lunes, 28 de septiembre de 2015

Catalunya, la hora de la verdad 28sep 2015.

Esther Vivas

La hora de la verdad ha llegado a Catalunya. Ahora, con los resultados de las elecciones en la mesa y con una victoria, al menos en escaños, de las opciones independentistas, con un Junts pel Sí y la CUP, en una posición clave, sumando un total de 72 asientos (la mayoría absoluta se sitúa en 68), la primera parte de la hoja de ruta independentista llega a su fin. Ciutadans asciende meteóricamente hasta la segunda posición y Miquel Iceta, con baile incluido, logra un hasta hace muy poco inverosímil tercer lugar. Mientras, Catalunya Sí que es Pot queda lejísimos de sus perspectivas electorales y Unió desaparece del Parlament.
Muchas preguntas se abren en el tablero político: ¿cuál será la reacción del gobierno de Mariano Rajoy? ¿Qué escenario tendremos tras las próximas elecciones generales? ¿Qué impacto social tendrán los 25 diputados de Ciutadans? ¿La CUP facilitará, ya sea por activa o por pasiva, la investidura de Mas? A continuación, algunas notas rápidas del resultado electoral.
La victoria de Junts pel Sí
La alta participación en esta jornada electoral demuestra que muchísimos catalanes han considerado que estas elecciones eran excepcionales. El relato épico-independentista de Junts pel Sí, como dejaba bien claro su eslogan de campaña “el vot de la teva vida” (el voto de tu vida), ha calado entre el electorado independentista, que ha movilizado a sus bases, un total de casi 1,9 millones de electores. Un número muy similar de apoyos al que la independencia obtuvo en la consulta del 9N, aunque allí votaban los menores de 16 años.
Junts pel Sí, con una candidatura que ha ido más allá de CDC y ERC, que se habían repartido la lista al 60% y al 40% respectivamente, ha sido capaz de ilusionar a muchísimas personas y canalizar el malestar social y ciudadano ante un gobierno español que ha cerrado día sí día también las puertas a las legítimas aspiraciones soberanistas de una parte muy significativa del pueblo catalán. A pesar de que hasta ahora CiU y ERC sumaban un total de 71 diputados, si se hubiesen presentado por separado su número de escaños, como auguraban todas las encuestas, habría sido muy inferior al de Junts pel Sí.
El movimiento de masas independentista que hemos visto estos últimos años ha encontrado en Junts pel Sí su artefacto electoral, recogiendo las ilusiones y los sinceros deseos unitarios de mucha gente, pero obviando que detrás de la bandera, que ha servido como faro-guía de la candidatura, estaba un partido manchado por múltiples casos de corrupción, con varias de sus sedes embargadas y responsable de los mayores recortes sociales en los servicios públicos catalanes. Artur Manostijeras, a ojos de muchos, ha resultado ser el rey Arturo, liderando desde la retaguardia el proceso.
Pero, ¿qué sucederá con Junts pel Sí? Como ya apuntaban algunas declaraciones de Artur Mas, la voluntad de no pocos convergentes pasa por reeditar en las próximas elecciones generales un artefacto electoral que les ha dado excelentes resultados, cuando su partido se encontraba no ya tocado sino casi hundido. Sin embargo para ERC, Junts pel Sí puede ser su sepultura político-partidista, cuando meses atrás parecía que “se iban a comer” el proceso. Veremos próximamente qué será de unos y otros.
El voto útil de Ciutadans
Si Junts pel Sí ha sido capaz de aglutinar el voto independentista, Ciutadans ha hecho lo propio con el voto del “no”, a costa del Partido Popular y de Podemos, erigiéndose como el voto útil para confrontar la independencia. El impulso mediático de Albert Rivera y Ciudadanos, desde los platós televisivos de Madrid, de la mano del establishment político-mediático, como respuesta, en su momento, al auge de Podemos, no solo ha servido para levantar una alternativa, desde la derecha, al partido de Pablo Iglesias sino también para la propulsión de su candidatura en Catalunya.
El hecho de que Ciutadans se haya convertido en la segunda fuerza, con 25 escaños, polariza y dificulta el escenario político catalán y demuestra que, tristemente, el discurso de la confrontación y la demagogia cala en una parte del electorado. Aunque si sumamos el porcentaje total de votos, la sociedad catalana no está tan polarizada como a algunos les gustaría: 48% independentista, 9% favorable al derecho a decidir y 39% contrario a la independencia.
Miquel Iceta y Village People
