar el artículo de Ramón Cotarelo, ya que, en mi opinión, cae en el inmediatismo y fomenta, seguramente sin pretenderlo, el derrotismo. En este sentido, le pido que no se tome muy en serio la foto que ilustra el artículo pues es más una llamada de atención que un reproche.
La idea fundamental que se plantea parece ser que un proceso revolucionario es imposible porque el estado y el capital hoy son invencibles, y ello derivado de la concentración de poder por parte de la burguesía y el estado en lo económico, lo político, lo militar y lo social.
Esto es verdad a medias. Un proceso revolucionario, hoy, definido como (escojo la definición de wikipedia que me parece más ajustada en lo político que la de la RAE): "Revolución es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato." No parece muy viable.
Habría que hablar más bien de revolución conservadora o neoliberal, ell@s si están haciendo revolución pero contra el pueblo trabajador.
Sin embargo, cabe recordar que la correlación de fuerzas entre la población trabajadora y la oligarquía capitalista es una variable histórica, que ha cambiado y mucho con el tiempo.
Dice Cotarelo: "Lo que hubo de revolución en la guerra civil española vino del hecho originario de armar a las milicias.", de eso, y de la tremenda organización social y política de las clases populares de los años precedentes y de acontecimientos políticos de primer orden como la instauración de la república o el triunfo del frente popular, me permito añadir.
También es muy relativo que el bloque dominante esté en unas condiciones tan formidables.
Dejar a un lado el momento histórico y sus antecedentes y atribuir al estado y al capital un control casi todopoderoso, nos puede llevar a errores importantes de percepción y a frustraciones previas a dar la pelea.
-El momento histórico.-
No se debería olvidar que estamos en el cruce de dos acontecimientos históricos como son la debacle del sistema neoliberal o capitalista y la recuperación de los movimientos de izquierda pues, si lo hacemos, sólo queda la foto fija en la que si, ell@s van ganando.
Pero eso es mucho olvidar, es pasar por alto que los últimos 30 años la izquierda, tras ser exterminada y tirada a las cunetas en la guerra civil y la postguerra,  ha estado dividida entre la izquierda capitalista, que aceptó el marco político y económico impuesto por las elites franquistas como inevitable ( y que se limitó a gestionar el conflicto social, político y económico dentro de ese marco, caso de CCOO, UGT e IU fundamentalmente, aunque no sólo),  y la izquierda de confrontación, minoritaria y arrinconada por "la buena marcha" de los acontecimientos (mucho crédito, tasas de  desempleo "asumibles", entrada de capital extranjero, burbuja inmobiliaria, etc) y que sólo sobrevivía en los márgenes sociales (Movimiento de ocupación, insumisión, sindicalismo ultraminoritario, organizaciones anticapitalistas hiperfraccionadas, etc...) y en algunas naciones del estado español donde la reivindicación nacional dio refugio y continuidad a la lucha de clases manteniéndola viva en el fragor de la confrontación con el estado.
Con este panorama, sin agua (Activistas, militantes, tensión social...) y sin manguera (canales de participación política potentes y coherentes)...el fuego neoliberal arrasó los puntos de referencia de la izquierda dejando a la población trabajadora desorientada y desencantada, inerme ante el avance del ciclo capitalista y de unas formaciones “de izquierda” que dando por perdida la batalla de plantear sistemas alternativos, daban por bueno y único, el actual.
De manera que las masas, lejos de plantearse soluciones colectivas, han buscado “acomodo” dentro del propio sistema a través de soluciones individuales y apoyos familiares. Adaptación en lugar de confrontación.
-La fortaleza del enemigo.-
Esto se ha mantenido así, ha sido posible, mientras el sistema ha sido capaz de asegurar determinado nivel de consumo para la mayoría, legitimidad de sus instituciones sindicales, judiciales, políticas y económicas....pero esto ya no es así, ni va a volver a serlo.
Por lo tanto, comienza otro proceso. En los últimos años hemos asistido a una repolitización de la sociedad, un proceso de alfabetización política simultáneo a la recuperación de la calle y la iniciativa. (Mareas blanca y verde, Plataforma de afectados por la hipoteca, 11-M, 25-S, Huelgas generales, etc...). Procesos en los que la experiencia de los viejos militantes se ha puesto por lo general a disposición y aprovechamiento del común.
Ciertamente, son luchas sectoriales insuficientes para detener el proceso de saqueo aquí y ahora, pero eso no quiere decir que no puedan constituir la base de movimientos sociopolíticos más potentes que actúen dentro y fuera de las instituciones en un futuro no muy lejano, estamos caminando.
En la medida en que este proceso de saqueo continúe, que va a continuar, cada vez más sectores sociales van a verse muy afectados por el mismo.
Incluso sectores de la pequeña y mediana empresa van a ser, ya lo están siendo,  sacrificados en beneficio de los grandes grupos de poder. (Atención con las burguesías periféricas que una vez echadas las cuentas pueden optar por distanciarse del proyecto español con lo que sumaríamos otra crisis más, y no precisamente de carácter menor).
También grandes bolsas de profesionales liberales y funcionarios van a verse golpeados, incluyendo sectores de las fuerzas de seguridad y el ejército de el que en los últimos seis meses han salido 2.500 soldados.
En cuanto a la explicación del intenso control social ejercido a través de la tecnología como obstáculo para la revuelta, cabe recordar que esa misma tecnología se está usando intensamente por los movimientos populares para grabar y difundir la violencia estatal, coordinar acciones de masas, recaudar fondos para sanciones, difundir sus mensajes, denunciar corruptelas, etc.
Recordemos que en Latinoamérica las respuestas a los planes de ajuste estructural, las privatizaciones y los despidos comenzaron con luchas sectoriales que a la postre se han transformado en muchos países en gobiernos progresistas que han dado la vuelta a la situación e impulsan políticas antineoliberales y antiimperialistas. En otros países, aunque la izquierda no haya llegado al poder, condiciona severamente los planes de la oligarquía.
En definitiva los movimientos sociales y políticos tienen, tenemos, muchos retos por delante y no hay nada escrito, pero las oportunidades de avanzar hacia un sistema más justo no habían sido tantas en las últimas décadas.
De nosotr@s depende, hay que juntar las luchas, dotarlas de un cuerpo político a favor de la mayoría trabajadora que recoja también las contradicciones de genero y nacionales y hacerlas hegemónicas, ese es el reto, no un estado y un capital al que no le hacemos más que favores cuando le miramos de rodillas, porque parece más grande.

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