sábado, 28 de febrero de 2015

GRECIA: Una respuesta a los sofistas.

Una respuesta a los sofistas. Stathis Kouvelakis
http://lallibertatdelsantics.blogspot.com.es/

En los últimos días se han producido dos sofismas que circulan entre los que se niegan a mirar la realidad a la cara y reconocer la retirada que Syriza se ha visto obligada a realizar, así como sus posibles consecuencias. O más bien, dos sofismas y medio. Y digo 'obligada' por una buena razón, ya que el nuevo gobierno ha sido atrapado por su estrategia equivocada: aunque yo no diría que fue una "traición" o "capitulación", ya que estos son términos moralizantes que no sirven para la comprensión de los procesos políticos.

El primer sofisma:
"Syriza no tiene mandato para salir de la zona euro". Si se hubiera adoptado una posición tal no habría ganado las elecciones. Dicho de esa manera, vemos cómo este razonamiento es absurdo. Sí, por supuesto, no tenía el mandato para salir de la zona euro ". Pero ciertamente, ¡no tenía un "mandato" para abandonar el núcleo de su programa con el fin de quedarse con el Euro! Y, sin duda, si se habiera presentado ante el electorado diciendo “aquí está nuestro programa, pero si nos encontramos con que su aplicación es incompatible con el mantenimiento de la Euro luego nos olvidamos de ella”, entonces no habría tenido mucho éxito en las urnas. Por una buena razón: mantenerse en el euro a cualquier precio es exactamente el mismo argumento fundamental que usan los partidos pro-memorándum que han gobernaron Grecia todos estos años. E incluso si Syriza nunca aclaró totalmente su posición sobre el euro, siempre rechazó la lógica de "el euro a cualquier precio». En ese sentido, recordemos que, contrariamente a lo que piensan la mayoría de los comentaristas, los textos programáticos de Syriza no descartan abandonar la eurozona si le obliga la intransigencia de los europeos, o el impago de los pagos de la deuda. Si bien es cierto que recientemente estos textos parecen haber sido escondidos.

Una segunda variante de este primer sofisma:
Syriza tenía un doble mandato de romper con la austeridad y permanecer en el euro. Esto suena más racional que la primera versión, pero sin embargo todavía es un sofisma. Es como si los dos lados de este mandato son igualmente importantes y por lo tanto sería políticamente legítimo, si tuviéramos que elegir (y de hecho tenemos que elegir - ese es precisamente el problema), sacrificar la ruptura con la austeridad en el altar de manteniendo el Euro. Pero entonces ¿por qué no convertir ese razonamiento a la inversa, diciendo “ya que me doy cuenta de los dos objetivos son incompatibles, elijo acabar con la austeridad, ya que en esencia, esa es la razón por la cual los griegos votaron por un partido de la izquierda radical' ? Es decir, para optar por la ruptura y no por la "estabilidad" en el marco existente. Podríamos pensar que esta elección es más propia de un partido de izquierda radical, que tiene el "socialismo" como su "objetivo estratégico" (incluso si eso no era evidente en la agenda con la que ganó las elecciones).

El tercer sofisma es el promovido por Étienne Balibar y Sandro Mezzadra. Comentaron sarcásticamente que los del "ala izquierda de Syriza están lamentando la “capitulación "(vamos a ignorar por el momento el hecho de que nadie en Syriza ha utilizado alguna vez estos términos). A partir de los recientes acontecimientos. Balibar y Mezzadra sacan la conclusión de que "no vamos a ser capaces de construir una política de la libertad y la igualdad en Europa simplemente afirmando la soberanía nacional". Según ellos, lo principal es que Syriza ha comprado tiempo, sin duda a costa de hacer algunas concesiones (con la referencia obligada a Lenin para demostrar la radicalidad de lo que argumentan); y que ha permitido que otras victorias políticas futuras (por ejemplo España) y el desarrollo de las movilizaciones de los movimientos sociales de tendencia "transnacional" (estilo Blockupy). Una vez más estamos nadando en las aguas del sofisma - de un pseudo-ingenuidad que sería confuso, si no tuviera sentido proviniendo de ardientes defensores del “proyecto europeo” (de una versión amable del mismo, por supuesto) como son estos dos autores. Después de todo, los ritmos de las fuerzas políticas a que se refieren no están en sincronía. A partir de ahora hasta el verano el gobierno griego se enfrenta a una serie de plazos apremiantes; y es difícil ver cómo una manifestación exitosa en Frankfurt, o incluso la posibilidad de que Podemos gane las elecciones españolas a finales de año, podrían cambiar la situación a favor de Syriza. Las brechas entre los ritmos temporales estas diferentes fuerzas son una de las razones por las que el contexto nacional es de tal importancia estratégica para los actores de la lucha política: es el terreno en el que las relaciones de poder entre las clases se condensan en forma decisiva.