El bipartidismo ha salvado los muebles en una de sus patas, la socialista. Su hundimiento, pronosticado por las encuestas hace meses, no ha sido tal. Miquel Iceta, con su particular “dancing man”, ha encumbrado al PSC hasta una inimaginable tercera posición. Xavier García-Albiol, con la “fórmula” Badalona a sus espaldas, ha evitado una debacle mayor de los populares, pero sus resultados son objetivamente muy flojos. Rajoy queda tocado en Catalunya.
Miquel Iceta, al más puro estilo Village People en su memorable YMCA, ha sido capaz de remontar las encuestas hasta situarse en una icreíble hasta esta noche tercera posición. El populismo que Pedro Sánchez achacaba a Podemos, se ha quedado corto ante el Iceta bailarín. Eso sí, se le tiene que reconocer el mérito de haber sido capaz de humanizar a un político gris, de camisa y corbata, y mantener más que vivo al PSC.
Xavier García-Albiol, a pesar de intentar dar un nuevo aire al PP, alejándolo de la sombra de corrupción y agotamiento electoral que perseguía a Alicia Sánchez Camacho, no ha tenido suficiente impulso para remontar la caída. Los intentos por vender su “éxito” municipal en Badalona como extrapolable a toda el territorio catalán, no han sido suficientes ante el meteorito de Ciutadans.
El ‘coitos interruptos’ de Catalunya Sí que es Pot
Las alusiones sexuales tampoco han faltado en esta campaña. Si Lluís Llach le dijo a Pablo Iglesias: “Que sus obsesiones sexuales con Mas las arreglara en el psicólogo”. Iglesias le respondió, por contra, que al president “le vamos a dar sexo y látigo”. Siguiendo con los símiles subidos de tono, yo diría que Catalunya Sí que es Pot ha resultado ser un coitos interruptos, y que además nos ha dejado con las ganas.
Si justamente el miedo a una “Catalunya en Comú”, después de la victoria de Barcelona en Comú en el consistorio barcelonés, fue uno de los factores que impulsó el diseño de Junts pel Sí, las expectativas creadas entonces han quedado alejadísimas de la realidad. El pacto por arriba entre Podemos e ICV frustró las expectativas de una candidatura social y ciudadana de la que el Procés Constituent y Barcelona en Comú quedaron al margen. Asimismo, la desubicación de la candidatura respecto al debate soberanista, aparcando la consigna de un proceso constituyente soberano en favor de un referéndum pactado, que poco dista de la tercera vía socialista, así como algunas afirmaciones poco afortunadas de Pablo Iglesias a lo largo de la campaña, que algunos medios y articulistas se han encargado de difundir ostentosamente, aún ayudaron menos a la formación. Un muy mal resultado para una formación que optaba a echar a Mas y Rajoy y que pesará y mucho de cara a los comicios generales, especialmente cuando Ciutadans ha quedado en segunda posición. Un más que aviso a navegantes en vistas a la contienda de diciembre.
El torbellino de la CUP
La CUP es la que mejor registro ha sacado respecto a los sondeos iniciales meses atrás, recabando el apoyo del independentismo que no quiere votar bajo ningún concepto a Mas. El desencanto de determinados sectores respecto a Catalunya Sí que es Pot, tanto en lo que concierne a su discurso nacional como en relación a la “nueva política”, también se ha encarrilado finalmente hacia un voto CUP-Crida Constituent. Y su trabajo, esta legislatura, apostando a capa y espada por el procés, le ha valido el reconocimiento de un voto exERC y antiMas que desertó de Junts pel Sí.
Ahora veremos qué papel juega la CUP en el nuevo escenario político, donde, le guste o no, tiene la llave del procés sobiranista. Una parte de su electorado vería con muy buenos ojos el apoyo a la hoja de ruta de Junts pel Sí y no haría ascos a un Artur Mas como president, pero sus bases y otra parte de sus electores es mucho más crítica con ambos. De como logre “sobrevivir” en estas aguas enfangadas va a depender su credibilidad futura.
Bye bye Unió
Y para acabar: adiós a Unió Democràtica. El partido que durante años vivió a la sombra de Convergència Democràtica, con quien se repartía los cargos electos en un desproporcionado 25 y 75% respectivamente, se le ha acabado el chollo. Parece que en el tête à tête con Mas, a Duran i Lleida le pudo más su ego desmedido que el calculo real de posibilidades que tenía Unió en solitario. Veremos ahora en qué queda el partido. La desaparición de Unió, partido manchado por la corrupción y conservador donde los haya, es una excelente noticia.
En fin. Las cartas, después de meses de campaña y precampaña, han quedado echadas. El pueblo de Catalunya, con toda su diversidad y pluralidad de opiniones, se ha expresado a favor de la independencia, pero con Ciutadans como fuerza emergente, y con un potente discurso demagógico, al acecho. Sin embargo, la partida continua y, ante el inmovilismo del PP, aquí las gentes mueven ficha.

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