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Resulta difícil comprender que los ciudadanos se hayan
mantenido al margen del nombramiento como ministro de Defensa de Pedro
Morenés (2011 hasta la actualidad), algo que se debe y mucho a la escasa
información que existe en los grandes medios de comunicación, aunque la
pasada semana varios medios se referían a los presupuestos de Defensa del año 2015.
Supongo que poco le importa al ministro que todos los partidos de la
oposición los tachasen de “falsos”, “opacos” y “mentirosos”, de lo
contrario ofrecería las cifras reales, ¿no?
Hablemos primero del ministro. Don Pedro estuvo en diversos puestos
del gobierno de Aznar (1996-2004) siendo secretario de Estado de Defensa
(1996-2000), secretario de Estado de Seguridad en el Ministerio del
Interior (2000-2002) y secretario de Estado de Política Científica y
Tecnológica (2002-2004) en el Ministerio de Ciencia y Tecnología. En el
2004, con la pérdida de las elecciones generales, reemprendió su carrera
en el sector privado embarcándose en empresas como MBDA (misiles),
Instalaza (recordada por las bombas racimo que vendió a Gadafi y que
fueron usadas contra la población civil), Construcciones Navales del
Norte o SegurIbérica. En el año 2001, la puerta giratoria se
convirtió en noria y regresó como ministro de Defensa, siendo una de sus
grandes decisiones dejar abiertas estas puertas giratorias (trabajar
para la administración pública en puestos en los que se interviene de
forma directa en negocios con empresas privadas y después trabajar para
éstas) denegando una propuesta de UPyD para cerrarlas en junio de este mismo año.
La pregunta que nos podríamos hacer como ciudadanos es: ¿qué pasó
entre el año 2011 y el año 2012 en el que toma posesión Pedro Morenés
como nuevo ministro de Defensa? La respuesta es lógica: se dispararon
los gastos. Analicemos los gastos publicados en la Agencia Europea para la Defensa, pero sobre todo, dejemos que los gráficos hablen por sí mismos.
En el primero de ellos, podemos comprobar que los gastos de
adquisición de material de defensa aumentan desde el año 2011 al 2012 en
un…¡300%! Recordemos que en esos momentos nos encontrábamos en plena
crisis, con el país al borde del colapso y el rescate, la prima de
riesgo asfixiándonos, la deuda pública aumentando un 50% desde el año
2008 al 2012, la tasa de desempleo subiendo un tercio desde el año 2009…
y el gasto de defensa: ¡Pum! ¡Pelotazo!
Otra gráfica que no puede dejarnos indiferentes es la que muestra la
adquisición de equipos de defensa colaborativa que pasa de menos de 300
millones de euros en el año 2011 a… ¡casi 1.700 millones! Con ello
superamos el gasto de ejércitos mucho mayores en tamaño e importancia
como Francia o Italia y nos situamos muy cerca de Reino Unido… ¡Pum! ¡Pelotazo!
Si nos vamos al cambio en las inversiones de Defensa del año 2011 al
año 2012 nos encontramos con que ha aumentado un… ¡236%! Da igual que en
ese mismo periodo se estuviese produciendo una reducción del número de
efectivos militares que ya supera los 10.000 a día de hoy (casi todos
ellos tropa)…¡Pum! ¡Pelotazo!
Uno piensa que todo esto debería haber sido –y ser- un escándalo,
pero los grandes medios de comunicación siguen en silencio o informando
en las partes más oscuras y menos visitadas de sus medios. Hace menos de
un mes que hemos conocido una nueva inversión de 10.000 millones de
euros en compras de material militar, justo un año antes de terminar la
legislatura (¡Qué casualidad!) y, de nuevo, silencio radio. Se publicó en el periódico El País
y poco más. Es curioso que se propongan este tipo de ingentes
inversiones cuando el propio ministro Pedro Morenés reconoce en una
entrevista para Jane´s Defence Weekly (16/01/2013) que parte de la flota de carros de combate Leopard 2 ha suspendido su actividad.
Sabemos, a estas alturas, que es un gasto que no necesitamos, como
bien dijo Constantino Méndez, el Secretario de Defensa en el año 2010
(en un informe que duró en la web de Defensa un mes y que fue borrado
rápidamente como bien nos informó el prestigioso analista de defensa
Bernardo Navazo): “Nunca debimos haber adquirido sistemas que no
íbamos a usar, para situaciones de conflicto que no existían y, lo que
es peor, con fondos de los que no disponíamos ni entonces ni ahora”. Por si estas declaraciones no son suficientes, el investigador del reconocido SIPRI (Stockholm Internacional Peace Research Institute)
Sam Perlo-Freeman afirmó sobre las compras españolas de armamento que
ascendieron a 30.000 millones de euros que “podría decirse que carecían
de una clara justificación estratégica”.
Por tanto, debemos 30.000 millones de euros que van a convertirse en
40.000 millones de euros con los recientes compromisos de adquisiciones
(más de 2 Bankias) en material que no necesitamos, para conflictos que no existen y con dinero que no tenemos. Supongo que tener un tocapelotas como
yo dando la lata todas las semanas con estos temas es peligroso,
molesto y hay que silenciarle como sea: expulsión, encierro,
desprestigio… ¡Todo vale! Ahora bien, si yo he sido encerrado por mis
palabras y por una novela de ficción (Un paso al frente)
pretenden expulsarme de las Fuerzas Armadas, ¿no debería alguien
responsabilizarse por las decisiones tomadas y las deudas ocasionadas?
¿No es un escándalo que esta historia no sea portada de los grandes medios de comunicación?
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