Balibar y Mezzadra también subestiman gravemente el efecto desmovilización que inevitablemente seguirá - tanto dentro de Grecia como en el ámbito europeo - a partir de la percepción de que Grecia y el gobierno de Syriza se han visto obligados a doblegarse a los dictados de austeridad de la UE. Y esto lo que todos van a pensar en última instancia, por mucho que los defensores del gobierno griego traten de disfrazarlo de otra manera. Ya en Grecia, el clima de movilización y confianza redescubierto que vimos en las primeras semanas después de la elección ahora parece cosa del pasado. Por supuesto, las movilizaciones bien pueden reanudarse, pero esta vez se dirigirán contra las decisiones del gobierno, y en todo caso no aparecerán "a demanda".

Hacer cualquier opción política condicionada a la emergencia de los movimientos sociales es más que arriesgado. Es una manera de decir que se trata de una decisión que tendrá que ser cambiada si las movilizaciones no tienen lugar o no son suficientemente poderosas. En realidad, tenemos que tomar la línea de frente de la marcha. Tenemos que asumir que ya hemos tomado la decisión de romper con la austeridad: es esto lo que estimula la movilización, que luego goza de su propia autonomía. Por otra parte, eso es exactamente lo que ocurrió en Grecia durante "confrontación" entre el gobierno y la UE entre el 5 y 20 de febrero, cuando decenas de miles de personas salieron a la calle de forma espontánea en gran medida, fuera de todo marco partidario.

Además, el argumento de que "hemos ganado algo de tiempo" en este caso es una ilusión, ya que durante estos cuatro meses de supuesta 'respiro', Syriza, de hecho, se ve obligado a operar dentro del marco existente. Y esto fortalecerá este marco: Syriza tendrá que aplicar una buena parte de lo que demanda la Troika (ahora llamada «las instituciones»), mientras que desactiva la aplicación de las medidas clave de su propio programa - precisamente las políticas que le permitieron ser diferentes y cimentar la alianza social que lo llevó al poder. De hecho, existe un riesgo muy importante que el tiempo que supuestamente Syriza ha “ganado”, demuestre se “tiempo perdido”, que socava la base de Syriza al tiempo que permite a sus enemigos (especialmente los de la extrema derecha) para reagruparse y presentarse a sí mismos como los únicos partidarios de una "ruptura sistémica real". También hay que señalar que, a pesar de la repugnancia que los adictos europeísmo como Balibar y Mezzadra sienten sobre cualquier mención de "lo nacional", los éxitos muy políticos a que se refieren, de Syriza a Podemos, no sólo se llevó a cabo dentro de un contexto nacional - cambiar las relaciones de fuerza precisamente en la medida en que permiten los movimientos políticos de izquierda radicales accedan a palancas del poder del estado nación – si no también, en parte, sólo es posible gracias a la insistencia de estos partidos en la soberanía nacional: en sentido democrático, popular, y no nacionalista, abierto al mundo exterior. El discurso y las referencias al “patriotismo” y a lo “nacional-popular” "abundan - Tsipras e Iglesias están perfectamente dispuestos a utilizar estos términos - al igual que las banderas nacionales (griega y la republicana española, por no hablar de las banderas de las nacionalidades dentro del Estado español) entre las multitudes y los movimientos "autónomos" (como Mezzadra y Balibar los llaman) que llenan las calles y las plazas de estos países.

Más que cualquier otra cosa, esto muestra que en el caso particular de los países dominados en la periferia de Europa, como España y Grecia, la referencia a "lo nacional" es un terreno de lucha que las fuerzas progresistas han logrado hegemonizar, por lo que es uno de los factores más poderosos que impulsan su éxito. Y esta es la base sobre la cual podemos construir un verdadero internacionalismo, no el discurso vacío - totalmente desconectados de las realidades concretas de la lucha política - sobre un terreno o supuestamente ya existente y no mediada "europeo" "transnacional".

