“Una ventana para contar sus historias y visibilizar sus luchas”
Yarimar Marrero Rodríguez
Es para mí un honor recibir este reconocimiento y poder aportar a esa corriente de pensamiento alternativo, emancipador que siempre se ha generado como contrapeso al capitalismo voraz que nos amenaza, pero que no siempre ha encontrado espacios de difusión y socialización, por lo que este concurso en ese sentido se torna más relevante, incluso es crucial que existan oportunidades de difusión como esta. Por eso doy las gracias primero a Dios, claro, al Ministerio de Cultura de Cuba, el Instituto Cubano del Libro , la Editorial Nuevo Milenio, a los miembros del prestigioso jurado por esta oportunidad que me alaga y me alegra profundamente. Quiero agradecer también a mi familia portorriqueña en especial a mis padres y a mis tíos por erigirme el camino y a mi familia cubana, a mi pareja Leo, a Marvelis por el apoyo incondicional que me han brindado siempre. A todo el profesorado de la FLACSO-Cuba, en especial a mi tutora Delia Luisa López por todo su aporte a esta investigación y al profesor Eugenio Espinosa por haberme alentado en su momento a continuar investigando sobre TeleSUR, a los compañeros y amigos que me acompañan, a los miembros de la prensa y a todos los presentes.
Debo hacerles una confesión inicial y es que pese a mi preparación base como periodista no es hasta que llegué a Cuba que comencé a conocer en profundidad a TeleSUR, que comencé a relacionarme e identificarme con su propuesta de comunicación alternativa y que comencé a maravillarme de esa posibilidad de hacer ese otro periodismo desde el contrapeso mediático que propone esta televisora de izquierda, comprometida con la integración latinoamericana y que vino a llenar un vacío comunicacional sobre todo televisivo que existía en nuestra región. Con ese acercamiento es que vine a entender un poco mejor y a desarrollar un pensamiento crítico propio en torno al peso y al control hegemónico que ejercen las grandes cadenas de noticias porque no es casualidad que yo en Puerto Rico conociera muy poco de TELESUR o casi desconociera el trabajo que estaba realizando la televisora por esa tradición de invisibilizar, tergiversar los acontecimientos surgidos en nuestra Región latinoamericana y satanizar a sus dirigentes. A Puerto Rico el peso colonial lo aísla muchas veces de este reconocimiento identitario latinoamericano y todavía hay un sector significativo de la población que tiende a asumir como único el mensaje que nos llega desde los grandes monopolios mediáticos transnacionales.
El afán por la democratización de la comunicación, que muy especialmente en Latinoamérica tuvo el sello protagónico de los movimientos sociales, también ha sido una lucha con miras integracionistas en la medida en que esos esfuerzos -de conjunto con articulaciones regionales e internacionales y con obras concretas de transformación y cambio- contienen el germen de lo endógeno, el sentimiento de repensar la realidad y el futuro desde lo propio y el deseo de extender lazos de colaboración y apoyo a toda la región.
Motivado por esa necesidad de integración y respondiendo a la coyuntura del avance de los movimientos sociales, organizaciones populares y partidos de izquierda que estaban surgiendo a nivel hemisférico, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, lanza la propuesta de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) en el año 2001 que llega a concretarse como parte de los acuerdos bilaterales entre Cuba y Venezuela en el año 2004, por lo que recientemente en el mes de diciembre estuvo conmemorando su primera década.
En la actualidad la democratización de la comunicación es un punto importante en la agenda de trabajo de los países latinoamericanos más progresistas, que a través de políticas públicas y enmiendas constitucionales están combatiendo la mediatización monopolista y transnacional arrebatándole de una vez a la desinformación neoliberal el concepto anglosajón de que en “materia de comunicación la mejor Ley es la que no hace” respondiendo al germen de ese libre mercado que siempre beneficia a unos sobre otros.
Sin embargo, el camino recorrido ha sido tortuoso, son muchos los encuentros internacionales así como las luchas de diferentes sectores sociales desde donde se fue despertando la necesidad imperante de la construcción democrática de otra comunicación posible ya no en el argot de los acuerdos con las grandes cadenas de noticias sino con el deseo de crear un espacio de comunicación endógeno y cónsono con los procesos de integración y empoderamiento que se están suscitando en los países de América Latina.
En el fragor de estas luchas y cambios surge TELESUR como producto de la integración latinoamericana y como nicho de todas estas propuestas. Este medio revolucionario es el producto de un conjunto de articulaciones regionales que desde sus propias simientes económicas rompe con los esquemas monopolistas de la comunicación buscando un sistema de inclusión que no depende del capital privado sino que propone ser un medio Multi-Estatal latinoamericano, hecho sin precedentes en nuestra región.
Pero éstos procesos democratizadores no tendrían sentido si no se promueve el acceso y la participación ciudadana buscando acortar cada vez más la brecha digital y los problemas de desigualdad y pobreza que aquejan a nuestra región y que en materia de comunicación se reflejan con connotaciones simbólicas, igualmente importantes.
Este trabajo contribuye al análisis de un medio sobre el cual existe mucha información pero aun así, debido a la relativa cercanía de su surgimiento (2005) no ha sido estudiado en profundidad su aporte y alcance en la construcción del discurso internacional. A su vez me propuse reabrir el debate a la luz del contexto del Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación partiendo de la premisa de esa nueva propuesta comunicacional que propone TELESUR y del papel de la ciudadanía como actor social dentro de ese proceso de cambio. La riqueza que ofrece el contraste de opiniones de los entrevistados expertos en comunicación con los entrevistados vinculados directamente con el multimedio ayudó a contrastar esas miradas desde lo interior del canal con las críticas constructivas desde la academia y nos permite asumir, desde la praxis democratizadora, nuestro papel en el proceso de construcción de ese discurso contra hegemónico, o en el camino de construir una nueva hegemonía como adelantaba Gramci, que propone TELESUR como actores sociales con el derecho y la obligación de apoyar y, como no, también exigirle a este medio que se mantenga creciendo y en constante evolución como lo amerita los tiempos que transcurren.’
En este sentido me gustaría concluir con una pequeña cita de una de las presentadoras de TELESSUR Marayira Chirinos en respuesta a la interrogante cuales son los principales retos a los que se enfrenta el medio para asegurar su continuidad y permanencia.
“Seguimos creciendo, no ha sido fácil luchar contra la corriente, nos ha ayudado el despertar del pueblo suramericano, la resistencia de los gobiernos neoliberales y de las grandes corporaciones mediáticas internacionales lo que hace es motivarnos a seguir adelante porque nos acompaña una mayoría que decidió no callar, que encontró en TELESUR una ventana para contar sus historias y visibilizar sus luchas”.
Muchas Gracias.
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