sábado, 1 de junio de 2013

Una Monarqiía moribunda




Una monarquía moribunda


El pasado 14 de abril, Madrid vio en sus calles una oleada de banderas republicanas, agitándose en las manos de miles de jóvenes, en una manifestación que congregó a decenas de miles de personas. por Higinio Polo


El Viejo Topo 305 / junio 2013


se suceden los alborotos de faldas. Durante el último año la sucesión de escánda-los ha sido constante, desde la cacería de Boswana, a donde Juan Carlos de Borbón fue a matar elefantes, pasando por las revelaciones sobre esa  singular amiga Corinna y su aprovechamiento de

los recursos del Estado, hasta el despilfarro de vacaciones de lujo de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz pagadas por el presupuesto público mien-

tras se suceden los recortes a la población, hasta las últimas revelaciones sobre los turbios negocios de Iñaki Urdangarín, amparados por el mo narca, y obviamente conocidos por la infanta Cristina de Borbón.



Es esta una monarquía “legitimada” por la  constitución de 1978, pero nunca refrendada por  la población, presentada durante años como garantía y salvaguarda de la libertad y la democracia, que ve caer todos los velos, desaparecer las trincheras que la protegían, y que no puede evitar que sea vista como un foco de corrupción y de privilegios insultantes en el momento más duro de la vida reciente del país. Los límites éticos de esta monarquía se constatan cuando, casi cuarenta años después de la muerte de  Franco, las familias de las víctimas siguen esperando la anula-ción de los consejos de guerra y de las penas de muerte dictadas por el fascismo, siguen sin ver enterrados con dignidad y sin reparación alguna a las decenas de miles de personas asesinadas durante la guerra civil y arrojadas en fosas comunes en las cunetas de las ca rre teras. La transición estuvo dirigida por el franquismo reconvertido, que, en lo esencial, impuso su programa, man tuvo el dominio del aparato del Estado, salvaguardó los intereses de los grandes empresarios. La reconversión política de los sectores que se beneficiaron de la dictadura franquista se culminó sin mayores contratiempos facilitada por el cambio generacional y por la adopción de nuevos disfraces políticos (elcaso catalán es paradigmático: las cuatrocientas familias que, según el estafador del Palau de la Música, Fèlix Millet, controlan hoy la vida económica y social catalana, son, sustancialmente, las mismas que medraron bajo el franquismo). Ese franquismo crepuscular que adoptó las maneras democráticas, también creó una corte de aduladores de la monarquía y de Juan Carlos de Borbón que se extendió por todos los medios de comunica ción, ejerciendo durante décadas una severa censura sobre cualquier aspecto desfavorable al monarca, ocultando, de hecho, la vida que llevaba. Los elogios desmedidos a la Constitución de 1978 fueron de la mano del radical incumplimiento de los aspectos sociales que recogía, y que, hoy, cuando el país ha superado los seis millones de parados, muestra su agotamiento y su inutilidad práctica para afrontar la crisis. El conservadurismo político ha mantenido su hegemonía durante las tres décadas democráticas, tanto con gobiernos socialdemócratas como conser vadores, porque el poder de las grandes empresas, de la banca y de la iglesia católica no se ha visto mermado.La monarquía se convirtió así en la clave de bóveda del sistema capitalista español, organizado en torno al poder financiero, con redes empresariales corruptas que incautaban en beneficio propio buena parte de los recursos públicos, con subvenciones, concesiones, ne gocios más o menos turbios, Españas. La monarquía está agotada, es incapaz de justificar su propia existencia más allá del interés por preservar los privilegios de una familia alrededor de la cual se han agrupado las élites económicas del país. La pasión por la caza mayor viene de lejos... acompañada de unas instituciones que, si bien facilitaron el cambio de piel del país, apenas permitieron que la iz quierda política tuviera una influencia marginal, y que han perdido hoy la confianza de la población, que constata la inu tilidad de organismos ineficaces y prescindibles, como el Se nado, y que soporta un in justo y antidemocrático sistema elec toral que, además, se revela inútil, porque la soberanía y la capacidad de decidir han sido se cuestradas por el poder económico. En la práctica, la soberanía no reside en el pueblo. Por añadidura, el sistema bipartidista, que limita el futuro del país, se ha revelado cómplice de las peores prácticas del viejo clientelismo y se ha apoderado de muchos resortes del Estado para provecho de una casta asociada al despilfarro de la propiedad pública. Esa es la situación, y mientras la crisis económica destruye los cimientos de la confianza en el futuro, España asiste al ocaso de un monarca de excepción. La monarquía está agota da, es incapaz de justificar su propia existencia más allá del interés por preservar los privilegios de una familia alrededor de la cual se han agrupado las élites económicas del país. Ante la evidencia de que los derechos recogidos en la Consti tu ción son incumplidos (desde el derecho al trabajo, a la vivienda, pasan do por la apelación a una justicia igual para todos, los privile gios de la Iglesia católica, o las obligaciones sociales), la única respuesta de la monarquía y de los grupos burgueses que gobiernan el país es una invitación a la docilidad, a la resignación, una apelación a un futuro lleno de vagas promesas y de

mentiras. Apretando la soga sobre el cuello de millones de ciu-

dadanos, sin el menor remordimiento, y haciendo más profun-

da la herida, la reforma constitucional aprobada por el biparti-

dismo para la nueva redacción del artículo 135 llevó al despro-

pósito de asegurar el pago de la deuda... antes que las necesi-

dades de ciudadanos, trabajadores, jubilados y parados. No tie-

nen límite. * * *

De manera que, mientras los ciudadanos asisten boquiabier-

tos al saqueo de los recursos del país, al robo descarado de pre-

supuestos y recursos, a la privatización creciente de las propie-

españas

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