Un último punto, para concluir: hay un grado de verdad en los primeros dos sofismas, cuando hablan de 'mandato' Syriza de dejar la zona euro. Es cierto que ha habido una contradicción en el enfoque dominante de la parte a esta pregunta, una contradicción que ahora ha estallado en la vista. La idea de romper con la austeridad y la carga de la deuda de Grecia en el marco europeo existente no podría haber sido refutada con mayor claridad en la realidad. En tal situación, es vital que hablemos con franqueza y honestidad. La primera cosa a hacer es admitir el fracaso, y por lo tanto la necesidad de que discutamos una vez más la mejor estrategia para Syriza para mantener sus promesas y conseguir a Grecia a salir del atolladero actual. Al mismo tiempo, esto envía un mensaje de lucha a todas aquellas personas - y hay un montón de ellos - que estaban contando con la "esperanza ofrecida por Grecia" y con razón se niegan a aceptar que son golpeados.
Londres, 25 de febrero 2015
Por Stathis Kouvelakis
Traducido por David Broder, corregida por Zero a la Izquierda
Fuente: a-reply-to-the-sophists-by-stathis-kouvelakis
He tenido conocimiento de la respuesta de Sthatis Koulevakis gracias a la versión del texto en gallego publicada en el blog Lecturas coxas : Replica aos sofistas stathis kouvelakis

La libertad de expresión en Francia.

