Vicenç Navarro @VicencNavarro
No existe plena conciencia en España (incluyendo en sus círculos
académicos) de las enormes limitaciones que existen en la diversidad
ideológica de sus mayores medios de información, tanto en medios
televisivos y radiofónicos como en prensa escrita en papel, limitaciones
que son mucho más acentuadas que en la mayoría de países de la Unión
Europea de los Quince, el grupo de países de la UE de semejante
desarrollo económico al español. Es cierto que, a primera vista, hay un
elevado grado de escepticismo de la población hacia la veracidad y
neutralidad de tales medios pero, en general, este escepticismo
desconoce que la situación en España (incluyendo Catalunya) es incluso
peor que la existente en la gran mayoría de países de la UE-15. El
sentimiento es que “en todas partes cuecen habas”. Y al generalizar el
problema, relativiza su importancia y gravedad, pues la situación es
claramente peor que en los otros países. Y este sesgo aparece incluso
con mayor intensidad en la prensa económica o en las páginas económicas
de los mayores medios de mayor difusión, donde esta falta de diversidad
alcanza niveles prácticamente asfixiantes. El abanico de puntos de vista
en tales fórums es extraordinariamente limitado.
Un ejemplo claro de ello es el reportaje y comentarios aparecidos en los
mayores medios de información sobre las recientes negociaciones entre
el Eurogrupo por un lado, y el gobierno Syriza por el otro, acerca de la
expansión del rescate financiero a este último país. Casi sin
excepción, se ha presentado esta negociación en términos muy favorables a
la dirección del Eurogrupo, liderado por el Ministro de Finanzas
alemán, el Sr. Wolfgang Schäuble, informando al lector o al televidente
del medio de información que el gobierno griego ha tenido que ceder
frente al Eurogrupo, siendo derrotado ampliamente, sin conseguir
revertir lo ya aprobado en el acuerdo entre la Troika (Comisión Europea,
Banco Central Europeo y FMI) y el gobierno griego anterior. En
realidad, el gobierno Syriza ha salido muy malparado en los mayores
medios de información, apareciendo como un gobierno “inmaduro”,
“inexperto”, “incompetente” y otros adjetivos ampliamente utilizados en
los medios para desacreditarlo.
Ejemplos de este sesgo han sido el programa “Classe d’Economia” (Clase
de Economía) de la televisión pública catalana, TV3, protagonizado por
un economista de acentuada sensibilidad neoliberal, que ha dedicado dos
sesiones a ridiculizar los argumentos del gobierno Syriza. En la primera
de ellas (29.01.15), “el economista de la casa”, como le define TV3,
llegó incluso a negar que hubiera habido una reducción del gasto público
en Grecia, cuestionando así que se hubieran aplicado medidas de gran
austeridad en aquel país. Y para demostrar tal sorprendente observación,
presentó en el programa televisivo un gráfico que mostraba cómo el
gasto público como porcentaje del PIB había permanecido prácticamente
constante durante los años de crisis, ignorando con ello que este
indicador (gasto público como porcentaje del PIB) no es el indicador
adecuado para mostrar la evolución de dicho gasto, pues al haberse
reducido el PIB durante los años de crisis (el denominador de la ratio),
nada menos que un 25%, la cifra mostrada no reflejaba lo que el autor
intentaba demostrar, es decir, que no había habido austeridad impuesta
al pueblo griego. Si en lugar de este indicador se utiliza –como debería
hacerse- el gasto público por habitante, se puede entonces ver que la
reducción del gasto público (incluyendo el social) ha sido enorme,
causando una crisis humanitaria desconocida antes en Europa en tiempos
de paz.
En la segunda sesión del mismo programa (19.02.15), “el economista de la
casa” hizo una defensa acérrima del Ministro de Finanzas alemán, el Sr.
Wolfgang Schäuble, presentando unos datos e ignorando otros que
cuestionaban las tesis sostenidas por el ministro alemán. Y todo ello se
hizo con gran aparato mediático, incluyendo bañeras, intentando
subrayar que a no ser que se cerrara el grifo de la bañera (que
simbolizaba el déficit público), la bañera no podría contener toda el
agua (la deuda pública). Otra alternativa, sin embargo, es que se
sustituyera la bañera con otra más grande que sí que pudiera contener el
agua (la deuda pública). Pero para conseguir la segunda alternativa,
aumentar el tamaño de la bañera (es decir, de la economía), el programa
no indicaba que se tendrían que cambiar las medidas que la Troika estaba
imponiendo a Grecia en el rescate firmado por el anterior gobierno
conservador (aliado del Sr. Rajoy en España). Era fácil de ver, aunque
el televidente del programa no lo pudo ver, que es imposible que la
economía crezca triplicando las medidas de austeridad que han causado un
desastre humano sin precedentes en aquel país. Era claramente imposible
que la bañera (la economía) pudiera cambiarse y ser mayor, si, a la
vez, se continuaran e incluso incrementaran las medidas de austeridad.
