Podemos se suma a la campaña de acoso y derribo contra Venezuela por evitar un golpe de estado.
Lamentablemente las palabras de Tania González en rueda de prensa
afirmando que no le gustaba la detención de Antonio Ledezma, alcalde
Metropolitano de Caracas, puesto en prisión bajo acusaciones de ser
partícipe de un intento de golpe de estado contra el legítimo y
democrático gobierno de Venezuela, no eran una opinión personal.
El Secterario General de PODEMOS, Pablo Iglesias, en una entrevista
en el telediario de la noche de Telecinco, ha sido todavía más duro al
respecto: “Seré muy claro en esto, no me gusta que se detenga un
alcalde. Otra cosa será si luego se demuestra que ha cometido algún
delito. Pero no me gusta que se detenga así a un alcalde”.
PODEMOS se suma así a la campaña internacional de condena a la
detención del alcalde golpista Venezolano, personaje siniestro que carga
a sus espaldas con un historial represivo y golpista desde los años 80
propio de lo más sucio de la extrema derecha latinoamericana, firmante
ahora de un documento para trazar un plan de “transición” en Venezuela
que debía ser aplicado después de que se ejecutaran una serie de
maniobras militares contra el Presidente de la República y diversas
instituciones del estado bolivariano.
Además, el líder de PODEMOS se ha mostrado favorable a la presencia
de las empresas multinaciones españolas en Venezuela y ha pedido tanto
al gobierno venezolano como al gobierno español que “rebajen la
tensión”, equiparando así la actuación de injerencia del gobierno
español sobre la política interna de Venezuela (que llegó a apoyar un
intento de golpe de estado en 2002 y ha estado sistemáticamente al lado
de los planes golpistas de la oposición), con la respuesta del gobierno
de Venezuela en respuesta a tales injerencias, así como a la campaña
mediática de apoyo al golpismo y criminalización del gobierno legítimo
venezolano. Una actitud impropia de alguien que se considere a sí mismo
como democrata y defensor de la democracia.
Pablos Iglesias arrastra de esta manera a PODEMOS hacia el camino de
la indecencia política. Han decido cambiar la decencia por los votos, en
busca, seguramente, del voto “centrista”, pero con ello han traicionado
todo lo que hasta ahora había sido santo y seña de la formación: la
defensa de una democracia real y de los intereses de los de “abajo”.
Terrible decepción para muchos que hasta ahora habían creído en la
dignidad política de este partido y sus dirigentes.
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