La libertad de expresión en Francia.   Javier Couto
Me instalé en Francia en 2002 para realizar estudios de doctorado, pero frecuentaba el país desde el año 1999. Como tantos otros, llegué aquí con un imaginario social donde Francia representaba el Siglo de las luces, el Enciclopedismo, los derechos humanos, aquella frase, falsamente atribuida a Voltaire, quien desde la Ilustración nos prometía que aunque no estuviese de acuerdo con lo que dijéramos, defendería nuestro derecho a decirlo. Tarde supe que la frase es probablemente el refrito de una opinión de Voltaire sobre Helvétius, escrita en su Dictionnaire philosophique. Menos tarde, sin embargo, comencé a comprender hasta qué punto es difícil respirar en Francia en términos de libertad de expresión. Y el aire no deja de contaminarse.
La libertad de expresión es un principio. Como la monogamia, la laicidad, la integridad personal, es un principio al que se adhiere o no. Es imposible, desde un punto de vista estrictamente lógico, adherir parcialmente a un principio. Si nos declaramos contrarios a la pena de muerte por consider que un Estado no es legítimo para tomar la vida de cualquier individuo, el simple hecho de insinuar que en el caso de Husein, Ceaușescu o Mussolini está justificado significa que no se está contra la pena de muerte sino contra la pena de muerte aplicada a ciertos casos. No se trata de que esté bien o mal adherir a un principio, pero la claridad siempre es preferible a una falsa bandera, a una contradicción que suele ser también una forma de engañarse a sí mismo.
Francia, como cualquier país, está lleno de contradicciones. Dos, en particular, golpean cuando se vive aquí: el convencimiento absoluto de una buena cantidad de franceses de que son el país de los derechos humanos, y la certeza de que la libertad de expresión es un derecho adquirido que se ejerce sin mayores inconvenientes. De lo primero se puede decir mucho: bastaría recordar la guerra de Argelia o cualquier otro pasado o presente colonial, sin mencionar cómo funciona el derecho penal francés (1) . De lo segundo, desafortunadamente, se puede decir demasiado.
La resaca de Mayo del 68 trajo la ley Pleven. En 1972 el parlamento introdujo por unanimidad los delitos de provocación pública (y no pública) al odio, a la discriminación y a la violencia racial. Como la ambigüedad no les bastaba –¿qué es exactamente una provocación al odio racial?–, se decidió que, además de una persona física, cualquier asociación que se declarase antirracista podía constituirse en parte civil, es decir considerarse como parte perjudicada en un proceso penal. Esta ley plena de buenas intenciones institucionalizó los procesos de intención –¿qué es el odio, en definitiva?– y abrió un bulevar florido a los Torquemada de salón. No se privaron: exigieron, entre otras cosas, la prohibición de libros malos, lo que, por supuesto, no logra nada en términos de disminución del racismo pero permite a los justos trazar la línea divisoria que separa el bien del mal. Años más tarde llegó la ley Gayssot a poblar los huecos dejados por Pleven: en 1990 se creó en Francia el delito de negación de los crímenes contra la humanidad definidos en el estatuto del Tribunal de Nuremberg, es decir el Holocausto. Luego, puesto que cada pasado admite un sufrimiento, llegaron leyes sobre el reconocimiento (aunque no contra la negación) de la esclavitud y el genocidio armenio.
La ambigüedad es peligrosa –de nuevo: ¿qué constituye una negación?– y genera un efecto que la clase política no puede no haber previsto: la utilización de estas leyes como instrumento político. Se trata, además, de leyes contraproductivas e injustas: ¿por qué no una ley sobre las dictaduras latinoamericanas o sobre la negación de la tortura en Argelia? ¿Por qué se censura en 2012 la ley Boyer, que prevé crear el delito de negación de cualquier genocidio reconocido por el Estado –censurada por anticonstitucional, lo que parece un colmo– pero se mantiene el delito de negación del Holocausto? Esto no es un ejercicio abstracto: hay gente en Francia, hoy, presa por delito de opinión. Uno puede intentar consolarse, decirse que, en última instancia, la sociedad francesa es jacobina; uno puede recordar el Terror que tanto guillotinó; el caso es que en la Francia actual la libertad de expresión por principio resulta inconcebible. Libertad de expresión siempre y cuando no se expresen ideas malas. Je suis Charlie, bien sûr, mientras procure que mis opiniones vayan por la buena senda.
Como siempre que el Estado interfiere en asuntos morales, el terreno es resbaloso. En su ensayo Los medios justifican los fines (2) , Jorge Majfud ilustra una simplificación que se repite a lo largo de la Historia:
Según la mentalidad religiosa judeocristianomusulmana (…) no caben tonos grises, uno es ángel o demonio, está en el cielo o en el infierno.
Me parece aplicable a la realidad francesa y su Estado pretendidamente laico. Cómo, partiendo del Prohibido prohibir de Mayo del 68, encallamos en una izquierda fofa y moralista, de rictus indignado y eterno índice en alto, es un misterio para mí (3) . Lo que es una realidad es que esa actitud tiene un correlato en la sociedad que se ha ido desgastando y la fractura ya es visible (basta ver la emergencia de la extrema derecha).
Persiste sin embargo el reflejo pavloviano de censurar, de prohibir lo que está mal, de denigrarlo en plaza pública, y entonces se censuran libros, espectáculos, emisiones televisivas, se crean listas de personas infrecuentables a las que está bien visto linchar mediáticamente sin darles la palabra; entonces podemos asistir al triste teatro donde un Primer Ministro afirma saber lo que es humor y lo que no, donde se arroga el derecho de indicarnos que tal o cual libro no merece ser leído. Para Jung, el arquetipo de la Sombra es la parte inconsciente de la personalidad que es rechazada por el Yo consciente: reconocer la propia Sombra, reconocer lo que nos genera un profundo rechazo de nosotros mismos, significa un gran avance personal. En Francia, sin embargo, se prefiere condenar a la Sombra a olvido, como si la operación fuese posible: una sociedad que prefiere no ver sus problemas a abordarlos está condenada a no resolverlos nunca.
No es difícil comprender que en este ambiente de maniqueísmo infantil generado por la clase política (incapaz de proponer soluciones reales a problemas realmente importantes) y apoyado por los medios de prensa (que están en ruinas y son subvencionados por el Estado), el nivel de debate no es muy alto. Basta desviarse un ápice de los límites consensuales y la censura llega bajo forma de juicio penal, de despido, de exclusión. Y como sucede con las drogas duras, nunca es suficiente: desde hace años se percibe el ansia que tiene la clase política francesa por controlar Internet. Es comprensible: en la mentalidad represiva reinante, el dinamismo de Internet los saca de quicio. ¿Un juez censura un video porque incita al odio racial? YouTube lo quita, por supuesto, pero el video es subido a un servidor ruso y la propia censura genera el efecto contrario: hasta el francés más indiferente quiere saber de qué se trata ese video. Ayer, François Hollande, en un discurso digno del medioevo dijo lo siguiente:
Si, realmente, los grandes grupos de Internet no quieren ser los cómplices del mal, deben participar en el proceso de regulación digital.
El subrayado de la palabra mal es mío, porque todavía no logro convencerme de que Hollande haya planteado un razonamiento que no es otra cosa que el consabido estás con nosotros o en contra nuestra, porque se busca descaradamente restringir aún más la libertad de expresión empleando argumentos morales, y porque todavía me pregunto si llegará el momento en que la sociedad francesa se decidirá a enfrentar su propia Sombra, consciente de que es una operación dolorosa pero necesaria si quiere volver algún día a respirar un aire un poco más puro.
Notas
1.- En 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a Francia por no permitir que, desde el comienzo de una detención preventiva, al detenido se le garantice el derecho de ser asistido por un abogado durante los interrogatorios. A regañadientes, en 2011, el parlamento francés votó una ley para conformarse a la jurisprudencia europea.
2.- Cyborgs, Jorge Majfud, izana editores, 2012.
3.- En su ensayo La république des censeurs (éditions de L’Herne, 2014), Jean Bricmont postula que el nacimiento de la izquierda moralista francesa se produce por su impotencia para aportar modificaciones estructurales en el plano económico. Es cierto que en 1983 François Mitterrand cambió radicalmente de política económica y procedió a aplicar una política de austeridad. Es interesante trazar un paralelismo con lo realizado por François Hollande, quien pasó de autodeclararse un ferviente enemigo del mundo financiero a nombrar dos años más tarde un liberal, ex banquero de inversiones de Rothschild & Cie, como ministro de Economía.

¿AÚN CREES EN CUENTOS DE HADAS?

