Consigna:
desestabilizar Catalunya
¡Qué poco ha
durado la alegría de la tregua ficticia que El País se había
inventado! Menos de un día, dice, contrito, el periódico; y tan menos; como que
no existió. Después del espectáculo de grosería, chabacanería y agresividad del
unionismo, por la noche entraron en faena los comandos fascistas
encapuchados y portando armas blancas. Esta vez, traían un plan y un croquis de
actuación que afectarían a varios núcleos de población. Los mossos los
han detenido e identificado. Catorce individuos, uno de los cuales, al parecer,
un guardia civil de paisano. Ya veremos los demás. Este es un
problema grave, por más que los medios se obstinen en ocultarlo o en inventarse
enfrentamientos y tumultos entre unos y otros. Los agresores son casi siempre
unionistas. ¿Puede el gobierno controlar a unos cuerpos y fuerzas de seguridad
del Estado rebosantes de franquistas y ultras que se sienten animados por el
"¡A por ellos!" que comparte la sociedad española? Y, si no puede,
¿de qué Estado de derecho hablan los gobernantes y sus medios? ¿Un lugar en que
la ciudadanía se ve impedida en el ejercicio de sus derechos por bandas de fascistas,
delincuentes y agentes del "orden" de paísano? No es un Estado de
derecho; es un Estado hobbesiano de naturaleza en el que no hay una guerra de
"todos contra todos", sino una agresión permanente de los más,
violentos y más armados contra los menos, pacíficos y desarmados.
Poco más tarde,
Albiol, protagonizaba una de sus chulescas salidas de tono recriminando al presidente Torra su declaración de atacar el Estado
injusto. A minutos del comienzo del acto de homenaje a la
víctimas. Y es que esto de las víctimas no importa mucho a la derecha.
Normalmente las instrumentalizan o las ignoran. Entrevistada en directo en otro
lugar, Inés Arrimadas arremetía contra los independentistas acusándolos de todo
lo imaginable, especialmente de politizar un acto destinado a las víctimas con
tanta reiteración y fatiga que la presentadora hubo de hacerle lo que en tuiter
se conoce como ¡Zasca!: "es el día
de las víctimas y usted no para de hablar de política".
No hay tregua. Hay
una consigna, consistente en alimentar la tensión, atacar a Catalunya por
cualquier medio, sembrar la violencia y el terror con impunidad. La izquierda
española se tragó la pócima de que había una nación española configurada como
un Estado de derecho y una democracia cuando lo que tenía era la actualización
del régimen de la dictadura blanqueada constitucionalmente. Ahora le toca beber
otra peor: si no pone coto de forma contundente a la fascistización del país,
acabará siendo cómplice de ella.
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