José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- La sección de
televisión del diario español “El País” visitaba la Base Naval de Guantánamo
(1). Pero no para acercarse a los horrores de su prisión de alta seguridad,
sino para entrevistar a las cubanas y cubanos que, hace décadas, decidieron
quedarse a vivir en la Base y romper con su país.
Pero lo más llamativo del reportaje es cómo el periodista Carlos
de Vega (2) –quien fuera, no por casualidad, siete años corresponsal de CNN
Plus en Washington (3)- transmitía sin pestañear la historia oficial de la Base
de Guantánamo escrita… por sus ocupantes.
“Técnicamente alquilamos este territorio a Castro a cambio de una
cantidad mensual”, oímos a una militar estadounidense. Lo que matiza el
periodista: “un alquiler de 4.000 dólares al año que Castro siempre rechaza,
pero el contrato sigue ahí”.
Pero, ¿qué contrato? ¿Hay un contrato de alquiler de Cuba a EEUU
por este terreno? Y si hay un contrato, ¿por qué rechaza La Habana el cobro del
alquiler?
El País, lejos de dar respuesta informativa a estas preguntas, se
limita a recitar la propaganda oficial de la Casa Blanca: “Los americanos
usaron la Base durante la Guerra con España y después el gobierno cubano aceptó
cederles estos 120 km2 de forma permanente”.
Increíble: primero, se equivoca al decir que “los americanos
usaron la Base en la Guerra con España”, porque la Base fue creada después de
dicha guerra (4).
Segundo, el supuesto “contrato de alquiler” por el que –asegura-
“el gobierno cubano aceptó ceder” los terrenos “de forma permanente” fue –en
realidad- una imposición del Gobierno de EEUU al primer Gobierno cubano.
Recordemos: en 1898, EEUU interviene en la guerra que libraban los
independentistas cubanos contra España, y derrota militarmente a esta en pocos
meses. Se firma el Tratado de París, y la Isla es ocupada militarmente por EEUU
hasta el 20 de mayo de 1902, en que se declara la independencia formal de la
Isla (5).
Cuba pasa entonces, de ser una colonia española, a ser una
neocolonia de EEUU. Porque en su primera Constitución, el Gobierno de
Washington, como condición para retirar su tropas, obliga al Gobierno cubano a
incluir 8 artículos, la llamada Enmienda Platt, que daban a EEUU el derecho a
intervenir militarmente en la Isla y a ocupar tierras “para carboneras o
estaciones navales” en el territorio de Guantánamo y Bahía Honda (6).
Por eso existe una Base Naval en Guantánamo. No porque el primer
gobierno cubano aceptase “ceder” sus terrenos “de forma permanente”, sino
porque fue obligado a ello por un ejército de ocupación.
Las intenciones de dominación de la Isla quedaban clarísimas en
una carta confidencial del entonces gobernador militar norteamericano en Cuba
Leonard Wood, enviada al Presidente Theodore Roosevelt: “A Cuba se le ha dejado
poca o ninguna independencia con la Enmienda Platt y lo único indicado ahora es
buscar la anexión. (...). Con el control que sin duda pronto se convertirá en
posesión, en breve controlaremos el comercio de azúcar en el mundo. La isla se
americanizará gradualmente”, podemos leer en ella (7).
El actual Gobierno de Cuba reclama la devolución de la Bahía de
Guantánamo amparándose en el artículo 52 de la Convención de Viena de 1969, que
declara abolido un tratado si se ha usado para él la fuerza o la intervención
militar (8).
Pero toda una historia de imposición, robo de territorio e
intervención en la soberanía de un país es secuestrada a la opinión pública
gracias a medios como El País.
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