A un paso del Foro Social Mundial 2015 en Túnez El derecho a soñar… en otro mundo posible.

A un paso del Foro Social Mundial 2015 en Túnez. El derecho a soñar… en otro mundo posible. Sergio Ferrari.Rebelión

Solo el “derecho colectivo a soñar” puede ser tan o más importante que los derechos humanos en su concepción más amplia –económicos, sociales, culturales y de la persona-. El derecho a soñar es sinónimo de búsqueda de alternativas, en lo micro, en lo macro, en una construcción social cotidiana o en la elaboración de conceptos y teorías que promueven el bien común. Una apuesta a comprender de otra manera el planeta, la solidaridad internacional y las múltiples y variadas relaciones entre los seres humanos.
Tierra, democracia social, ética colectiva
Un municipio donde cada trabajador gana lo mismo, en torno a 1.200 euros –por 35 horas mensuales de trabajo-, en una España que sigue sumida en su fuerte crisis estructural y en una Andalucía donde las cifras de desempleo superaban en 2014 el 30 % de la población económicamente activa.
Marinaleda, con apenas 25 kilómetros cuadrados y menos de 3000 habitantes, su economía fundamentalmente agrícola y un gobierno de izquierda desde hace 35 años, ha logrado consolidar un modelo “alternativo-micro” de sociedad. Con 15 euros por mes cada familia puede contar con una vivienda. Los precios de los servicios son reducidos; la guardería con comedor no cuesta más de 12 euros mensuales por niño.
Un Estado social resultado de otra forma de hacer y entender la participación y la política. Y en el cual el partido que gobierna y el fuerte sindicato agrícola refuerzan mutuamente sus sinergias usando los instrumentos institucionales del Ayuntamiento para implementar avances sustantivos tras una concepción de democracia social efectiva.
Si la lucha por la tierra –con ocupaciones, huelgas, protestas de diversos tipos - fue la palanca que propulsó los avances sociales, el combate lleva décadas y exigió paciencia y creatividad, en una región de gran concentración rural donde el 2 % de los propietarios poseen más del 50 % del terreno. Pero la agricultura no resultaba suficiente y se implementó entonces una propuesta de industria local a través del Grupo Cooperativo Humar que permite desarrollar el sector secundario –fábrica de conservas-, la mejor arma contra el desempleo, que en Marinaleda es inexistente.
La “utopía hacia la paz”, tal como lo indica el escudo-logo de Marinaleda, se fue concretando en una construcción participativa amplia que acepta hoy con toda certeza que “el poder no es neutro”. Experiencia solventada en una estricta rigurosidad ética que se expresa, por ejemplo, en la decisión de los gobernantes del Ayuntamiento de no tener salarios ni bonificaciones especiales. Y que hoy, en 2015, sigue moldeando un proyecto alternativo basado en la solidaridad humana.
Los “sin tierra” piensan en la sociedad entera
A casi 10 mil kilómetros de ese laboratorio andaluz, el Movimiento de los Trabajadores rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, que realizó en febrero del 2014 su 6to congreso con la participación de miles de delegados, ejercita cotidianamente su “derecho colectivo a las alternativas”.
Considerado uno de los actores sociales más importantes del continente latinoamericano, promotor destacado de la red internacional Vía Campesina, ha integrado en torno a la lucha por la tierra y la reforma agraria toda una nueva concepción de poder.
Cada nueva ocupación de extensiones improductivas se acompaña, como primer acto simbólico, de la construcción de una escuelita para los hijos de los ocupantes. Cada movilización rural busca reforzarse con una amplia alianza ciudadana. Los cargos dirigentes son rotativos; se da un ir y volver permanente de la dirección (coordinación) a las bases y viceversa; no existe ni presidente ni secretario general y la conducción es colectiva y descentralizada.
En los últimos años, las luchas comunes y consensuadas se han convertido casi en una obsesión política para el MST. Abriendo su acción a otros actores del mundo rural, del urbano, de la academia, de la sociedad civil en general, para lograr una articulación más integral de sus objetivos y combates en sinergia.
Uno de los objetivos actuales más trascendentes para el MST es la soberanía alimentaria. Lo que implica confrontar al modelo de producción del agro-negocio –con su prioridad exportadora- y denunciar activamente, por ejemplo, el uso abusivo de tóxicos. Cada brasilero consume hoy en sus alimentos unos 5 litros de veneno por año y la confrontación contra ese esquema debe ser obra del conjunto de la sociedad brasilera, que debe incluir, también, según el MST, el debate por un cambio de paradigma en el campo.
El MST ha logrado ya que más de 400 mil familias obtengan parcelas. Centenas de cooperativas y asociaciones en los asentamientos aseguran la producción de alimentos. Completada por el desarrollo – al igual que en la experiencia andaluza de Marinaleda- de la agro-industria. Los “Sin Tierra” contestan el modelo que considera a la tierra como una simple mercancía, que pregona el mono-cultivo, que visualiza en la agro-exportación su principal objetivo y que desprecia totalmente la naturaleza, el medio, el suelo y el ser humano mismo. Y fortalecen el paradigma de la producción familiar agro-ecológica que se sustenta en la cooperación agrícola con el necesario ingrediente de la agro-industria. El MST es ya, por ejemplo, en Río Gran del Sur, uno de los principales productores del arroz bio debidamente certificado. Miles de toneladas de sus productos agrícolas enriquecen –con debidos acuerdos oficiales- la dieta básica de los escolares en todo el Brasil.
Las ciudades del futuro
De la campaña a los centros urbanos, solo un paso a recorrer. Del arroz biológico certificado en Río Grande del Sur al presupuesto participativo como herramienta de democracia directa, apenas facetas de un mismo y novedoso ejercicio del “derecho a soñar”.
