La
prensa internacional ha publicado varios artículos que detallan las propuestas
formuladas por Yannis Varoufakis a Alexis Tsipras, propuestas que fueron
rechazadas por el primer ministro griego. Dichos artículos arrojan luz sobre el
contenido del "plan B" existente en Grecia. Estas propuestas muestran
que, contrariamente a lo que algunos siguen afirmando, entre ellos Pierre
Laurent, secretario nacional del PCF (ver su entrevista en Marianne [1]),
la alternativa no era entre la “quiebra” y la capitulación. Hubo aquí una
mentira consciente sobre las razones de la rendición de Tsipras. Existía, en
efecto, otro camino posible y en absoluto “rocambolesco”. Pero ello implicaba,
en un plazo relativamente corto, la salida de Grecia del euro, una posición que
parece aceptada por algunos colaboradores de Varoufakis[2]. Es preciso sacar
las consecuencias correspondientes.
El contenido de dicho plan “B”
Este
plan fue revelado en parte por un diario griego [3], a partir de filtraciones
procedentes del aparato gubernamental. Al ser dicho diario muy opuesto a
Syriza, conviene tener cuidado con las formulaciones que se utilizan, y que no
corresponden en absoluto a la realidad. Sin embargo, nos enteramos de que, a
partir de diciembre de 2014, es decir, antes de las elecciones de enero de
2015, Varoufakis y Tsipras pensaban que habrían de enfrentarse a una oposición
decidida del BCE y al bloqueo de la actividad bancaria en Grecia. El periodista
británico Ambrose Evans-Pritchard, en The Telegraph, da la versión de
Varoufakis[4]. Esta fuente puede considerarse más fiable y, en todo caso, más
honesta que la del periódico griego. Romaric Godin, de La Tribune, cuya
cobertura de los acontecimientos de Grecia saludamos desde aquí, publicó un
artículo más breve sobre el tema[5].
El plan
de Varoufakis era crear un sistema paralelo al sistema oficial para los pagos
entre el gobierno y las empresas [6]. Pero, al estar las autoridades fiscales
griegas bajo el control de facto de expertos designados por la “Troika”, se vio
obligado a hacerlo en secreto. Este sistema paralelo de pagos habría permitido
que el gobierno griego eludiera el bloqueo de los bancos organizado por el BCE.
También habría permitido un rápido desplazamiento del euro a la dracma,
pero Varoufakis, en palabras recogidas por The Telegraph, sólo
contemplaba esta medida como recurso extremo [7]. Siempre según las
declaraciones hechas a Ambrose Evans-Pritchard en The Telegraph,
Varoufakis afirma que fue en la noche del 5 al 6 de julio, cuando el “No” había
triunfado holgadamente en el referéndum, cuando Tsipras se negó a poner en
práctica aquel sistema, lo que provocó la renuncia de Varoufakis.
Sé,
gracias a mis contactos con miembros del equipo de Varoufakis, que dicho
sistema paralelo de pagos era sólo uno de los elementos del “plan B”. El
control directo de los bancos y del Banco Central, en el marco de los poderes
extraordinarios que tendría que haber reclamado Tsipras, era otro de esos
elementos. En las conversaciones que tuve con miembros del gabinete, expliqué
la necesidad de ser conscientes de que dichas medidas constituían un
incumplimiento de los tratados, y que había que presentarlas como una respuesta
a las acciones ilegales del BCE en relación con Grecia.
En el
fondo, es evidente que la negativa de Tsipras a aplicar el “Plan B” está ligada
a su negativa, cualesquiera que sean las razones, a romper con el marco del
euro y de Europa. Las explicaciones sobre el temor a la “quiebra” de los bancos
no se sostienen porque, precisamente, el plan tenía como objeto remediar la
situación de los bancos. La decisión de Alexis Tsipras fue política. Situado
ante la disyuntiva de elegir entre el programa de Syriza y la UE, optó por la
UE y la austeridad. Eso es lo que explica su capitulación a la semana siguiente
y la aceptación del diktat europeo del 13 de julio.
Las consecuencias del control directo del Banco
Central de Grecia
Un punto
importante aquí, pues se ha aludido reiteradamente a él en el debate francés, y
especialmente en los debates públicos que tuve con Jacques Généreux y Jean-Luc
Mélenchon [8], tiene que ver con el control directo del Banco Central. Dicha
medida tiene esencialmente por objeto recuperar la soberanía monetaria y
desbloquear las reservas existentes en el Banco de Grecia, y también en los
bancos comerciales, pero bajo tutela del Banco de Grecia. Dichas reservas
ascendían a 12 mil millones de euros y habrían permitido que la circulación
monetaria se reanudara durante unas semanas.
Una
fuente del BCE, de la que se ha hecho eco un artículo del Financial Times,
indica que, ante tal medida, el BCE habría denunciado las reservas requisadas
como “dinero falso” [9]. Dicho artículo contiene, por otro lado, diversas
inexactitudes. Pero lo que nos interesa aquí es la reacción del BCE ante la
puesta bajo control gubernamental de uno de los bancos centrales de la zona
euro. De hecho, el BCE no puede distinguir entre el dinero en
circulación antes de la requisa y la fracción de dinero confiscada como
resultado de la requisa. Lo único que puede hacer técnicamente es aislar
al país que ha efectuado la mencionada requisa y obligar a los bancos de los
demás países de la zona euro a no reconocer validez como euro a la
moneda circulante en el país autor de la requisa. Tengamos en cuenta que esto
es ya en parte lo que el BCE había impuesto a Grecia. Pero en el caso de una
toma de control gubernamental es posible que el BCE aísle completamente
al país que la ha llevado a cabo, obligándole o bien a no comerciar en absoluto
con los demás países de la zona euro, o bien a cambiar moneda y abandonar de
hecho la eurozona.
