Acaba de publicarse, como noticia de última hora, un comunicado llamado “Declaración de respeto y desagravio al General D. Francisco Franco Bahamonde soldado de España”.La lectura del Documento firmado hasta el momento por 181 miembros de alto rango de las Fuerzas Armadas, todos al parecer retirados, causa una inmensa tristeza a los que somos todavía militares en la misma situación de reserva, acompañada por un sentimiento de horror, de indignación y de vergüenza ante la evidencia de que el nazismo o el fascismo genocida, matón, insolente y agresivo -que fomenta el terror como mecanismo de aplastamiento de las clases trabajadoras y populares, y de arrastre de las clases medias hacia el fascismo-, sigue muy vivo en nuestras Fuerzas Armadas y desarrolla impunemente las glorias de un militar (para nuestro oprobio) pero al mismo tiempo un genocida armado y uniformado.
Espero, no obstante, que muchos militares de las tres Armas de nuestras FAR y de las Fuerzas de Seguridad del Estado, extraigan de esta presentación pública, una respuesta de alerta y un sentimiento de solidaridad firme con nuestro pueblo que no puede sufrir, por dos veces, el infinito terror del fascismo.
Me dirijo, por lo tanto a los militares jóvenes, a los que tienen raíces en el pueblo y no en las oligarquías en el poder, a los que aún sin tener esas raíces han sido capaces de echar una mirada atenta sobre nuestra historia huyendo de aquellos adoctrinamientos criminales con los que se “formaron” generaciones enteras de mandos militares.
Estamos viviendo en un país en el que el militarismo nazi-fascista y genocida está creciendo impunemente, ante la complicidad explícita de unos partidos, el retroceso temeroso de los que podrían evitarlo y la indiferencia cultivada pero muy real de amplios sectores de nuestra población a los que les han borrado la memoria colectiva, la terrible y muy próxima –pero casi inalcanzable, memoria de sus abuelos y de sus padres.
No hay medias tintas.
Europa, la subordinada Europa vasalla del imperio de nuestro tiempo, y la dos veces avasallada España, se están convirtiendo aceleradamente en territorio abonado para el fascismo contemporáneo, que no arraiga ya bajo las banderas de Hitler y Mussolini –aunque le puedan servir para la escenificación política o de cobertura para el crecimiento de los movimientos de masas y las brigadas de asalto-, sino en otro sitio: en el imperio de nuestro tiempo: los Estados Unidos.
Después de casi 43 años de Transición hacia el punto de partida, tenemos que abandonar la cárcel de la credulidad, la inocencia, y el pactismo con el terror de cuarenta años.
Tenemos que protegernos y proteger nuestro pueblo contra la barbarie. La “Declaración de respeto y desagravio al General Franco” es todo un aviso.
El texto lo dice todo.
Espero, no obstante, que muchos militares de las tres Armas de nuestras FAR y de las Fuerzas de Seguridad del Estado, extraigan de esta presentación pública, una respuesta de alerta y un sentimiento de solidaridad firme con nuestro pueblo que no puede sufrir, por dos veces, el infinito terror del fascismo.
Me dirijo, por lo tanto a los militares jóvenes, a los que tienen raíces en el pueblo y no en las oligarquías en el poder, a los que aún sin tener esas raíces han sido capaces de echar una mirada atenta sobre nuestra historia huyendo de aquellos adoctrinamientos criminales con los que se “formaron” generaciones enteras de mandos militares.
Estamos viviendo en un país en el que el militarismo nazi-fascista y genocida está creciendo impunemente, ante la complicidad explícita de unos partidos, el retroceso temeroso de los que podrían evitarlo y la indiferencia cultivada pero muy real de amplios sectores de nuestra población a los que les han borrado la memoria colectiva, la terrible y muy próxima –pero casi inalcanzable, memoria de sus abuelos y de sus padres.
No hay medias tintas.
Europa, la subordinada Europa vasalla del imperio de nuestro tiempo, y la dos veces avasallada España, se están convirtiendo aceleradamente en territorio abonado para el fascismo contemporáneo, que no arraiga ya bajo las banderas de Hitler y Mussolini –aunque le puedan servir para la escenificación política o de cobertura para el crecimiento de los movimientos de masas y las brigadas de asalto-, sino en otro sitio: en el imperio de nuestro tiempo: los Estados Unidos.
Después de casi 43 años de Transición hacia el punto de partida, tenemos que abandonar la cárcel de la credulidad, la inocencia, y el pactismo con el terror de cuarenta años.
Tenemos que protegernos y proteger nuestro pueblo contra la barbarie. La “Declaración de respeto y desagravio al General Franco” es todo un aviso.
El texto lo dice todo.
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