Porto Alegre, la capital de ese Estado sureño de Brasil, se lanzó a la invención de esta herramienta. Corría el año 1989 y el Partido de los Trabajadores (PT) acababa de ganar las elecciones en ese municipio. Momento oportuno para someter las prioridades financieras y presupuestarias a un ejercicio gradual y paulatino de análisis colectivo, a través de asambleas de ciudadanos que designan delegados, y que van desde los barrios y comarcas hasta la ciudad entera.
Sería la experiencia novedosa del presupuesto participativo el imán que atrajo la convocatoria en dicha ciudad al 1er Foro Social Mundial en 2001, que luego de 14 años de existencia y nueve cónclaves centralizados realizados en tres continentes diferentes, se ha convertido en el espacio de reflexión e intercambio más amplio con el que cuenta actualmente la sociedad civil planetaria organizada. Y que ahora vuelve a auto-convocarse para la última semana de marzo 2015 en la capital de Túnez.
A poco más de 25 años de esa primera experiencia brasilera de presupuesto participativo, más de 1’500 ciudades del mundo entero de las más diversas dimensiones -Brasilia, Buenos Aires, Bolonia, Sevilla, Málaga, Portland, Ontario, Yokohama etc. - lo ejercitan actualmente en sus más diversas variantes y modalidades.
La ciudad del mañana está en construcción, enfatizan urbanistas comprometidos socialmente, quienes en estos últimos años enriquecen conceptos y propuestas. Los millones de amenazados de expulsiones urbanas constituyen el rostro humano del trágico decorado social. Y Brasil es un caso emblemático visible internacionalmente por los costos sociales que implicó la construcción de los estadios para albergar el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016. “Todo individuo debe apropiarse del conjunto de la ciudad”, enfatizan. Y esto significa disputar los espacios públicos, luchar por el agua potable, la construcción de escuelas y dispensarios, cloacas y transporte colectivo.
Y en este marco, las alternativas proliferan en el mundo en paralelo a la agudización de las tensiones urbanas como resultado de la concentración excesiva. Por ejemplo las más de 250 Community Land Trust, estructuras colectivas de propiedad terrena nacidas en Estados Unidos a partir de los años 80. Y que ahora se extienden a China e India. O bien las cooperativas de propiedad en otras tantas ciudades del planeta con la intención de favorecer una democratización del acceso a la propiedad urbana con sentido social. Así mismo las propuestas de agricultura urbana o periurbana en expansión; los huertos colectivos; y tantas otras iniciativas socio-culturales barriales que intentan modificar los paradigmas de pertenencia y apropiación ciudadana. Y que se suman a otras tantas formas de cuestionamiento a los valores hegemónicos del sistema dominante.
Las Zonas a Defender (ZAD), espacios de resistencia
Ejemplo emblemático de la movilización resistente en Europa. Son experiencias de resistencia ciudadana que por decenas atraviesan el territorio francés y se extienden en otros países y regiones - Bélgica, el País Vasco, etc.- reactualizando una metodología de lucha basada en la ocupación territorial. Su objetivo principal: oponerse a los GPII (Grandes Proyectos Inútiles e Impuestos), pretensiosas obras de “desarrollo” que no tienen en cuenta ni del medio ambiente ni la consulta de las poblaciones aledañas.
Zonas de construcción diferidas (según los promotores inmobiliarios), Zonas a Defender (ZAD), según los resistentes, son espacios para vivir, -es decir superficies ocupadas con otro paradigma de vida-, resultantes de luchas, en particular, contra grandes proyectos de infraestructura.
Sean éstos el “pospuesto” aeropuerto de Notre-Dame-des Landes, en la Loire atlántica; o la fallida represa concebida para la irrigación en el Tarn –cuyas protestas costaron la vida en octubre del 2014 del militante Remi Fraisse- ; o en la región del Rhône contra el Gran Estadio de “l’Olympique lyonnais”.
Luchas tenaces, muchas veces heroicas y de largo alcance – de meses, años, e incluso lustros- que cuestionan radicalmente valores de crecimiento, producción, consumo y propiedad, para proyectar una nueva forma de ciudadanía y responsabilidad colectiva. Otro “mundo posible”, ya, aquí, ahora.
Existe otro pensamiento posible…
En los últimos años, de la mano especialmente de la explosión de la participación indígena en nuevos procesos políticos latinoamericanos – Bolivia, Ecuador etc.- fue consustanciándose la concepción del “Buen Vivir” como una alternativa al desarrollo convencional. Concepto fuertemente presente en gran parte de los pueblos indígenas del continente pero que gana en visibilidad política en las nuevas constituciones de esos dos Estados andinos.
La nueva relación con la “Madre Tierra”; la ruptura con la lógica antropocéntrica tan propia al capitalismo y al socialismo real; el cuestionamiento a conceptos hasta ahora invulnerables como el de desarrollo y crecimiento; ha ido abriendo un marco que realimenta también en el Norte reflexiones interesantes.
Por ejemplo las teorías/concepciones como las del “descrecimiento”, que han ganado espacio intelectual en Francia, Suiza y otros países europeos.
Sin subestimar la revitalización de la reflexión sobre el “eco socialismo”, que si bien no es nueva, adquiere cierta actualidad en el debate actual europeo a la luz, especialmente, de la crisis del pensamiento social demócrata.
Incluyendo el nacimiento de nuevas “teorías” como las del “bien común” o “bien público”, en tanto proyecto económico abierto a las empresas que busca implantar una economía sostenible y alternativa a los mercados financieros.
Incorporando también las constantes reflexiones sobre la comunicación alternativa como necesidad y condición ideológica para acercar mundos, promover la conjunción de experiencias, revitalizar el debate sobre conceptos y paradigmas.
Prácticas locales, experiencias globales, teorías reanimadas, nuevas formas de pensamiento…Una búsqueda concreta, un zigzag propositivo, un ejercicio activo del “ciudadano global” para no negociar su derecho a soñar. Y revitalizarlo colectivamente entre el 24 y el 28 de marzo en el próximo Foro Social Mundial de la capital tunecina.
Sergio Ferrari en colaboración con la Agenda Latinoamericana 2015 y E-CHANGER/COMUNDO

