Libertad para Alfonso Fernández, detenido en la Huelga General del 14-N |
Escrito por Sindicato de Estudiantes |
Viernes, 28 de Diciembre de 2012 14:46 |
El
pasado 14 de Noviembre en las primeras horas de la mañana de la
exitosa jornada de Huelga General, el joven Alfonso Fernández de 21
años de edad era detenido junto con su novia a escasos metros del
portal de su vivienda. Los motivos para su detención han ido cambiando
con el paso del tiempo, pero han hecho que a día de hoy, más de un mes
después, este joven del madrileño barrio de Vallecas se encuentre en
prisión bajo un régimen especialmente asfixiante.
Desde el Sindicato de Estudiantes nos
hemos sumado a las muchas voces de colectivos y organizaciones de
izquierdas que están denunciando con fuerza este atropello y persecución
política de la que están siendo Alfonso y su familia, por el simple
hecho de ser de izquierdas.
Para dar la mayor difusión a esta escandalosa situación publicamos a continuación una entrevista realizada por el diario máspúblico a Elena Ortega, madre de Alfonso Fernández.
¡Alfon libertad! ¡Basta de reprimir a los que luchan por un presente y futuro dignos!
“Ni aunque me encarcelen a un hijo voy a tener miedo”
Alfonso Fernández, un joven vallecano de
21 años, trabajaba con su padre de operario en la aseguradora Mapfre
hasta que fue detenido en la pasada huelga general, cuando se disponía a
ir a un piquete. Fue acusado de tenencia de explosivos y enviado a
prisión provisional, donde permanece a día de hoy, bajo régimen de alta
seguridad, a la espera de juicio.
Durante estas tres semanas, sus amigos,
vecinos y organizaciones políticas y sociales madrileñas se han
movilizado para pedir su libertad, contra lo que consideran un “montaje
policial”. Su madre, Elena Ortega, encabeza, junto a las madres de
otros jóvenes, las manifestaciones en apoyo a Alfon, como le conocen en
Vallecas.
En el momento de comenzar la entrevista,
Ortega, que trabaja en integración social de niños con discapacidad,
se encuentra terminando una carta para su hijo. “Sólo le entregan dos a
la semana, pero yo le escribo todos los días. Lo hago como terapia”,
explica.
¿Cómo fue la detención de tu hijo?
El día de la huelga general íbamos a
salir en familia de piquete. Sobre las siete de la mañana, Alfon y su
novia se levantaron y fueron a recoger en coche a mi cuñado para luego
venir a por mi marido y a por mí. Como tardaban, yo bajé a la calle,
les llamé pero no me cogían el teléfono. Entonces recibí una llamada de
la policía en la que me dijeron que mi hijo estaba detenido. Aluciné.
Se había ido hace sólo un rato. Después el abogado me llamó y me dijo
que estaban los dos detenidos. Previamente les había apuntado el número
de teléfono de un abogado en el brazo, con un bolígrafo.
En la detención, les pararon tres
policías secretas y les pidieron la identificación. En ese momento,
apareció a pie una tercera persona a la que también le pidieron que se
identificara pero, en lugar de eso, tiró una bolsa y salió corriendo. La
policía cogió la bolsa, miró lo que había dentro y espetó a mi hijo y a
su novia: “O nos decís quién es esa persona o este paquete os lo vais a
comer nosotros”. Ellos, que sólo lo conocían de vista porque vive en
el barrio, respondieron que no sabían quién era, así que se los
llevaron detenidos.
¿Y la situación una vez detenido?
Aquella misma tarde, el día 14, no le
tomaron declaración porque tenían que hacer diligencias, en concreto un
registro de nuestra casa, la de la novia y del local de Bukaneros [una
peña del Rayo Vallecano, al que Alfonso es muy aficionado]. En los
calabozos, ellos no estuvieron con el resto. Los aislaron, y fueron
sometidos a interrogatorios extrajudiciales cada dos horas ante agentes
con la cara tapada. La presión fue horrible, soportaron amenazas
contra ellos, y contra sus familiares y amigos. Tanto mi hijo como su
novia tienen claro que no deben declarar nada hasta estar en presencia
de su abogado, así que, como veían que no conseguían lo que querían de
ellos, ordenaron el registro domiciliario. Por lo visto, Alfonso,
debido a la presión a la que fue sometido, llegó a desmayarse y tuvo
que venir un Samur a atenderle.
