Economía Mass Media — 18 noviembre 2014
“Muy mal deben estar sus encuestas internas para que sus voceros y columnistas mediáticos se lancen en tromba a criticar sin piedad a la fuerza política emergente”, señala el economista Juan Laborda. Y otro economista de prestigio, Roberto Centeno, contrario a Podemos, apostilla: “Ni el PP, ni el PSOE, ni los nacionalistas están legitimados para gobernarnos. Ni España ni ningún país pueden ser gobernados por unos corruptos y traidores que nos han llevado a la degradación moral y a la ruina económica. Para que España sobreviva PP y PSOE deben ser destruidos“. Tertulianos como Paco Marhuenda o Eduardo Inda inventan noticias sobre Juan Carlos Monedero; Risto Mejide (Cuatro TV) le pide a Pablo Iglesias que no critique al banquero Emilio Botín, encausado por defraudar a Hacienda 200 millones de euros que tenía ocultos en Suiza y con 5 procesos a sus espaldas, ni tampoco a Isidoro Alvarez, denunciado por esclavismo laboral y sindical en El Corte Inglés, porque era “un emprendedor“. Su compañera Ana Pastor (La Sexta) compara reiteradamente a Podemos en España con Hugo Chávez en Venezuela en otra entrevista, mientras Mariano Rajoy (PP) comparece en televisiones de plasma o con preguntas amañadas y a Pedro Sánchez (PSOE) es imposible preguntarle por sus votos o sus regalos en la Caja Madrid del banquero Miguel Blesa. Es la doble vara de medir de las empresas de comunicación españolas, la prensa del régimen, muy dependientes de la publicidad y las decisiones de los partidos del Estado: débiles con los fuertes y fuertes con los débiles. Una agresiva campaña mediática contra Podemos cuando las encuestas comienzan a reflejar lo que día a día apuntan los ciudadanos en la calle; una exclusión y veto a VOX, denunciada a su propio líder, Santiago Abascal,
por periodistas que la están padeciendo porque el PP ha ordenado
silenciar a esta nueva formación política, ya que “desangra” y trasvasa
votos desde el partido de la gaviota y la corrupción; los “vetos”
mediáticos de los órganos de la Generalitat de Catalunya (TV3) a Ciutadans de Albert Rivera o los de los Gobiernos de PP-PSOE (TVE) a Podemos... Sin embargo, los economistas más independientes coinciden: los nuevos partidos triunfarán dentro de 6 meses porque la situación laboral y financiera de España se hunde cada día más.
“La
otra forma de cuantificar el desastre del PP es la brutal degradación
del nivel de vida de los españoles. Una reducida minoría se ha
enriquecido como nunca antes a costa de empobrecer al 80% de la
población. En un reciente estudio presentado por FOESSA y Cáritas, se dan cifras pavorosas de pobreza, la segunda peor situación de Europa”; “El felón de Rajoy y el indocumentado de Pedro Sánchez
están dejando indefensos al Estado de derecho y al pueblo español. Dos
traidores así para los que la táctica política está por encima de la Ley
no pueden gobernar España. Y no solo es la traición, también es la
economía que va cuesta abajo desde julio”; “La desastrosa pasividad y
cobardía de Rajoy ha optado por no hacer absolutamente nada hasta el punto de conseguir lo que parecía imposible: una gestión mucho peor aún que la de Zapatero,
endeudando a la nación en dos años y medio más que el indigente mental
en cuatro, reduciendo la renta disponible de las familias en porcentajes
que no se recordaban desde la guerra civil, y favoreciendo a las élites
financieras y monopolistas como jamás había ocurrido antes”; “Este
desastre llamado Rajoy ha destinado la mitad de este
incremento de deuda a “financiar a terceros” generando una deuda
ilegítima que ni podemos ni debemos devolver”.
Ha tenido que ser Roberto Centeno, un economista conservador que forma parte de los cinco que han
sido proscritos por el Gobierno y cuyos análisis y datos no coinciden
con los que propagan los medios de comunicación audiovisuales y de papel, el que alerte de lo que está ocurriendo en España. Lo hace además citando a Juan Laborda, otro economista, profesor de la madrileña Universidad Carlos III,
situado en sus antípodas ideológicas. Porque ellos manejan otros
números más acordes con la realidad de la calle: “el endeudamiento
brutal, casi un 50% de los hogares españoles, “se encuentra afectado
simultáneamente por problemas de privación material y de pobreza”. Un
25%, 11,7 millones de personas, está ya en situación de exclusión
social, de las cuales “un 77,1% con exclusión del trabajo, un 66,1% con
exclusión de la vivienda y un 46% con exclusión de la salud”, y de ellos
tres millones en situación de pobreza severa, particularmente niños. Rajoy y su pandilla ni tienen ni merecen perdón”.
“Y
esto era a fin de junio. Desde entonces la situación ha ido a peor.
Mayor presión fiscal, más despilfarro público, incertidumbres políticas
inasumibles, inseguridad jurídica, deflación, pérdida de riqueza de las
familias –la vivienda ha caído casi un 40%–, sustitución masiva de
empleo digno por empleo indigno, y la economía mundial, particularmente en la Eurozona, en su peor momento en los últimos dos años,
con un BCE que “hace demasiado poco y demasiado tarde”, aunque sí lo
suficiente para mantener las primas de riesgo bajas, y ello a pesar de
la funesta gestión de este Gobierno de corruptos y traidores.