CUBA: Caen mitos mediáticos sobre Cuba tras discurso de Obama: el bloqueo sí existe y quien tiene prohibido viajar es... el pueblo de EEUU.



Caen mitos mediáticos sobre Cuba tras discurso de Obama: el bloqueo sí existe y quien tiene prohibido viajar es... el pueblo de EEUU




 José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- Desde que, en diciembre pasado, el Presidente Barack Obama hiciera pública la decisión de comenzar un diálogo con Cuba y declarara que el bloqueo a la Isla ha sido un fracaso, varios mitos mediáticos han comenzado a resquebrajarse (1).

 Uno, que el bloqueo a Cuba no una “invención” o excusa del Gobierno cubano (2), sino una política que afecta a las condiciones de vida de la población cubana y la principal camisa de fuerza para el desarrollo económico del país (3).

 Dos: por primera vez, muchas personas han leído en la prensa que la ciudadanía que no puede desplazarse por una prohibición expresa es la estadounidense (4) –que no puede viajar a Cuba salvo en ciertas condiciones (5)- y no la cubana, cuyo Gobierno suprimió hace más de dos años los últimos obstáculos –meramente administrativos- para viajar (6).

 Tres: que las dificultades de conectividad a Internet en Cuba tienen mucho que ver con el bloqueo de EEUU (7), y no con una supuesta decisión del Gobierno cubano de impedir el acceso a la red (8). La decisión de la Casa Blanca de permitir a sus transnacionales vender productos e invertir en Cuba para modernizar las redes de telecomunicación, deshace el mito de que La Habana rechaza o censura Internet (9).

 Otro de los mitos mediáticos que también comienzan a caer es el de los deportistas cubanos en EEUU (10). Cuba, desde hace un tiempo, permite a sus deportistas ser contratados en el exterior, y recibir –incluso- la mayor parte de los ingresos de sus fichas (11). También podrían hacerlo en EEUU. Pero, en este caso, es el bloqueo el que se lo impide... a menos que dichos deportistas fijen su residencia fuera de Cuba, rompan toda vinculación con las instituciones deportivas cubanas, y dejen de pagar impuestos en la Isla (12).

