La normalidad
"Normalidad"
es lo que se precia Sánchez de haber introducido en Catalunya frente a la
atribulada situación provocada por la agresividad del gobierno anterior.
Gobierno al que, junto a sus aliados ocasionales, ha destituido mediante moción
de censura. Porque no gobernaba, era corrupto y desastroso y había destruido la
imagen de España como Estado de derecho. Una gestión sumamente negativa. Y,
para dejarlo bien claro, procede a condecorarlo en bloque. Por increíble que
parezca.
¡Ah, claro, es la
"normalidad"! Los gobiernos entrantes condecoran a los salientes
porque también ellos serán salientes y quieren ser
condecorados. Aunque los hayan derribado por ser malos gobiernos. Es
difícil imaginar algo más estúpido.
Es la idea de
“normalidad” de Sánchez. Compatible con negar la libertad de los presos
políticos catalanes; compatible con negar el retorno de los exiliados, incluso
la existencia misma de ambos, presos/as y exiliados/as políticas; compatible
con rechazar la autodeterminación de Catalunya.
Esa debe de ser
también la idea que lo lleva a anunciar la presencia del rey en los actos
previstos de aniversario del atentado de las ramblas el 17 de este mes y en su
compañía. "Normalidad": el jefe del Estado tributa respeto a las
víctimas en compañía del presidente del gobierno. Lo "normal". Aunque
ni él mismo lo piensa, pues no lo anunció en la rueda de prensa de balance de
su gobierno.
Pero lo
"normal" de Sánchez no es lo "normal" de la otra parte. El
rey no es bienvenido en Catalunya, al menos oficialmente. El presidente Torra lo deja muy claro. Ellos
no lo han invitado. Parece que el Ayuntamiento, tampoco. No lo ha invitado
nadie de Catalunya. Se ha autoinvitado por boca del gobierno. Pero, no siendo
la "normalidad" española la catalana, aquella se entiende como una
imposición, un acto de fuerza, una provocación. Llamar “normalidad” a eso es
pintoresco.
Por lo demás, ya
se lo están avisando en las islas baleares, en donde la “normalidad” campa a
sus anchas. A la cena del palacio en que se alojan los reyes
falta un buen puñado de autoridades y representantes políticos. Culpan al rey
de comportamiento anticatalán. Pues imagínese la pareja del presidente y el rey
en el sitio mismo del atentado. El presidente Torra anuncia que irá al acto
tras haber visitado a Quim Forn el conseller de Interior, en la cárcel.
"Normalidad".
La única
normalidad aceptable y duradera será la libertad de los presos/as y el retorno
de las/los exiliados sin cargo alguno. Y la celebración de un referéndum de
autodeterminación en Catalunya con supervisión exterior y vinculante.
Es una normalidad
tan aplastante que ya está todo el mundo hablando de elecciones anticipadas en
España y Catalunya.
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