¿Cómo viviste el registro policial?
Fue muy desagradable. Se llevaron ordenadores y móviles, porque no había otra cosa que llevarse. Lo que más me ha impactado han sido los cinco policías con la cara tapada registrando mi casa y diciéndonos a mí y a mi marido que si confesamos mi hijo va a quedar libre. Mi marido les dijo que no había nada que confesar, que le explicaran qué se suponía que tenía que decir. Yo les pedí que se quitaran el pasamontañas. “Somos gente de izquierda, está claro, no lo ocultamos”, les dije. “Aquí veis la bandera republicana y la de la educación pública, pero no somos terroristas”.
Y a Alfonso lo meten en prisión preventiva…
Se lo vuelven a llevar, y hasta el
siguiente día a las siete de la tarde no dejan que el abogado le tome
declaración. Yo estaba en la comisaría de Moratalaz esperando y, cuando
vi la entrada de furgones policiales con las decenas de detenidos a lo
largo de la jornada de huelga, me asusté. Pensé que estaba pasando
algo grave.
A Alfonso y su novia los dejaron para el
final. Cuando les toman declaración, la juez de guardia ve que la
versión de los policías no estaba muy clara. En ese momento reciben una
llamada, echan al letrado y, cuando vuelve a entrar, el juez dicta
prisión preventiva para Alfonso. En el auto pone que es por “alarma
social”, pero yo supongo que es por su vinculación a Bukaneros. A la
novia la dejan libre, aún está pendiente de juicio, con cargos.
El abogado se queja, alega que el
supuesto de alarma social no está tipificado desde 2003, y que no
existía riesgo de fuga, ni nada que justificara la prisión preventiva.
Por eso, el letrado denuncia que es un error judicial, por lo que
consigue que le asignen un nuevo juzgado de instrucción, con una nueva
juez.
Tras la aceptación del recurso, cambian
lo de alarma social y le achacan posible pertenencia a banda
organizada. Están fabricando un terrorista y una banda. Necesitan tener
eso en un barrio como el nuestro, en Vallecas, para justificar la
represión.
Por tanto, ¿pensáis que se trata de un montaje?
Sí. Cuando fuimos a la cárcel de Soto
del Real, Alfonso me dijo: “Mamá, quédate tranquila, yo no no llevaba
nada ni he hecho nada. Soy un cabeza de turco”. Mucha gente está
llegando a esa conclusión. Además, somos gente conocida en el barrio de
toda la vida. Éste es un barrio luchador, hemos salido en poco tiempo
de las chabolas al desarrollo comunitario que tenemos, la gente está
muy movilizada.
A la semana de estar detenido, a Alfonso le aplican un FIES…
Si ya es bastante duro tener a un hijo
entre cristales, tenerlo preso, imagina que encima le aplican un FIES.
De repente dejó de llamar por teléfono. La primera semana llamaba todos
los días y a mí me quedaba, al menos, ese alivio, el de escucharle.
FIES 5 tiene restringidas las comunicaciones, tanto por teléfono como
por carta. A la prisión llegan una decena de cartas diarias de amigos y
familiares, pero a él sólo le entregan dos por semana, después de
revisar el contenido de dichas cartas.
La decisión de enviarlo a FIES se hace sin orden judicial. La decisión es de la institución penitenciaria, no es orden de la juez. En este sentido estamos tranquilo, ya que el FIES es ilegal, se puede recurrir. Cuando se recurre siempre se gana, pero ahora estamos pendientes de otras cosas porque si te pones tonto las cosas pueden salir peor.
¿Qué organizaciones sociales están dando apoyo a Alfonso?
La movilización está siendo muy grande.
La semana pasada se han hecho varias concentraciones y una
manifestación, en la que llegó a haber cerca de 2.000 personas. El
domingo unas 300 nos concentramos en Lavapiés en medio de un
desproporcionado despliegue policial. Se trata de eso, de llevar mucha
policía para crear miedo, que la gente no salga, que no le lleguen
multas, que no se les fiche.
Además, se ha creado una plataforma por
la libertad de Alfonso, formada por una gran cantidad de asociaciones
vecinales, partidos políticos, organizaciones… que tiene reuniones de
cerca de 40 personas.
