jueves, 15 de octubre de 2015

ISTVÁN MÉSZÁROS: “QUERER REFORMAR EL CAPITALISMO ES UNA QUIMERA IRREALIZABLE”. Reflexiones acerca del Estado del filósofo marxista.

Por JULIO ANDRÉZ CAPEY / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
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 Hace unos días el economista e investigador Rafael Enciso daba a conocer una entrevista concedida por el filósofo marxista István Mészáros al periodista brasileño  Leonardo Cazes.
Dicha entrevista fue realizada en el marco de la publicación del más reciente libro del profesor Mészáros: 
“La montaña que debemos conquistar: reflexiones acerca del Estado”.
   A pesar de que el citado diálogo tuvo lugar en el mes de mayo de este año, Enciso consideró oportuno publicar la extensa conversación por razones de  actualidad ya que, según su opinión, “la formación económico social que prevalece en Venezuela sigue siendo capitalista y rentista, y el Estado que tenemos sigue siendo el Estado burgués heredado”.
   Solo por eso la entrevista tendría suficiente valor. Sin embargo, su interés es mayor atendiendo a que en su exposición el destacado intelectual abordó varias ideas importantes acerca del Estado en términos generales.
   Una de estas ideas es la que tiene que ver con las concepciones del reformismo socialdemócrata tan en boga en el Estado español y en buena parte de Europa y sus concepciones acerca de la gestión del Estado.
   Mészáros destaca que la idea de reformar el capitalismo es una ingenuidad extrema de parte de quienes sostienen estas premisas, confiando ciegamente en las instituciones  que el propio sistema ha dado de sí.
    “La idea de que, en la tentativa de superar las desigualdades estructuralmente arraigadas y repararlas de una forma duradera las personas podrían usar la “sociedad civil” contra el poder del Estado es extremamente ingenua, para decir lo menos”.
    En su exposición, el autor del texto “Más allá del Capital” se sirvió del ejemplo por excelencia para evidenciar el fracaso de las políticas de inspiración socialdemócrata.
    “Tal como la presunción de llamar ONGs” -esto es- “Organizaciones No  Gubernamentales”, a esas organizaciones patéticamente limitadas que dependen para su financiamiento y funcionamiento, de los recursos concedidos por el  Estado. Esas mitologías auto-contradictorias no pueden ofrecer soluciones para nuestros peores problemas”.

    La causa de la inviabilidad de estas quimeras –abunda el filósofo-  es el mismoEstado Burgués, porque “el Estado es una estructura política global de comando del sistema del capital en cualquiera de sus formas conocidas o concebibles. En las condiciones actuales no puede ser de otra manera”.


     Pero la argumentación del teórico no termina aquí. Mészáros llega a plantear el argumento más certero y demoledor en la lucha contra el reformismo: el estrecho margen de tiempo de que dispone la especie humana para evitar su autodestrucción de continuar el rumbo que marca el capitalismo. Incluso, reelabora la conocida  disyuntiva que en su día proclamara Rosa Luxemburgo.


“Es por ello que la famosa frase de Rosa Luxemburgo, “socialismo o barbarie”, necesita ser reformulada para nuestro tiempo en: “barbarie, si tuviéramos suerte”. La aniquilación de la humanidad es nuestro destino si fallamos en la conquista de esa montaña que es el poder destructivo y autodestructivo de las formaciones estatales del sistema del capital”.


    Más adelante, Mészáros responde a una situación que le plantea el entrevistador como disyuntiva: ¿habrá que transformar  la sociedad para que se creen las condiciones que permitan la transformación del Estado,  o será “preciso conquistar el Estado para transformar” el orden actual”?


   “El Estado en sí no puede rehacer el orden social reproductivo del capital porque es una parte integrante de él. El gran desafío de nuestra época es la necesaria erradicación del capital de nuestro orden socio metabólico. Y eso es inconcebible sin erradicar, al mismo tiempo, las formaciones estatales del capital históricamente constituidas en conjunción con la dimensión de reproducción material del sistema e inseparable de ella” – responde el filósofo.


     De lo que se trata -dice el profesor emérito en la Universidad de Sussex- es de que “la crisis de que estamos hablando es también una crisis profunda del Estado. Los  defensores del sistema pasarán a promover la ilusión y el autoengaño de que el Estado resolvió la crisis, entregando fondos astronómicos de trillones de dólares en el barril sin fondo del capital quebrado”.


    “Pero -sigue diciendo el profesor- ¿de dónde vienen esos trillones astronómicos? El Estado como inventor de esos fondos  no es productor de ninguno de ellos, aunque finja ser el distribuidor soberano con sus dispositivos, más o menos abiertamente cínicos, de “quantitative easing [flexibilización  cuantitativa]” etc. Mientras tanto, la amarga verdad es que la aplastante mayoría  de los Estados está quebrada – la cuantía llega a 57 trillones de dólares de acuerdo con las cifras más  recientes –, sin importar, cuánto consigan disimular su  magnitud.


   Ya casi al final de la entrevista dos ideas se suman al ya largo debate acerca de la extinción del Estado como necesidad.


    “Decir que la “desaparición del Estado” es necesaria significa apenas que se trata de una condición vital exigida para la solución de los problemas en cuestión”.


    “La historia es un destino abierto para bien o para mal. Resaltar la necesidad de la   “desaparición” del Estado fue, en primer lugar, un medio de contestar la ilusión anarquista de que el “derribamiento del Estado” puede resolver los problemas en  disputa”.

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