Lectura de
verano
En verano, los
famosos y famosas, los/as políticas, las figuras mediáticas y gentes de postín
suelen comunicar al público los libros que están leyendo o piensan leer durante
las vacaciones. Es casi un rito estival, como la noche de San Juan o las
Perseidas. Pueden participarlo motu proprio o a petición de parte. Luego, los
leen o no. Pero eso es lo de menos. Lo interesante aquí es la información,
ligeramente teñida de recomendación que tiene dos niveles: uno, el puramente
noticioso y casi de cotilleo: a ver qué libros recomiendan los personajes, las
personalidades y las celebrities, vulgo "famosillos" o "famosillas",
para adornar su condición de referentes del gran público.
El otro nivel
afecta al libro mismo. Este objeto casi mítico hoy, es el soporte físico de una
experiencia trascendental, cantado desde hace siglos como vector del espíritu
humano, vitrina que muestra la única inmortalidad que puedan alcanzar los
mortales, la de pervivir en la memoria de las generaciones. Porque, sin ellos,
hasta quienes murieron por conquistar la inmortalidad, como Aquiles, caerían en
el olvido de no haber alguien que escribiera su gesta. Aquiles es Aquiles
gracias a Homero, un ciego, como lo era Milton cuando compuso El
paraíso perdido. Los dos serían clasificados hoy como discapacitados o algo
aun más absurdo. El libro y, subsidiariamente, la imprenta define la
Modernidad, que luego empieza a discutir sobre sí misma en un ejercicio de
bizantinismo pues como su nombre indica, la "modernidad" quizá tenga
término a quo (la imprenta) pero no lo tiene ad quem.
Nadie puede decidir el significado de la modernidad porque esta es solo el modo
de hoy, pero el hoy es presente continuo hasta el fin de los tiempos.
El libro es casi
sagrado y, como sagrado, suele inspirar temor y respeto. Tanto que suele
mantenerse a prudente distancia. Aparece por todas partes en las más diversas
iconografías, asociado siempre al progreso, el avance, la luz, la revolución.
Es la gloria de la humanidad.
Pero hoy está a
punto de extinguirse, como los rinocerontes. Las librerías cierran una tras
otra y las escasas editoriales que quedan, muy concentradas, se dedican a un negocio
nostálgico condenado a desaparecer, como lo está el papel impreso. Todo él: los
tratados, los periódicos, los billetes de curso legal, los sellos, los
telegramas, las cartas, las postales de vacaciones, los tickets, las tarjetas
de visita, los boletos de las tómbolas etc. Otros soportes toman el relevo de
velar por la inmortalidad, sobre todo los audiovisuales. Por eso especialmente,
sea bienvenida esa costumbre estival de que las gentes públicas hablen de los
libros que leen o van a leer. A algunos les vendrá muy bien y todos les dará un
respiro. Que lo necesitan.
Retornando al
hilo, que siempre se pierde cuando aparecen los libros, quería yo recomendar
uno, un número monográfico de la revista Terra e tempo,
publicación de pensamiento nacionalista galego que acaba de salir,
correspondiente a julio-diciembre de 2018. La revista pertenece a la Fundación Terra
e Tempo y este monográfico dedicado Catalunya e Galiza,
análises para avanzar, está coordinado por Rubén Cela Díaz, miembro de la
Executiva Nacional do BNG.
Acabo de recibirlo
y me apresuro a comunicarlo, desde luego, por infantil vanidad de escritor ya
que contiene un artículo mío sobre Catalunya e a esquerda española.
Mi desvergüenza llega al extremo de recomendar no solo lo que leo o quiero
leer, sino lo que escribo. Pero esto tampoco es cierto. Recomiendo la
revista Terra e Tempo por su presentación y contenido. La
presentación está a la vista. La composición de la cubierta, la severidad de
los textos, en contraste con el abigarramiento del título adornado por dos
poderosas espirales celtas, la combinación de colores y símbolos políticos
entrecruzados son una mezcla de elegancia y política.
Pero, además, está
el contenido, con aportaciones de gente tan interesante, cabal, luchadora, tan
coherente, imaginativa y preparada que todavía me pregunto qué llevó a Rubén a
pedir una colaboración a un pelagatos como Palinuro. No sé cuánto tardaré en
leerlo porque tampoco estoy estrictamente de vacaciones. Pero cuando lo haga,
volveré sobre el asunto. De momento solo podría hacerlo sobre mi artículo, pero
no haya temor. Me limito a señalar que este desarrolla mi opinión de que el
independentismo catalán ha hecho trizas a la izquierda española y a anunciar
que lo estoy empleando (con permiso de la revista, claro) como hilo conductor
de un pequeño libro que espero publicar en breve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario