martes, 4 de octubre de 2016

Guerra sicológica y subversión ideológica. (IV parte). Por Fabián Escalante Font

Guerra sicológica y subversión ideológica. (IV parte). Por Fabián Escalante Font

En el enfrentamiento a la subversión ideológica y las operaciones de guerra sicológica, debemos contar con una definición clara y precisa de cuáles son las peculiaridades de la una y la otra. Así es necesario esclarecer ambos conceptos y sus interrelaciones, de manera, que en su comprensión se esté mejor preparado para el combate contra este implacable y sutil enemigo imperial.
La CIA y la USAID norteamericanas son las agencias “vanguardias” en esta “guerra” y cuentan con el apoyo de sus pares de los países capitalistas desarrollados, que por iguales motivos realizan actividades similares.
Subvertir, según el diccionario, “es revertir, desestabilizar o destruir lo establecido en el terreno de los valores y principios”, mientras que la guerra sicológica según el diccionario militar de Estados Unidos, consiste “en acciones emprendidas por parte de una o varias naciones en la propaganda y otros medios de información contra grupos enemigos, neutrales o amigos de la población, para influir en sus concepciones, sentimientos, opiniones y conductas, de manera que apoyen la política y los objetivos de la nación o grupo de naciones a la cual sirve esta guerra sicológica”.
Devienen por tanto, en operaciones diseñadas por entidades específicas, con el propósito definido de manipular, confundir o engañar por medios legales o ilegales la conciencia de una o más personas, incluida la misma sociedad y que además cuenta como objetivos adicionales, calumniar, desacreditar y confundir a las personas sobre problemas concretos de su vida, la política, la cultura y todo los relacionado con su manera de pensar, es decir la ideología.
Son importantes estas conceptualizaciones, porque no se puede combatir lo que no se conoce o se encuentra insuficientemente definido. En el pasado, en reiteradas oportunidades escuché afirmar a compañeros que se aprestaban a luchar “contra la diversión” o el “diversionismo político ideológico”, sin que probablemente hayan tenido claro el concepto empleado.
Por las definiciones existentes, la subversión es lo genérico y las acciones de guerra sicológica es lo real, lo tangible. Lo primero es el concepto(el qué) mientras que lo segundo es la implementación de lo anterior, (el cómo).
De ahí que subvertir sea la intención, el proyecto, el fin, los deseos enemigos para derrocar al gobierno revolucionario, sin embargo, el método que emplean, son las operaciones de guerra sicológica dirigidas a influir y/o manipular la conciencia humana con acciones prácticas en aquel sentido. Requisito básico para el desarrollo de las mismas, será la pretensión de actuar sobre las mentes, concepciones y conducta de  las personas.
El sabotaje a una negociación estratégica, es parte de una operación de guerra sicológica, pues se propone actuar sobre la siquis del hombre que está involucrado en ella -el único que puede hacerlo- para cambiar sus concepciones y conducta, y mediante engaño frustrar la transacción; como también, lo es el intento de persuadir o engañar a empresas extranjeras con tergiversaciones y falsedades, para que suspendan o reduzcan las negociaciones con nuestro país.
La música es un componente del arte y por tanto de la cultura de los pueblos. Como se sabe, en el 2014 la USAID intentó en Cuba, por medio de un grupo musical de hip hop, crear un movimiento de protesta social dentro del país, utilizando la letra de sus canciones, su música novedosa, para, primero, criticar a las autoridades y luego -pensaban- encabezar “multitudes” que salieran a las calles para derrocar al gobierno. No era una idea loca, como pudiera pensar alguno, se trataba de utilizar las experiencias adquiridas en el derrocamiento de varios gobiernos de la Europa del Este, después del derrumbe soviético, particularmente el caso de Serbia, donde un movimiento similar tuvo suficiente éxito.
Recientemente, aprovechando los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, se ha intentado mediante una operación de guerra sicológica mediática, relativizar un hecho indicutible: la permanencia de Cuba, a pesar de restricciones económicas impuestas desde el exterior y las sistemáticas acciones para despojarla de atletas formados por el sistema deportivo creado por la Revolución, en la élite deportiva mundial. Lo cual no quiere decir que no debemos revisarnos allí donde podamos hacerlo mejor, aun en medio de esas agresiones, pero lo que delata la naturaleza de la acción es la negación -con fines políticos- del hecho real que tanto en aquellas Olimpiadas como en las Paralímpicas que recién concluyeron, Cuba una vez más, obtuvo resultados a la altura de las naciones más desarrolladas y pobladas del Mundo.
Ambas acciones son típicas operaciones de guerra sicológica, pues como se sabe ni el hip hop ni ningún otro género musical es subversivo, mientras que los resultados deportivos de Cuba a lo largo de su historia revolucionaria son tangibles y por tanto innegables.
De tal manera, en la lucha contra estas acciones enemigas, es necesario descubrir la intención que existe detrás de un hecho aparentemente neutral, cuáles sus objetivos y fines, definiendo los canales utilizados. Tener en cuenta además, que no todo es diversionismo o guerra sicológica, en tanto los países capitalistas proyectan su ideología, sus formas de pensar y ello, en sí mismo, no es subversivo aunque sea adverso a nuestro proyecto socialista. Por supuesto, el enemigo se apoya en sus medios para la realización de sus actividades, de manera tal que resulta esencial para descubrir una operación de guerra sicológica la existencia de una intención hostil, manipuladora, encubierta bajo un ropaje aparentemente ingenuo, encaminada a obtener unos resultados subversivos.
Conocer esto, nos posibilitará actuar en la dirección correcta con respuestas adecuadas, no solo mediante nuestros medios audiovisuales o la internet, sino en el trabajo político e ideológico y en la comunicación cara a cara, utilizando a nuestras organizaciones de masas y políticas esclareciendo y a la vez difundiendo nuestras verdades.

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