En otras
palabras, la requisa podría conducir rápidamente a una salida del euro. En el
caso de Grecia, el gobierno griego podría legítimamente decir que el control
directo de la banca, que habría sido necesario para evitar la destrucción del
sistema bancario griego, no eran más que la respuesta a la acción ilegal
del BCE, que había puesto en peligro el sistema bancario pese a que una de sus
tareas, tal como estipulan sus estatutos, es precisamente garantizar el buen
funcionamiento del sistema bancario. Pero, de hecho, está claro que las
acciones del BCE ya no se ajustan a ningún tipo de legalidad. Este último se ha
convertido en un monstruo, o más bien un tirano, que se ha desembarazado
de cualquier regla.
Implicaciones
Las
implicaciones de semejante evolución del BCE están claras para cualquier
gobierno que pudiera entrar en conflicto con las instituciones de la zona euro.
Tendría que recurrir muy rápidamente al estado de excepción. En la práctica
esto significa que, en el caso de Francia, si un gobierno, por ejemplo como
resultado de una elección presidencial o en otras circunstancias, iniciara un
pulso con las instituciones de la zona euro, tendría que invocar muy
rápidamente el artículo 16 con el fin de poder, mientras dure la crisis,
gobernar por decreto. Recordemos los términos:
“Cuando
las instituciones de la República, la independencia de la Nación, la integridad
de su territorio o el cumplimiento de sus compromisos internacionales se vean
amenazados de manera grave e inmediata y el funcionamiento regular de los
poderes públicos constitucionales se vea interrumpido, el Presidente de la
República tomará las medidas exigidas por tales circunstancias, previa consulta
oficial al Primer Ministro, los Presidentes de las Asambleas y el Consejo
Constitucional.
Informará
a la Nación mediante un mensaje.
Estas
medidas deberán estar inspiradas por la voluntad de asegurar a los poderes
públicos constitucionales, en el plazo más breve posible, los medios para
llevar a cabo su misión. El Consejo Constitucional será consultado al respecto.
El
Parlamento se reunirá de pleno derecho.
La
Asamblea Nacional no podrá ser disuelta durante el ejercicio de los poderes de
excepción.
Al
cabo de treinta días de ejercicio de los poderes de excepción, el Consejo
Constitucional podrá ser convocado por el Presidente de la Asamblea Nacional,
el Presidente del Senado, sesenta diputados o sesenta senadores, con el fin de
examinar si siguen vigentes las condiciones enunciadas en el párrafo primero .
El Consejo se pronunciará al respecto, en el plazo más breve posible, mediante
un anuncio público. Al cabo de sesenta días de ejercicio de los poderes de
excepción, y en cualquier momento una vez transcurrido dicho plazo, procederá
de pleno derecho a dicho examen y se pronunciará al respecto en los mismos
términos [10].”
Está
claro que las “instituciones de la República” y “el funcionamiento regular de
los poderes públicos constitucionales” serían claramente puestos en entredicho
por el riesgo de caos bancario. Cabe señalar que el artículo 16 confiere plenos
poderes al Presidente de la República, siendo meramente indicativa la opinión
del Primer Ministro, de los Presidentes de las cámaras o del Consejo
Constitucional. Del mismo modo, hay que señalar que, en su sentencia Rubin
de Servens, que data del 2 de marzo de 1962, el Consejo de Estado precisa
que la decisión de ejercer los poderes de excepción es “un acto de gobierno
que no es competencia del Consejo de Estado juzgar en cuanto a su legalidad ni
controlar el tiempo de su aplicación”. En otras palabras, el Consejo de
Estado se ha situado al margen de un posible control, a priori o a posteriori,
de las disposiciones del artículo 16.
Cualquier
“plan B” debe, pues, incluir claramente el recurso, tan pronto como sea
posible, al artículo 16.
Notas
[1]
Pierre
Laurent: “La salida de la zona euro no impide la presión de los mercados”,
entrevista con Bruno Rieth, Marianne, 25 de julio de 2015, http://www.marianne.net/pierre-laurent-sortie-zone-euro-n-empeche-pas-pression-marches-100235637.html
[2]
D.
Munevar, “¿Por qué he cambiado de opinión acerca del Grexit”, en SocialEurope
23 de julio de 2015, http://www.socialeurope.eu/2015/07/why-ive-changed-my-mind-about-grexit/
[5]
[8]
El
debate con Jean-Luc Mélenchon data de julio de 2013, y fue dirigido por el
equipo de imagen fija. Mélenchon se refiere al control bancario directo a
partir de las conversaciones que mantuve desde la primavera de 2011 con Jacques
Généreux, quien en ese momento era el responsable de “economía” del Partido de
la Izquierda.
[9]
Kerin
Hope y Tony Barber, “Plan secreto de Syriza durante las discusiones sobre
la crisis para volver a la dracma”, Financial Times, 24 de julio de
2015, http://www.ft.com/intl/cms/s/0/2a0a1d94-3201-11e5-8873-775ba7c2ea3d.html#axzz3gx22HCKc
[10]
Redacción
de 2008.
Nota:
Traducido por Miguel Candel
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