IU se enfrenta a las consecuencias de su participación en el gobierno de la Junta
En
los últimos días de enero la presidenta de la Junta de Andalucía,
Susana Díaz, ha disuelto el Parlamento y ha puesto fin de forma
unilateral al pacto de gobierno de Izquierda Unida con el Partido
Socialista en el gobierno andaluz, convocando nuevas elecciones para el
próximo 22 de marzo. La razón de la ruptura apuntada por los dirigentes
del PSOE es la pérdida de estabilidad del gobierno a causa del “giro
radical” de IU, una excusa que nadie se puede tomar en serio.
Las
verdaderas causas de este adelanto electoral se desprenden de la
convulsión política que vive la sociedad. El auge y la fuerza de Podemos
en el conjunto del Estado, demostrados también en el acto de Pablo
Iglesias en Sevilla ante 4.000 personas, ha precipitado los
acontecimientos. Los estrategas de la socialdemocracia quieren afrontar
las elecciones cuanto antes, mientras aparecen como ganadores en todas
las encuestas. Temen que en poco tiempo Podemos alcance en Andalucía los
porcentajes de apoyo electoral que exhibe en otras zonas del Estado. Y,
de paso, ponen a una ya devaluada IU, con una notable merma en sus
expectativas electorales, a los pies de los caballos. Después de
utilizar a los diputados de IU para aplicar las políticas de recortes
dictadas por el PP y por los poderes económicos, ahora que ya no los
necesitan los arrojan al cubo de la basura.
El precio del oportunismo
Este es
el pago que Susana Díaz y Griñán tenían reservado a IU. De nada sirven
ahora los lamentos y las acusaciones de deslealtad que profieren los
dirigentes de IU. ¡Por supuesto que han sido utilizados por la camarilla
del PSOE! Pero esto no puede esconder su responsabilidad. La cuestión
fundamental, y es lo que los dirigentes de IU quieren esconder con estas
letanías, es que la participación en el gobierno ha supuesto la
continua renuncia de los principios de nuestro programa político,
sacrificados en estos años ante una dirección del Partido Socialista que
nunca ha estado dispuesta a aceptar ninguna propuesta que ponga en
entredicho las leyes injustas y los intereses de la clase dominante.
Para mayor escarnio, los diputados de IU han aprobado el presupuesto de
2015 dos semanas antes de ser expulsados del pacto de gobierno, sin ser
capaces de defender coherentemente ni una sola de las propuestas más
sociales y alternativas, como la renta básica o la reforma agraria.
Al igual que ocurrió con la aceptación del plan de ajuste a los empleados públicos o los recortes en la sanidad y la educación del primer presupuesto, la mayoría de la dirección regional de IU prefirió participar en un gobierno que aplicaba recortes antes que ponerse al frente de la lucha de los colectivos afectados y ser su voz firme e inquebrantable entre los muros del parlamento, aun a riesgo de ser despedidos por sus socios. Finalmente es lo que ha sucedido. Pero qué diferente es salir con la cabeza bien alta por defender los derechos de las familias trabajadoras y enfrentarse a los recortes, que es lo que se esperaba de los diputados de IU, que ser arrojados por la puerta de atrás, después de ser utilizados como la coartada de izquierdas de una política antisocial.
Para miles de activistas y luchadores que votaron y confiaron en la alternativa y el programa de IU en las últimas elecciones andaluzas, el paso de IU por el gobierno andaluz ha supuesto una profunda decepción y un distanciamiento de su lucha y sus reivindicaciones.
Al igual que ocurrió con la aceptación del plan de ajuste a los empleados públicos o los recortes en la sanidad y la educación del primer presupuesto, la mayoría de la dirección regional de IU prefirió participar en un gobierno que aplicaba recortes antes que ponerse al frente de la lucha de los colectivos afectados y ser su voz firme e inquebrantable entre los muros del parlamento, aun a riesgo de ser despedidos por sus socios. Finalmente es lo que ha sucedido. Pero qué diferente es salir con la cabeza bien alta por defender los derechos de las familias trabajadoras y enfrentarse a los recortes, que es lo que se esperaba de los diputados de IU, que ser arrojados por la puerta de atrás, después de ser utilizados como la coartada de izquierdas de una política antisocial.
Para miles de activistas y luchadores que votaron y confiaron en la alternativa y el programa de IU en las últimas elecciones andaluzas, el paso de IU por el gobierno andaluz ha supuesto una profunda decepción y un distanciamiento de su lucha y sus reivindicaciones.
La dirección de IU debe reconocer sus errores y dar un giro radical hacia una política de clase y revolucionaria
El
llamado susanazo ha puesto a la dirección de la federación andaluza de
IU ante sus contradicciones, muchas de las cuales son producto de la
participación en el gobierno autonómico y la política de sometimiento
que ha desarrollado. Su discurso ha perdido credibilidad, lastrado por
unos representantes que han hecho lo contrario de lo que decían. Así, el
creciente espacio político que gana Podemos proviene no sólo de parte
del electorado del PSOE, sino también de votantes de IU defraudados por
esta actuación. Es el precio de una dirección política errática que se
ha refugiado en los cómodos despachos de las instituciones cuando el
centro de gravedad estaba en la movilización social, y donde la
presencia parlamentaria sólo puede ser entendida como un altavoz del
movimiento.
Este panorama sume a IU en una grave y profunda crisis que amenaza incluso el futuro de la organización. La baja de Cañamero, antesala de la salida de la CUT, es una expresión muy destacada de este proceso. Es una realidad que no se puede ocultar y que amenaza con convertirse en una auténtica sangría en caso de un revés electoral. Unos malos resultados, privarán además a IU de cargos, puestos y financiación, debido a que la dirección ha vinculado de forma decisiva el sostenimiento económico de la organización a los ingresos institucionales.
¿Puede revertirse ese proceso? Todavía no hay nada definitivo. Pero es evidente que si IU, en Andalucía y en el resto del Estado, quiere recuperar la confianza de sectores amplios de la clase obrera y la juventud tiene que ligarse con la corriente ascendente que clama por un cambio profundo, que cuestiona este orden social y sus instituciones y que está defendiendo los puestos de trabajo con los métodos tradicionales de organización y lucha del movimiento obrero y vecinal. Armarse de un programa y unos métodos revolucionarios no sólo es la única forma de conectar con un movimiento en auge que se expande en toda una serie de frentes de lucha. Para IU significa su razón de ser y su viabilidad como proyecto político.
Este panorama sume a IU en una grave y profunda crisis que amenaza incluso el futuro de la organización. La baja de Cañamero, antesala de la salida de la CUT, es una expresión muy destacada de este proceso. Es una realidad que no se puede ocultar y que amenaza con convertirse en una auténtica sangría en caso de un revés electoral. Unos malos resultados, privarán además a IU de cargos, puestos y financiación, debido a que la dirección ha vinculado de forma decisiva el sostenimiento económico de la organización a los ingresos institucionales.
¿Puede revertirse ese proceso? Todavía no hay nada definitivo. Pero es evidente que si IU, en Andalucía y en el resto del Estado, quiere recuperar la confianza de sectores amplios de la clase obrera y la juventud tiene que ligarse con la corriente ascendente que clama por un cambio profundo, que cuestiona este orden social y sus instituciones y que está defendiendo los puestos de trabajo con los métodos tradicionales de organización y lucha del movimiento obrero y vecinal. Armarse de un programa y unos métodos revolucionarios no sólo es la única forma de conectar con un movimiento en auge que se expande en toda una serie de frentes de lucha. Para IU significa su razón de ser y su viabilidad como proyecto político.
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