La pupila insomne y
el párpado cerrado. Rubén Martínez Villena
Elecciones en Estados Unidos: ¿y América Latina qué?
Publicado el 6 noviembre, 2014 de Iroel Sánchez
Ángel Guerra Cabrera
Las
elecciones parciales del 4 de noviembre en el imperio en decadencia han
confirmado el rechazo a la gestión del presidente Barak
Obama, al sistema de partidos políticos dominantes y, también, que
el dinero es el que compra los cargos políticos en el país de la democracia.
Nada menos que 4 mil millones de dólares costaron los comicios.
Pero en América Latina y el
Caribe la pregunta que cabía hacerse desde antes de conocer los resultados era
la que da título a este artículo. Aún en la descabellada hipótesis de que el
Partido Demócrata hubiera recuperado el control de la Cámara de Diputados y
retenido el Senado, muy poco es lo que podía haber cambiado en cuanto a la
política estadunidense hacia nuestra región.
Sin embargo, existen
condiciones políticas propiciatorias para que Obama pueda dar pasos de avance
en cuanto a dos cuestiones de interés latino-caribeño utilizando sus inmensas
facultades ejecutivas en materias que no está obligado a pedir la autorización
del Congreso. Una es la migración, con respecto a la cual puede tomar algunas
medidas de cierta importancia como disminuir las deportaciones al mínimo.
Curiosamente, la otra es la
hasta hace poco tan espinosa cuestión de la normalización de las relaciones con
Cuba, asunto en el que la ecuación de política interna ha cambiado de manera
sustancial. Una mayoría de estadunidenses está a favor de levantar el bloqueo y
de normalizar las relaciones con Cuba.
Igualmente ocurre entre los cubanos del sur de Florida, donde únicamente una
minoría mantiene las tradicionales posturas intransigentes y es cada vez más
grande e influyente el sector que anhela una relación normal con su país de
origen y la posibilidad de cultivar sin cortapisas los vínculos con los
familiares de allá. También existe un consenso muy favorable a una apertura
hacia Cuba entre el empresariado, incluyendo a la poderosa Cámara de Comercio y
a grandes y emblemáticas empresas.
En el campo internacional
Estados Unidos está aislado en su conducta hacia Cuba pese al carácter
transnacional de su política de castigo al comercio con la isla, que ha
implicado el pago de multimillonarias multas por varias empresas y bancos de
sus aliados, como el caso del banco francés BNP
Paribas. Esto lo confirman las abrumadoras votaciones contra el
bloqueo en la
Asamblea General de la
ONU y que hasta sus aliados más cercanos, como Inglaterra,
han expresado recientemente la decisión de comerciar e invertir en la isla.
El periódico más importante e
influyente del país, The New York Times ha publicado cuatro
editoriales en las últimas cuatro semanas exigiendo la normalización de
relaciones con Cuba. En ellos esgrime varios de los argumentos que he citado,
verdades tan evidentes que nadie puede cuestionar desde una postura simplemente
objetiva. Ese diario expresa la opinión de una parte muy importante del
Establishment y no desplegaría una artillería periodística de semejante
magnitud si no es obedeciendo a un frío cálculo de costo-beneficio de lo que
significaría la normalización de relaciones con Cuba. Por eso, el momento para
que Obama actúe es este. Justamente después de las elecciones intermedias.
La destacada actuación de Cuba
en la lucha contra el ébola en África occidental ha venido también a abonar a
favor de lo mismo, ha hecho al secretario de Estado Kerry encomiar el
esfuerzo de la isla y colocado a La
Habana y a Washington “hombro con hombro” como declaró
Samantha Powers, embajadora de Estados Unidos ante la ONU.
Aquel “nuevo comienzo” con
América Latina que prometió Obama en la Cumbre de las Américas(CA) de Trinidad y
Tobago(2009) y todavía estamos esperando se concretaría ahora con el
considerable relajamiento del bloqueo que le permiten sus facultades ejecutivas
y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba.
Y es que accedería a un reclamo
unánime de todos los países de América Latina y el Caribe que ven la política
hostil y excluyente contra Cuba como una grave ofensa a la soberanía de la
región. Introduciría, además, por primera vez en largo tiempo, un
importante elemento de distensión en la crispada y tensa escena mundial, que
procuraría a Obama y a Estados Unidos el reconocimiento internacional.
Dado el prestigio de Cuba en la
región y que todo indica que Obama y el presidente Raúl Castro se verán las
caras en la próxima CA de Panamá, en abril de 2015, Estados Unidos obtendría
enormes réditos políticos si para entonces estas medidas se han puesto en
marcha.
Twitter: @aguerraguerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario