martes, 4 de octubre de 2016

Me gustan los sin permiso. Por Pedro Pablo Gómez

Me gustan los sin permiso. Por Pedro Pablo Gómez


Nuestra historia rica en ejemplos de actuaciones de valentía indiscutible siempre contó con el accionar de los nativos de la isla de una forma espontánea para fijar sus posiciones ante las realidades que se enfrentaban sin haber solicitado permiso a nadie para ejecutar sus convicciones y principios.
Así fue el cacique Hatuey quien prefirió ser quemado ante la oferta de los colonizadores españoles, antes de aceptar el yugo ofensivo dado para obtener la libertad. Mas adelante el presbítero Félix Varela en medio de la situación impuesta por el reino ibérico expreso su concepción de la raíz de la cubanía.
En la lucha por la independencia de Cuba sucedieron muchos actos heroicos por las actitudes y manifestaciones expresadas por los independentistas durante las distintas épocas transitadas, desde Céspedes cuando se levanto en armas, Gómez, Maceos, Calixto, Quintín, Serafín, Agramonte hasta llegar al preclaro José Martí que supo hilvanar la unidad necesaria para lograr la victoria y así lograr la independencia de nuestra nación y se mantiene vigente hoy en día su enseñanza para guía de todos los cubanos.
Después en la era republicana hubo también muchos patriotas que con sus hechos, manifestaciones patentizaron la rebeldía nacional contra el abuso, la desigualdad, la discriminación y la entrega del país al poderoso vecino del norte revuelto y brutal, que aún nos sigue pisoteando. Siempre ha habido los Baliño, los Mella, Pablo de la Torriente, Guiteras, Martínez Villena, Blas, Lázaro, Chibas, José Antonio. Y en eso llegó Fidel.
Hay tanto ejemplo en nuestra historia que resulta casi imposible poder dejar constancia escrita de todos los participantes en la lucha de la Sierra y del Llano en un pequeño escrito. Desde los asaltos a los cuarteles Moncada y Céspedes, la expedición del Granma, el Asalto al Palacio, La Invasión de oriente a occidente, hasta llegar al triunfo del 1ro. De enero. Todo lo antes referido sin pedir permiso para realizar los hechos.
También más recientemente. Tampoco pidieron permiso los que enfrentaron el cerco en Cangamba, ni quienes enfrentaron a un enemigo con armas nucleares en Cuito Cuanavale. Ni el padre de Elián para rechazar los millones que le ofrecieron por traicionar a Fidel, ni nuestros Cinco héroes para mantenerse firmes ante durísimas presiones, a pesar de no tener comunicación con Cuba y permanecer meses aislados en un “hueco”.
Gracias a muchos como ellos, hoy tenemos un país libre y soberano donde no hay que pedir permiso para defender la Revolución. Con carné o sin carné, las causas justas no necesitan tener permiso. Muy bien que nuestros jóvenes se inspiren en esos ejemplos de quienes jamás aceptaron un centavo, un coqueteo ni hicieron una concesión de principios a un enemigo que sigue siendo el mismo.

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