 Por primera vez leemos, en algunos diarios, noticias que apuntan al verdadero responsable de esta situación: el Gobierno de EEUU. El diario español “El País” afirmaba que, de levantarse el bloqueo, “los peloteros cubanos podrían fichar por clubes de EE UU sin arriesgar su vida (...). Al igual que en la actualidad se hace con la Liga (...) japonesa, la MLB (Grandes Ligas) podría pagar una tasa por los fichajes procedentes del campeonato cubano, de titularidad pública” (13).

 Por supuesto, en la noticia no podía faltar la cuota de culpabilidad del Gobierno cubano: “los hay que desconfían de que el Gobierno cubano vaya a realizar una apertura total”, añade “El País”. Pero lo cierto es que La Habana ya realizó su “apertura”, permitiendo a sus jugadores el fichaje en equipos extranjeros –también en las Grandes Ligas, si lo desean-, siempre que abonen una parte de impuestos con los que financiar el deporte base en la Isla. Quien tiene pendiente su “apertura total” –en este y en otros temas- es el Gobierno de EEUU.

 En cualquier caso, parece que el paso histórico dado por el Presidente Barack Obama al reconocer el fracaso del bloqueo a Cuba y el daño que hace a la población de la Isla, ha servido para que algunos medios comiencen a dar alguna luz sobre ciertos temas. Veremos hasta cuándo.













En “El País” proponen a EEUU negociar con Cuba la caída de Venezuela. (+ video)

En “El País” proponen a EEUU negociar con Cuba la caída de Venezuela. (+ video)

José Manzaneda
elpais_cuba (1)El diario español “El País” no solo es un diario de derechas, bien lejos ya de su origen progresista (1). En el conjunto de los periódicos españoles de gran tirada –todos, sin excepción, también de derechas- “El País” sobresale en sus posiciones de respaldo militante a la política del Gobierno de EEUU (2).
La línea informativa de “El País”, en cada escenario internacional, respalda sin fisuras los intereses geoestratégicos de la Casa Blanca –y, por extensión, de la OTAN-: Ucrania, Siria, Libia, China, Rusia y, fundamentalmente, Venezuela y Cuba (3).
Sobre Venezuela, la sección de opinión de “El País” es implacable. A los constantes editoriales de condena al Gobierno bolivariano (4), se unen artículos -casi a diario- de escritores e intelectuales de la derecha y la extrema derecha latinoamericana, como Mario Vargas Llosa (5), Moisés Naím (6) o Enrique Krauze (7). Todos para justificar la agresión, la presión y el chantaje al Gobierno de Venezuela desde EEUU y otras potencias.
Al punto de que, el pasado 22 de febrero, un artículo de Héctor E. Schamis (8), conocido neoliberal ligado al Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, proponía al Gobierno de EEUU incluir la caída del Gobierno de Venezuela en su agenda de negociación… ¡con Cuba! (9)
“Cuba quiere remesas, turismo y la tarjeta dorada de American Express”, decía en su artículo, mientras se extrañaba de que “Venezuela no haya sido parte de la larga lista de temas que Estados Unidos negocia con Cuba”. Su propuesta era contundente: EEUU debería presionar a Cuba para que ésta rompa sus convenios con Venezuela, país que –recordemos- es objetivo número uno de la política de la Casa Blanca en la región (10).
Pero el papel de propagandista de Washington va más allá de los espacios de opinión de “El País”, y se extiende a los puramente informativos. Hace unos días, su corresponsal Silvia Ayuso reproducía como propias las reflexiones de la jefa de misión negociadora de EEUU en Cuba Roberta Jacobson (11). “EEUU –escribía la periodista de “El País”- no se engaña sobre la “naturaleza” del gobierno cubano y su falta de interés en lograr los avances democráticos y de respeto de los derechos humanos que Washington desea ver en la isla”. Y añadía lo que habría afirmado cualquier portavoz de la Casa Blanca: “Barack Obama le ha quitado a La Habana la “excusa” usada durante medio siglo para no efectuar reformas políticas internas”.
“El País”, además, apoyaba el mensaje teatralmente triunfalista de los representantes del gobierno norteamericano, que sostienen que los mandatarios de América Latina se estarían uniendo de manera “abrumadora” a EEUU “para presionar al gobierno cubano en materia de derechos humanos y democracia”, algo que estaría poniendo “nervioso” a Raúl Castro. Pero la realidad apunta a lo contrario: Cuba está hoy más arropada que nunca en los organismos de integración de América Latina y EEUU ha debido reconocer su aislamiento en el continente (12).
Y es que, teniendo a los corresponsales de “El País”, muchos se preguntan para qué quiere portavoces la Casa Blanca.
*Coordinador de Cubainformación.

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