Afortunadamente, el tiempo juega contra ellos, y si sus
expectativas de voto se han desplomado, de aquí a mayo, cuando hasta
para los ignorantes se haga evidente que ni hay recuperación ni nada que
se le parezca, el desplome podría ser similar al de la UCD“, vaticina Centeno.
Resulta curioso que un conservador como Centeno mencione “una deuda ilegítima que ni podemos ni debemos devolver”. También que lo haga un socialdemócrata como Juan Laborda, pues ambos nos alertan de que el agravamiento de la crisis requerirá “una ola de condonaciones de deuda, negociadas o no”. Laborda implora que “dejemos ya de mentir a los españoles. El volumen de deuda de nuestro país -privada, pública y externa- es inasumible, no se va a poder pagar”.
Para este economista, el estado de ánimo en los cuarteles generales de los dos grandes partidos políticos de nuestro país “se encuentra profundamente decaído. Muy mal deben estar sus encuestas internas para que sus voceros y columnistas mediáticos se lancen en tromba a criticar sin piedad a la fuerza política emergente.
Nos amenazan con las siete plagas y media, nos tratan como niños, y
siguen faltando a la verdad. Aún no se han dado cuenta de que los
jóvenes, los parados, los desahuciados, los trabajadores sin
cualificación de este país ya no tienen nada que perder”. Para Laborda, la mayoría de los economistas, educados bajo la escuela neoclásica -bien sean monetaristas, economistas de la oferta, nuevos clásicos, o neokeynesianos-,
“no predijeron la actual crisis sistémica, siguen sin entender todavía
el papel de la deuda en la economía, no comprenden aún la naturaleza
endógena del dinero, no saben discernir lo que es una relación
causa-efecto de una correlación espuria”.
Laborda
cree que PP y PSOE ya han pactado oponerse a un posible impago y
renegociación de la deuda: “la actual crisis sistémica de la economía
española se encuadra dentro de lo que técnicamente se denomina una recesión de balances.
Lo que empezó siendo un problema de deuda privada ha acabado
contaminando definitivamente a la deuda pública. Lo más terrible es que
la mitad del incremento de la deuda pública se ha destinado a financiar a terceros”.
Este
economista cree que la auditoría, reestructuración e impago de la deuda
será casi una obligación de las instituciones económicas mundiales
cuando constaten que así no se puede salir de la crisis. Cita por ello a
Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, economistas profundamente ortodoxos, en “Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten”:
“Las causas que han originado la actual crisis económica no solo no se
han corregido sino que han empeorado. Los niveles extremos de deuda
implican quiebras al estilo de los años 30. La carga de la deuda en los
países desarrollados se ha convertido en un evento extremo utilizando
cualquier medida histórica y requerirán una ola de condonaciones de
deuda, negociadas o no”.
Esta tesis la suscriben también, aunque referida a la deuda privada, el informe bianual del FMI del 10 de abril de 2012 que ya proponía la necesidad de reducir la deuda de las familias mediante quitas, estudiando diversas experiencias históricas –HOLC de la Gran Depresión o la islandesa–; y más recientemente, el Banco de Inglaterra, en “Household Debt and Spending”, mostraba como el canal de la deuda de las familias explica la recesión y débil recuperación de la economía británica, recuerda Laborda.
También
pide que “por favor, no me argumenten que ahora los tipos de interés
están bajo mínimos. Viendo los vencimientos futuros cualquier breve episodio de repunte en la prima de riesgo, y no les hablo de un evento extremo sino de una simple reversión a la media, nos lleva a una carga financiera superior a los 60.000 millones de euros anuales, totalmente inasumibles. A medida que la política de austeridad se ha ido extendido, la idea de impago iba avanzando.
Van de la mano. Detrás de la austeridad solo se pretendía rescatar a
los acreedores de nuestro sistema bancario y a la gerencia bancaria
patria contaminando la deuda soberana. Además se impuso, vía salarial y
pérdida de derechos laborales, un sacrificio adicional a los
trabajadores, los auténticos perdedores, con el único objetivo de
mantener un euro fuerte. La única reforma estructural pasa por una reestructuración de la deuda”.
“Debo reconocer que es un tema tremendamente complejo. Habrá que elegir el momento apropiado. Habrá que cuantificar la deuda ilegítima. Habrá que analizar si interesa un impago a iniciativa del acreedor o, por el contrario, a iniciativa del deudor. A su vez habrá que tener en cuenta aspectos legales,
pero ya les adelanto que la inmensa mayoría de la deuda soberana patria
está emitida bajo legislación española, salvo una parte de la
autonómica que lo está bajo legislación alemana. En este contexto
resultará más fácil un impago promovido por el deudor. Además, como me
sugería un seguidor de este blog, no hay que olvidarse que “habrá que
contar con los más canallas para hacer frente a los más canallas” en el
correspondiente proceso de negociación. Pero por favor, dejen ya de
engañarnos. La reestructuración pasará, sí o sí, tarde o temprano”,
concluye Laborda.
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