En cuanto a partidos políticos más
grandes, Izquierda Unida nos ha dado apoyo a nivel local y de la
Comunidad, porque nos conocen de toda la vida. Se han comprometido a
hablar con la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, y con el
director de la prisión. En cuanto a PSOE, he tirado de contactos pero no
me responden. Es algo que me duele, porque he sido militante del PSOE
durante diez años. Supongo que han llamado a la policía y se han creído
su versión más que la nuestra.
Pero, sobre todo, yo lo que quiero sabes
es por qué no se han hecho eco los medios de comunicación. Es el único
que está en prisión preventiva tras la huelga general en toda Europa.
¿Por qué tampoco se han hecho eco las grandes centrales sindicales? Es
algo que duele mucho.
Me entran ganas de, en la cita que me ha
conseguido IU con la delegada, decirle, como madre: “¿Tienes hijos,
Cifuentes? Te voy a explicar lo que nos estás haciendo a muchas madres.
¿Cómo lo llevarías tú si le hicieran eso a tu hijo?”. Están llegando a
un punto de represión enorme. Mi madre, que era militante del partido
comunista, me dijo hace unos días: “Esto está peor ahora que a finales
de los 70. No os dais cuenta. Nosotros estábamos mal, pero lo que están
haciendo ahora es peor”.
Se te está viendo estos días al
frente de las manifestaciones por la libertad de tu hijo. ¿Vas a seguir
llevando el conflicto a la calle?
Sí, por supuesto. Duele mucho lo que
está pasando. Los Bukaneros, cuando sacan pancartas en el campo de
futbol, ponen mensajes políticos. Se solidarizan con palestina,
critican a Cristina Cifuentes, llaman a la huelga general… Hay veces
que les pregunto, de broma, si se han enterado de algo del partido
entre tanto sacar pancartas.
Las autoridades llevan mucho tiempo
criminalizando a las asociaciones de fútbol. A las de izquierda, porque
las otras no tienen problema. Bukaneros es una plataforma que usan los
jóvenes para reaccionar contra lo que no están de acuerdo. Por eso son
criminales. Si Valle-Inclán levantara la cabeza, se volvería a la tumba
porque esto es esperpéntico. Tenemos que convertir en criminales a
gente que no lo es.
Hemos formado un grupo de madres en el
barrio contra la represión. Estamos hasta las narices de que multen a
nuestros hijos, de que los encarcelen, de que los persigan. Son hijos de
trabajadores, les hemos dado lo necesario para su salud, su
alimentación, su afecto, nos ha costado mucho sacarlos adelante. En la
manifestación de la semana pasada íbamos dos filas de madres del barrio.
En el grupo somos unas treinta. Ya nos han llamado, incluso, desde las
madres de la Plaza de Mayo, en Argentina, para solidarizarse con
nosotros. Estoy poniéndome en contacto con más barrios. Hay muchas
familias que están breadas a multas.
Es indignante. Les estáis quitando todo:
el derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, y encima los
deteneis, los apaleais, les decís que son criminales, terroristas. Nos
ha costado mucho trabajo criarlos. No vamos a permitirlo. Ni aunque me
encarcelen a un hijo voy a tener miedo.
Hemos decidido que las madres de los
chavales del barrio que han sufrido represión seremos las primeras que
avancemos en las manifestaciones, para que la policía no cargue. En mi
caso, soy una persona acostumbrada a la militancia, pero una mujer a la
que le coja este problema desprevenida, sin haber estado nunca en una
situación similar, es que se muere.
¿Cómo se encuentra Alfonso en estos momentos?
Pues hablo con él por teléfono un par
de veces a la semanas. Sólo le dejan unos minutos. Ahora le voy notando
la tristeza, que antes no se le notaba tanto. Lleva ya muchos días en
prisión, pero es un chaval fuerte que sabe lo que le está pasando. Le
hemos transmitido que está recibiendo mucho apoyo, tanto a nivel social
como económico y político. Yo no he soltado ni un euro y el abogado ya
está pagado. Alfonso tiene 21 años, está aislado de sus seres
queridos, de su novia… es lógico que esté triste.
Esto es muy desproporcionado. Puedes
entender una detención, un calabozo, pero que te metan en prisión y
encima en régimen FIES es demasiado. Ya lo decía yo ayer, enfadada:
Están fabricando un terrorista y una banda.
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