De ahí que el Ministro de Finanzas griego, el Sr. Varoufakis, se
opusiera, con razón, a esta exigencia, pues imposibilitaba que Grecia
pudiera recuperarse, e incluso pagar su deuda. Fue, por lo tanto, una
gran victoria del gobierno Syriza que se eliminara de las condiciones
del rescate el objetivo de alcanzar un superávit de las cuentas del
Estado de un 4% del PIB (imposible de alcanzar con la tasa de
crecimiento tan minúscula de la economía griega), permitiéndole al
gobierno Syriza que alcance un superávit mucho menor, que sí permitirá
reducir e incluso revertir las políticas de austeridad. Ninguno de los
medios españoles señaló este gran cambio y su significado.
Es importante señalar que, mientras ha habido una protesta generalizada,
incluso por varios partidos políticos, de la instrumentalización de TV3
por el partido gobernante, de sensibilidad independentista, no la ha
habido por haber sido igualmente instrumentalizada por un partido
neoliberal (que es el mismo).
¿ La Sexta Noche, ¿un programa de izquierdas?
Otro ejemplo de tal sesgo fue el programa de La Sexta Noche, un programa
que se presenta como un debate y que, por desgracia, representa bien la
escasísima calidad democrática de la cultura política y mediática del
país, en la que predominantemente los portavoces de las derechas
insultan, interrumpen, gritan y no permiten la expresión de argumentos
contrarios a sus tesis. Y todo ello dirigido casi siempre, cuando se
discuten temas económicos, por un economista de clara sensibilidad
neoliberal, como ocurrió en la sesión donde se analizaron las
negociaciones del Eurogrupo con Syriza. El economista de turno, el Sr.
Juan Ramón Rallo, mostró lo desastroso que había sido lo conseguido por
el gobierno Syriza, presentando información errónea, cuando no
manipulada, de las condiciones y cambios que habían ocurrido durante las
negociaciones. No es cierto, por ejemplo, que Syriza aceptara todas las
condiciones aprobadas por el gobierno anterior referentes a la política
de austeridad. Además de cambiar el objetivo de superávit, se impidió
que se bajaran las pensiones (como había aceptado el gobierno anterior),
frenó las privatizaciones, aumentó el salario mínimo (aunque lo retrasó
hasta septiembre) y muchas otras medidas ignoradas. Y esto ocurrió en
el canal televisivo conocido por la derecha española como “el canal de
izquierdas”.
Un tanto igual ha ocurrido en la prensa escrita, donde no han aparecido
apenas artículos favorables a la postura de Syriza. Y no es porque no se
hayan escrito y enviado a los rotativos. Lo sé por experiencia. El
único artículo que ha aparecido favorable a las tesis de Syriza ha sido
el artículo de Paul Krugman, publicado en El País, que por lo visto no
se ha atrevido a vetar al Premio Nobel de Economía. Por lo demás, ningún
artículo favorable a Syriza ha aparecido en los rotativos, pero sí
muchos en contra de Syriza, habiendo sido El País uno de los rotativos
más hostiles hacia Syriza.
Una situación semejante ha ocurrido en Catalunya, donde incluso
economistas de la esfera socialista, de gran proyección mediática, como
Josep Oliver, en un artículo en El Periódico (“Paisaje después de la
batalla”, 26.02.15), dijo que las condiciones aprobadas con Syriza eran
incluso peores que las que había aceptado el gobierno anterior,
señalando, como indicador del supuesto fracaso del gobierno Syriza, el
que no hubiera conseguido que le aprobaran el aumento de las pensiones,
desconociendo, por lo visto, que el objetivo prioritario de Syriza había
sido que no se recortaran las pensiones, cosa que el gobierno anterior
había aprobado. Y así un número largo de afirmaciones que reflejaban un
escaso conocimiento de lo que estaba ocurriendo.
Ni que decir tiene que en una situación tan desigual en las relaciones
de poder entre Alemania y Grecia, el nuevo gobierno griego tuvo que
ceder en muchas áreas. Pero es importante subrayar que no lo hizo en
propuestas específicas de austeridad que, de aplicarse, hubieran
significado la continuación de las medidas que han dañado a Grecia (y a
España). De ahí la enorme hostilidad de los establishments políticos y
mediáticos españoles hacia un gobierno que, en una situación de gran
desigualdad, ha resistido y se ha opuesto a las medidas que se están
aplicando también en España, mostrando que hay otras medidas posibles,
rompiendo así el determinismo fatalista al que el país ha estado sujeto
de que no hay otras alternativas posibles a las de austeridad que
estamos sufriendo. Syriza podría mostrar que sí que las hay. De ahí la
clara hostilidad de los grandes medios de información españoles, la gran
mayoría de tendencia conservadora y neoliberal, resultado de su
instrumentalización política en los medios públicos, o influencia del
capital financiero en los privados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario